Depósitio Sonoro

3 enero, 2019

20 discos esenciales (o nuevos clásicos) del hip-hop

El hacer un conteo con los 20 discos “clásicos”, o esenciales, del Hip Hop a estas alturas es un ejercicio muy gastado y genérico, aparte lo puedes fácilmente corroborar y/o conocer a detalle en cualquier búsqueda rápida en Google y de ahí directo a cualquier blog musical. Así que, honrando la línea editorial de Depósito Sonoro, creo es más interesante realizar un conteo con los nuevos clásicos, discos mucho menos conocidos (en algunos casos) y siendo más contemporáneos pueden ser mucho más significativos para muchas personas también. Como siempre, es difícil poner quién se va y quien se queda, ya que muchos muy buenos quedaron fuera, pero bueno, traté de mantener en la Lista a los que por su particularidad creativa, histórica o técnica (o las dos, o las tres) marcaron una pauta. Para los no iniciados en este género espero sea una buena guía de investigación musical en ciernes y para los iniciados espero coincidir en algunas menciones y debatir en las que no. Sin más y en orden cronológico, aquí van. ————————————————————————————————————————————————— 1. Lyricist Lounge Vol. 1,2 & Soundbombing Series, (Varios Años) Parteaguas para muchos grupos “underground” de finales de la era dorada del Hip Hop, de cómo reuniones de micro abierto en un pequeño departamento de Nueva York dieron pie a una licencia bastante lucrativa (ya absorbida por la disquera predominante en el hip hop underground en los 90: Rawkus Records) que a su vez fue antesala de festivales masivos, un show de TV y discos recopilatorios curados con lo más fresco de la escena en ese momento. Podemos ser testigos de primeras grabaciones y lanzamientos de carreras de artistas de los 90 como Mos Def, Eminem, Company Flow, etc. 2. NAS – Illmatic, (1994) Aquí tenemos el único disco que pudiera estar en listas mainstream y undergrounds del Hip Hop. Tal fue su alcance al momento de el debut del oriundo de Queens, Nasty Nas, que le permite eso, ser un MC de igual forma respetado por las grandes ligas, glamour y alfombras rojas así como en el barrios bajos de callejones y sirenas a lo lejos. Golpe certero de la East Coast al monopolio de California en el hip hop de esa época, con una pléyade de all-stars productores jóvenes, (después todos exitosos en sus carreras) y l’enfant terrible del Hip Hop de los 90. Nas, quien con su storytelling y habilidad de entrega ante el micrófono, se coló en los anales de la historia para muchos con EL MEJOR DISCO en toda la historia del Hip Hop. Punto. 3. Genius/GZA – Liquid Swords, (1995) Un clásico de clásicos entre todos los discos en solitario de el clan Wu Tang, lanzamiento cronológico en un punto medio entre su inesperado y aclamado debut de su grupo (Enter the Wu Tang, 36 Chambers, 1993) y del álbum que los hizo afamados a nivel mundial (Wu Tang Forever, 1997). A diferencia de los editados en solitario ese mismo año, este disco se siente como una pieza grupal mas que en solo por su solidez en ritmos y en letras, independiente de que todos los miembros colaboran en versos a lo largo del LP, GZA sabe llevar la batuta contrastando con su combo voz suave/rimas hiper-filosas al lado de producciones y samples de películas chinas serie B a cargo de su director musical de cabecera, RZA. 4. The Roots – Illadelph Halflife, (1996) En la escena hay 2 tipos de personas: los que escogerían Things Fall Apart como mejor disco de The Roots y los que escogerían Illadelph Halflife para cargar esa bandera, si bien, el de la primera mención nos trajo sencillos memorables como “You got me” y “The next movement”, es en el tercer álbum de estudio de los chicos de Filadelfia el que llega con un sonido más crudo pero al mismo tiempo mucho más refinado marcando una brecha amplia con sus antecesores. Si bien el TFA los catapultó al estrellato mundial, este disco los puso en el mapa como un grupo de diamantes en bruto, una pequeña muestra de lo que eran capaces, un super grupo de hip hop con instrumentación en vivo dotados todos con gran habilidad y carisma. 5. DJ Shadow – Endtroducing , (1996) Josh Davis junto con su MPC nos ofrecen una obra maestra en la selección y manipulación de samples, producto de su obsesión de buscar joyas musicales olvidadas en sótanos infinitos de vinilos empolvados, nos da clases magistrales en el flip & chop a lo largo de 16 cortes del disco, un cumulo de experiencias sonoras melancólicas e introspectivas virtuosamente tejidas partiendo de grabaciones totalmente disimiles entre sí; aún así el originario de San Jose California se las arregla con creces para darnos un álbum contundente y coherente en ritmos y melodías poderosas que parece que fueron creadas ex profeso para este disco. LP debut de Davis donde nos reitera su genialidad mostrada en un disco editado con UNKLE en Mo’ Wax con anterioridad y primer paso de una brillante carrera en la industria de la música nos dio este álbum debut clásico ya no digamos de el hip hop o incluso del hip hop instrumental, si no de la historia moderna de la música. 6. Company Flow – Funcrusher Plus, (1997) Una vez más el rapero, productor, visionario y empresario del Hip Hop, El Producto en la lista, (El-P para los amigos) esta vez con el grupo que lo empezó todo, súper héroes del underground, productor y posteriormente jefe y director artístico de uno de los labels insignia del hip hop under y 50% de unos de los grupos mas interesantes y exitosos de la actualidad, antes de todo eso existió Company Flow, Big Juss y Mr Len al lado del El P conformaron el trio underground por excelencia en este su álbum debut editado en Rawkus Records en uno de los mas citados álbumes en términos de influencias y mejores discos de la era 90 under. Carrera corta pero sustanciosa y vital para entender las diferentes habilidades de los artífices

