Depósitio Sonoro

Trent Reznor

Bandas que nunca tocan en vivo (o dejaron de hacerlo)

Quizá la primera pregunta que tendríamos que hacernos es: ¿por qué? ¿por qué una banda / o proyecto musical no tocaría en vivo? ¿por qué esas canciones / piezas que pasaron seguramente meses componiendo, grabando y perfeccionando no deberían ser presentadas frente a un público? Hay una gran cantidad de respuestas: las diferencias creativas entre miembros de las banda, la complejidad o imposibilidad de recrear ciertas piezas (parcial o totalmente), así como las complejidades técnicas y/o económicas que un show / gira representa para el artista, o simplemente que la música en cuestión nunca estuvo pensada para ejecutarse en directo. Cualquier de esos motivos, desde personales hasta artísticos son completamente válidos, aunque como consumidores generalmente queremos “vivir la experiencia” del show en vivo y tenemos una falsa expectativa de que todo (aunque no sea en nuestro país), debería presentarse en un escenario. Quizá uno de los casos más conocidos a los cuales nos podemos remontar es el de The Beatles en 1966 cuando simplemente dejaron de hacer presentaciones en vivo debido a cansancio tras exhaustivas giras, falta de buen sonido (con fans que gracias a sus entusiasmo opacaban los entonces precarios amplificadores), y también que los discos del ‘66 en adelante comenzaron a incluir más piezas creadas en y para el estudio. Temas como “Tomorrow Never Knows” (Revolver), o “Revolution 9” (White Album), son entendidos más como ejercicios experimentales / piezas conceptuales que como melodías para una presentación pública. Este no sólo es el caso de The Beatles, David Bowie también dejó las giras en 2006, cuando aún seguía lanzando discos de estudio. Caso similar con bandas como Queen, Nirvana y R.E.M. Hablando de proyectos más contemporáneas se encuentra Boards Of Canada quienes han tocado en vivo menos de 15 conciertos de 1996 a al año 2002, algunos de ellos apoyando a Seefel, Autechre y en festivales como All Tomorrow ‘s Parties (2001), pero siendo casos muy especiales. Otro caso es el de Low Flying Hawks, una gran banda de stoner / doom que cuenta con varios discos de larga duración sin embargo nunca han tocado en vivo, y si llegaran a hacerlo (dicho por ellos) tendría que ser en un show sumamente especial con todos los músicos disponibles y bajo las condiciones correctas. Y es aquí donde también podríamos comentar sobre la romantización de la falta de presentaciones en vivo, que inevitablemente da cierto “misticismo” a la banda y que verles sea algo sumamente único y privilegiado (lo cual personalmente creo que tratándose de música debería ser todo lo contrario). Hoy en día los avances tecnológicos y recursos en general hacen que casi cualquier artista pueda salir de gira o presentarse en vivo por más compleja que sea su música. Aquí podemos recordar la canción “The Perfect Drug” de Nine Inch Nails, track que durante mucho tiempo Trent Reznor de se rehúso a tocar por que siempre fue una pieza pensada para la película de David Lynch, “Lost Highway”, además de tener baterías y voces complejas; sin embargo, esto se volvió una realidad (con Ilan Rubin), en 2018 como parte de la gira norteamericana “Cold Black and Infinite”. Sólo les tomó 21 años encontrar la manera de cómo solucionarla en vivo. Una gran parte de todo lo que involucra la música tiene que ver con los actos en vivo, para muchos esto es la culminación de una obra, el intercambio que sucede en una escenario, chico o grande, frente a un público contemplativo o completamente desquiciado; sin embargo, habrá bandas / proyectos que tengan propósitos diferentes y por ello mismo nunca toquen en vivo o hayan dejado de hacerlo. Por otro lado, esto es prácticamente imposible para una banda independiente que gana dinero de la mercancía y de los shows en vivo en una época en la cual los discos se venden poco y las ganancias por stream (a menos de que sea artista de seis dígitos), son casi nulas. No tocar en vivo es un privilegio que pocos pueden darse o alcanzar. UPDATE. Algunas más que se añaden gracias a las respuesta de nuestros lectores en redes sociales: -Bigod20 -Haus arafna -Burzum -Suffocate for fuck sake -Darkthrone -Wumpscut

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Biomasa industrial: Pretty Hate Machine de Nine Ninch Nails

Pretty Hate Machine de Nine Inch Nails está lejos de ser un álbum debut perfecto, pero es imprescindible cuando hablamos del sonido de finales de los 80 y principios de los 90 Ya son tres décadas de un disco cuya construcción sonora ha envejecido razonablemente bien, dejando más que claro cómo las máquinas son armas de perforación de sonido al futuro. Podría sonar anticuado, pero Trent Reznor supo romantizar su discurso auditivo, nunca sobrepasó esa línea de caer en una caricatura. Su obra prima está enmarcada excesivamente por un sonido mecánico lleno de sintetizadores que jamás claudican, es una combinación de sonidos analógicos que van de arriba hacia abajo; y de abajo hacia arriba. Sonido distintivo de la banda y que ahora, con tantos años desde su lanzamiento, es ya considerado un clásico en su género y en la historia de la banda.

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The Downward Spiral, un álbum emblemático de Nine Inch Nails

Trent Reznor y Nine Inch Nails hoy en día no sólo son ya leyendas vivientes de la música alternativa sino también un referente muy importante sobretodo para quienes hacen música electrónica. El gran éxito de la banda de Ceveland realmente se debe a su segundo álbum: The Downward Spiral. Tras la salida del primer disco Pretty Hate Machine, Reznor y compañía rompían paradigmas respecto a la música electrónica pues, una mezcla de guitarras, sintetizadores y otros elementos eran poco usuales en la escena de los beats. Sin embargo, la aparición del álbum que hoy cumple 25 años fue para la banda una catapulta y un incendio en el buen sentido de la palabra. Con el, Nine Inch Nails estuvieron a punto de crear un nuevo género musical. Un disco con 14 canciones en su mayoría poderosas, agresivas y con letras de protesta hacia el sistema norteamericano y político mundial con metáforas progresivas y al mismo tiempo decadentes que invitan no sólo a la reflexión sino a una cueva revolución no sólo musical y social.     En las giras de este disco Reznor, quien se caracteriza por usar apoyo visual crudo, agresivo y bizarro, utilizaba imágenes de experimentos de Tomás Alba Edison en donde se electrocutaba a un elefante, causando euforia entre el público espectador. Un álbum que bien puede ser la mezcla de la velocidad de The Ramones con la agresividad y anarquía de los Sex Pistols con elementos electrónicos e industriales que solían usar los Alemanes Einstürzende Neubauten o los belgas de Front 242. Sin duda este álbum es el resultado de una ecuación musical similar a la teoría de la relatividad donde E=MC2 significa que la energía del disco es igual a la música contundente que viene envuelta en un empaque cuadrado del vinilo donde se guardan las poderosas rolas del The Downward Spiral. Si se dan cuenta no hago mención de un solo track para que lo escuchen lo descubran y lo dejen correr por sus venas y oídos.    

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