Depósitio Sonoro

The Shaggs, llamado el peor grupo de la historia, influyó a artistas como Kurt Cobain

TEXTO POR: Tamara Ludmila

Austin Wiggin Jr. era tan solo un niño cuando su mamá le leyó la palma de la mano y le dijo tres predicciones sobre su futuro: se casaría con una rubia, tendría dos hijos después del fallecimiento de su esposa y sus hijas formarían un exitoso grupo musical. En la adultez, después de ver las primeras dos predicciones cumplirse, Austin no dudó sobre la veracidad de las visiones de su madre y sacó a sus hijas Dorothy, Betty y Helen de la escuela para comprarles instrumentos y hacerlas practicar en el sótano de su casa. Fue así como se fundó la banda femenina de rock The Shaggs.


Bajo las estrictas condiciones de su padre, las hermanas estaban obligadas a practicar por largas jornadas sin ningún tipo de instructor o introducción a la teoría musical. Dorothy y Betty enfrentaban sus guitarras, así como Helen su batería, sin conocimiento alguno sobre
instrumentos o música. Austin era tan conservador y severo que las hermanas ni siquiera tenían permitido escuchar álbumes o ir a conciertos, por lo que tampoco tenían muchas influencias musicales. Aun así, encerradas en el sótano y en contra de sus deseos, las
adolescentes dedicaban horas a practicar y componer. Cinco años después tendrían 12 canciones dentro de un álbum: Philosophy of the World.


Con algo de dinero ahorrado en sus bolsillos, Austin se acercó a los estudios Fleetwood y le propuso a uno de los productores grabar el álbum de sus hijas, a quienes prometió como sumamente atractivas y talentosas. El día de la grabación, las hermanas acudieron al estudio con enorme hartazgo, fastidio y nerviosismo. No se sentían preparadas, ni se concebían como buenas músicas. La autoridad de su padre, sin embargo, las llevó a pasar el día entero en el estudio y terminar el álbum. En 1968 se crearon mil copias de la grabación, pero novecientas de ellas no llegaron a las manos de nadie.

The Shaggs pasaron a dar algunas presentaciones en vivo pero pronto se volvieron el hazmerreír de las audiencias. Las hermanas sufrieron de burlas y en ocasiones, se les lanzaron latas a los escenarios.
— Era muy vergonzoso, decían que nuestra música era basura. No queríamos estar ahí, pero teníamos que obedecer a nuestro papá. — recuerda Dorothy en una entrevista con la BBC.


En 1975, Austin falleció repentinamente de un infarto. Liberadas de su padre, las hermanas dejaron de tocar e inmediatamente desintegraron el grupo para tener vidas normales; sin embargo, 20 años después, uno de los cassettes de Philosophy of the World caería en las manos del vocalista de la banda NRBQ, quienes en conjunto y fascinados por el sonido de las Shaggs, decidirían producir el disco y darle inmensa distribución.
— Vi belleza y originalidad. Y todo lo que hace a la música especial… ellas lo tenían.—, señala Teddy Adams en una entrevista con Jon Ronson.


Tras dicho lanzamiento, las Shaggs se popularizaron y llegaron a los oídos de los más grandes artistas, tales como Kurt Cobain, quien las mencionó entre sus 5 álbumes preferidos; Frank Zappa, quien llegó a tocar sus canciones y hablar sobre su amor por el álbum; y Bonnie Raitt dijo que “sonaban como náufragos en su propia isla musical
desértica”.

La revista Rolling Stone nombró al álbum como el Comeback del año y las hermanas lograron atraer a múltiples fans. La banda dividió al público entre horrorizados y amantes. Las canciones arrítmicas, caóticas, con acordes desafinados y voces rígidas, demostraron un nuevo acercamiento humano a la música. Jean Dubuffet, el fundador del Arte Marginal, comentaría sobre el álbum con inmenso acierto: “Aquí somos testigos de la operación artística en su forma más prístina, algo puro, reinventado desde cero en todas las etapas por el creador que se guía únicamente de su impulso personal”.


Philosophy of the World no solo se volvería entonces un campo de debate, extraña belleza u originalidad, sino también un valioso atestiguamiento del humano descubriendo y creando música sin ni siquiera conocerla. Y por encima de eso, en las canciones se logra tal rigidez caótica, inquietante e hipnotizante, delatora de las condiciones claustrofóbicas de las hermanas al componer y grabar, que el álbum se concibe también como una experiencia psicológica.
— ¿En ese momento no sintieron que estaban haciendo algo que era peculiarmente hermoso?
— pregunta Jon Ronson.
— No, para nada.
— ¿No lo han vuelto a escuchar ahora y pensado que, en realidad, es bastante bueno?
— Ha decir verdad, aun creo que es malo. — ríen.

TEXTO POR: Tamara Ludmila

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