Depósitio Sonoro

29 noviembre, 2021

Columna Estoy escuchando: Curtido, de Carneviva

Por Abraham Garcí[email protected] Lanzado en 1993, el tercer álbum de esta agrupación argentina, surgida en la provincia de Santa Fe, supuso el punto más álgido en su carrera, aunque nunca alcanzaron la notoriedad nacional o internacional de muchos de sus contemporáneos que se desenvolvieron en Buenos Aires. El éxito puede ser algo ambiguo. Se puede ver reflejado en la repercusión y la fama, bonanza en los bolsillos, también en premios y reconocimientos. En estos tiempos de “metaverso” digital, que con brutalidad se polariza la opinión pública entre el blanco y el negro desde miles y millones de likes y followers, capaces de encumbrar una idea o vertiente como si fuese la panacea, o en contraparte, cancelarla y condenarla al ostracismo, parecería muy simple definir lo que es el éxito y lo que no lo es, pero, así como la vida, dudo que sea tan fácil de explicar; me parece que hay más matices y maneras menos tajantes. En la música, por ejemplo, a lo largo del tiempo, han existido y existen innumerables proyectos que ni siquiera han sido ni serán malentendidos en su época para ser revalorados en otras, porque no podrán aparecer de un día para otro en las plataformas de música para que la gente les escuche y les conozca. Porque también influye el contexto social, geográfico y económico para que un proyecto pueda proliferar. Al vivir en Colima pude notar eso, proyectos originales que trabajan muy en serio su música y sobre las tablas se ganan una buena reputación, convocatoria, respeto y validación a escala regional, pero no logran posicionarse en dar el siguiente paso para poder avanzar y romperla en grande, tan solo porque no hay tanta intensidad, oportunidades ni herramientas como podría haberlas en una ciudad más grande. Así ha ocurrido en muchas escenas musicales descentralizadas de las capitales, sin una estructura económica pujante, aunque, claro, desde finales de la primera década del 2000, con el declive de las disqueras corporativas, el incipiente metaverso digital, hablo de los tiempos de My Space, ayudó un montón para que proyectos musicales de la periferia tendieran sus redes de trabajo de manera remota y buscaran desde su trinchera en medio de la nada el mentado éxito en formas alternas. De no haber tenido la experiencia de un semestre como estudiante en Paraná, seguro nunca habría conocido a Carneviva. Estar ahí en ese momento supuso un descubrir y tratar de absorber lo más posible, entre ello la música argentina y algo de América del Sur: Los Redondos y El Indio Solari, Sumo, Divididos, Las Pelotas, Spinetta y todas sus bandas, Viejas Locas, Intoxicados, Almafuerte, Mercedes Sosa, Astor Piazzolla, Alfredo Belusi, Les Luthiers, La Mona Jimenez, la murga, el cuarteto, la cumbia villera, la candombe y la samba, todas las expresiones que supusieran algo nuevo, o que por X y Y, no les llegué a dar bola en su momento por estar en otra cosa, era abrirse y aprovechar todo al máximo entre tragos de mate durante el día y fernet con coca o un tintillo por las noches. “Carneviva es una banda muy zarpada”, me llegó a decir mi camarada Gabi en esa época entrerriana. “Me gustan mucho porque son muy de acá”, lo decía dejando un poco de lado la argentinidad, con gran énfasis en lo regional, como si se tratase de ese túnel subfluvial que conecta de manera geográfica Paraná con Santa Fe y cantidad de pequeñas ciudades y pueblos en cada extremo. Siempre tendré el arrepentimiento de no haber podido asistir a ese concierto acústico que Carneviva dio en el Teatro Municipal 3 de febrero en alguno de los meses finales del verano austral de 2009 en Paraná. Pienso que hoy sería un buen recuerdo y algo así como una medallita más a la frívola colección de conciertos y tocadas, sólo porque el grupo liderado por el cantante Gustavo Angelini tiene una calidad cuasi teatral en directo y es un referente para público y músicos santafesinos y entrerrianos, ya que en el circuito de los grupos de rock es de uno de los que llegó más lejos y en sus mejores épocas se llegaron a codear con figuras connacionales sobre algún escenario. De un tiempo para acá su presencia se ha vuelto intermitente, con reuniones esporádicas debido a que el núcleo central de la banda, su cantante y el baterista Lucio Venturini, en la actualidad exploran y crea música por su cuenta con otros proyectos, y sólo conservan Carneviva por la demanda popular de sus coterráneos. Decía que no sabría de la existencia del grupo si no es porque fui a su terruño y hoy quiero hablar de su álbum Curtido para compartir y no dejarlo en mi propio olvido. No es un álbum tremendamente innovador en lo musical, ya que suena muy de su época en la vena del rock alternativo, sin embargo escucharlo me remonta a una época muy singular. Tal vez la mayor particularidad que tenga es que contiene la histriónica y expresiva voz de Angelini, capaz de envolver y engatusar al escucha con la poética de sus letras. En líneas generales, Curtido es un álbum muy bueno para escuchar en la primera mitad de tus veintes o para recordar tus veintes, ese tiempo culmen de la juventud donde ninguna presión es demasiado grande para no pasarla bien y existe esa hambre, animosidad y energía para descubrir, desarrollar y explotar con vehemencia vetas desconocidas de tu propia individualidad. “Carneviva es vivir el calor agobiante santafesino en verano y matarlo con cerveza en porrón con las amistades, navegar los ríos en un bote precario al ritmo del viento y sus letras, gritar los goles de Colón (el actual y por primera vez campeón en la primera división del fútbol de Argentina) en la noche con su hinchada) en un trance místico por el vino cepa rosa cuveé”, me dice el cumpa Agustín Alberini cuando le pido información porque lo que tengo me parece insuficiente. “Cuando íbamos por la calle principal había una música

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Primer disco de larga duración de Nueve Desconocidos, un tratado con las artes oscuras

Hace unos días el proyecto español Nueve desconocidos lanzó su nuevo disco, un tratado electrónico de artes oscuras, sufrimiento y enajenación, ilustrado por el estudio de arte y diseño Conjuro, que es el primer álbum de Ares Negrete. Este disco se manifiesta como médium capaz de poner en contacto los espíritus de la coldwave con el público. Compone, interpreta y produce todos los temas, salvo “Las venas de mi amigo están ardiendo”, de Polanski y el ardor, que somete a la contundencia rítmica, la seducción melódica y el eco melancólico que dirigen el resto del álbum. Introspección sensual y luz sobre los temas oscuros, dolorosos, controvertidos y polémicos. La magia de El último vecino, en “Preguntas”; Interrogación Amor, en “Perdido en mi mente”; y VVV [Trippin’You], en “Convicción”. La síntesis corporal, intelectual y espiritual. Pop sofisticado, inquietante. Ideas y destreza. Ensalmos. Sensibilidad punk. Primer disco de Nueve desconocidos llamado Nueve desconocidos. Disponible el viernes, 29 de octubre de 2021, en todas las plataformas de streaming y en vinilo negro. Nueve Desconocidos surgió en una habitación, instrumentos y un ordenador. Previamente a Nueve Desconocidos tenía un proyecto llamado Dogma 95, un poco mas enfocado al sonido etéreo del Shoegaze y cantando principalmente en ingles. A finales del 2019 decidió empezar a componer únicamente en castellano, ya que la experiencia de escribir en su idioma fue bastante más enriquecedora.

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