Depósitio Sonoro

Black Sabbath

Columna Estoy Escuchando: Master of Reality, de Black Sabbath

Por Abraham Garcí[email protected] Publicado hace 50 años, es el tercer álbum de la primigenia agrupación de metal formada en Birmingham. A la fecha continua el debate acerca de si es o no aquel que terminó por definir al género entre su discografía. Mi acercamiento a Black Sabbath fue en la adolescencia, cuando un viejo amigo me regaló las copias quemadas en CD de Paranoid y el álbum que hoy escuchamos, con el pretexto de aleccionarme sobre metal, pues desacreditaba los grupos que escuchaba por ese entonces. Fue la banda perfecta, con la mística perfecta, en el tiempo perfecto para sumergirme en ella. De ahí que me resulte complicado hablar acerca de uno de mis máximos grupos favoritos en la vida. Cuesta mantener el sentido de objetividad y no caer en las garras del fanatismo desbordado, pero antes que periodista musical, soy melómano. Así que haré lo posible por mantener una línea de equilibrio. Era julio de 1971 y Black Sabbath ya lanzaba al mercado su tercer larga duración, apenas 16 meses después de haber publicado su debut homónimo. Nadie había asimilado del todo su música porque causaba extrañeza y hasta desprecio que alguien cantara sobre demonios poseyendo almas y hombres de hierro de fantasía destruyendo pueblos, pero el sencillo “Paranoid” les hizo ganar cierta publicidad en los medios de comunicación, debido en parte al pegajoso acorde de Anthony Iommi y la letra de Terence Butler, hasta cierto punto convencional para los charts de popularidad. Eran los tiempos en que como novel grupo tenían que aprovechar la atención recibida por la controversia que despertaron al ser señalados como satanistas y rajarse el lomo como burros en tocar, componer, grabar y publicar antes de que se desvaneciera la notoriedad, por la que también competían grupos tal vez hasta más virtuosos, como Deep Purple o Led Zeppelin, que junto con los mismos Black Sabbath empujaron para abrir las puertas del éxito popular a los grupos de rock duro o pesado, pero lejos de grabar más éxitos radiales, Black Sabbath entregó Master of Reality, un álbum que de primera oída pareciera una calca, un Volumen II de su antecesor, o que incluso podría ser parte del mismo álbum, por la duración y cantidad de canciones de ambos. También era un álbum nada amigable para la radio.En los menos de 35 minutos de duración y 6 canciones per se que contiene (por ahora obviemos “Embryo” y “Orchid”), Master of Reality parecería más un ep que un álbum (así como el Bad Witch de Nine Inch Nails), pero que en mi opinión supuso la chapita o una fina punta de lanza para terminar por definir una estética y un estilo musical auténtico y original como propuesta del grupo. Si con el homónimo Black Sabbath el grupo quiso asustar a críticos y gente con su pantanoso blues electrificado, como otrora hiciera la película de Mario Bava de donde tomaron el nombre; si con Paranoid comenzaron a ganar dinero a causa de la polémica, el morbo y los “hits” radiales, Master of Reality presentó un sonido más consciente y pulido de parte del grupo y una identidad musical completamente cohesionada y sólida. Son mínimos los detalles, ¡pero están presentes! Incluso dispusieron de más tiempo en el estudio y a diferencia de las sesiones de los álbumes anteriores, pudieron trabajar con mayor calma. La portada del álbum, como si fuese una fotografía distorsionada con el objetivo conocido como ojo de pez, presenta la tipografía con los nombres del grupo y del álbum de manera que parecen ondear sobre una bandera con fondo negro. BLACK SABBATH en el púrpura de la realeza y MASTER OF REALITY en un gris casi negro, que se torna invisible al primer vistazo. Todavía la entiendo como una declaración, no sé si de intenciones, de principios o de fundamentos, independiente a los aspectos musicales de su contenido. Atronador y denso es el inicio del álbum con esa oda a la marihuana que es “Sweet Leaf”. Michael “Ozzy” Osbourne en su cantar suena como un niño emocionado y agradecido con Doña Macohna por haber ampliado su reflexividad y sus capacidades de contemplación para disfrutar de la vida, mientras Iommi hace gala de sus acordes más pegajosos y obesos para arrancar con fuerza. Sorprende que la frase “pruébala” en el cuerpo de la letra no haya sido censurada, si se considera que Black Sabbath ya registraban buenas ventas y eran sujetos de escrutinio público. “¿Pierdes el aliento cuando piensas en la muerte o mantienes la calma?” es una de mis líneas favoritas de Black Sabbath, contenida en “After Forever”. A la fecha, todavía me emociona. Es una canción que en lo personal me remite a mis 11 años, al tiempo en que de buena gana me preparaba para hacer mi confirmación en la Iglesia Católica. Por el proceso mismo me surgieron inocentes preguntas como “¿y de dónde salió Dios?”, mientras la señora que nos instruía contestó, no con una respuesta suya, tal vez basada en su fe y su lógica, sino que me leyó tal vez una parte del “Credo”. Percibí que su respuesta era para memorizar y no para discernir. Fue muy insatisfactorio, en términos tanto del reforzamiento de mi fe como en la situación misma, ya que quise comprender algo y se me trató como si fuese un autómata incapaz de razonar. De eso va “After Forever”, así como de la hipocresía entre feligreses y otros dardos a tan entrañable institución. Black Sabbath quiso lanzarla como como sencillo y curiosamente fue descartada en las estaciones de radio. Iommi, que por aquellos días todavía no contaba con fabricantes de prótesis a la medida para sus yemas mutiladas y tenía que ingeniárselas para crearse las suyas, continuaba con dolencias a causa de la tensión al pisar las cuerdas. Para grabar parte del álbum tuvo que afinar su guitarra en un tono todavía más grave que en las sesiones de sus primeros dos álbumes con el grupo. Butler tuvo que hacer lo propio con las cuerdas de

