Depósitio Sonoro

Josman Priego

The Cure y su etapa más introspectiva y glacialmente fría

Entrada la década de los 80, The Cure se encontraba sumergido en una atmósfera totalmente introspectiva y glacialmente fría y sensible, era como si de repente te encontraras en un templo con unos ritmos que te hacían gritar dentro de tu interior para no salir jamás. Faith es una desgarrador disco en el cual muestra una cruda y decadente realidad de cuál frágil somos ante duras situaciones que están más allá de nuestro alcance y solo nos queda nuestra soledad que contempla una alma sin fe. Ese comportamiento sombrío que mostraba el grupo lo plasmaba en todas sus canciones entre 1981 y 1982 donde se metían en terrenos llenos de enfado y una cierta calma pesimista. “Que importa si nos morimos todos” es lo que canta Robert Smith en la retumbante “One Hundred Years” mientras pisa el acelerador acercándose a toda velocidad hacia una propia y absurda ¡auto destrucción! “Quería un disco lleno de fuerza, duro, intenso, de energía perfectamente deprimente” comentaba Robert Smith mientras recuerda su insoportable egoísmo que reinaba en aquellas épocas al grado de pelearse con todos sus compañeros .   Por su parte, Pornography es el camino hacia la mismísima condena autodrestuctiva , es como si te quedaras petrificado en un espejo lleno de paisajes desoladores con matices en tonos rojos y grises que ante una desesperación de llanto que lamentas por no volver a estar limpio de nuevo. “Había una atmósfera llena de tensión e individualismo reflejado en nuestros propios problemas existencialistas , pero todo resultó divertido de tan mal que iban las cosas”. Este ciclo se cerraba hacia finales de 1982 donde todo terminó en una pelea en el escenario donde Smith y Gallup terminaron agarrándose a golpes mientras el jodido Tolhurst tomaba las riendas de un estridente bajo, la imagen era perfecta para describir como si hubieran sido golpeados en plena faz llenos de una frialdad maquillada en una cierta violencia pragmática.

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Joy Division: cuando la poesía llegó al post punk

Desde sus inicios como Warsaw en una sombría y deprimente Manchester a finales de los 70, mostraron que la ideología punk no solo eran guitarras de ira y descontento social, empezando por la protesta anárquica hacia la reina de Inglaterra y todo lo que representaba el sistema, sino que supo canalizar esa energía para llevarlo a emociones más complejas, durante sus inicios se mostraban rudos, enojados y con un sonido demasiado estridente, sin embargo, había algo en ellos que mostraba cierta personalidad, así era  Joy Division.   Sus líricas, las cuales basadas en un juego de palabras llenas de emociones, desde lo más cotidiano hasta llevarlo en su máximo expresión de una poesía indiferente, empezaron a dejar en claro que sería un grupo que pasaría a la historia. Mientras los cuatro integrantes mencionaban ese nombre, estaban de acuerdo que sería un nombre perfecto para una banda (independientemente de su origen nazi), que poco a poco iba mostrando al mundo que con solo un bajo, guitarra, batería y una voz que venía de un eco de la más pura poesía existencialista, se crearían sonidos interesantes con una base de lo que el punk podía ofrecer. Ian Curtis , Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris, eran solo cuatro muchachos que lograron mostrar el interés, primero de toda Inglaterra, y después de una gran parte de Europa, esa manera tan particular de un sonido a la vez innovador y a la vez tan simple, al fin y al cabo era parte de esa ya tan famosa frase del punk: “do it yourself” . Unknow Pleasures llegaba en el año de 1979, su primer álbum el cual comenzaba con “Disorder”, una batería que pareciera como si le estuviera pegando al destino, unas guitarras llevando la dirección de los ritmos, un bajo lleno de destreza y unas vocales que parecían venir de un tipo de edad indefinida, ese fue el primer sonido con el cual empezaba el álbum, uno del cual podías crear tu propio mundo, un mundo de ciencia ficción, paranoia, esperanza y desilusión de lo que se vivía cotidianamente en aquellos tiempos. El punto más álgido del álbum es “New Dawn Fades”, la cual muestra una cruda realidad del existencialismo que vive en cada uno de nosotros y se lleva a un extremo de desesperación encerrado en tu propia alma. Closer, su segundo álbum que llegaba al año siguiente (1980), entraba con una madurez en cuanto al sonido muy característico de la banda, su productor Martin Hannet, un hombre con una visión un tanto futurista y un tanto enigmática marcaría su sello en el disco dejando atmósferas llenas de un  éxtasis auditivo, los sintetizadores que ya marcaban una tendencia hacia donde debía dirigirse la música, sonaban con un hermoso estilo invernal (que más adelante daría el nacimiento a New Order). “Isolation” es la prueba perfecta de que el dance no necesariamente tenía que ser algo alegre y monótono, pero al álbum mostraba algo más, las líricas de Ian Curtis dejaban en claro que la poesía se estaba convirtiendo en un epitafio de su propia existencia, así mismo “Passover” marca el ritmo de una vida llena de altibajos aunque el bajo de Peter Hook suene con una jodida fuerza al igual que las guitarras un tanto crudas de Bernard Sumner. “The Eternal” y “Decades” marcan un final que prolongaba la vida de Ian Curtis hacia su trágico final y con ello moriría el legado de una banda que apenas con tres años de existir y un trabajo de dos discos de estudio, serían la punta del iceberg para ser la influencia de muchas bandas que vendrían después. Un mundo de post punk y poesía conectados por Ian que se volvieron eternos e influyentes.

