Depósitio Sonoro

Ecosistema Personal: discos, canciones y anécdotas con Natalia Montes (Rawbot)

Natalia Montes, Matalia Nontes, Natwow y Nätt es la misma persona. O no. Soy creadora de experiencias sonoras. Presiono botones y giro perillas. Toco el bajo y canto en Rawbot. También le juego al DJ, colecciono discos y soy intérprete lingüística.

En esta nueva serie platicaremos con personajes clave en el desarrollo de la música en nuestro país, desde promotores, músicos, periodistas, gente de la radio y desde cualquier punto y situación que sacuda el ambiente musical de México. En esta ocasión platicamos con Natalia Montes, quien llegó a este plano en la última década del milenio pasado. Nat nos cuenta sobre ella: Aterricé en el seno de una familia aficionada a la música, el cine, la literatura, y la cultura en general. La melomanía me llegó de manera natural. En mi adolescencia surgió el interés por tocar, más allá de solo escuchar. La guitarra y el bajo marcarían mi posición en las bandas que más adelante formaría. Para ahondar en el mar de sonidos, estudié ingeniería en audio y trabajé en estudios de grabación, sonido directo y diseño de audio. El destino y mi pasión por la escritura y la música pusieron en mi camino al periodismo musical; poco a poco expandí las temáticas abordadas por mi pluma y continué escribiendo. Este se convirtió en el trabajo que mayoritariamente me ha dado de comer. Hoy en día sigo abusando de la tinta, las cuerdas y el voltaje.

 

1- ¿Qué artista o banda arraigó un amor muy grande por ti en la música?

 

Crecí comiendo discos. En casa siempre hubo música súper variada, primordialmente gracias a mi papá, pero mi mamá, hermano y hermana también contribuyeron a mi apreciación musical.

De niña me aprendí todas las canciones de Timbiriche. Me enamoré de los Backsteet Boys y pedí todos sus discos (así comenzó mi propia colección).

Después me adentré en los gustos de mis mayores e inconscientemente se me imprimieron cosas como The Cure, Depeche Mode, Alaska y Dinarama, José José, Gloria Trevi, Guns N Roses, Metallica y Nirvana. He de confesar que me gustaba ver Operación Triunfo y Código Fama, y ahí conocí muchas canciones populares que normalmente no se escuchaban en mi casa.

 

 

Recuerdo el impacto que me causó ver a David Bowie por primera vez y descubrir la androginia. Yo no lo sabía, pero mi papá tenía discos suyos, y fue súper conveniente para mi descubrimiento (que poco a poco se haría obsesión). Ziggy Stardust fue el disco con el que aprendí a usar una tornamesa.

Otra obsesión vino después de ver el concierto “How The West Was Won” de Led Zeppelin; me estalló la cabeza. A su vez, desarrollé una obsesión por el punk oldschool con Ramones, Sex Pistols, The Damned y Dead Kennedys. Mis XV años los celebré en CBGB (neta).

 

 

Con Evanescence, The Sounds y AFI experimenté mi primer fanatismo hacia bandas contemporáneas a mí. Y de ahí ya me di rienda suelta en el internet para investigar bandas y comprar (y bajar) discos. Mötley Crüe, Joan Jett y Alice Cooper fueron mi máximo un rato. Amo TODO lo que haya tocado Daniel Ash. La poesía de Leonard Cohen. Cuando pensé que no podía haber nada más cabrón, me topo con Einstürzende Neubauten, Fad Gadget, Laibach, D.A.F., Psychic TV, Coil y Death In June. También vivo enamorada de Lana Del Rey.

 

 

2-Artista nacional más emocionante actualmente…

Virgen Siamesa en vivo es una cátedra de santificada podredumbre. No se los pierdan en cuanto sea posible. También vayan a ver a Rawbot.  

 

 

 

3-Disco que marcó un antes y un después en tu vida.

Everything de Tones On Tail. Antes de descubrirlo no me vestía diario de negro.

 

 

4-Disco de música electrónica y disco de rock esenciales en tu formación.

Bricks Are Heavy de L7; qué fantasía escuchar a ese cuarteto de desmadrosas y decir “quiero ser como ellas”. Me obsesionaba sacar un sonido de guitarra como el de Donita Sparks.

 

 

Bodypop de And One; le di tantas vueltas a ese disco analizando su perfecta producción llena de detalles que he de decir que es innegable su influencia en mí.

 

 

Earthling de David Bowie; este queda en el limbo de ambos géneros. Cuando lo escuché por primera vez, tenía como 10 años, mi padre se lo recomendó a mi hermano y lo escuché con ambos en el auto, de inmediato quedé impactada con el drum n bass.

 

 

5- Disquera que amas y amarás y que la gente debería de conocer.

Las de cajón para mi son Putumayo, Mute, Rough Trade, 4AD, PIAS, Wax Trax!, Out Of Line, Metropolis, Warp y Alternative Tentacles, pero esas son de dominio popular. Actualmente hay lanzamientos interesantes de Blackest Ever Black, y Sacred Bones. Y las que creo que más personas deberían de conocer son Fiat Sonus!, Subliminal Kid y Otono, todas mexicanas.

