Depósitio Sonoro

The Hacienda

Recordando el legado de Tony Wilson

Un Infarto le quitó la vida a Tony Wilson; quien fue presentador de T.V. y su legendario programa Granada en donde aparecían muchas bandas tocando en vivo, fue un gran periodista, cofundador del sello Factory Records y del club The Haçienda, que fue el más famoso en su momento y con la música más avanzada de esos días: el acid house. Tony sigue todavía está muy vivo en todas las calles de Manchester y el mundo, su impacto cultural es inconmensurable. La música que descubrió y apoyó todavía se reproduce en todo el mundo. Sigue siendo una fuente de inspiración para todo aquel que quiere tener una banda, una disquera o un club. Es y será recordado como el gran artífice del sonido Madchester junto con bandas y artistas maravillosas que llegaron a su sello o simplemente apoyo porque creía en su música, entre ellos indudablemente se encuentran James, Orchestral Manoeuvres In The Dark, The Railway Children, Cabaret Voltaire, The Stone Roses, Quando Quango, Divine, The Smiths, ACR, SEction 25,  The Fall, Violent Femmes, The Chameleons, Bauhaus, Fad Gadget, The Birthday Party, Blancmage, The Jesus & Mary Chain y muchos más, no los descubrió en sí a todas pero sí les brindó un espacio para exponerlos más. Hoy lo recordamos con mucho amor a éste catalizador futurista de toda una generación.   A Tony Wilson hay que agradecerle por dar origen a la cuna de la cultura Rave en The Hacienda, por la ritualización de esos ritmos y sonidos, por promover esa era del baile en donde el hombre blanco empieza a bailar, por Martin Hannett, Peter Saville y Rob Grettton, por Factory Records, por Ian Curtis, New Order y los Happy Mondays, pero sobre todo por 2 de las bandas más olvidadas pero hermosas de esa camada: A Certain Ratio (sus favoritos por encima de Joy Division) y por supuesto: The Durutti Column de Vini Reilly.

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Joy Division: cuando la poesía llegó al post punk

Desde sus inicios como Warsaw en una sombría y deprimente Manchester a finales de los 70, mostraron que la ideología punk no solo eran guitarras de ira y descontento social, empezando por la protesta anárquica hacia la reina de Inglaterra y todo lo que representaba el sistema, sino que supo canalizar esa energía para llevarlo a emociones más complejas, durante sus inicios se mostraban rudos, enojados y con un sonido demasiado estridente, sin embargo, había algo en ellos que mostraba cierta personalidad, así era  Joy Division.   Sus líricas, las cuales basadas en un juego de palabras llenas de emociones, desde lo más cotidiano hasta llevarlo en su máximo expresión de una poesía indiferente, empezaron a dejar en claro que sería un grupo que pasaría a la historia. Mientras los cuatro integrantes mencionaban ese nombre, estaban de acuerdo que sería un nombre perfecto para una banda (independientemente de su origen nazi), que poco a poco iba mostrando al mundo que con solo un bajo, guitarra, batería y una voz que venía de un eco de la más pura poesía existencialista, se crearían sonidos interesantes con una base de lo que el punk podía ofrecer. Ian Curtis , Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris, eran solo cuatro muchachos que lograron mostrar el interés, primero de toda Inglaterra, y después de una gran parte de Europa, esa manera tan particular de un sonido a la vez innovador y a la vez tan simple, al fin y al cabo era parte de esa ya tan famosa frase del punk: “do it yourself” . Unknow Pleasures llegaba en el año de 1979, su primer álbum el cual comenzaba con “Disorder”, una batería que pareciera como si le estuviera pegando al destino, unas guitarras llevando la dirección de los ritmos, un bajo lleno de destreza y unas vocales que parecían venir de un tipo de edad indefinida, ese fue el primer sonido con el cual empezaba el álbum, uno del cual podías crear tu propio mundo, un mundo de ciencia ficción, paranoia, esperanza y desilusión de lo que se vivía cotidianamente en aquellos tiempos. El punto más álgido del álbum es “New Dawn Fades”, la cual muestra una cruda realidad del existencialismo que vive en cada uno de nosotros y se lleva a un extremo de desesperación encerrado en tu propia alma. Closer, su segundo álbum que llegaba al año siguiente (1980), entraba con una madurez en cuanto al sonido muy característico de la banda, su productor Martin Hannet, un hombre con una visión un tanto futurista y un tanto enigmática marcaría su sello en el disco dejando atmósferas llenas de un  éxtasis auditivo, los sintetizadores que ya marcaban una tendencia hacia donde debía dirigirse la música, sonaban con un hermoso estilo invernal (que más adelante daría el nacimiento a New Order). “Isolation” es la prueba perfecta de que el dance no necesariamente tenía que ser algo alegre y monótono, pero al álbum mostraba algo más, las líricas de Ian Curtis dejaban en claro que la poesía se estaba convirtiendo en un epitafio de su propia existencia, así mismo “Passover” marca el ritmo de una vida llena de altibajos aunque el bajo de Peter Hook suene con una jodida fuerza al igual que las guitarras un tanto crudas de Bernard Sumner. “The Eternal” y “Decades” marcan un final que prolongaba la vida de Ian Curtis hacia su trágico final y con ello moriría el legado de una banda que apenas con tres años de existir y un trabajo de dos discos de estudio, serían la punta del iceberg para ser la influencia de muchas bandas que vendrían después. Un mundo de post punk y poesía conectados por Ian que se volvieron eternos e influyentes.

