Nueva York es una ciudad que alberga muchas culturas e ideologías, es el lugar perfecto para que una banda como Sonic Youth fuera vocera de la vida cosmopolita. Hace 30 años a finales de junio de 1990, lanzaron Goo, uno de sus discos más influyentes.
Pasaron años para entender lo que sucedió con “Daydream Nation” (1988). Se acercaba el cierre de una década de consumo pop, la enajenación de masas, un terremoto en San Francisco que cobró 300 vidas, Michael Jackson siendo Michael Jackson y el término de un mandato tibio de un actor llamado Ronald Reagen, que cedería el poder a otro loco ex director de la C.I.A. llamado George Herbert Walker Bush.
Eran tiempos raros donde los teenagers se sentían completamente invadidos por los supuestos preparativos de un nuevo mundo. Era 1989 y moría lentamente; mientras tanto, la radio estadounidense programaba a Depeche Mode con su “Personal Jesus”, a un joven renegado Phil Collins con su éxito “Another Day In Paradise” y se cocinaba el camino de la esperanza musical en Seattle llamada Nirvana. Kurt y compañía apostaban sus cartas con un sonido amable con “About a Girl”. Nadie sabía lo que 1990 tenía preparado, ni si quiera Thurston Moore, Lee Ranaldo, Kim Gordon y Steve Shelley.
Nueva York es la cuna del artista independiente con vísperas a la grandeza, el tiempo marcaba con exactitud el momento perfecto para llevar el sonido de Sonic Youth al siguiente nivel. La realidad, les importaba poco ser parte de una gran disquera tras-nacional. Aún les parecía encantador continuar con ese dialogo personal, que le hablaba a una generación desapegada del sueño americano.
Cada uno de los integrantes de Sonic Youth buscó un nuevo sonido desde sus trincheras creativas, un sonido que ofrecía atmósferas que con el tiempo fue bautizó como noise. Sonidos extraños que no eran comunes al oído tradicional; lleno de aspereza y composiciones hipnóticas, en una constante variación de matices. Atonalidades, disonancias, distorsiones agresivas que de pronto se convertían en blancos y calma. El sonido de Sonic Youth fue perfecto contraste entre las pesadillas sonoras y los ritmos más sensuales que se encontraban para ensamblar y ser música. Su responsabilidad era crear un virtuosismo lleno de capas que narran momentos personales de cada uno de los integrantes. “GOO” era el statement de esa gran responsabilidad.
Está producción de 1990 fue concretaba con la ayuda comercial de Geffen Records quien les dio un presupuesto importante para darle el mejor sonido jamas escuchado al sucesor de Daydream Nation. En la consola, la responsabilidad de ese sonido sucio con actitud y capaz de controlar esa rabia sonora fue del entonces ingeniero Nick Sansano; viejo colaborador de la banda, ahora profesor de The Clive Davis Institute of Recorded Music. También la responsabilidad se compartió con el productor Alemán Ron Saint Germain; productor de Bad Brains y colaborador de algunas producciones de Kraftwerk, Jean Michel Jarre, Ornette Coleman y Lou Reed.
La propuesta de la banda era armar un dialogo al escucha con vísperas de dejar ser para huir de la monotonía; es ahí, la razón del porqué GOO tenía que ser algo pegajoso. Sus tracks fueron sencillos que fácilmente entraron a la radio tal es el caso de “Kool Thing“, quizás la canción más pop compuesta por la banda con la participación de Chuck D. También escuchamos tracks como “Dirty Boots” cuyas guitarras parecían estar cayendo, retorciéndose y cargándose en todos lados. Algo que años después serian icono de Thurston Moore.
Hubo sorpresas sonoras y una de ellas fue “Tunic” un track depresivo que era acompañado de una especie de marcha maldita con coros amenazantes: “Tú no irás a ninguna parte” como un taladro en la cabeza. A esto, sumemos el bajo que la volvía en una verdadera pesadilla. Cada quien interpreto el disco a su manera, era inicio de una década de liberación musical; después vino el grunge y con él, bandas que tomaron como estandarte ideológico la propuesta realizada en “GOO“.
La portada también jugo un papel importante en la personalidad del disco ya que podemos ver en ella, la foto de David y Maureen Smith (hermana de Myra Hindley) dentro de un coche después de una audiencia en contra de los asesinos Ian Stewart y Myra Hindley. Ellos cometieron por lo menos 6 asesinatos de niñas en Inglaterra en la década de los 60s´.
Pero, hay un misterio más, ya que la portada tiene un texto que dice – “I stole my sister’s boyfriend. It was all whirlwind, heat and flash. Within a week we killed my parents and hit the road” – nada relacionado con la historia y la imagen; aunque se cree, que narra otro asesinato sin resolver. A la fecha se desconoce los motivos de ese texto.
La portada ha sido re interpretada por muchos, convirtiéndola en icono dentro de las portadas contemporáneas de la música. Geffen sintió que sería difícil comercializar este disco en áreas de compras más conservadoras. Por otro lado; Thurston Moore dice que la banda se imaginó que la compañía tendría que trabajar un poco más duro, un simple intercambio de exigencias.