Con “La Pata Coja”, The Bongo Hop nos invita a un fascinante viaje musical, lleno de ritmo, color y una energía contagiosa que nos transporta a diversos rincones del mundo. El proyecto de Etienne Servet demuestra una vez más su capacidad para fusionar géneros de manera original, explorando desde el soul colombiano y el afro-jazz hasta el pop brasileño de los 70s y los ritmos carnavalescos. Pero lo más impresionante es cómo logra mantener una autenticidad vibrante sin apropiarse de ninguna tradición, sino reimaginándola con su toque único.
El álbum tiene una historia personal detrás de su título, nacido a partir de un accidente que casi le cuesta la movilidad a Servet, quien, a pesar de todo, mantiene la determinación de seguir adelante y crear música. Este espíritu de perseverancia se refleja en las canciones, que destilan una fuerza inquebrantable, con momentos de oscuridad pero también de alegría y esperanza. Es una obra que invita a la reflexión, pero también a bailar sin reservas.
“El álbum refleja una sensación de libertad creativa que solo se logra cuando el proceso artístico se aleja de la presión comercial”, explica Servet. De hecho, las canciones fueron creadas sin prisas, algunas de ellas gestadas durante la pandemia y otras a lo largo de un proceso de transición en su banda. La presencia de músicos excepcionales como Nidia Góngora, Kephny Eliacin, Moonlight Benjamin y Lucas Santtana, entre otros, eleva la propuesta, sumando voces y estilos que enriquecen la paleta sonora del disco.
Uno de los aspectos más notables de “La Pata Coja” es su grabación en vivo, lo que le da una sensación de espontaneidad y autenticidad. Las sesiones en estudio fueron una verdadera experiencia colectiva: ocho músicos, ocho instrumentos, y un solo propósito: transmitir la música tal como se vive en el escenario. El resultado es un álbum lleno de energía pura, donde cada tema se siente como una celebración de la música misma.
Las colaboraciones, en particular, aportan una riqueza vocal impresionante. La participación de Moonlight Benjamin en la sombría “Eko Eko” le da un aire vudú que encaja perfectamente con la atmósfera mística del tema, mientras que el trabajo con Nidia Góngora y otros músicos cercanos a Servet suma una capa de profundidad cultural que transforma cada canción en una verdadera obra maestra de la fusión.