Samadhi es un estado de conciencia alcanzado por medio de la meditación, produce un efecto de estarse fundiendo con el universo.
Los últimos 20 años del metal y sus subgéneros han sido de los más extraños, lo hemos visto llegar a su máximo momento comercial y popular; convulsionarse sobre su propio vomito de refritos, revivals y excesos. Pero también, evoluciona buscando internamente formas de sanarse a sí mismo.
En 1999, en la ciudad de Kortrijk, Bélgica, nace la banda Amenra, quienes 20 años (y seis discos) después se ha convertido en una de las piedras angulares del post-metal en su vertiente más espiritual y, al mismo tiempo, extrema. Mientras que Neurosis son los “padres” del género y quienes pusieron la primera piedra del
estilo que ha renovado al metal en general, una interminable legión de bandas ha bebido del manantial que mana de la fuente primaria que Neurosis cimentó; y como bien dijo el griego Heraclito: “uno no puede bañarse dos veces en el mismo río”. Así es el post-metal, un cauce inagotable, irrepetible; a veces calmo, pero profundo y salvaje en lo más recóndito.
La experiencia de Amenra es dual: es una vivencia en disco; y un animal completamente distinto en vivo. Basta con ir a Youtube a darle play a cualquier live para perderse en una experiencia musical que pone en comunión a la banda y a la audiencia. Una experiencia que podría describirse como espiritual; sin embargo, los elementos que se conjugan tienen más que ver con la agresión de la intensa presencia escénica del vocalista Colin H. van Eeckhout, quien por momentos “desaparece”, dándole la espalda al público; no obstante, su voz y su cuerpo lleno de ganchos anclados a su piel y de los cuales cuelgan piedras, se vuelve una presencia embrujadora, clavada en tu mente.
Los músicos de la banda, los guitarristas Mathieu Vandekerckhove y Lennart Bossu; al igual que la base rítmica integrada por Bjorn Lebon en la batería y Levy Seynaeve en el bajo son como un mar esculpiendo con olas de sonido, a veces en un suave oleaje, momento de introspección que explota en furia colosal. Y, uno está ahí, atado al acantilado como Prometeo, con las entrañas expuestas siendo devorado y liberado, a la vez, por la Iglesia de Amenra.
El próximo 22 de febrero tendremos la oportunidad de ser parte del ritual de Amenra en Doom City Fest que tendrá como sede el venue llamado Sangriento. La experiencia promete ser una delicia para aquellos amantes del sonido duro e intenso; lo que en producción se le conoce como “muro de sonido” caerá sobre nosotros para penetrar cada fibra de nuestro ser terrenal y espiritual.
En la siguientes entregas sobre el Doom City Fest, estaré hablando sobre The Obssesed, Mantar y las demás bandas que integran el cartel.
Compra tus boletos en el siguiente link: http://bit.ly/Doom-City-Fest