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Apuntes sobre el disco A Love Supreme, de John Coltrane

Todo artista en algún momento de su carrera sufre una especie de punto de quiebre, o una curva, incluso un bache, un parteaguas. John Coltrane, uno de los músicos de jazz más influyentes de la historia, es uno de los casos más particulares. Éste año se cumplen cincuenta y tres años desde que A Love Supreme salió al aire.  Ésta obra maestra nace del producto de un evidente punto de quiebre de John Coltrane. Se encontraba saliendo de una profunda adicción a la heroína.  Después de “viajes espirituales” y una etapa en la que adoptó creencias espirituales asiáticas, Coltrane estaba listo para algo nuevo. De ser un saxofonista promedio, con dificultad al crear composiciones complejas y fluidas, y ser corrido del grupo de Miles Davis, llegó a ser una de las leyendas del jazz. Fue el trompetista Wynton Marsalis quien definió a John Coltrane con la peculiar palabra Perseverancia. Y poco a poco, después de escucharlo por muchos años, hace completo sentido. John Coltrane no nació hecho una leyenda. Fue su intensa práctica y lucha interna después de su etapa de Miles Davis, la que lo moldeó en una leyenda. Tras éstos cambios internos de ´Trane, todo estaba listo para que naturalmente A Love Supreme se creara. Así entonces, ocurriendo el parteaguas (aunque tardío) en la corta carrera musical de John Coltrane. John Coltrane se compuso a lo largo de 1964 y 1965. En éste álbum, Coltrane dirige un nuevo proyecto, un nuevo grupo, con nuevos ritmos (que se podrían clasificar de origen asiático y africano, cosa que era nueva en el mundo del jazz), nuevas melodías, dando así un enorme salto a lo que el jazz contemporáneo es hoy. Es por eso que A Love Supreme permanece y permanecerá como una obra de infinito valor y mérito.    

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Watain demuestra que el black metal tiene futuro

Cada cierto periodo de tiempo creemos que el black metal ya no tiene nada nuevo que ofrecer, sin embargo, siempre hay que mantener el oído atento ya que las hordas que habitan este territorio sonoro nunca están en calma, cuando creemos que el black tiene ya muy poco para sorprendernos es cuando ataca y nos muerde directo en el rostro.  Este es el manifiesto sónico que Watain quiere dejar en claro con su nueva producción, la banda regresa a sus raíces para ofrecernos esta bomba de disco en el que no hacen mas que acuchillarnos en el rostro una y otra vez, quieren vernos desangrar y nosotros entregamos nuestros oídos al placer de este ataque. La banda nos presenta una colección de riffs que no perdonan, los conjugan con ritmos muy primarios y voces que aúllan como poseídos por alguna locura ancestral.  La combinación es tan efectiva que parece refrescante; sin embargo, son los elementos más básicos del black metal, pero Watain los presenta en un momento en el que es justo lo que necesitamos escuchar. Y es que Watain parecen estar totalmente consientes del momento que vive el género, tanto el estado de la música como de los fanáticos; y en una época en la que los viejos lobos de la manda se han vuelto básicamente inalcanzables, recordemos que Varg es ya un señor que se dedica a subir videos a Youtube con sus opiniones absurdas, Fenriz ha acentuado esa filosofía de “Me importa un carajo el black metal”, Satyr sigue consagrado como el niño bien del género (componiendo discos preciosos y concentrado en su propia marca de vinos), Ihsahn esta mas obsesionado que nunca con consagrarse en el metal progresivo y Abbath… Abbath es el Elvis del Black Metal; Watain toman el papel de líderes y su declaración es simple: ¡Nosotros somos el Black Metal!

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