Depósitio Sonoro

Alejandro Jiménez

Soft Machine: los pioneros del jazz fusión

A cincuenta años de su debut, Soft Machine es íntegramente recordado por sus experimentaciones en la escena del jazz y rock progresivo. Formado en 1966 por Kevin Ayers, Robert Wyatt, David Allen y Mike Ratledge en Canterbury Inglaterra, fueron los pilares que originaron la escena del “Sonido de Canterbury”. Llamada en honor al libro “The Soft Machine” de William Burroughs, la agrupación de Canterbury fue muy inestable y cambió su alineación numerables veces. Se les podría relacionar como los exploradores del Jazz fusion por su mezcolanza entre el jazz y rock progresivo. Sin embargo, Soft Machine se mantuvo siempre en un perfil bajo dentro de la escena Underground de Londres, a finales de los sesentas. Su primer álbum maneja un sonido mucho más primitivo y psicodélico con tintes de jazz. Es también su único trabajo con la alineación original. Se puede ver cómo coexiste una variedad de influencias (como Frank Zappa) y sonidos que fueron explorados más a fondo mientras la agrupaciòn iba avanzando. Con su tercera entrega de estudio, “Third” (1970), fue que realmente encontraron su propio sonido, que oscilaba entre el jazz y rock experimental y progresivo. En éste álbum, Soft Machine presentaba un sonido que marcaba una distinción considerable con todo su trabajo anterior y fue su primer álbum completamente instrumental. Un álbum con drásticos cambios de tempo y ritmo, melodías complejas en saxofón y flautas, una eufórica y libre batería, bajos juguetones y sintetizadores que remiten a sonidos más psicodélicos y difieren de sus bien establecidas pinceladas de jazz. Su siguiente àlbum, “Fourth” (1971) fue el sucesor con un estilo ya definido. De esta forma, la agrupaciòn britànica fue saliendo de una escena en la que ya no pertenecìan y creando la suya. Paulatinamente, muchos otros grupos se fueron también envolviéndose en ésta mezcla de jazz y rock experimental (como Caravan, Egg, Matching Mole, etc). Soft Machine siguiò creando nuevas formas de expresarse mediante el jazz fusion y el rock experimental en los años siguientes, cambiando constantemente tanto de sonido como de alineación con más de diez proyectos de estudio durante la década de los 70.

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Stereolab, pura genialidad difícil de describir en el tiempo

Hay pocos grupos que recordamos por su peculiar posicionamiento en su época musical. La agrupación francesa, Stereolab es uno de ellos. Con la creación de su sexto álbum, “Dots and Loops” (1997), Stereolab marcó un significativo hito en su trayectoria. Manifestándose como un grupo con un pie en épocas musicales pasadas, y otro pie en probablemente épocas musicales futuras. Con pie acá y el otro allá. Stereolab comienza debido a la pareja conformada por el inglés Tim Gane (previamente guitarrista de McCarthy) y la francesa Laetitia Sadier a principio de los noventa, bajo la influencia de McCarthy, que efectuó como un prototipo sonoro de Stereolab. Fue así como Stereolab fue creciendo dentro de la escena subterránea de pop/rock alternativo de Francia e Inglaterra, permaneciendo como una anomalía en las categorías musicales. Fue hasta “Dots and Loops” que Stereolab encontró la perfecta mezcolanza de sonidos, ritmos e influencias para autodescribir su idiosincrasia. Con una gama de ritmos de jazz en las percusiones, sonidos en guitarra que imitan un poco al bossa nova pero también a The Velvet Underground en sus inicios; el uso de sintetizadores análogos que remiten a la escena pop francesa e inglesa de los años 60 y nuevos sonidos electrónicos con un futurista sabor de boca, Stereolab había encontrado su perfecta fórmula. También es importante recalcar que este es el momento en que la agrupación decide experimentar con nuevos instrumentos como el xilófono, nuevos sintetizadores e instrumentos de cuerdas para los fondos. Y así crean una obra de 65 minutos de pura genialidad, difícil de describir en el tiempo de la música. Este próximo 26 de octubre se presentarán en HIPNOSIS 2019. 

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Apuntes sobre el disco A Love Supreme, de John Coltrane

Todo artista en algún momento de su carrera sufre una especie de punto de quiebre, o una curva, incluso un bache, un parteaguas. John Coltrane, uno de los músicos de jazz más influyentes de la historia, es uno de los casos más particulares. Éste año se cumplen cincuenta y tres años desde que A Love Supreme salió al aire.  Ésta obra maestra nace del producto de un evidente punto de quiebre de John Coltrane. Se encontraba saliendo de una profunda adicción a la heroína.  Después de “viajes espirituales” y una etapa en la que adoptó creencias espirituales asiáticas, Coltrane estaba listo para algo nuevo. De ser un saxofonista promedio, con dificultad al crear composiciones complejas y fluidas, y ser corrido del grupo de Miles Davis, llegó a ser una de las leyendas del jazz. Fue el trompetista Wynton Marsalis quien definió a John Coltrane con la peculiar palabra Perseverancia. Y poco a poco, después de escucharlo por muchos años, hace completo sentido. John Coltrane no nació hecho una leyenda. Fue su intensa práctica y lucha interna después de su etapa de Miles Davis, la que lo moldeó en una leyenda. Tras éstos cambios internos de ´Trane, todo estaba listo para que naturalmente A Love Supreme se creara. Así entonces, ocurriendo el parteaguas (aunque tardío) en la corta carrera musical de John Coltrane. John Coltrane se compuso a lo largo de 1964 y 1965. En éste álbum, Coltrane dirige un nuevo proyecto, un nuevo grupo, con nuevos ritmos (que se podrían clasificar de origen asiático y africano, cosa que era nueva en el mundo del jazz), nuevas melodías, dando así un enorme salto a lo que el jazz contemporáneo es hoy. Es por eso que A Love Supreme permanece y permanecerá como una obra de infinito valor y mérito.    

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