Después de 6 años y algunos adelantos ocasionales Turbonegro vuelve con un nuevo album lleno de nostalgia y riffs para derramar litros de cerveza.
Turbonegro, los reyes del deathpunk llevan casi 30 años en el negocio y durante todos estos años han creado música memorable, discos sólidos y clásicos que han marcado a varios fanáticos (como el Ass Cobra, en 1996, o el Apocalypse Dudes, en 1997) la influencia de estos noruegos a la escena underground es tan grande que tiene uno de los clubs de fans más organizados en el globo terráqueo con dos mil trescientos chapters de la Turbojugend predicando la fiesta, la unidad, el no-racismo y el deathpunk tourism en América, Asia y Europa; este 2018 es motivo de celebración para toda la comunidad de las chamarras de mezclilla, ya que los denim demons soltaron su décimo LP titulado RockNRoll Machine este dos de febrero.
La máquina del Rock and Roll es una oda a la nostalgia ochentera, al rock con sintetizadores de Van Halen, chispazos que recuerdan al Scandinavian Leather y en algunos momentos un tributo a los riffs pegajosos de Angus Young y AC/DC, los 11 tracks son un viaje de 39 minutos por un rock pegadizo lleno de sing-alongs e himnos para chocar los tarros y que a pesar de llevar poco tiempo sonando en nuestras bocinas, ya tiene fuertes detractores que anhelan, con justas razones, aquellos viejos tiempos con Hank Von Helvete y su particular sonido crudo e irreverente; RockNRoll Machine es un buen disco que sin duda no compite con los mejores placazos de los escandinavos pero que tiene un espacio aparte por el simple hecho de que Turbonegro lleva poco menos de tres décadas haciendo lo que le pega la gana.