Depósitio Sonoro

Rave

Anécdota con Paul Oakenfold y su visita a CDMX en 1998

Ésta es una crónica curiosa de Paul Oakenfold y su visita a CDMX en 1998. Ese fue un año simbólico para la escena RAVE en este país, los estigmas y prejuicios sobre un género musical que si bien, no ha sido condenado y satanizado como el metal u otros géneros, sí lleva a cuestas un par de lápidas, una por el uso excesivo de psicotrópicos y otro estigma, y quizá el más aberrante es el bautizo de este género por sus detractores como punchis punchis. Ese año quizá, y digo sólo quizá, ha sido el más importante en relación a ese género. En la Ciudad de México llevaban a cabo fiestas todos los fines de semana, unas comenzaban en viernes y quizá aún no terminan, lo digo por aquellos sujetos que se quedaron en algún viaje ácido. Monterrey no fue la excepción, de pronto en el Barrio Antiguo, se anunciaba en un antro llamado Ezquizo, una tocada monumental con Hernán Cataneo de Argentina, y el entonces Dj número uno en el mundo y Paul Oakenfold de Inglaterra. En ese entonces mi profesión era ser locutor de una estación de radio que, como el mismo género electrónico, llevaba sus estigmas por haber sustituido a una gran estación como ROCK 101. Entre mis actividades no sólo era aventarme la verborrea y el poner discos sino también mezclar y en ocasiones entrevistar a los DJs más importantes y esta era mi oportunidad de sentarme a charlar con el más reconocido “pinchadiscos” del planeta. Fui invitado a tocar en aquella fiesta en tierras regias y para mi era más que un honor y no sólo eso sino una enorme responsabilidad hacer bailar a la concurrencia ya que compartir escenario con ese monstruo me ponía más que de nervios. Tenía una encomienda por parte de mi director de entrevistar a Oakenfold a como diera lugar. Me puse en contacto con el promotor del evento, me dio la cita y me dijo que nos veíamos alrededor de las 8 de la noche en el lobby del hotel Quinta Real. Llegué pocos minutos de la hora, me senté en un sillón del bar, uno de esos sillones tan cómodos que te invitan a quedarte dormido una vez que pasan unos cuantos minutos. Para hacer más llevadera la espera, porque obviamente una estrella jamás llega temprano, me pedí un par de ginebras que me bebí casi de un sólo trago víctima del nerviosismo. No sabía como comenzar la entrevista, en realidad sentía una pendejada pedir un autógrafo o una foto o peor aún, algún vinyl, sin embargo, y sin duda alguna, cada pensamiento previo al encuentro es una pendejada, la cabeza no es cabeza en ese momento, mi mente se convirtió en un pedazo de caca que no hilaba ideas. De pronto baja el promotor, me dice que Paul estaba próximo a bajar y que fuera breve. El DJ se aproximó a mi y con su acento británico y su mala pronunciación del español me dijo ¿”hola, cómo estas”? Puse la grabadora sobre una mesita que parecía salida de la sala de mi madre o de mi abuela, es más esa mesa parecía aquella que nos habían robado de casa de mis viejos.   La charla comenzó con la clásica pregunta de que se sentía estar en México, como si fuera un éxtasis o como si fuera algo magnánimo, de pronto me dije a mi mismo, “¡qué pregunta tan pendeja!”. Las preguntas y respuestas fueron fluyendo al frío más no al calor de otro par de ginebras que me fui recetando. Influencias, vida personal, trayectoria y otros tópicos iban envolviendo la entrevista cuando me dijo el promotor que debían adelantarse al antro. Estreché la mano de Oakenfold y se esfumó entre la nube de humo que dejaba la nata de cigarrillos que me había fumado durante el encuentro. Tomé mi grabadora para revisar la calidad del audio, presioné el botón de play y mi rostro de inmediato dibujó una sonrisa. La expresión no fue de júbilo sino de decirme a mi mismo: “¡Qué pendejo eres!” Se te olvidó poner “recording”. El nerviosismo me atrapó y todo quedó en una charla cordial acompañada de unos ginebras.

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Escucha a Matthew Dear con “Bunny’s Dream”

Matthew Dear está de regreso con un track que evoca la melancolía rave y electrónica de los 90 a través de Ghostly International. La melodía de la guitarra en “Bunny’s Dream” es extremadamente nostalgia indie, tiene un poco de alucinógenos incluidos hasta que  llega a ser algo soñadora. Aquí hay muchas ideas separadas pero, en general, tiene sentido. Podríamos tomar algo de The Chemical Brothers o Vitalic y funciona. La guitarra es lo que realmente le da su vitalidad y textura.

