Depósitio Sonoro

Revistas impresas de música en México que desaparecieron tras el surgimiento de las plataformas en streaming

Antes de vivir la experiencia del clic y consumir música por medio de los servicios de streaming, las maneras para descubrir a tus artistas favoritos eran muy diversas. Las conversaciones con gurús musicales podían guiarte para escuchar ciertos álbumes; visitar tiendas de discos o grabar mixtapes con recopilaciones de bandas que escuchabas directamente desde la radio eran otra vía; visitar algún tianguis para el intercambio de álbumes e incluso leer revistas físicas de contenido musical fueron una fuente importante para muchos de nosotros.

Al recordar estos eventos, no se pretende reflejar que las formas rudimentarias de consumo del pasado eran mejores que las del presente, porque la música por sí misma debe ser compartida por los medios que sean posibles. Pero sí se pretende mostrar, en este caso, el trabajo de ciertas revistas impresas mexicanas que impulsaron y lograron difundirnos una noción sobre bandas o géneros que surgieron en nuestro país y alrededor de mundo antes de que el monstruo de la internet hiciera menos rentable al periodismo musical.

Sin duda mi primer contacto con este tipo de contenidos se dio con la revista La Mosca en la Pared, un medio que fue fundado por el debatible Hugo García Michel. En esta revista, te encontrabas con el clásico póster, algunas reseñas de música dedicadas al rock nacional e internacional, una sección dedicada a la música hecha por mujeres, literatura y cine, historias gráficas y ocasionalmente con algunos espaciales de personajes y bandas como David Bowie, Radiohead, Rolling Stones, etcétera.

Otra revista que hizo que gastara algunos pesos en los puestos de periódicos fue Gorila; desde que hojeabas las primeras páginas el editor te daba la bienvenida en un tono provocativo e irreverente, en la cual discutía sobre algún evento coyuntural o nos compartía una de sus obsesiones más retorcidas. El contenido nada zalamero de aquel medio impreso, era una mezcla de skate, literatura y cómics. En la sección de música, le dedicaron algunas letras al mexicano Arturo Vega (quien diseñó el logo de los Ramones) y a bandas internacionales como Iggy Pop, Cramps, The Cure y Sex Pistols. También poseía una sección llamada Buzón Mutante, en donde se leía a los lectores hacer las críticas más snobs y descaradas a las bandas de aquel tiempo o a los mismos escritores de la revista.

 

En el radar también estuvo la revista Sonido y Acústica, otro punto de vista en el rock; publicaciones que estuvieron a cargo de Walter Schmidt (quien formó parte de la icónica banda mexicana Size) y tuvieron un espacio importante en la difusión de las vanguardias europeas, el tecno pop y new wave. 

En esta misma sintonía y fuera de aquella crítica industrializada también estaba la revista Conecte, un tabloide que fue fundado por Arnulfo Flores Muñoz, personaje que documentó por primera vez la aparición del goth, post punk, metal y el progresivo en nuestro país.

Por otra parte, Banda Rockera fue  un medio que se dedicó a difundir a bandas hispanoparlantes y le dedicó un lugar especial al rock urbano, un género que tuvo mucho auge sobre todo en la periferia de la Ciudad de México gracias a la relevancia de personajes como el recién fallecido Charlie Monttana y bandas como Tex Tex.

La revista Switch también pasó por las manos de jóvenes que buscaban alternativas musicales;  o la revista R&R que fue creada por Olallo Rubio en colaboración de algunos integrantes Radioactivo 98.5, la cual encarnó el espíritu musical de principios de los dos mil e incluso,  Rolling Stone México que aún se resiste a desaparecer su versión física y nos ofrece opiniones de carácter político, una sección de videojuegos y música. 

Estas revistas nacionales y probablemente otras que he olvidado, han formado parte de la documentación musical en nuestro país, en paralelo de otras internacionales como Hip Hop Nation, Hit parade, o la NME, pues nos dieron la pauta para descubrir conciertos, bandas y nuevos géneros de una manera quizá más auténtica e independiente que, el algoritmo generado por las nuevas plataformas musicales, que predice, sugiere e incluso diseña cómo debe ser construido nuestro gusto musical, nunca logrará. 

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll al inicio