Pretty Hate Machine de Nine Inch Nails está lejos de ser un álbum debut perfecto, pero es imprescindible cuando hablamos del sonido de finales de los 80 y principios de los 90
Ya son tres décadas de un disco cuya construcción sonora ha envejecido razonablemente bien, dejando más que claro cómo las máquinas son armas de perforación de sonido al futuro. Podría sonar anticuado, pero Trent Reznor supo romantizar su discurso auditivo, nunca sobrepasó esa línea de caer en una caricatura.
Su obra prima está enmarcada excesivamente por un sonido mecánico lleno de sintetizadores que jamás claudican, es una combinación de sonidos analógicos que van de arriba hacia abajo; y de abajo hacia arriba. Sonido distintivo de la banda y que ahora, con tantos años desde su lanzamiento, es ya considerado un clásico en su género y en la historia de la banda.