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El día que Clan of Xymox se hizo escuchar al estilo de Jonh Peel

Quien no ha escuchado a ese famoso DJ promotor de bandas importantes en los 80 que lamentablemente ya no está entre los humanos: Jonh Peel, precursor de darle un sonido original en vivo y en directo a cada banda, de entre su enorme lista encontramos a una camada de artistas hoy en día grandísimos que grabaron sesiones para él como: Joy Division, The Cure, Echo and the Bunnymen, New Order, Depeche Mode y The Smiths, por mencionar algunos. En 1985 Clan Of Xymox lanzó su primer LP homónimo y se perfilaba como una de las bandas del movimiento dark wave que mejor propuesta traía. Para su siguiente LP hicieron una parada para demostrar que no eran una banda del mainstream y optaron por hacer grabaciones con Jonh Peel, el resultado fue contundente, ese inicio del retumbar de un beat oscuro con la rola “Stranger” hace que Ronny Moorings  (vocalista y líder de la banda) alcance unos tonos graves parecidos al disco e incluso mejores. “Muscoviet Mosquito” (uno de los sencillos que más éxito tuvo la banda), muestra una perfecta conjunción de los instrumentos que al llevar cierta velocidad los hacia tocar de una manera extasiada mente atmosférica, y justo después en el momento llega “Seventh Time” en la cual la segunda vocal (Anka Wolbert) nos lleva a ese lado femenino que tenía la banda, no obstante, sin dejar a un lado ese lado oscuro y melancólico muy característico de la época. El momento cumbre se lo lleva “After the Call”, aquí la banda se enfoca en un momento de cierta reflexión hacia los pensamientos que tenemos a cada persona de algo que nos abruma y nos lleva a confundir sentimientos de una desesperación meramente hermética e imaginaria, Pieter Nooten (tecladista y compositor de la banda) nos muestra unas vocales que encajan perfectamente en esta bella pieza musical.   “Mesmerised” (que más adelante se cambiaría el nombre por “Medusa”) sería una de las rolas que quedarían en su próximo LP y una de sus mejores liricas hasta el momento escritas. Desde el comienzo se muestra unos teclados atmosféricos con toque de  nostálgica y un encanto de una hipnotizante demagogia llevada al romanticismo de un existencialismo puro que solo Ronny Moorings y Pieter Nooten podían plasmar en directo desde la cabina de uno de los mejores promotores musicales de la historia de la música, ¡John Peel!

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Heaven Up Here de Echo And The Bunnymen, uno de los LPs del post punk mejor logrados