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El acid, la música house y su legado a finales de los años 80 y en los 90

Una naciente generación a finales de los 80 en toda Europa y América también, estaba hambrienta de comerse al mundo con algunos de los más emocionantes, raros, exóticos y ácidos sonidos que la década había arrojado justo cuando todo parecía perdido gracias a la invención del 303 y el dueto Phuture y la droga del momento: el éxtasis. Pero, ¿cómo pasa el éxtasis de ser una droga de uso bastante restringido a ser la “droga para bailar” de toda esa revolución? Desde unos contextos de uso bastante específicos, la MDMA se va poco a poco filtrando en los clubs más exclusivos de Chicago, Nueva York, San Francisco y Detroit, de la mano de los yuppies metropolitanos sumidos en el glamour del mundo del arte, del cine y de la música. La MDMA encuentra el mejor terreno en las entonces llamadas warehouse parties, fiestas muy de moda que se realizaban en bodegas subterráneas, almacenes abandonados y en clubs predominantemente gay, donde se comienza a hacer una experimentación musical más en forma y desafiante. En Chicago es el club Warehouse, paraíso de homosexuales y afroamericanos, en Nueva York el estandarte sería el Paradise Garage. En estas catedrales del baile, 2 DJs americanos: Frankie Knuckles y Larry Levan (el primero en Chicago el segundo en Nueva York) comienzan a crear un nuevo estilo musical con la intención de cubrir el vacío que se estaba creando en mundo de la música. Estos serían los primeros pasos de lo que posteriormente se conoció como música House, esto según la versión del DJ británico Richard West conocido como Mr. C, sin embargo, versiones menos refinadas, refieren que el término “house” procedería del hecho de que este tipo de música puede ser fácilmente producida en cualquier casa, desde el hogar literalmente, eso sí, siempre y cuando se disponga de la tecnología necesaria. El house rompe con todos los moldes musicales existentes hasta la fecha, lo mezcla todo, especialmente R&B, ritmos latinos, hip hop, funk y la música electrónica alemana de comienzos de la década de los años 80. La única concesión distintiva a esta mezcla completamente electrónica es la presencia de una voz femenina, que es sin duda una de los distintivos que crea un éxtasis total al momento de sonar en las pistas de baile. Pero acá no acaba todo y de ahí un punto relevante del porque de su importancia, descendiente directo del house es el techno (término tan mal usado últimamente para todo), variante totalmente computarizado de más de 120 o en ocasiones 130 bpm y así, a esta nueva familia se irían uniendo los bizarros y relevantes en su momento gabber, tribal, el ambient y el hipnótico trance, así como la igualmente batiente e imprevisible música progresiva. Estos géneros impulsados por el house dieron vida a los raves, es un término surgido para hacer referencia, desde hace algunos años, a un tipo de fiestas multitudinarias que se celebran en espacios cerrados, que se prolongaban durante toda la noche y, en las que predominaba un tipo de música fuerte y repetitiva que usaba muestras de música previamente registrada, que eran mezcladas a modo de collages y que fue bautizada atinadamente como Acid House. El origen del término acid house no está del todo claro, ya que si bien algunos autores consideran que proviene del argot existente en las calles de Chicago dónde significaba “robar”, pretendiendo hacer referencia al proceso de creación de esa clase de música, son muchos más numerosos los que piensan que hace referencia al nombre coloquial del LSD, droga consumida preferentemente en las primeras fiestas acid house y que todos sabemos tuvo un impacto tremendo en la psicodelia de la década de los 70. Existen algunos mitos y fuentes que apuntan a que fue en Chicago donde comenzó, el año registrado en los libros especializados es 1988, esto coincidiría con el hecho de que algunos DJs comenzaron a reunir a grupos de jóvenes donde permanecían bailando durante toda la noche música que consistía en fragmentos de discos que eran copiados y mezclados electrónicamente por medio de un sampler. Desde América, el  house, el techno y el éxtasis atraviesan el océano y penetran en el viejo continente, así es, lo habían logrado y nadie tenía una absoluta idea del movimiento revolucionario que empezaría a vislumbrarse; destinos enganchados y puntos clave: primero Ibiza y Valencia, posteriormente, Londres y Manchester. Había nacido una nueva era, un nuevo reinado. En Ibiza comienzan a hacer furor en dos de las más famosas discotecas a nivel europeo de la época, Amnesia y Pachá, pioneros que ahora quizá no sean muy bien vistos por esta gran comercialización. Sin embargo, en Londres, el comienzo sería en locales principalmente de carácter gay como el Shoom, el Pyramid o el Jungle, donde se bailaba house toda la noche y se comenzaba a utilizar las primeras dosis de MDMA. La mayoría admite que fue España, concretamente Ibiza, el lugar desde donde se exportó al resto del mundo este tipo de fiestas y el movimiento acid house. Ibiza constituía el lugar de encuentro habitual tanto de vendedores de drogas como de seguidores del movimiento denominado New Age,  por lo que alrededor del año 85, el MDMA circulaba con cierta difusión por la isla, fechándose el inicio de los raves en el año de 1987. Es en esa época cuando la juventud inglesa que veranea en Ibiza, comienza a importar ese tipo de fiestas a su país, dónde se convierten junto con el consumo del éxtasis en uno de los fenómenos de mayores repercusiones sociales de los últimos años, concretamente a finales del 87 y comienzos de 88 se aviva la tendencia en Inglaterra, cuando un grupo de cuatro DJs ingleses: Paul Oakenfold, Johnny Walker, Nicky Holloway y Danny Rampling, conocidos como Los cuatro jinetes del Apocalipsis:, regresan de Ibiza tras haber visitado Amnesia y Pachá y deciden recrear en su país lo vivido en estos lugares. En sus clubs sonaban exclusivamente discos que pertenecían a un tipo de música aún inaudito, pero

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