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Anécdota con Paul Oakenfold y su visita a CDMX en 1998

Ésta es una crónica curiosa de Paul Oakenfold y su visita a CDMX en 1998. Ese fue un año simbólico para la escena RAVE en este país, los estigmas y prejuicios sobre un género musical que si bien, no ha sido condenado y satanizado como el metal u otros géneros, sí lleva a cuestas un par de lápidas, una por el uso excesivo de psicotrópicos y otro estigma, y quizá el más aberrante es el bautizo de este género por sus detractores como punchis punchis. Ese año quizá, y digo sólo quizá, ha sido el más importante en relación a ese género. En la Ciudad de México llevaban a cabo fiestas todos los fines de semana, unas comenzaban en viernes y quizá aún no terminan, lo digo por aquellos sujetos que se quedaron en algún viaje ácido. Monterrey no fue la excepción, de pronto en el Barrio Antiguo, se anunciaba en un antro llamado Ezquizo, una tocada monumental con Hernán Cataneo de Argentina, y el entonces Dj número uno en el mundo y Paul Oakenfold de Inglaterra. En ese entonces mi profesión era ser locutor de una estación de radio que, como el mismo género electrónico, llevaba sus estigmas por haber sustituido a una gran estación como ROCK 101. Entre mis actividades no sólo era aventarme la verborrea y el poner discos sino también mezclar y en ocasiones entrevistar a los DJs más importantes y esta era mi oportunidad de sentarme a charlar con el más reconocido “pinchadiscos” del planeta. Fui invitado a tocar en aquella fiesta en tierras regias y para mi era más que un honor y no sólo eso sino una enorme responsabilidad hacer bailar a la concurrencia ya que compartir escenario con ese monstruo me ponía más que de nervios. Tenía una encomienda por parte de mi director de entrevistar a Oakenfold a como diera lugar. Me puse en contacto con el promotor del evento, me dio la cita y me dijo que nos veíamos alrededor de las 8 de la noche en el lobby del hotel Quinta Real. Llegué pocos minutos de la hora, me senté en un sillón del bar, uno de esos sillones tan cómodos que te invitan a quedarte dormido una vez que pasan unos cuantos minutos. Para hacer más llevadera la espera, porque obviamente una estrella jamás llega temprano, me pedí un par de ginebras que me bebí casi de un sólo trago víctima del nerviosismo. No sabía como comenzar la entrevista, en realidad sentía una pendejada pedir un autógrafo o una foto o peor aún, algún vinyl, sin embargo, y sin duda alguna, cada pensamiento previo al encuentro es una pendejada, la cabeza no es cabeza en ese momento, mi mente se convirtió en un pedazo de caca que no hilaba ideas. De pronto baja el promotor, me dice que Paul estaba próximo a bajar y que fuera breve. El DJ se aproximó a mi y con su acento británico y su mala pronunciación del español me dijo ¿”hola, cómo estas”? Puse la grabadora sobre una mesita que parecía salida de la sala de mi madre o de mi abuela, es más esa mesa parecía aquella que nos habían robado de casa de mis viejos.   La charla comenzó con la clásica pregunta de que se sentía estar en México, como si fuera un éxtasis o como si fuera algo magnánimo, de pronto me dije a mi mismo, “¡qué pregunta tan pendeja!”. Las preguntas y respuestas fueron fluyendo al frío más no al calor de otro par de ginebras que me fui recetando. Influencias, vida personal, trayectoria y otros tópicos iban envolviendo la entrevista cuando me dijo el promotor que debían adelantarse al antro. Estreché la mano de Oakenfold y se esfumó entre la nube de humo que dejaba la nata de cigarrillos que me había fumado durante el encuentro. Tomé mi grabadora para revisar la calidad del audio, presioné el botón de play y mi rostro de inmediato dibujó una sonrisa. La expresión no fue de júbilo sino de decirme a mi mismo: “¡Qué pendejo eres!” Se te olvidó poner “recording”. El nerviosismo me atrapó y todo quedó en una charla cordial acompañada de unos ginebras.

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