Depósitio Sonoro

7 mayo, 2020

1970 – 1980: la década de oro de Tangerine Dream

Tangerine Dream posee una discografía prolífica, e intentar estudiar su obra, se convierte en una tarea difícil pero interesante, pues su carrera transita por diferentes facetas que van de lo electrónico, el progresivo, krautrock y el new age. Por esta razón hacemos una parada en la década de los setenta, pues  fue una época donde sus trabajos tuvieron un peso importante para el desarrollo de la música experimental. La agrupación alemana que surge en paralelo de Kraftwerk, Neu!, Can y Faust, se fundó a finales de los sesenta por Edgar Frose; un personaje que fue estudiante del pintor Salvador Dalí y que incursionó en el mundo de la música concreta y  fabricó sus propios generadores de sonidos. De la alineación clásica también forman parte Christopher Franke y Peter Baumann, quienes nos dejaron obras musicales que fueron un referente para la historia del arte y el cine.     El álbum con el que inauguraron la década de los setenta fue Electronic Meditation (1970), un trabajo que se diseñó con instrumentos acústicos y que logra ambientaciones electrónicas, sin embargo, este sonido se define más claramente en Zeit (1972), un disco en el que colabora Florian Fricke de Popol Vuh y donde se utiliza por primera vez el sintetizador; o en Atem (1973) cuyo fundamento técnico se direcciona hacia el krautrock.     Phaedra (1974) y Rubycon (1975) son dos obras maestras que estuvieron bajo la firma de la disquera Virgin Records, de las cuales hicieron uso de sintetizadores (Mini Moog, EMS synthi, VCS3), secuenciadores y el teclado Mellotrón; maquinas que le dieron identidad y forma al género electrónico pero también al progresivo. Estos dos trabajos contaron con sesiones de estudio largas, que estuvieron acompañadas por errores de grabación y daños en los equipos por la complejidad de las frecuencias sonoras; pues los alemanes se introducían a un escenario no explorado, en donde incluso la tecnología de última generación ignoraba su propio alcance.     Después de aquél visionario trabajo lanzan Ricochet (1975), un álbum en vivo que se grabó en distintas iglesias de Reino Unido y Francia con un set totalmente espontáneo. El álbum es recordado por la atmósfera que se generó ante el público, el equipo analógico utilizado y, desde luego, por nivel de improvisación. Por otro lado, Stratosfear (1976) es un trabajo más ordinario, en donde se distinguen las texturas de guitarra y sonidos de un órgano, que hace referencia al estilo musical barroco.     Sorcerer (1977) es la banda sonora de la película con el mismo nombre dirigida por William Friedkin; mientras Encore (1977) fue otro álbum en vivo que fue criticado por la prensa musical, ya que en el track titulado “Monolight” se hallan fuertes verosimilitudes con la polifonía que distinguió a Pink Floyd, y no es ninguna sorpresa, porque el trabajo del outsider de Richard Wright fue una gran influencia en la carrera del proyecto alemán, sobre todo en discos como el Ummagumma, Meddle y el Dark Side on the Moon.     La década remató con Cyclone (1978) un disco con un concepto totalmente distinto e inusual a los anteriores, pues está totalmente volcado al progresivo, hay instrumentos de viento y es cantado. Esta nueva propuesta se debe a la salida de Peter Baumann, lo cual representó una ruptura a lo que se habían desarrollado musicalmente hasta entonces. Después de algunos conflictos, lanzaron Force Majeure (1979) y Tangram (1980) en los que abordaron otros lenguajes musicales bien diseccionados y nuevas estructuras compositivas, pero que desde luego anunciaban el fin de un momento cúspide dentro de su carrera.     Sin duda esta temporada es recordada por su innovación técnica y por acercar la música electrónica al espectro público, pues aunque después sacaron piezas interesantes y desarrollaron la banda sonora de varias películas, hubo un inevitable declive por los cambios de alineación y la transformación del concepto nuclear que, en la década de los noventa, llevaría a Tangerine Dream a adquirir un formato empresarial porque reeditaron materiales en serie cual si fuese sistema fordista e incluso, sus nuevos materiales musicales repitieron fórmulas sonoras ya conocidas y después de la muerte del Edgar Frose en 2015 se lanzaron álbumes sin mucha relevancia y sin ningún miembro original, lo cual deja claro que nada volverá a parecerse a aquella década de oro.

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Singing Bowl (Ascension), un EP de Jon Hopkins para meditar y una playlist de 24 horas de ambient

Jon Hopkins hace 1 año compartió su nuevo EP, Singing Bowl (Ascension), el primero de una serie de temas para meditar. Este EP se estrena como parte de un playlist de 24 horas especialmente curado por Hopkins para Spotify. Diseñado con experiencias de meditación profunda, la pieza encaja perfectamente en las selecciones trascendentes de Jon. Para crear esta hermosa pieza, Hopkins utilizó un cuenco de 100 años de antigüedad que encontró en una tienda de antigüedades de Delhi, lo grabó, lo procesó digitalmente y lo introdujo a un sistema generativo que activó golpeteos al azar y con ello la generación de sonidos que ayudan a eliminar la mayor cantidad de pensamientos para poder meditar. Playlist Quiet: https://open.spotify.com/playlist/7zqgNYvLCA95juac1CHlNP?si=kNJ5sV8eSEmxK-6n5tOwug

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Señor Coconut y Balanescu Quartet, 2 grandes tributos a Kraftwerk

Todos sabemos que Kraftwerk tuvo un gran impacto en la música, pero no solamente en la electrónica, te llevamos por un oasis musical con los tributos que Señor Coconut y Balanescu Quartet, sacaron en su momento, uno con ritmos latinoamericanos y otro con tendencias orquestales de cuerdas que abraza la música clásica. Señor Coconut – El Baile Alemán   Uwe Schmidt, también conocido como el Señor Coconut, convirtió en una obra maestra su disco El Baile Alemán, en donde disfrutamos de la música de los robots pero en versiones desde merengue, hasta el famoso cha cha cha. El resultado final de las versiones es realmente sorprendente y con un cierto sentido del humor impecable, una gran característica del disco, es que, aunque no estés muy apegado a estos sonidos, simplemente los disfrutarás. ¿Otro punto excepcional? Claro, su magia también radica en que no se enfoca en un disco en específico, si no en varias canciones de toda la discografía, desde Autobahn hasta Tour de France.  La escucha constante de principio a fin de este tributo, desafiará el temple propio y el de cualquier entusiasta musical más allegado que conozcas, es realmente brillante, increíblemente sexy y con una picardía absoluta. Kraftwerk para Latinoamérica. Uwe Schmidt, genio. Balanescu Quartet – Possessed   Balanescu Quartet dando cátedra en lo que es quizá uno de sus trabajos más pulcros que grabaron, acercándose a la música de kronos a través de sus cuerdas. Desde que el disco inicia con “Robots”, uno puede sentir ese extraño pero satisfactorio palpitar de que algo especial está a punto de suceder, desarrollarse, y quedarse en nosotros permanentemente, se trata de una orquestación perfectamente sincronizada como solo Kraftwerk se merece y como siempre fueron e inspiraron, a través de esa perfección y arquitectura musical.   Tan hermoso y tan clásico, un tributo en donde todas las transcripciones funcionan sutilmente en todos los niveles. Cabe aclarar que no es un disco en su totalidad dedicado a Kraftwerk, también incluye tres canciones originales de la autoría de Balanescu Quartet y cierra con una dedicatoria a David Byrne y su composición a “Hanging Upside Down”. Impecable todo.

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