Es un tanto llano el día de hoy buscar la casilla para definir una música como la de Broadcast, desde lo más amplio y abstracto como sería denominarle Indie Rock, hasta clavadeces más estilizadas como pudo ser electropop experimental. Ambas definiciones un tanto válidas… un tanto escuetas.
Para robustecer esta mirada por el retrovisor apelamos a uno de sus álbumes más exitoso, y no por ello menos denso: Tender Buttons (Warp, 2005). Un disco en el que hay que estar preparados para escuchar sintetizadores saturados,
comprimidos, electrostáticos, corto-circuitos y demás ruidos relacionados con aparatos que emiten sonidos provenientes de
la electrónica de bulbos.
En tiempos donde Audiogalaxy y su básico sistema de algoritmos nos llevaban de una banda a otra esperando horas (quizá días) para bajar algún disco que parecía interesante, cierta vez me topé con este material que me atrapó de manera permanente y merecía la pena utilizar todo el internet de conexión telefónica posible.
Las letras nos llevan por caminos ambiguos basándose en el método de escritura automática, Trish Keenan nos lleva por de resonancias y psicodelias de corte más bien pop que se quedan como una goma de mascar con muchas tonalidades en sabores y colores a explorar mientras se van degustando.
I found the F, es el tema que abre el disco con una especie de escala básica de acordes de sintetizador y una batería que recuerda a algunos fills del clásico Starr. Todas las piezas conservan esta estructura verso-coro- verso que; sin embargo,
nos remontan a música experimental. Un tanto por la saturación de los efectos y ruidos armónicos, un tanto por
las letras en aparente irracionalidad. Tears in the typing pool nos frena y nos da un respiro del ambiente fuzzy previo. Es una canción de corte casi acústica y tonos nostálgicos en cuya letra no encontramos más que atmósferas de situaciones:
The letters are sighing // The ink is still drying // I told you the truth // And now I sigh too.
Escenas efímeras, nada explícitas porque no hay mucho que explicar. ¿Para qué? Tender buttons es un disco que merece escucharse tanto para crearse imágenes oníricas en la cabeza, como para dejar que esos ruidos exploren diferentes partes a las que nuestro cerebro no está acostumbrado… o no tanto.