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5 grandes del Doom Metal

El sonido central de Doom Metal es reconocible al instante, y lo ha sido durante más de 45 años. Y aunque los practicantes actuales han modificado un poco la estructura, la han combinado con otros subgéneros y han acelerado o hecho los tiempos más lentos, el Doom siempre tendrá su lugar en el léxico del metal. La estructura de la música está arraigada y el impacto emocional del Doom es paralelo al espíritu drenado y abatido de artistas como Robert Johnson y Son House. Pero el sonido se amplifica y se amplifica. Desde el momento en que Black Sabbath rompió con su debut homónimo en 1970, esencialmente definiendo el metal en proceso, sentaron las bases de lo que posteriormente sería el Doom, el cual transmite sensaciones de oscuridad con guitarras difusas, ritmos arrastrados y voces generalmente sosas. El ritmo es primordial, al igual que una cierta cantidad de repetición, que generalmente se logra con acordes de guitarra aplastados y silenciados complementarios, melodías y ritmos menores que aumentan y disminuyen, solo para volver a aumentar. Una vez que el Doom tuvo un punto de lanza nunca fue lo mismo. Primera ola (1971 – 1990) Pentagram Una de las primeras bandas en aprovechar el nuevo y ennegrecido espíritu de la fatalidad fue Pentagram, de Virginia, que inyectó sus canciones con los sonidos de Blue Cheer, Jethro Tull y Uriah Heep. El líder Bobby Liebling, un individuo volátil con una larga historia de adicción a la heroína y una reputación reciente de misoginia, fue prolífico desde el principio y escribió docenas de canciones en los primeros años de existencia de la banda. Pero unos pocos singles que sacó Pentagram entre 1973 y 1979 fueron ignorados en gran medida hasta su primer lanzamiento. Su debut homónimo salió en 1985 y capturó la turbulencia de la banda. The Obsessed   A lo largo de las décadas el pilar del doom metal de Estados Unidos. Los veteranos del Doom comenzaron su carrera en 1976 en el grupo Warhorse de Potomac, Maryland, que en 1980 cambió su nombre a The Obsessed. Al igual que con otras bandas tempranas de este género, llevaría casi una década para que el público se pusiera al día con el grupo, que tocaba influenciados también por el punk. The Obsessed finalmente dejó su marca en 1990 con su debut homónimo, que había sido grabado con Wino en 1985. Poco después, Wino dejó Saint Vitus y regresó a The Obsessed para grabar 2 álbumes bien recibidos, Lunar Womb de 1991 y The Church Within de 1994. Un año después la banda se separó por segunda vez. Sin embargo, en 2016, Wino reformó The Obsessed con miembros de The Hidden Hand, Spirit Caravan y Ghost Ship Octavius.  Saint Vitus Saint Vitus se formó en Los Ángeles en 1981 y se llamaron así por la canción “Saint Vitus Dance”, de Black Sabbath. Su vocalista original era Scott Reagers, pero la banda se hizo más conocida como el vehículo de Wino. Mientras que Saint Vitus era claramente partidario de la fatalidad y favorecía los ritmos ominosos, los gruñidos de estallidos, los ritmos en expansión y las voces histriónicas, se firmaron con el guitarrista SST Records de Black Flag, Greg Ginn, quien los animó a acelerar parte de su música. Así