Cada año, Bahidorá presenta una curaduría equilibrada e inteligente con respecto a los talentos y diversos géneros que ofrece. La electrónica es una de esas ramas en las que el carnaval propone la vanguardia sonora digital con presentaciones de artistas frescos, consolidados y clásicos.
Esta doceava edición no fue la excepción, una en la que pudimos disfrutar de actos espectaculares, como el maravilloso set de Steven Ellison, mejor conocido como el grandioso Flying Lotus, quien se apoderó del escenario Sonorama y nos dió una clase de experimentación y sonidos evocativos, en una propuesta única que nos llevó de un lado a otro y de arriba para abajo, en un creativo rollercoaster tanto para conocedores como neófitos del nieto de la pianista y compositora de jazz, Alice Coltrane. El capo y fundador del sello independiente Brainfeeder es un fuera de serie, y tener la oportunidad de verlo y escucharlo ejecutar en vivo, es una delicia absoluta.
A las altas horas de la madrugada del domingo, Young Marco hacía lo suyo en el escenario El Cubo, con un set diverso y magistral que dejaba escuchar diversos estilos y momentos, como si se tratara de un monstruo sonoro de varias cabezas. A través de su carrera, Marco ha explorado casi todos los subgéneros de la música club y su historia, lo que fue palpable en el retumbe de los sonidos en el cuerpo, con su high energy psycho-house, y su característico trance, siempre desafiando las expectativas de la audiencia.
Después, en el mismo escenario, llegó el turno para la leyenda Juan Atkins, quien desafortunadamente fue cortado por el stage manager cuando apenas llevaba unos minutos de set. Molesto, el de Detroit levantó sus audífonos en el aire y los dejó caer sobre el equipo, para después guardar sus cosas con una evidente molestia. Y es que retrasos en la logística no permitieron que este personaje tan importante en la historia del techno pudiera deleitarnos con su arte. Lamentable, en realidad.
Para la noche del domingo, dos shows destacan sin duda. En el escenario La Estación, Poté dió una cátedra de producción en vivo frente a un público ávido por la llegada de Bobobo, pero el del sur de Londres se echó a todos los presentes en la bola con un set finísimo, dinámico y altamente disfrutable, en el que pudimos experimentar lo que el mismo artista dice sobre su craft: creación de emociones auditivas en su laptop. Este miembro del sello Ninja Tune es un generador de sonidos emotivos y evocativos que conectan de inmediato con el escucha, con transiciones exquisitas y un constante movimiento sonoro. Con certeza, muchos descubrimos algo nuevo y fresco en el set del inglés.
Tras una gran ovación, llegó el turno del grandísimo Bonobo. ¿Qué decir de Simon Green, más allá de lo que ya escuchamos y sabemos? Uno de los nombres más grandes del dance, el británico gusta de experimentar y ofrecer redenciones diferentes de sus temas, con voz o sin voz, con ciertos elementos o sin ellos, o incluso con un exceso de elementos a momentos. El recibimiento de los presentes fue tal que a menos de veinte minutos de su set, ya estaba fotografiando al público con su teléfono, en una noche perfecta en Las Estacas. Un extraordinario productor trabajando extraordinariamente en una extraordinaria velada.
Por supuesto, muchos actos más de electrónica fueron parte del cartel 2024 de Bahidorá, de gran talento y talante, pero definitivamente estos fueron los puntos más altos del digitalismo presentado en el Carnaval.