Breve historia del screamo mexicano: o cómo el caos intentó crear una secta de emo violento

A finales de los años noventa y principios de la década del 2000, en Estados Unidos se vivía la primera-segunda ola del screamo. El Munoz GYM de Bakersfield, ABC No Rio de New York, Killtime de Philadelphia, Che Cafe de San Diego y otros espacios DIY servían para hacer shows. Ebullition Records editaba This is medicine de Reversal of Man y Chaos is Me de Orchid. You & I sacaba The curtain falls con Greg Drudy, dueño de Level Plane Records. También en cualquier tocada realizada en sótanos o salas de hogares, se podían adquirir In line for halos de The Spirit of Versailles o Document #1 de Pg. 99. Esto ocurría gracias a proyectos que existieron a inicios y mitad de los noventa. Shotmaker, One Eyed God Prophecy o Union of Uranus eran de los grupos canadienses más destacados. En Columbia, In/Humanity llamaba la atención con su emo violence. Frail, en Philadelphia mantenía un pensamiento straight edge bajo una estética nerd; usaban suéteres, camisas de cuadros y lentes de pasta. Matt Anderson 4 , editaba con Gravity Records el primer 7 pulgadas de Angel Hair, provenientes de Colorado. Portraits of Past con tan sólo un año de trayectoria y su álbum 01010101, hecho por Ebullition Records, fue lo suficiente para que enloqueciera a un sinfín de adolescentes. En otras partes del mundo Jasemine e Ivich de Francia, Assay y Age de Alemania, o Envy de Japón, divulgaban que nacía un sonido más emocional y caótico del hardcore, el cual terminaría siendo uno de sus hijos más bastardos por la confusión y los estereotipos que vinieron después: tristeza, autoflagelación, maquillaje, ropa ajustada, cabello planchado, MTV… En México, casi al mismo tiempo sucedieron cosas relacionadas al screamo. OMA existió en Monterrey de 2001 a 2007. Se formaron en un viaje por carretera a Austin, Texas para asistir a un concierto de The Get Up Kids. David (bajo), Hugo (batería), Cesar (guitarra) y Paco (guitarra), conversando del proyecto invitaron a Rafreak, quien se encargaría de los gritos. Tocaban en festivales como el Happy Fi o Chenchas. Igualmente se presentaban en bares, con los conjuntos de hardcore callejero y metalcore que existieron en esa época. No obstante, coincidieron con Non Plus Ultra, otra agrupación del mismo estilo. Años después compartieron escenario con Conspiración Alfa 5, proyecto donde estaban involucrados los hermanos Blake de División Minúscula, y otros músicos de Guadalajara que también hacían música ruidosa. Grabaron dos casetes, pero ninguno de los integrantes sabe algo de las cintas. Entre 2009-2010 se reunieron para tocar en la despedida de Alguna Vez Fui Ciego, grupo del hermano de Rafreak, y del cual se formó Le Mat, quienes tienen algo similar a OMA. En otra ocasión se presentaron en la segunda y última edición del Jungle Fest, un vago intento de unir a las bandas de screamo que había en el país. “Nos fuimos deconstruyendo. Iniciamos cinco integrantes y terminamos siendo tres: bajo, batería y voz. Incluíamos una televisión con videocasetera en nuestros shows, donde reproducíamos películas de Alejandro Jodorowsky. Tocábamos menos de veinte minutos. OMA tuvo un significado de transformaciones para nosotros”, dijo Rafreak. Sus presentaciones eran un impacto visual. Durante un festival Chenchas, Rafreak salió en calzoncillos y con el cuerpo pintado de blanco. Hizo que su set fuera inolvidable, en una presentación intima. Por eso el sonido de OMA podría definirlo como el de un hombre concursado en un slam de poesía. Saetia, Kolya, Plunger y Moss Icon era a lo que sonaban. “Cada tocada recapitulaba una vivencia. Buscábamos que los expectantes entraran en un pánico efímero. Presentábamos letreros con frases para formar una atmosfera cadente. Era importante que entendieran lo que se gritaba y repartíamos las letras en un fanzine”, explicó Rafreak. Tras su separación, Hugo continuó tocando con Holiday, su otra banda; mientras que Rafreak formó un proyecto similar a Oma que se llamó Camus Monster 44. Kiko Blake, actual integrante de División Minúscula, tocó la guitarra con Non Plus Ultra cuando comenzó a vivir en Monterrey. En la banda también estaban Sonora (guitarra y gritos), BB (batería) y Buki (bajo). Su sonido combinaba el grindcore y poweviolence con la emoción. En el 2000 fue cuando se juntaron a ensayar. Sólo grabaron ocho canciones. Estuvieron activos tres o cuatro años, contando que en 2007 se presentaron en el Café Iguana, durante la gira de The Locust por México. “La única intención que teníamos era hacer ruido. Nos identificamos con Reversal of Man, Charles Bronson y Cobra Kai. Es importante mencionar que era difícil encontrar material de ese tipo. Afortunadamente Buki tenía una distro; así teníamos acceso a grupos que nos hubiera encantado ver en vivo”, dijo BB. NPU fue la primera agrupación de screamo que vi tocar. Ocurrió en 2003-2004. Se presentaron en el ETEC, un viejo edificio del centro de Monterrey. En esa escuela en ruinas, los domingos por la tarde organizaban shows. Tocaron en un salón de clases y lo recuerdo como si fuera ayer. Tendría que golpearme la cabeza muy fuerte para olvidar la rabia de dos vocalistas gritando (en ese tiempo se incorporaron Samuel y Pollo Emo, después de que Sonora dejó el grupo), un bajista en calzoncillos de espaldas al público, un guitarrista haciendo rápidos arpegios que casi lo hacían sangrar, y un baterista con look rockabilero tocando ritmos que nunca antes había escuchado: violentos y cortados. Intenté localizar a Buki por el asunto de su distro, y porque se trata de un guatemalteco que llegó a Monterrey más o menos en 1997, para estudiar y asistir a shows. Fue imposible localizarlo. Lo único que supe es que vive en Estados Unidos. “Yo sigo teniendo contacto con él. Internet nos facilita las cosas, pero casi no lo usa. Buki cumplió el sueño de muchos de nosotros: vivir en San Diego y ver a bandas que nos gustaban”, explicó BB. NPU junto a OMA, hicieron algo diferente en las tocadas que ocurrían en Monterrey con su estética, su sonido poco conocido y una propuesta que difícilmente

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