Un 4 de noviembre de 1991 salió un disco considerado cumbre y que permanecerá en el olimpo del shoegaze: el Loveless de My Bloody Valentine, trascendental hasta el día de hoy. Kevin Shields fue/es uno de los mejores guitarristas irlandeses o al menos de los más innovadores de finales de los 80 y principios de los 90, pero no fue hasta que Loveless salió al mercado para irrumpir la escena con sonidos relativamente innovadores en una corriente musical que fue catalogada como shoegaze; el equilibrio perfecto entre el noise y letras pop depresivas que apelaban a la añoranza o a los sueños inconclusos de juventudes olvidadas. Este disco fue refugio para muchas bandas que vinieron después y una de las producciones más memorables de aquella década. El disco fue acogido por la disquera de Alan McGee: Creation Records, que perdió mucho dinero en el proceso de grabación, el mismo Alan McGee pensó que “iba a tener el mismo impactó que Nevermind y lo tuvo, pero 20 años después”. Y sigue siendo la obra suprema de My Bloody Valentine, un disco que sigue siendo redescubierto cada año y que sin duda tiene su lugar ganado como uno de los discos de textura sónica en la atmósfera de las guitarras más impresionantes que jamás habíamos escuchado.