La energía del postpunk sin lugar a dudas movió a toda la industria de la música a finales de los 70 y principios de los años 80, centrándose en crear ritmos y melodías que fueran más allá del clásico lema “Fuck off”  y esto lo hizo una de las mejores bandas de esa década: Echo And The Bunnymen. Heaven up Here fue el segundo material que sacó Echo and The Bunnymen en 1981, en el cual toda su energía se plasma en  un  Ian McCulloch con bastante fuerza de sus vocales que retumbaban en ecos de melodías con letras un tanto desesperanzadoras y un tanto agridulces,  esto puede escucharse en uno de sus mejores temas del disco Over The Wall que te lleva a esa atmósfera de desesperación sin salida en la cual tratan de interpretar un final a la locura que nos atrapa detrás de una falsa pared de existencialismo. “A Promise” es un grito de frustración a la confianza que generas en los individuos, de un Ian McCulloch que busca un balance de  estruendo entre agudos y  bajos, guitarras con un riff pegajoso y una batería que pareciera como si le estuviera pegando al destino, esto se complementa con un coro pegajoso al unísono de los integrantes que casi llega a ser contagioso. “The Disease” en una pequeña pausa en la mitad del LP en la que pareciera que las vocales vienen de un eco desconocido tratando de comprender los prospectos de una noche que se disfraza de un infierno meramente interno. “All My Colours” es un lamento a ciertas situaciones que terminan en una agonización meramente inerte y resignada que va retumbando en las baterías, mientras las guitarras interpretan un pasaje un tanto desolador y pesimista que hace contraste con unas potentes vocales. Pero no todo es agonía y frustración en el LP, “No Dark Things” nos muestra un  Ian McCulloch más positivo en cuanto a la manera de enfrentar ciertas situaciones, que siempre existe un pequeño punto de luz que nos optimiza al ver que no todo está jodido. Ya casi para terminar el LP  en “Turquoise Days” nos envuelven de nuevo a ese sonido de atmósferas llenas de abstencionismo a la vida, y que poco a poco se va transformando en un caminar que va dejando atrás recuerdos negativos hechos falsas promesas.

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Man Machine, uno de los mejores discos de Kraftwerk

En el año de 1978 surgió uno los mejores discos de Kraftwerk, que innovaron desde la década de los 70,  imponiendo nuevos estilos aun incomprendidos en esos tiempos.   The Man Machine trajo consigo una ola de nuevas tecnologías, modas y estilos de imponer la música electrónica que ya se venía gestando desde el francés Jean Michel Jarre, esto se ve reflejado en la portada del disco la cual muestra a estos jóvenes alemanes totalmente estéticos e inertes como si fueran unos mismísimos robots y eso se complementa en su primer track cuando lo único que vocalizan es “We Are The Robots”. “Space Lab” es una invitación a la ciencia ficción que se vivía a finales de los 70  en Europa, mostrando varios audiovisuales en sus presentaciones sobre imágenes espaciales que incautaban a la audiencia. Sin lugar a dudas Karl Batos y Ralf Hutter tenían esa genialidad de crear varios sonidos novedosos para el mundo que no estaba preparado para escuchar otra cosa que llevara guitarras, bajo y baterías. “The Model” fue en el que se convertiría en uno de los hits número uno de la banda alemana, ya que internacionalmente estuvo en las listas de los charts de varios países de Europa y Norteamérica, esto llevaba una cierta implicación de un momento subversivo en el mundo del modelaje atraiéndolo hacia la tecnología de un nuevo beat. Por su parte , “The Man Machine” el último tema del LP, mismo nos muestra una serie de sonidos un tanto futuristas que nos llevan a confundir un cierto pesimismo hacia sobre la música electrónica, pero esto no era sino una metáfora hacia el camino un tanto incierto de las nuevas tecnologías implantadas en la música.

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Fiebre mundialista con New Order

Mientras el álbum Technique de 1989 se afirmaba como uno de los mejores del año, New Order parecía anunciar una aparente separación momentánea de sus integrantes, era como el epitafio de uno de sus mejores álbumes de toda su carrera. Corría el año de 1990 cuando el grupo recibió una invitación para crear uno de los mejores himnos ingleses al fútbol de todos los tiempos “World In Motion”, esto aseguraba una reunión momentánea del grupo para escribir sobre una motivación a los jugadores ingleses que estaban por arribar al Mundial de fútbol de Italia 1990. Cuando a Bernard Sumner no se le ocurría alguna idea para crear este himno surgió la invitación de uno de los mejores comediantes y actores ingleses “Keith Allen”, el cual era aficionado el fútbol, este a su vez ayudo al grupo a escribir unas líricas bastantes emotivas y rítmicas para ser solo una simple canción de fútbol. La idea fue todavía mejor cuando algunos jugadores de la selección de Inglaterra se les invito para ser el el coro de un final inédito de la canción, la frase “We’re playing for England” En-ger-land tomo fuerza al ser cantada al unísono del grupo y los jugadores de Inglaterra. Pero la parte más álgida fue el momento de hacer un solo de Jonh Barnes (uno de las estrellas del fútbol inglés),  el cual mostró una astuta forma de cantar al estilo de un rap que no envidiaba a muchos autores de este género. El video de “World In Motion” fue un hit ya que muestra a un Barney con la playera de Inglaterra y unas imágenes de lo que eran en ese momento los jugadores ingleses, a un Keith Allen siendo divertido y sarcástico detrás de un John Barnes que con un balón en mano hacia destreza de cómo se debe cantar al fútbol. Sin lugar a dudas “World In Motion” fue lo mejor del mundial de Italia 1990 tanto que llego a ser número de los charts en Inglaterra y por mucho el mejor himno al estilo del fútbol inglés. Uno que a lo mejor no se ha repetido hasta la fecha ni en éste mundial de Rusia 2018.  

