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Crass, los creadores de una identidad distinta para el punk

Corría el año 1978 y mientras estaba activa la generación punk, el famoso punk del 77, creyentes en el caos, las tendencias y la destrucción social e individual, Crass (1978-1984) vino a generar una nueva identidad: derechos de los animales, ecologismo, autosuficiencia, feminismo, antirracismo y pacifismo. Crass criticó la cultura mainstream.

 

La primera oleada del punk, encabezado principalmente por Ramones, Sex Pistols, The Clash y Blondie, en 1978 ya se encontraba en los anaqueles de las tiendas en Londres. Empezaban a vender camisetas con la cara de Sex Pistols y lo que había empezado como una reacción política había perdido sentido.

Hubo cierta desinformación por parte de la prensa y cuando el movimiento punk apareció como algo atrayente para los jóvenes, muchos de los aspectos estéticos empezaron a ser objeto de apropiaciones sin sentido; sin embargo, cualquier movimiento que se aprecie de ser “contracultural” en el siglo XX debe entender que esa contracultura maneja códigos generales que son entendidos por muchos.

 
 

Las acusaciones de una y otra corriente fueron muy parecidas: lo que había empezado como un movimiento con una filosofía política terminó convirtiéndose en una excusa para vestirse de cierta forma y disfrutar de algunos usos y consumos.


Crass apareció en 1978 con una bandera diferente. La banda fue crítica de la misma subcultura punk, así como de la cultura juvenil en general. Promovía el anarcopacifismo que a la larga seguirían otras bandas de la escena musical punk.​ También se los relaciona con el género art punk,​ debido a su uso de collages de cassettes, gráficos, grabaciones y poesía e improvisación.

 
Crass llevó más lejos todo lo referente al activismo y la acción directa. Era una banda abiertamente política y lo transmitía en distintas maneras aparte de la música, no era una banda, sino más bien un colectivo. Vivían en una granja en donde aplicaban la ética Do it yourself. Quizá éste fue el principio de los okupas que se encuentras regados en todo Europa entre la comunidad punk, principalmente. Hacían su propia ropa y sembraban sus propios alimentos. Apoyaban el vegetarianismo, grababan sus álbumes de manera independiente y vendían sus creaciones a precio justo, solo para poder hacer más discos.
 
Sus críticas no solo tenían que ver con Inglaterra, la reina y la sociedad británica, más que ningún otro grupo, Crass hablaba de la sociedad del consumo, de la religión, de los medios, del feminismo y de todo tipo de temas sociales. Musicalmente hablando, aunque son conocidos como una banda de hardcore-punk o punk-rock, su música es menos convencional de todos sus similares de la época.
 
El mensaje de Crass llegó en el momento más indicado, cuajó perfecto con la decepción que parecían sentir todos los que vieron nacer el movimiento. En 1982 Crass hizo esta pieza subversiva, juntaron grabaciones de Margaret Thatcher y Ronald Reagan para crear una falsa conversación telefónica entre estos dos personajes conservadores.
 
 

No todo era música, sino trasfondos mayores: Do They Owe Us A Living?

La práctica de la ética punk tiene uno de sus orígenes en la incansable labor de Crass.

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