Depósitio Sonoro

Nostalgia

Fiebre mundialista con New Order

Mientras el álbum Technique de 1989 se afirmaba como uno de los mejores del año, New Order parecía anunciar una aparente separación momentánea de sus integrantes, era como el epitafio de uno de sus mejores álbumes de toda su carrera. Corría el año de 1990 cuando el grupo recibió una invitación para crear uno de los mejores himnos ingleses al fútbol de todos los tiempos “World In Motion”, esto aseguraba una reunión momentánea del grupo para escribir sobre una motivación a los jugadores ingleses que estaban por arribar al Mundial de fútbol de Italia 1990. Cuando a Bernard Sumner no se le ocurría alguna idea para crear este himno surgió la invitación de uno de los mejores comediantes y actores ingleses “Keith Allen”, el cual era aficionado el fútbol, este a su vez ayudo al grupo a escribir unas líricas bastantes emotivas y rítmicas para ser solo una simple canción de fútbol. La idea fue todavía mejor cuando algunos jugadores de la selección de Inglaterra se les invito para ser el el coro de un final inédito de la canción, la frase “We’re playing for England” En-ger-land tomo fuerza al ser cantada al unísono del grupo y los jugadores de Inglaterra. Pero la parte más álgida fue el momento de hacer un solo de Jonh Barnes (uno de las estrellas del fútbol inglés),  el cual mostró una astuta forma de cantar al estilo de un rap que no envidiaba a muchos autores de este género. El video de “World In Motion” fue un hit ya que muestra a un Barney con la playera de Inglaterra y unas imágenes de lo que eran en ese momento los jugadores ingleses, a un Keith Allen siendo divertido y sarcástico detrás de un John Barnes que con un balón en mano hacia destreza de cómo se debe cantar al fútbol. Sin lugar a dudas “World In Motion” fue lo mejor del mundial de Italia 1990 tanto que llego a ser número de los charts en Inglaterra y por mucho el mejor himno al estilo del fútbol inglés. Uno que a lo mejor no se ha repetido hasta la fecha ni en éste mundial de Rusia 2018.  

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Balam Acab y su música bella, oscura y profunda

Es difícil creer que ese hombre de cara y cuerpo de adolescente sea responsable de crear esta música con ese poder sobrenatural, misterioso y de gracia fantasmal. Género: Chillwave | Witch house | IDM | Ambient Alec Koone conocido como Balam Acab es un productor de música electrónica experimental con base en Pensilvania. Lanzó su EP debut llamado See Birds en el 2010 y su álbum debut Wander/Wonder en septiembre de 2011, siendo altamente aclamado por la crítica considerandolo uno de los discos más únicos del año y posiblemente de la década dentro de la escena underground, etiquetándolo como “un álbum clásico moderno”.  El estilo musical de Koone está fuertemente influenciado por el witch house y el chillwave entre otros varios estilos, basando su música en gran medida en el agua; goteos suaves y muestras de agua salpicantes, voces angelicales y hermosas, dando al oyente la sensación que lo que se está escuchando no es del todo de este mundo.   Este año Balam Acab tiene dos discos nuevos, Free Etherea y Noided in Flint, MI que aunque no alcanzan la gloria eterna de Wander/Wonder son un gran viaje al perfecto mundo oscuro y hermoso de Balam Acab.

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A 29 años del disco debut de The Stone Roses