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A 29 años del disco debut de The Stone Roses

Corre el año de 1989 y mientras se vivía una explosión musical en Manchester sobre géneros como el rock, el techno, el dance, el acid house, entre otros, muchos grupos supieron llegar a niveles inimaginables de la escena de Manchester misma… un ejemplo de ello son The Stone Roses. La portada muestra el nombre mismo de la banda con unos gajos de cítricos regados y pegado a un muro grafiteado de una manera que hacía referencia al sarcasmo del arte mismo, no cabe duda que fue una de las mejores portadas de un álbum debut de ese año. “I Wanna Be Adored” se convirtió en un himno de una generación en la cual se buscaba reivindicar el rock británico de una forma más abierta, más liberal, más directa al hedonismo de un Ian Brown (vocales) que cantaba de una forma exquisitamente egocéntrica de lo que es llegar a ser adorado por todo el que le siguiera (al menos eso quería expresar la canción). Esa forma de abrir el disco impresiono a muchos, tanto que se llevó buenas críticas de la prensa nombrándolo uno de los mejores álbum debut dentro de la historia del rock. “Waterfall” se convirtió en otro hit en el cual esas guitarras empiezan con ese estilo clásico del brit pop, en ello se muestran unas líricas bastantes simples y hasta un tanto agridulces acompañadas de una bella conjunción de la batería y bajo. “Made of Stone” la cual fue producida por el mismísimo Peter Hook (ex bajista de New Order) y le dio su toque sublime,  los coros de esta canción hace que sea recordada como uno de sus mejores sencillos y sin dejar atrás las líneas de bajo de la mano de Hooky. “This Is The One” es una de mis canción preferidas ya que las líricas muestran la tierna lujuria de una adolescente al querer elegir a su pareja por primera vez,  las guitarras tomas fuerza mientras Ian Brown canta estremecido de lo que puede llegar a darse en este tipo de situaciones. “I am the Resurrection” cierra el disco de una manera fantástica ya que empieza con una batería un tanto básica y cierra con un solo de guitarra inolvidable de John Squire y  unas líricas haciendo referencia a lo que contrario a “I Wanne Be Adored” no necesita vanagloriarse de el mismo ni de nadie porque ellos mismos son la resurrección del rock británico en tiempos el que la música electrónica y el grunge tomaban gran parte de la industria musical. Uno de los mejores discos debut en la historia del R&R.

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La noche que New Order rompió los esquemas en el mítico Glastonbury

