Originario de Belgadro, Abul Mogard pertenece al grupo de artistas en quienes la madurez les dio cierta claridad y sabiduría que los arrebatos juveniles no nos pueden dar. Se dice que es un artista que inició una carrera ya entrada la madurez y que ello ha sido el determinante para iniciar una carrera por alto. Jubilado de décadas de una fabrica en Serbia, empezó a experimentar y modificar sintetizadores tratando de recrear los sonidos que escachaba en su trabajo.
El camino relativamente inusual de Abul Mogard para llegar a la música está bien documentado. Abul Mogard se acercó a la música en la vejez, nació en Belgadro y pasó la mayor parte de su vida trabajando en una fabrica en Serbia, en cuanto se retiró, sintió que su entorno, rodeado de sonidos que había estado escuchando durante todos esos años de trabajo, se había ido, el anhelaba el ruido mecánico y complejos armónicos de su lugar de fábrica y descubrió que la mejor manera de satisfacer esa necesidad era a través de la música, y al no tener educación musical formal, se dio cuenta que con el uso de instrumentos musicales electrónicos lo haría de alguna manera posible. Con estos aparatos él podía generar sonidos similares a los que él recordaba, y así, comenzó a conocer y a trabajar con sintetizadores y otros dispositivos, algunos de los cuales incluso él mismo ha construido.
Abul Mogard ha decidido mantener en un enigma su verdadera identidad para mostrar esencialmente su música, aunque le ha resultado imposible después de Above All Dreams, un álbum considerado uno de los mejores discos de música experimental de los últimos años, haciendo que miles de personas y medios levanten la cabeza en busca del enigmático ente detrás de esta hermosa y cautivadora música.
La música de Abul Mogard está empapada de una riqueza emocional que es difícil de olvidar una vez que se experimenta. Grandes pinceladas de sonidos graves distorsionados que recuerdan a Fennesz o a Tim Hecker, mezclados con referencias sonoras de Steve Reich o Coil que generan progresiones armónicas naturalmente gloriosas que pintan panoramas de cielos abiertos en una escala sutil de grises al mismo tiempo que transmiten la sensación íntima de una persona esforzándose por generar un sonido que evoque un sentimiento que realmente signifique algo para él, y por momentos, para nosotros.
El hecho de que Mogard provenga de un área totalmente lejana a la música de sintetizadores, incluso, a la música en sí misma, y que tenga la edad en la que mayoría de las personas se dedican a la jardinería, solo ayuda a reforzar el animar y la magia que rodean a este notable artista y a su música adictiva y profundamente emocional.