Corre el año de 1989 y mientras se vivía una explosión musical en Manchester sobre géneros como el rock, el techno, el dance, el acid house, entre otros, muchos grupos supieron llegar a niveles inimaginables de la escena de Manchester misma… un ejemplo de ello son The Stone Roses. La portada muestra el nombre mismo de la banda con unos gajos de cítricos regados y pegado a un muro grafiteado de una manera que hacía referencia al sarcasmo del arte mismo, no cabe duda que fue una de las mejores portadas de un álbum debut de ese año. “I Wanna Be Adored” se convirtió en un himno de una generación en la cual se buscaba reivindicar el rock británico de una forma más abierta, más liberal, más directa al hedonismo de un Ian Brown (vocales) que cantaba de una forma exquisitamente egocéntrica de lo que es llegar a ser adorado por todo el que le siguiera (al menos eso quería expresar la canción). Esa forma de abrir el disco impresiono a muchos, tanto que se llevó buenas críticas de la prensa nombrándolo uno de los mejores álbum debut dentro de la historia del rock. “Waterfall” se convirtió en otro hit en el cual esas guitarras empiezan con ese estilo clásico del brit pop, en ello se muestran unas líricas bastantes simples y hasta un tanto agridulces acompañadas de una bella conjunción de la batería y bajo. “Made of Stone” la cual fue producida por el mismísimo Peter Hook (ex bajista de New Order) y le dio su toque sublime,  los coros de esta canción hace que sea recordada como uno de sus mejores sencillos y sin dejar atrás las líneas de bajo de la mano de Hooky. “This Is The One” es una de mis canción preferidas ya que las líricas muestran la tierna lujuria de una adolescente al querer elegir a su pareja por primera vez,  las guitarras tomas fuerza mientras Ian Brown canta estremecido de lo que puede llegar a darse en este tipo de situaciones. “I am the Resurrection” cierra el disco de una manera fantástica ya que empieza con una batería un tanto básica y cierra con un solo de guitarra inolvidable de John Squire y  unas líricas haciendo referencia a lo que contrario a “I Wanne Be Adored” no necesita vanagloriarse de el mismo ni de nadie porque ellos mismos son la resurrección del rock británico en tiempos el que la música electrónica y el grunge tomaban gran parte de la industria musical. Uno de los mejores discos debut en la historia del R&R.

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Escucha a Tim Hecker haciendo dub techno

El poder imaginario de Tim Hecker  más allá de lo que le has escuchado.   Hecker lanzó Ultramarin bajo su alias Jetone, un disco que aborda más al dub techno experimental que al ambient drone del cuál es patrono supremo.  El disco te lleva por varios de espacios virtuales. Inunda al oyente con gozosos océanos electrónicos de sonido, estimulando la imaginación y la provocación. Su estructura es una creación de la nueva era que ofrecía el inicio de siglo y que sigue siendo relevante aún hoy en 2018, un bálsamo  conectivo sumergido en las texturas más bellas de la arquitectura musical que pocos ejecutan con un nivel sobresaliente. No te pierdas la oportunidad y ve hacía lo sorprendente. Dale play! https://www.youtube.com/watch?v=15I73n-9bUg

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Public Image Limited: la ira es una energía

Cuando Johnny Rotten terminó con los Sex Pistols todos los ojos cayeron sobre él, esperando cuál sería su gran próxima movida. La primera fue regresar a su nombre y apellido de pila: Johnny Lydon. Dejó las ropas punk y se vistió de gala, traje discreto y colorido, música adelantada. Bautizaron el post punk, junto con muchos otros, pero ellos abrieron la puerta de una nueva revolución en todos los medios de la época al final de los 70’. Su música se distinguió por ser más honesta en cuanto a lo que sentía Lydon y dejar morir su personaje que tanto éxito le dio en los Pistols pero con el cual no se sentía cómodo. Esa honestidad trajo sus verdaderas influencias arraigadas, el dub, el rock de Captain Beefheart y un sonido más pulido en las guitarras. Nunca nada antes se había combinado de esa forma para lograr algo tan original, la personalidad de Lydon cuadraba perfecto e inclusive si sabías mirar y observar bien eran más punk que todos los punks de la época. El punk venía precisamente de revolucionar un sonido que se marcó como un fin cuando los músicos punks adoptaron una postura más consiente, más radical y mucho más idealista hacia mirar a un futuro. Como todo movimiento, trascender es difícil pero siempre se logra, la música de PiL siguió creciendo y se vio respaldada por sencillos maravillosos como “Public Image Limited”, la enigmática y oscura “Flowers of Romance”, la brillantes de “This is Not a Lovesong”, el poderío y lucidez de “Dissapointed” y una de sus obras más increíbles por los cambios que se marcan de principio a fin: “Rise”. Sin duda alguna PiL se ha marcado un pedazo de gloria en la etapa del rock and roll contemporáneo, abanderados de la corriente post punk y marcando el sonido de muchas banas posteriores y actuales. La irá es una energía que si vas más allá de lo que todos ven se puede convertir en algo simplemente excepcional.

