Asistir a la primera edición de un festival es una gran experiencia, ya que las expectativas son frescas y se espera algo único, diferente. Y más cuando se trata de un cartel como el del M JAZZ. En una tarde-noche perfecta de sábado, un espacio perfectamente curado en el Parque Bicentenario de la Ciudad de México, fue el panorama ideal para recibir a un público ávido de virtuosismo sonoro. Con una distribución inteligente, una de las cosas más disfrutables del evento fue la cercanía de los servicios, todo con una logística acogedora.
Los Barrera-Limas Duo abrieron la jornada con su propuesta minimalista, llena de momentos improvisatorios. Una propuesta muy interesante que, aunque todavía había pocas personas a esa hora, atrapó la atención de los oídos de un público tempranero.
Los PREAM les siguieron con un show muy dinámico. Con batería, tuba, guitarra, trombón y teclados, los de Oaxaca pusieron la vara alta con una presentación que arrancó la ovación del público. Incluso pedimos más, pero por los tiempos del festival fue imposible un encore.
Después de toda esta energía, la Orquesta Nacional de Jazz de México presentó su tributo Esquivel 100!, el cual fue muy bien recibido por la audiencia, ya que ¿cómo no dejarse llevar por los sonidos del gran maestro? Con humor e intervenciones habladas entre cada tema, este fue un show altamente disfrutable que nos preparaba para lo más esperado del evento.
Cayó la noche, y llegó el turno para Richard Bona, cantante, compositor y multiinstrumentista camerunés de jazz y jazz fusión. Su especialidad es el bajo eléctrico – es uno de los máximos exponentes actuales, y su voz, tanto en inglés como en camerunés. Además, hizo uso de una looper station en un par de temas donde sus músicos se apartaron, para presentar un par de temas muy emotivos. También, presentó un cover a “Quizás, Quizás, Quizás”, que generó un nutrido aplauso del público mexa. Gran show el de Bona y su banda.
Robert Glasper subió al escenario junto a su DJ, un baterista espectacular y un bajista de clase mundial. Con un trip hop de alta manufactura, Glasper dió un gran concierto a pesar de tener que lidiar durante algunos minutos con problemas de sonido. Pero en cuanto todo cayó en su lugar correcto, el viaje sonoro fue arrebatador. El productor de Kendrick nos mostró por qué es una de las mentes musicales más cotizadas del momento. Con un repaso de temas de sus diversos álbumes, entre los que destacó “Black Superhero” del Black Radio III, Glasper fue creciendo en su performance conforme avanzaba su set. Los solos de batería y de bajo fueron dignos de recordarse, así como los momentos improvisatorios que dejaban ver una conexión brutal entre los músicos.
Para cerrar la noche, llegó la fusión acid-free jazz de The Comet Is Coming. Grandioso. Simplemente grandioso. Los de Londres tenían una prueba dura a superar después del show de la banda de Glasper, pero lo lograron y con creces. Y es que entre las filas de la agrupación británica se encuentra Shabaka Hutchings, saxofonista espectacular miembro fundador de Sons Of Kemet también, y uno de los exponentes más representativos de la actual escena del jazz libre en Reino Unido. Danalogue y Betamax, en los sintetizadores y la batería, son un complemente perfecto para la genialidad de King Shabaka. El trío pesa y pesa mucho, sonoramente hablando. Temas épicos, largos y contundentes que nos transportaron a ese viaje del cometa que viene. Sin duda, uno de los mejores shows de un año que apenas comienza.
Después de esta experiencia, está claro que queremos más ediciones del M JAZZ. Por curaduría, por logística, por organización. Sin duda, estaremos presentes en su siguiente edición. Más festivales como estos, por favor.