Imaginar al Eddie Vedder de los años 90 colaborando con Elton John sonaba improbable. Pero ahí están, Elton y su piano, amable, melódico, en la canción “Picture” ejemplifica el espíritu del primer álbum en solitario sin banda sonora del líder de Pearl Jam desde 2011: un conjunto de rockeros mezclando pop; y eso está bien, no sólo hay que vivir de glorias pasadas o repetir patrones. En esta ocasión también invitó Stevie Wonder y Ringo Starr, en un disco planeado al inicio de la pandemia.
Vedder permite que estos amigos superestrellas adornen las pistas en lugar de intimidarlos. Eddie Veder, devoto de Neil Young y Pete Townshend, no revela ni una pizca de lesa majestad.
La banda que acompaña el disco son: el baterista de Red Hot Chili Peppers, Chad Smith, el exguitarrista de Chili Pepper, Josh Klinghoffer, y el coproductor Andrew Watt en el bajo.
Vedder ha aceptado con dignidad su posición como una quinta parte de lo que alguna vez fue, brevemente, una de las bandas más grandes. Él es más ligero; canta con un salto en su paso. Después de varios álbumes de Pearl Jam de material machacado en salsa de carne, las delicias más aireadas de la carrera final de Earthling permitieron que Vedder se estirara hacia otro lados con cautela. Ahora Ringo ofrece el habitual trabajo de percusión superconstante en “Mrs. Mills”, una oda a la pianista británica Gladys Mills y una elegía al propio padre músico de Vedder, con su trompeta muestreada brillando como un recuerdo del Swinging London. “Try” cuenta con la armónica de Stevie Wonder, sus skirls un par de estribos que impulsan el trabajo rítmico de Vedder y Klinghoffer. “¡Los buenos hombres no tienen que fingir!” Vedder grita.
Con información de: Pitchfork