Corría el año de 1987 y después de 6 años de no tocar en el mismo festival New Order venía a cerrar el line up del Glastonbury  del cual se tenía una enorme expectativa  de lo que podrían llegar a mostrar después a haber dejado varios años atrás la sombra de Joy Division. En el inicio se muestra un Bernard Sumner y un Peter Hook algo pasivos mientras corre la primera rola “Elegia”, la cual es una pieza totalmente instrumental y te induce a ese misterioso umbral de dedicatorias hechas en especial para:  ¿Ian Curtis? Mientras la audiencia se muestra un tanto impaciente e introspectiva de lo que escuchaban, New Order por fin mostraba porque fue (y lo sigue siendo) una banda tremenda a lo largo de los años “Touched By The Hand Of God” (sí, esa rola dedicada al gol con la mano de Maradona en el mundial de México 86) llego con todo el estruendo  que hizo cimbrar a todo el escenario, esas vocales tan lindamente desafinadas y un bajo tan mágicamente acomodado en unas líneas de ritmos un tanto electrónicos se hicieron llevar los primeros aplausos de todos aquellos que esteban presentes, seguido de ello empezaron los acordes de una de las primeras canciones que marcaron su sonido propio, “Temptation” hizo por un momento que la audiencia callara al escuchar ese hermosa línea de bajo, “True Faith”, la cual se convertiría en un himno  de esta banda de finales de la década  y Bernard Sumner empezaba a deshinbirse  y cantar con unos tonos agudos que endulzaban el oído debido  a causa de todo el alcohol ingerido horas antes del concierto. “Your Silent face” hacía recordar a la audiencia ese pequeño tributo a Kraftwerk en donde Stephen Morris dejaba las baterías convencionales para enfrascarse a las baterías electrónicas  de una manera tan metronomicamente  perfecta, mientras se percibía un extraño pero hermoso sonido de la melódica, “Every Little Counts”  en la cual parecían bajar un poco la intensidad pero no por eso dejaban a un lado el sarcasmo en las letras y esto se ve reflejado en la  parte donde Barney cambia la letra de la frase “Every seconds counts when i´m with you I think he’s the pig” refiriéndose a él como un cerdo y no a ella como originalmente es la canción. Uno de los momentos álgidos empezaba en el concierto con la llegada de “Ceremony” al ser recordada por la primera canción interpretada por New Order a principios de los 80, al momento que se escucha esos primeros acordes de bajo y guitarras no se puede evitar pensar en Joy Division y mientras Bernard Sumner no puede evitar meter la pata una y otra vez equivocándose a destiempo en las vocales y su risa tan estúpidamente cínica es muestra de ello. ”Bizarre Love Triangle” empieza de una manera tan inesperada que Bernard Sumner empieza a bailar robóticamente para prender a la audiencia y en esa desesperación sus tonos llegan a un momento en que uno piensa “canta como se le da la gana” y sin embargo el jodido Peter Hook sigue bajeando de una manera tan particular mientras que la audiencia sigue aplaudiendo. “Subculture” desde un principio prende a todo presente al ser una de las consentidas de la banda, y llega de nuevo el momento de entrar a destiempo de Peter Hook en el bajo, mientras Bernad Sumner llega a unos agudos impresionantes.  “Sunrise” llega con una potencia modulada en la guitarra, bajo, batería y teclados  que uno los mira y no puedes creer que esos cuatro nerviosos muchachos de Manchester  puedan llegar a tocar a la vez tan precisa y desafinadamente única… “Perfect Kiss” muestra a la audiencia la manera en cómo puedes tocar un rock progesivo con cajas de ritmo y sonidos meramente electrónicos, aquí la que se luce es Gillian Gilbert la cual en su penosa seriedad muestra una audacia para coordinar los teclados y las guitarras. El momento final está llegando y “Age Of Consent” empieza con un bravo bajeo de Peter Hook y unas potentes, roncas y a la vez agudas vocales características de Bernard Sumner  que causan un exquisito estruendo musical, no sin dejar a un lado los nostálgicos teclados bajo el cargo de Gillian Gilbert  y aunque al final es ahora ella la que se equivoca en las notas lo hace ver que todo queda jodidamente bello al tiempo que la audiencia grita y aplaude con ahínco. El Final del concierto la banda pensaba sorprender con un cover  de  The Velet Underground, las mismísima “Sister Ray” interpretada anteriormente por Lou Reed le sentaba bien a la banda para acomodarla a su estilo propio, empezando con esos acompañamientos tan sublimes en las guitarras mientras Bernard Sumner canta las primeras líneas de esta canción… todo parecía terminar con algo de pasividad pero el momento cumbre llego cuando la rola se torna un tanto agresivo en las baterías, Stephen Morris pareciera que le salen ocho brazos y con una rápida técnica empieza a tocar de una manera como si quisiera  acabarse la batería y en ese mismo ritmo Bernard Sumner  y Peter Hook llevan el ritmo de las guitarras y bajos hasta niveles exhaustos…al terminar la audiencia queda gritando, aplaudiendo, lanzando insultos y a la vez agradecidos de ver a una banda que estaba en su momento más perfecto que pudieran imaginar. https://www.youtube.com/watch?v=51f7yUJXJnk    

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