Década 2, transformando la realidad con máquinas y sintetizadores desde 1985, un legado que se enciende más no se apaga con la triste e inesperada muerte de Mateo Lafontaine el 29 de octubre del 2020.
“La música electrónica de nuestra civilización”, extraída de una de las canciones más icónicas de Década 2 y que si duda ilustra perfecto lo que siempre proyectaron. Década 2 nos deja un legado invaluable de música electrónica pesada, oscura y no comercial, y nos preguntamos: ¿cómo es que de repente aquél ruido tan ‘underground‘ de la ciudad conecta con los entes y las almas más ruidosas de las personas en tiempos actuales? Ellos, éste dueto; lo ha logrado, mirando a los rincones del cielo de la ciudad y jamás a La Voluntad de Dios sino a su gente, a su arquitectura, a los Electroafectados y a la naturaleza misma, en donde lo más importante es seguir siendo fieles a sus principios logrando crear su propio Alfabeto, imaginando desde arriba aquel intervalo sonoro ideal que la música local tiene que ofrecer. Todo se va y todo vuelve en más de 30 años, más de 30 años cantando, escuchando, regalando un poco del intelecto y aprecio musical con el que fueron formados Los Decretos Del Poder que los caracteriza a través de su síntesis. Esa síntesis que siempre amo Mateo Lafontaine.
Mateo deja temas e inspiración que se han convertido en un estandarte para el dueto y para sus seguidores, quienes les recuerdan por dejar un legado impresionante en el mundo de la música desde los ‘80. Es innegable el aporte que Década 2 ha tenido tomando cada instante desde su existencia, rebelándose ante las leyes para describir un movimiento celeste que ha llamado y sigue llamando la atención en nuestra concepción del universo electrónico, ya que la música que han creado ha llegado a varios rincones del mundo e incluso han musicalizado películas. Han dividido los cielos y se han hecho paso por sí mismos en dónde la matemática empieza a cada instante y a cada instante otras matemáticas comienzan, una revolución, un estilo de vida, un amor a las máquinas más que a la vida misma o viceversa y en combinaciones muy paralelas.
La huella que ha dejado Mateo Lafontaine en nuestras memorias junto con Década 2, los catapulta como humanos musicales que tuvieron visionarias y artísticas expresiones sobre el sonido, desarrollo y actual situación del que quizá sea el fenómeno sonoro más importante del siglo XX: la música electrónica. Es evidente que la aparición de Década 2 sea la consecuencia de las profecías, de las aspiraciones y del trabajo lúcido de escritores, arquitectos, científicos, tecnólogos, compositores y músicos y no-músicos a través de una coherente evolución en un devenir histórico que abarca muchos años atrás, como Walt Whitman escribió alguna vez: “los infinitos héroes desconocidos valen tanto como los héroes más grandes de la historia”.
Década 2 y Mateo Lafontaine permanecerán influyendo hoy en día y eso es una realidad, poco a poco se han ido generando más espacios para disfrutar este tipo de sonidos y ellos son pioneros totalmente, y Mateo un incansable necio aferrado que siempre creyó en sí mismo, y es eso, la entrega de muchas dosis que siguen evolucionando y vitalizando con todas y cada una de sus presentaciones en vivo de las que muchos de nosotros pudimos disfrutar.
Su Cinturón de Orión no descansará y es precisamente esa insistencia la que los ha llevado a encontrar una percusión constante que cada vez Mateo añadió un brillo perceptible. Sus producciones levantadas por los sintetizadores y cajas de ritmos más influyentes de la historia y de la nuestra, sobre todo, la nacional, se alzan vivaces y las corrientes más apegadas a la electrónica los han hecho generar música con muchos Días de Voluntad desde 1985 hasta la fecha.
Gracias a Carlos García y a Mateo Lafontaine por comenzar de cero cuando no había nada, y también a su vez, por resucitar las veces que hayan sido necesarias, por crear, por generar nuevos espacios, nuevos sonidos, nuevos capítulos, nuevas pendientes, por inspirar a Nuestra Profética Juventud y sólo de esa forma abrir nuevos equilibrios en una escena como la nuestra, que es difícil, que es complicada y que no siempre jala parejo, y también gracias Mateo, hacernos ver que por donde la oscuridad brilla más que nunca; no todo es rudo, áspero o tétrico. Que las órbitas de arenas movedizas en dónde el tiempo no sabe volver resplandezcan en la noche que cada fan escuche tus canciones por recuerdos o por sensaciones infinitas, pronunciando remolinos y tormentas, un despertar pleno en la pista del que aún se atreve a bailar.
Un legado que se enciende más no se apaga con la triste e inesperada muerte de Mateo Lafontaine, y nos volvemos a preguntar como en un principio: ¿cómo es que de repente aquél ruido tan ‘underground‘ de la ciudad conecta con los entes y las almas más ruidosas de las personas en tiempos actuales? Nos sentimos honrados de haber llegado a su música y que otros músicos a su ves se hayan inspirado en sus locuras. Tres décadas y un poco más han pasado desde que el ecosistema electrónico de México se nutriera con su fuerza creativa. Más de tres décadas de exploración musical. Síntesis crítica y constructiva, aunque a veces eso no cayera bien o fuera bien recibida por algunos, porque si bien es cierto y para nadie es un secreto, Mateo apoyó a nuevos productores pero también fue duro con parte de las nuevas generaciones que no vivieron los años y época que a él le tocó vivir. Música independiente y trascendental: “Esta es la voz, la voz de DECADA 2”.
Sus decretos del poder entre la música y las máquinas, nos dejan una incontable lista de lanzamientos y por fin su primer disco recopilatorio: The Vox, Vol. 1 (1985-1989) y próximamente un libro que verá la luz de sus narraciones de 1980, esto confirmado por su hermano Mario Lafontaine con el que alguna vez fundó el dueto María Bonita.
Mateo Lafontaine con su transición hacia un sonido más esotérico y con influencia tecnológica arraigada en el EBM como principal motor ha dejado huella. El tiempo ha demostrado ser bastante amable y los temas han envejecido de manera increíble, incluso siguen sonando demasiado actuales, como el futuro que algún día soñó.