Recordando a Elliott Smith, el músico atormentado de los 90
La idea del suicidio habita en la cabeza de unos cuantos seres atravesados por la melancolía. En todo ese delirio aparece un patrón, una regularidad, que los más incrédulos o indiferentes decidimos omitir aunque las pistas estén ante nuestros ojos: el anuncio de la muerte por medio de ideas y conductas autodestructivas Poseído por ese dolor Elliott Smith fue encontrado el 21 de octubre de 2003 a los 34 años de edad con dos puñaladas en el pecho en la ciudad de Los Ángeles. La escena policíaca y el cuerpo teñido de sangre fueron elementos que insinuaron la posibilidad de un asesinato. La primera sospechosa fue Jennifer Chiba – su novia de aquel tiempo -, con quien discutió horas antes. Pareciera un caso no resuelto; sin embargo, lo que sabemos es que en realidad, Elliott Smith era un hombre sombrío que ya había intentado suicidarse; vivía una depresión profunda y su consumo de drogas y alcohol era cada vez más crónico. Más allá de hacer una apología sobre la muerte, lamentablemente, es un caso más de esa ola de artistas de personalidad retorcida que a su corta edad no encontraron una salida ante la incertidumbre, la soledad, las adicciones, el desamor, etcétera. Pienso en Nick Drake, Brian Jones, Keith Flint, Ian Curtis, incluso, en esos artistas que los medios se jactaron por agruparlos en el Club de los 27. En el documental biográfico Heaven Adores You se construye la vida de Smith a partir de relatos elaborados por sus amigos y conocidos. En él se narran las dificultades que vivió durante su infancia en Texas, su cambio de residencia a Portland y su etapa como músico en la banda Heatmiser, un grupo con éxito mediano; asimismo, se narra su conversión a lo acústico. Elliott Smith es esa clase de artistas que escapan de los reflectores y del protagonismo; sin embargo, nos deja siete álbumes de los cuales destacan Either/Or (1994), XO (1998) y Figure 8 (2000). Discos que por su composición artesanal y lírica nos revelan, más allá de esa tónica bohemia y convencional, mensajes estruendosos sobre su mundo personal. Smith ha sido comparado en muchas ocasiones con Cat Stevens, porque además de hacer música en solitario, fueron hombres que no estaban preparados para la fama. Un ejemplo épico fue cuando lo nominaron a los premios Oscar en la categoría de Mejor canción original por componer Miss Misery para la película Good Will Hunting. Ante el público opulento y presuntuoso que encierra la industria del cine, Smith se presentó en el escenario con un traje totalmente blanco y tocó su guitarra mientras se le notaba incómodo. Quizá sea de esos pocos eventos televisivos que cimbran al público al ver por la pantalla a un completo desconocido generando un impacto abrumador a través de su vibra melancólica. Aunque el cantautor no ganó ningún premio aquella noche, su música siguió apareciendo en otros proyectos cinematográficos, por ejemplo, en la banda sonora de American Beauty en la que versionó el tema Because de The Beatles; asimismo, en la película Schoolhouse Rock! con la canción Figure 8. Smith salió del terreno común en los años 90 – época en la que predominaba el movimiento grunge y que paradójicamente encabezaba Kurt Cobain -, pues imprimió musicalmente su sello personal al incursionar en el folk, dándole un toque contemplativo y honesto a su trabajo. No dudo que el muro que se utilizó como fondo gráfico para la portada del álbum Figure 8 y, posteriormente,se convirtió en memorial después de su muerte, sea un símbolo de toda una generación perdida que se refugiaba en sus letras. Ahora escucho Everything Means Nothing To Me y pienso en Smith como un alma atormentada, como un ser incomprendido que la vida le representaba una tortura diaria, por lo que el hecho de decidir morir por mano propia – aunque absolutamente nadie debe escapar así de este mundo -, fue un derecho esencial de su libertad para apagar el incendio interno que vivía.
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