Klaus Nomi, el contratenor alemán que sacudió al mundo del arte en Nueva York
Klaus Sperber (24 enero de 1944 – 6 de agosto 1983), conocido por su nombre artístico, Klaus Nomi, fue uno de los músicos raros favoritos de los años ochenta. Inspiró a David Bowie, Lady Gaga y Jean Michel Basquiat por nombrar sólo algunos. Un extraterrestre auto-definido cuya moda y actuación en el escenario habrían sido suficientes para ganarle notoriedad, pero cuya voz lo convirtió en una leyenda La mayoría de la gente quizá vea a Klaus Nomi como un personaje extraño de los años ochenta, algunos incluso, podrían considerarlo como la primera víctima del SIDA; pero Nomi fue una parte silenciosamente revolucionaria de la escena artística de Nueva York entre los años setenta y ochenta. Probablemente, la música de Nomi no sea tan reconocida hoy, pero seguramente muchos de los ídolos musicales actuales de cualquier género le deben mucho por las puertas que abrió en la música, en la actuación y en la moda, como una personalidad verdaderamente individual en un momento en el que dominar estas disciplinas, al mismo tiempo, era verdaderamente complicado. Nomi nació en Alemania en 1944 y se mudó a Nueva York cuando tenía 28 años, trabajó como repostero para pagar sus cuentas; Nomi pasó su tiempo libre actuando en obras pequeñas fuera de Broadway hasta que tuvo la oportunidad de actuar en el performance New Wave Vaudeville de David McDermont en el Irving Plaza. La mayoría de sus apariciones en este show se consideraban sarcásticas, pero para él, estos actos representaban algo completamente diferente; sin embargo, sus presentaciones eran tan impresionantes que McDermont tenía que recordar frecuentemente a la audiencia que la voz de Nomi no era una grabación. Klaus Nomi era un cantante de ópera de formación clásica y su voz era tan impactante de escuchar como lo era su vestimenta. El talento de Nomi de alguna manera se mezclaba perfectamente con los personajes experimentales que surgieron en el mundo del arte de Nueva York a finales de los setenta, y sus actuaciones a menudo representaban trabajos de Jean-Michel Basquiat y Keith Haring. Se decía que su música era consistente, pero no formulista y mostraba su increíble rango vocal saltando octavas sin esfuerzo. Su sentido del estilo visual y su moda podrían describirse como barrocos, pero la influencia del dramaturgo e icono teatral Bertol Brecht vendría a servir como una piedra de toque definitiva al trabajo de Nomi. Brecht quería influir en su audiencia para que pudieran pensar críticamente sobre su obra y tema. Una de las ideas que Nomi incorporó a su propio acto fue Verfremdungseffekt (efecto distanciador). Esto lo logró despojando a sus presentaciones de la calidad de evidente, familiar y obvio, creando una sensación de asombro y curiosidad sobre el público: Nomi es el epítome del Verfremdungseffekt. Su famoso traje de esmoquin estaba hecho de plástico elástico y tenía enormes y exageradas hombreras. Su voz saltaba de octava a octava como si fuera un sintetizador. Sus movimientos robóticos implicaban que no sólo estaba tratando de evocar el futuro, o el teatro temprano; sino también algo intermedio indescifrable, algo un poco más allá de la imaginación. Nomi trabajó con David Bowie y gracias a él consiguió un contrato con el sello RCA en el que lanzó su disco debut. El álbum fue bien recibido y, actualmente, es considerado un álbum de culto. Nomi evolucionó la música y ganó popularidad a principios de los años ochenta. Su segundo álbum también resultó ser un éxito y fue muy aclamado por la crítica musical. Desafortunadamente, en 1982, Nomi sucumbió ante los efectos del SIDA, su fallecimiento fue y sigue siendo trágico. La vida de Nomi fue una vida demasiado corta; la ignorancia en torno al SIDA en esa época obligó a Nomi a morir en el exilio de sus amigos y familiares. Klaus Nomi murió solo en el Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering en Manhattan, en agosto de 1983. Nadie lo visitó el día de su muerte.
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