Nick Cave y la devoción magnética de su obra

Nick Cave & The Bad Seeds son una banda que inspira un tipo de devoción inmortal entre sus admiradores, quizás de manera única entre sus contemporáneos, Cave se convirtió en una especie de estandarte para la cultura oscura y gótica por mencionar solo un par de clasificaciones, porque lo de Nick va más allá, sin duda. ¿Estamos por ver al mejor Nick Cave en directo de todos los tiempos? Iba a escribir “en vivo” pero eso es un hecho, Nick está vivo y cargando un proceso de sanación que se nota en cada presentación en donde está dejando el corazón en cada show y teniendo intimidad con sus fans dentro del recital como nunca antes se le había visto y sentido. A primera vista, parece un desajuste espectacular ver en grabaciones como se ha venido manejando durante la gira que lo trae de vuelta a CDMX, un desajuste que se va acoplando con una intimidad que sobrepasa la pantalla, el lente o cualquier medio que lo documente. El mundo sonoro de Nick Cave es una obra notable y potente incluso según sus estándares, pero que parece ser especialmente inadecuada para sonar en el tipo de grandes escenarios que suelen albergar los grandes grupos de rock que llenan estadios, la intimidad es importante y más por el triste capítulo reciente de la muerte de su hijo. A pesar de todo eso Nick sigue tan inspirador como desde sus inicios, ya sea por porte o desenlace escénico, y gracias a eso logra que la gente conecte con sus canciones. Tan abstracto e ingobernable a su manera como su vieja banda The Birthday Party, una masa de bucles electrónicos, voces irregulares, ritmos que repiquetean fuera del tiempo con el resto de lo que un artista de su magnitud significa, canciones que se desvanecen por debajo del ruido, por debajo de la noche, para mí siempre ha sido ese el espíritu de Nick Cave. Está tan alejado del tipo de música creada para despertar al público extremadamente valiente o suicida. Las canciones son cosas extrañas, son pacientes, y esperan el significado, y el significado cambia a través de los años. Y así lo demuestra la discografía de los Bad Seeds al lado de Nick. Es difícil pensar en otra banda y otro artista como él, que pueda cambiar sin interrupciones, desde la elegancia y el control hasta el manicomio de letras depresivas. Sin duda la música de Nick Cave será recordada siempre por ser un regalo al mundo por la razón que se sueña, un temblor interno cuando algo anda mal pero que sale a flote, pensamientos que van demasiado lejos y episodios de nuestras vidas acertando escogiendo errores por más pequeños que sean, canciones para perdonar a quien alguna vez te hizo inmensamente feliz pero ya no está o sí, como él con PJ Harvey. Hace falta recordar lo andado y abrazarlo antes de seguir. Su espíritu permanece y permanecerá tan magnético y presente como siempre en la memoria de sus fans. Bienaventurados todos aquellos que verán al mejor Nick Cave de todos los tiempos el 2 de octubre en el Pepsi Center, seguramente nunca lo olvidarán como lo dicta esa fecha en los registros históricos de éste país.

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