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La noche que New Order rompió los esquemas en el mítico Glastonbury

Corría el año de 1987 y después de 6 años de no tocar en el mismo festival New Order venía a cerrar el line up del Glastonbury  del cual se tenía una enorme expectativa  de lo que podrían llegar a mostrar después a haber dejado varios años atrás la sombra de Joy Division. En el inicio se muestra un Bernard Sumner y un Peter Hook algo pasivos mientras corre la primera rola “Elegia”, la cual es una pieza totalmente instrumental y te induce a ese misterioso umbral de dedicatorias hechas en especial para:  ¿Ian Curtis? Mientras la audiencia se muestra un tanto impaciente e introspectiva de lo que escuchaban, New Order por fin mostraba porque fue (y lo sigue siendo) una banda tremenda a lo largo de los años “Touched By The Hand Of God” (sí, esa rola dedicada al gol con la mano de Maradona en el mundial de México 86) llego con todo el estruendo  que hizo cimbrar a todo el escenario, esas vocales tan lindamente desafinadas y un bajo tan mágicamente acomodado en unas líneas de ritmos un tanto electrónicos se hicieron llevar los primeros aplausos de todos aquellos que esteban presentes, seguido de ello empezaron los acordes de una de las primeras canciones que marcaron su sonido propio, “Temptation” hizo por un momento que la audiencia callara al escuchar ese hermosa línea de bajo, “True Faith”, la cual se convertiría en un himno  de esta banda de finales de la década  y Bernard Sumner empezaba a deshinbirse  y cantar con unos tonos agudos que endulzaban el oído debido  a causa de todo el alcohol ingerido horas antes del concierto. “Your Silent face” hacía recordar a la audiencia ese pequeño tributo a Kraftwerk en donde Stephen Morris dejaba las baterías convencionales para enfrascarse a las baterías electrónicas  de una manera tan metronomicamente  perfecta, mientras se percibía un extraño pero hermoso sonido de la melódica, “Every Little Counts”  en la cual parecían bajar un poco la intensidad pero no por eso dejaban a un lado el sarcasmo en las letras y esto se ve reflejado en la  parte donde Barney cambia la letra de la frase “Every seconds counts when i´m with you I think he’s the pig” refiriéndose a él como un cerdo y no a ella como originalmente es la canción. Uno de los momentos álgidos empezaba en el concierto con la llegada de “Ceremony” al ser recordada por la primera canción interpretada por New Order a principios de los 80, al momento que se escucha esos primeros acordes de bajo y guitarras no se puede evitar pensar en Joy Division y mientras Bernard Sumner no puede evitar meter la pata una y otra vez equivocándose a destiempo en las vocales y su risa tan estúpidamente cínica es muestra de ello. ”Bizarre Love Triangle” empieza de una manera tan inesperada que Bernard Sumner empieza a bailar robóticamente para prender a la audiencia y en esa desesperación sus tonos llegan a un momento en que uno piensa “canta como se le da la gana” y sin embargo el jodido Peter Hook sigue bajeando de una manera tan particular mientras que la audiencia sigue aplaudiendo. “Subculture” desde un principio prende a todo presente al ser una de las consentidas de la banda, y llega de nuevo el momento de entrar a destiempo de Peter Hook en el bajo, mientras Bernad Sumner llega a unos agudos impresionantes.  “Sunrise” llega con una potencia modulada en la guitarra, bajo, batería y teclados  que uno los mira y no puedes creer que esos cuatro nerviosos muchachos de Manchester  puedan llegar a tocar a la vez tan precisa y desafinadamente única… “Perfect Kiss” muestra a la audiencia la manera en cómo puedes tocar un rock progesivo con cajas de ritmo y sonidos meramente electrónicos, aquí la que se luce es Gillian Gilbert la cual en su penosa seriedad muestra una audacia para coordinar los teclados y las guitarras. El momento final está llegando y “Age Of Consent” empieza con un bravo bajeo de Peter Hook y unas potentes, roncas y a la vez agudas vocales características de Bernard Sumner  que causan un exquisito estruendo musical, no sin dejar a un lado los nostálgicos teclados bajo el cargo de Gillian Gilbert  y aunque al final es ahora ella la que se equivoca en las notas lo hace ver que todo queda jodidamente bello al tiempo que la audiencia grita y aplaude con ahínco. El Final del concierto la banda pensaba sorprender con un cover  de  The Velet Underground, las mismísima “Sister Ray” interpretada anteriormente por Lou Reed le sentaba bien a la banda para acomodarla a su estilo propio, empezando con esos acompañamientos tan sublimes en las guitarras mientras Bernard Sumner canta las primeras líneas de esta canción… todo parecía terminar con algo de pasividad pero el momento cumbre llego cuando la rola se torna un tanto agresivo en las baterías, Stephen Morris pareciera que le salen ocho brazos y con una rápida técnica empieza a tocar de una manera como si quisiera  acabarse la batería y en ese mismo ritmo Bernard Sumner  y Peter Hook llevan el ritmo de las guitarras y bajos hasta niveles exhaustos…al terminar la audiencia queda gritando, aplaudiendo, lanzando insultos y a la vez agradecidos de ver a una banda que estaba en su momento más perfecto que pudieran imaginar. https://www.youtube.com/watch?v=51f7yUJXJnk    

