El show de veteranía, impacto, nostalgia y calidez que Simple Minds desplegó dentro de su única presentación en Latinoamérica y primera para la CDMX en su haber, demostró que conservan el mismo desteyo a pesar de los diferentes cambios de alineación en su haber que le hizo triunfar en los años ochenta, apoyados fundamentalmente, en el carisma y la voz de un Jim Kerr todavía elástico y con pasos de baile muy peculiares, de un setlist equilibrado y genuino-especial en donde los grandes éxitos de sus épocas doradas se abrazaron de forma melódica y exacta con las canciones de su nuevo disco: Walk Between Worlds.
A veces, se debe estar ahí en el momento perfecto pese a cualquier circunstancia, como la noche del 20 de Septiembre del 2018 en el Pepsi Center WTC, presenciando la gira de uno de los grupos anclados a varios triunfos de antaño y que se han salido de nuevo de gira con el entusiasmo de presentar un nuevo disco, ofrecen la sorpresa de alimentarse de un último trabajo a la altura de lo que significó su estrellato, con temas decentes que conviven sin estridencias en la selección de canciones interpretadas en vivo. Tal es el caso de esta gira Walk Between Worlds Tour.
Éxitos que conviven en la memoria colectiva como Waterfront o Love Song, comparten escena con canciones del más reciente disco: Summer o The Signal And The Noise, y la conjunción funciona realmente bien. De esta forma, el público recupera a los Simple Minds y descubre a una versión de la banda que ofrece toda la calidad en su nueva encarnación del siglo XXI.
El inicio es enérgico y desde entonces sabes que será una larga noche y que se pondrá aún mejor, hay que relajar el ambiente para después volver a explotar, aunque eso signifique ponernos todavía más melancólicos. Los clásicos son un regalo inconmensurable para un público entregado al delirio de temas como Promised You a Miracle, The American, Someone Somewhere (In Summertime), un bellísimo cover a The Call con Let The Day Begin y por supuesto, Don´t You Forget About Me junto con Alive And Kicking, la perla maestra del Once Upon A Time. Quizá la gran ausente para algunos fue Theme For Great Cities, probablemente una de las maravillas instrumentales por siempre mejor grabadas en la historia de su género, el post punk.
Sanctify Yourself para cerrar, nos devuelve al Jim Kerr más revoltoso, descarado y con un toque de rebeldía violenta. El Jim Kerr que con su voz, una voz que sigue sonando como la de esos Simple Minds que surfeaban en la cresta de la ola del éxito en los años 80, ese Jim Kerr, ese mismo, termina de cantar para poner así fin a una noche inolvidable, el desenlace a la historia sobre música y décadas, notas y paso del tiempo, guitarras que son recuerdos y canciones capaces de poner a los asistentes contentos y satisfechos.
Una noche dedicada a todas las personas que tuvieron un re encuentro especial con otras personas, con canciones, con momentos o con sus familias y que tuvieron una oportunidad invaluable de ver a los Simple Minds después de tantos y tantos años.