 

 

 

 

6- ¿Cuál fue para ti la última gran revolución musical y por qué?

La música en cuanto a géneros y sonidos se mantiene en constante revolución, regeneración, reinvención y recuperación. Sin embargo, en cuanto a las prácticas actuales de consumo, la música revolucionaria será aquella que en plena era del streaming exista de manera tangible y no solo en un servidor de Silicon Valley. La revolución es volver al respeto por la remuneración del trabajo de un músico. Al esfuerzo del consumidor de encontrar cosas por las que vale la pena pagar. ¿Acaso hoy en día no es revolucionario escaparse del internet para al menos escuchar un disco?

 

 

7-Producción, música, colaboración o release que hayas hecho de la cual te sientes muy orgullosa.

El hecho de haber colaborado con Alexander Hacke de Einstürzende Neubauten es increíble. Él mezcló el EP I de Rawbot, imprimiéndole un sonido muy particular, además de que un acercamiento así con uno de tus héroes musicales no tiene comparación.

 

Por otro lado, en febrero 2020 se presentó “Swim With The Tide But Faster”, la más reciente colección de la fantástica firma BCalla (@bcallabcalla). La pasarela se llevó a cabo en la azotea de la ExCárcel de Mujeres. Mi amigo Änder Noic y yo fuimos los responsables de cubrir la importante misión de musicalizar el fashion show. Con mucho amor hicimos un track minimalista y nutrido de 18 minutos. Lo mejor de ese proyecto fue que lo realizamos entre mejores amigos y a pesar las dificultades que se presentaron, el show salió estupendo.

 

 

 

8-Canción que te recuerda a tu adolescencia.

“Drain The Blood” – The Distillers. Descubrí el vídeo en un programa nocturno de MTV, me fascinó que tocaran en el caño. Recuerdo que en San Valentín de 2003, mi escuela organizó un intercambio de regalos y yo le pedí el CD de  Coral Fang a mi mejor amiga. Ella, sin saber qué era lo que le había encargado, fue a MixUp con su papá. A partir de entonces me tacharon como mala influencia gracias a esa portada de la mujer desnuda crucificada, jajajaj.

 

 

9-Anécdota junto con algún músico con el que hayas compartido escenario y recuerdes con cariño.

En el X aniversario de The Dragulas (banda con la que fui bajista durante año y medio) tocamos  “La Cabellera de Berenice” y otras canciones con los miembros originales de Size (Walter Schmidt, Carlos Robledo), Carlos Vivanco y Alex Eisenring (Decibel), Carlos García (Silueta Pálida, Década2) y el director de cine Hari Sama en el clarinete.

También tocamos “Safari” con el mismísimo Alfonso André en la voz (Las Insólitas Imágenes de Aurora, Caifanes). Y en otra canción Poncho Figueroa (Santa Sabina) tocaba el bajo mientras yo cantaba. Fue un mashup interesante y divertido con varios invitados.

Algo más que recuerdo con cariño son algunas entrevistas. En 2016 hablé de manera presencial con Lydia Lunch y Marc Hurtado, y la conversación fluyó de manera estupenda. En 2019 me volví a topar con Lydia, solo que esa vez la charla no fue de periodista a artista, sino de creadora a creadora.

En 2017 sonó el teléfono de mi departamento. Era Genesis P.Orridge. Tuve la fortuna de charlar y escucharle durante casi una hora; fue una avalancha de anécdotas y una auténtica transmisión de magia.

Y otra de tantas, antes de la primera visita de Public Image Ltd. a la Ciudad de México, entrevisté a John Lydon y fue increíble; crecí con una postal de su cara en el espejo de la habitación que compartía con mi hermana y no podía creer que estuviera charlando tan frescamente por teléfono con él. Sin embargo, en otra ocasión, cuando presentaron el documental de PiL en el Cine Tonalá, le pregunté por su afinidad a Trump y su retórica respuesta fue, cito: “Why don’t you shove your politics up your ass, woman?”. Al menos en su ebriedad firmó mi copia de Never Mind The Bollocks.

10- ¿Cuál es uno de los mejores recuerdos que tienes de haber asistido a un concierto en vivo, cuál, quién y cuándo fue?

Los conciertos y shows son en lo que más dinero invierto y algunos de los pilares más fuertes en mi memoria. Tengo cientos de anécdotas, como cuando en 2002 convencimos a mi abuela de ir a ver a The Who al Hollywood Bowl (¡¡a tope!!). Al principio no le entusiasmó mucho la idea, pero ella amaba a Ringo Starr y le dijimos que su hijo Zak tocaría la batería. Accedió a ir y fue genial. También atesoro la primera vez que vi a The Cure en 2004, en el Palacio de los Deportes. Me gané los boletos en una trivia y mi padre me llevó a verlos. Recuerdo bien sus comentarios porque se fijaba en toda la producción, pedales, luces, etcétera, e hizo de esa noche algo muy especial y didáctico. A raíz de eso me empecé a dar cuenta de miles de cosas que en la posteridad me ayudarían a entender mejor los conciertos y la música en general.

 

 

Idea original: Rob Anaya.

Edición y diseño de foto: Ozz Ramos.

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