capturaron su sonido con un poco más de música punk que la mayoría de las bandas del Doom. Candlemass   En los años 80 las bandas suecas de metal rara vez tuvieron un impacto global, pero con el lanzamiento de su debut en 1986, Epicus Doomicus Metallicus, Candlemass fue ampliamente abrazados por el underground y rápidamente llegó a la cima del metal. La banda tocó canciones de múltiples facetas conducidas por voces tristes, acordes de poder penetrante, curvas sombrías de cuerdas y pistas melodías ardientes. Lanzaron 4 álbumes más antes de separarse en 1994. Desde entonces, se reunieron con varias formaciones y lanzaron numerosos álbumes, incluido el disco doble Epicus Doomicus Metallicus – Live at Roadburn 2011. Segunda ola (1990 – ) Sleep La última banda de Stoner-Doom de la que haremos referencia abre un nuevo ciclo a partir de la década de los 90 y permeando parte del sonido del género que existe en la actualidad. Sleep se formó en San José, California en 1990, con la influencia de Saint Vittus y de Black Sabbath. Al centrarse en los patrones rítmicos lentos, las líneas de bajo tambaleante y los acordes de poder sostenidos y vibrantes, la banda creó canciones oscuras y trascendentes que reverberaban con un ambiente psicodélico. Después de 2 discos, el volumen uno de 1991 y el de Holy Mountain de 1992, la banda fue firmada por el sello principal London Records. En 1995, Sleep presentó Dopesmoker, un álbum de más de una hora compuesto por una sola canción. El sello renombró el registro de Jerusalén, le pidió a la banda que lo editara a 52 minutos y luego retiró al grupo de la lista. Cuatro años después, Jerusalén finalmente obtuvo la admiración merecida y en 2003 fue reeditado con su tiempo original de reproducción de más de 63 minutos. Los oyentes pacientes podrán superar la mera repetición y apreciar los múltiples y sutiles cambios que lo definen. En 2018 lanzaron The Sciencies, lo cual marca un nuevo hito y faceta en la banda.

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Documental sobre la historia del Stoner Rock

El stoner rock o stoner es un subgénero del rock y del metal con gran influencia del rock psicodélico de fines de los sesenta y principios de los setenta. Está conectado tanto con el rock alternativo como con el heavy metal. El stoner rock habitualmente usa tempos de lentos a medios y presenta guitarras afinadas grave, un sonido pesado de bajo y​ en ocasiones voces melódicas. ​El género emergió a principios de la década de 1990 y fue iniciado principalmente por la banda californiana Kyuss, Fu Manchu y Sleep. Aunque su origen se remonta a bandas Led Zeppelin y Black Sabbath.  Para comprender el proceso y evolución de este género que en todo el mundo se ha permeado y que en México no es la excepción, les presentamos el documental que habla sobre su historia, subtitulado al español. En éste aparecen los miembros de bandas como como Acid King, Across the River , Bardo Pond, Brant Bjork, Comets on Fire, Dead Meadow, Earthless , Fatso Jetson, High on Fire, Kyuss, Mammatus, Nebula, The Obsessed, Om, Pearls and Brass, Saint Vitus, Sleep, Sunn O))). Fue realizado por Jessica Hundley y John Srebalus.

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