Con la colaboración de integrantes de Sun O))), Cloud Nothings y Perfume Genius, llega el sexto y último álbum de la cantante y compositora estadounidense Zola Jesus con gran intensidad.
Zola Jesus es una intérprete de lo irreal. Con formación en ópera clásica, la artista radicada en Wisconsin ha profundizado en los alcances de géneros con el dark wave y el art pop con la fuerza de un árbol caído por un rayo. Su álbum debut, The Spoils, se sintió como un hechizo arrojado a un espejo de estática, y más de una década después, su nuevo álbum tiembla con una sensación similar de ruptura de encanto. Arkohn, que se traduce como “gobernante” en griego antiguo, lidia con las preocupaciones existenciales de hoy. Es decir, ¿cómo superamos la desilusión de la pandemia y las instituciones para imaginar un mundo de verdadero cuidado?
Si bien su último álbum, Okovi, excavó las experiencias personales de la cantante con la muerte, lo que está en juego en este LP es más social. ARKHON marca una de las primeras veces que usa la música como un espacio directo para mediar en su relación con la política. El sencillo principal y de apertura, ‘Lost’, suena como una película de terror deconstruida: un grito ahogado que se ejecuta en bucle sobre tambores galopantes y sintetizadores de sirenas de niebla.
Al igual que su visión del futuro, ARKHON no fue un proyecto realizado en solitario; en comparación con álbumes anteriores éste es más un producto de colaboración que algo en solitario. Recibe ayuda de Randall Dunn (Sunn O))), Cloud Nothings) y Matt Chamberlain (Fiona Apple, Perfume Genius), quienes sacan a relucir las partes más retorcidas de Danilova. En el glacial y vasto ruido de ‘Fault’, la presencia espectral de Danilova todavía actúa como una fuerza purgante de la culpa con su mantra (“No es tu culpa”). Su percusión explosiva aprovecha la energía de Curve y actúa como la leña perfecta para la ira templada de Danilova.
Detrás de todo el poder torrencial que impulsa a ARKHON hacia adelante se encuentra algo más suave: una aceptación necesaria de cuán frágiles somos como individuos, nuestras vidas se fracturan y reconstruyen constantemente. “No puedo creer lo que estoy viendo”, canta Danilova en ‘Efemra’, como si el hecho mismo de la vida pudiera llenarse de placer y satisfacción. Nada, por supuesto, es tan simple. El duelo por lo que fue y es, sin embargo, no tiene por qué ser únicamente un acto de desánimo; también puede ser una forma de imaginar lo que está por venir.
Fuente: The Quietus