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El acid, la música house y su legado a finales de los años 80 y en los 90

Una naciente generación a finales de los 80 en toda Europa y América también, estaba hambrienta de comerse al mundo con algunos de los más emocionantes, raros, exóticos y ácidos sonidos que la década había arrojado justo cuando todo parecía perdido gracias a la invención del 303 y el dueto Phuture y la droga del momento: el éxtasis. Pero, ¿cómo pasa el éxtasis de ser una droga de uso bastante restringido a ser la “droga para bailar” de toda esa revolución? Desde unos contextos de uso bastante específicos, la MDMA se va poco a poco filtrando en los clubs más exclusivos de Chicago, Nueva York, San Francisco y Detroit, de la mano de los yuppies metropolitanos sumidos en el glamour del mundo del arte, del cine y de la música. La MDMA encuentra el mejor terreno en las entonces llamadas warehouse parties, fiestas muy de moda que se realizaban en bodegas subterráneas, almacenes abandonados y en clubs predominantemente gay, donde se comienza a hacer una experimentación musical más en forma y desafiante. En Chicago es el club Warehouse, paraíso de homosexuales y afroamericanos, en Nueva York el estandarte sería el Paradise Garage. En estas catedrales del baile, 2 DJs americanos: Frankie Knuckles y Larry Levan (el primero en Chicago el segundo en Nueva York) comienzan a crear un nuevo estilo musical con la intención de cubrir el vacío que se estaba creando en mundo de la música. Estos serían los primeros pasos de lo que posteriormente se conoció como música House, esto según la versión del DJ británico Richard West conocido como Mr. C, sin embargo, versiones menos refinadas, refieren que el término “house” procedería del hecho de que este tipo de música puede ser fácilmente producida en cualquier casa, desde el hogar literalmente, eso sí, siempre y cuando se disponga de la tecnología necesaria. El house rompe con todos los moldes musicales existentes hasta la fecha, lo mezcla todo, especialmente R&B, ritmos latinos, hip hop, funk y la música electrónica alemana de comienzos de la década de los años 80. La única concesión distintiva a esta mezcla completamente electrónica es la presencia de una voz femenina, que es sin duda una de los distintivos que crea un éxtasis total al momento de sonar en las pistas de baile. Pero acá no acaba todo y de ahí un punto relevante del porque de su importancia, descendiente directo del house es el techno (término tan mal usado últimamente para todo), variante totalmente computarizado de más de 120 o en ocasiones 130 bpm y así, a esta nueva familia se irían uniendo los bizarros y relevantes en su momento gabber, tribal, el ambient y el hipnótico trance, así como la igualmente batiente e imprevisible música progresiva. Estos géneros impulsados por el house dieron vida a los raves, es un término surgido para hacer referencia, desde hace algunos años, a un tipo de fiestas multitudinarias que se celebran en espacios cerrados, que se prolongaban durante toda la noche y, en las que predominaba un tipo de música fuerte y repetitiva que usaba muestras de música previamente registrada, que eran mezcladas a modo de collages y que fue bautizada atinadamente como Acid House. El origen del término acid house no está del todo claro, ya que si bien algunos autores consideran que proviene del argot existente en las calles de Chicago dónde significaba “robar”, pretendiendo hacer referencia al proceso de creación de esa clase de música, son muchos más numerosos los que piensan que hace referencia al nombre coloquial del LSD, droga consumida preferentemente en las primeras fiestas acid house y que todos sabemos tuvo un impacto tremendo en la psicodelia de la década de los 70. Existen algunos mitos y fuentes que apuntan a que fue en Chicago donde comenzó, el año registrado en los libros especializados es 1988, esto coincidiría con el hecho de que algunos DJs comenzaron a reunir a grupos de jóvenes donde permanecían bailando durante toda la noche música que consistía en fragmentos de discos que eran copiados y mezclados electrónicamente por medio de un sampler. Desde América, el  house, el techno y el éxtasis atraviesan el océano y penetran en el viejo continente, así es, lo habían logrado y nadie tenía una absoluta idea del movimiento revolucionario que empezaría a vislumbrarse; destinos enganchados y puntos clave: primero Ibiza y Valencia, posteriormente, Londres y Manchester. Había nacido una nueva era, un nuevo reinado. En Ibiza comienzan a hacer furor en dos de las más famosas discotecas a nivel europeo de la época, Amnesia y Pachá, pioneros que ahora quizá no sean muy bien vistos por esta gran comercialización. Sin embargo, en Londres, el comienzo sería en locales principalmente de carácter gay como el Shoom, el Pyramid o el Jungle, donde se bailaba house toda la noche y se comenzaba a utilizar las primeras dosis de MDMA. La mayoría admite que fue España, concretamente Ibiza, el lugar desde donde se exportó al resto del mundo este tipo de fiestas y el movimiento acid house. Ibiza constituía el lugar de encuentro habitual tanto de vendedores de drogas como de seguidores del movimiento denominado New Age,  por lo que alrededor del año 85, el MDMA circulaba con cierta difusión por la isla, fechándose el inicio de los raves en el año de 1987. Es en esa época cuando la juventud inglesa que veranea en Ibiza, comienza a importar ese tipo de fiestas a su país, dónde se convierten junto con el consumo del éxtasis en uno de los fenómenos de mayores repercusiones sociales de los últimos años, concretamente a finales del 87 y comienzos de 88 se aviva la tendencia en Inglaterra, cuando un grupo de cuatro DJs ingleses: Paul Oakenfold, Johnny Walker, Nicky Holloway y Danny Rampling, conocidos como Los cuatro jinetes del Apocalipsis:, regresan de Ibiza tras haber visitado Amnesia y Pachá y deciden recrear en su país lo vivido en estos lugares. En sus clubs sonaban exclusivamente discos que pertenecían a un tipo de música aún inaudito, pero

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