te vi en un planetario: Mexicanizando el shoegaze desde el corazón de Teotihuacán

El shoegaze, con su mezcla de distorsiones etéreas y melancolía introspectiva, ha sido históricamente un género dominado por sensibilidades anglosajonas. Sin embargo, proyectos como te vi en un planetario están demostrando que su naturaleza emocionalmente expansiva puede adaptarse y enriquecerse a través de perspectivas culturales distintas. Con su nuevo sencillo “j”, el dúo compuesto por Alexis Ramos e Ilka Serna no solo abraza los códigos del shoegaze, sino que también los reinterpreta bajo una lente profundamente mexicana, creando un puente entre lo global y lo local que resulta tan evocador como revolucionario. El eco de Teotihuacán en el ruido La elección de Teotihuacán como punto de partida no es un detalle menor en la narrativa de te vi en un planetario. Más allá de ser su lugar de origen, la antigua ciudad mexica opera como una metáfora constante en su música: un espacio donde lo terrenal y lo espiritual convergen. “j” parece resonar con los ecos de este pasado místico. Las capas de distorsión y los acordes melódicos densos recuerdan el aire reverberante dentro de las pirámides, un espacio donde las voces humanas se vuelven ecos eternos. Esta conexión no es casualidad. Ramos y Serna construyen su imaginario artístico con un respeto tácito por la carga simbólica de Teotihuacán, integrando elementos que aluden a la espiritualidad y la introspección. La ansiedad romántica que permea “j” se siente casi ritualista, como si la canción fuera un himno para quienes buscan sentido en la fragilidad de las emociones humanas. Una mexicanización sonora Aunque el género shoegaze tiene raíces en la escena británica de los años ochenta y noventa, te vi en un planetario se aleja del homenaje directo para incorporar elementos que lo hacen propio. En “j”, las referencias al noise-pop y al dream-pop están presentes, pero los detalles sonoros tienen un carácter particular: hay una tensión entre lo orgánico y lo abrasivo, una cualidad que resulta intrínsecamente mexicana. El trabajo de producción de José Luis Alcalde en Estudios El Diamante y la mezcla de Pablo Barros en Buenos Aires refuerzan esta dualidad. Por un lado, la canción mantiene una atmósfera shoegaze clásica: guitarras que se entrelazan en una maraña de distorsión y reverberación, una voz etérea que flota entre las capas instrumentales. Por otro lado, hay unpeso en los arreglos que sugiere la tierra, un arraigo que diferencia a “j” de sus referentes anglosajones. La lírica, con su enfoque en la vulnerabilidad y el temor a la entrega emocional, también juega un papel fundamental en esta mexicanización del género. El romanticismo de “j” no es idealizado ni escapista; es tangible y humano, lleno de dudas y contradicciones que resuenan con una sensibilidad cultural más cercana al bolero que a los paradigmas del indie global. Espiritualidad y expansión emocional Donde otros proyectos mexicanos de shoegaze pueden limitarse a replicar fórmulas foráneas, te vi en un planetario utiliza su música como un medio para explorar conceptos más amplios. “j” no solo habla de emociones individuales, sino también de la conexión con algo mayor. La espiritualidad no está explícitamente presente en la letra, pero se filtra en la atmósfera misma de la canción. La combinación de distorsión, melodía y silencio crea un espacio sonoro que recuerda a un templo en ruinas, un lugar de reflexión y vulnerabilidad. La importancia de esta propuesta radica en su capacidad para expandir las posibilidades del shoegaze como género. Al mexicanizar su sonido y dotarlo de un imaginario tan arraigado como el de Teotihuacán, te vi en un planetario ofrece una alternativa fresca y relevante dentro de una escena que a menudo se estanca en clichés. Un camino hacia la trascendencia “j” es, en muchos sentidos, una súplica desde el abismo emocional, pero también es una declaración de intenciones. Con este sencillo, te vi en un planetario demuestra que es posible reinterpretar un género sin perder su esencia, adaptándolo a contextos culturales únicos. Al integrar la espiritualidad mexiquense y su visión emocional en el shoegaze, Alexis Ramos e Ilka Serna han logrado crear un sonido que se siente universal, pero profundamente personal y local. En un panorama musical donde las propuestas originales escasean, te vi en un planetario se alza como un faro de innovación. “j” no es solo un gran tema; es una promesa de que la música puede ser un medio para conectar mundos y explorar emociones que trascienden fronteras. Teotihuacán no es solo su punto de partida; es el corazón palpitante de una propuesta que busca resonar más allá del tiempo y el espacio.

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