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Music Has The Right To Children de Boards of Canada cumple 23 años. Un álbum que reinterpreta la nostalgia

Alguien tiene que alzar la voz y hacer el eco suficiente para darnos cuenta de la magnitud de lo que significa el aniversario 22 del disco Music Has The Right To Children de Boards of Canada. Una obra magistral y enorme creada por dos mentes musicalizando un concepto iluminado y de una manera evocadora hacia nuevos pasajes a lo desconocido, quizá comandado por el misterio y la intriga. La obra está compuesta y llena de matices ambientales que diversificaban la propiedad de nuevos géneros hasta ese momento (Intelligent Dance Music, Ambient, Psicodelia, Downtempo). El sonido electrónico ambiental son registros atraídos sorprendentemente de las profundidades de una síntesis atemporal que cuando se llega al nudo de las composiciones, es imposible resistirse al efecto de su encanto melancólico. La magia de este disco es que logra mantener un ritmo constante ligeramente más lento que la mayoría de sus contemporáneos de los años 90, como Autechre, Aphex Twin, Squarepusher o Plaid, crea un punto de referencia sobre hacia dónde se dirigen las cosas. Es como si lograran tipificar rítmicamente las sonoridades de sus percusiones apuntaladas por los lamentos de un mundo en donde los humanos escuchan, sienten, bailan, sufren y aman. Eso puede sonar aterrador y quizá lo es; sin embargo, es extrañamente reconfortante escuchar la música de Boards of Canada. El arte de la portada el arte tiene una familia de los años 70, con los rostros borrados en distintas tonalidades. Entre triángulos, rombos, matices e inflexiones Board of Canada puede llegar de golpe, como un collage con miles de fotografías de viajes y vivencias, como un mantra que busca el trance y la liberación de la mente del flujo constante de pensamientos difusos.   Un disco que te puede atravesar el alma; para degustar, sin prisa alguna, con la calma del campesino que observa su cosecha en temporada fluvial. En un lacónico tiempo este dúo escocés dejó rastros aún inconclusos. Hoy, más allá de ser una banda influyente y de “culto”, Boards of Canada se ha vuelto atemporal. Pueden empapar de nostalgia con su gran misticismo. Music Has The Right To Children nos abraza con mucha profundidad y sutileza, representa una nueva revelación, son espeluznantes, estimulan, atrapan y suavizan el alma de quien los escucha por primera vez bajo un cielo responsable de lo hipnótico hacia un nuevo significado, hacia un derecho que nos pertenece a todos: la música.

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