Depósitio Sonoro

Erika de la Rosa

Trisomie 21 visita por primera vez México y los entrevistamos previo a su presentación en Eutanasia Fest

A veces sucede que, sin buscarlo, las obras de ciertos músicos capturan el espíritu de su tiempo para inmortalizarlo, es el caso de la banda de culto Trisomie 21 (T21), quienes comparten la creencia de que la música puede modificar los esquemas más convencionales y llegar a nuevos horizontes sonoros. Bajo la influencia de Kraftwerk y Joy Division la legendaria banda inicia su proyecto en los años 80 por los hermanos Phillipe y Hervé Lomprez en una localidad al norte de Francia. Aquel preámbulo hoy en día suele ser un recuerdo lejano, una vieja historia para el proyecto que cumple ya casi 40 años: Phillipe: Éramos un par de jóvenes que nos gustaban las cosas especialmente extrañas. Imaginábamos la música que nos gustaría hacer. Los sonidos helados y maquinales, nos resultaban especialmente atrayentes. -¿Por qué deciden llamarse Trisomie 21? Phillipe: Trisiome 21 es una anomalía genética. La palabra normalidad no nos gusta. Para nosotros la palabra normal está mal utilizada. Preferimos a la gente atípica porque son más interesantes y más originales. Nuestra música busca acercarse a esos mundos. Con la premisa de la anormalidad, el dúo buscó contradecir las tendencias, ello se reflejó en su sonido melancólico y en la personificación lírica de cada una de sus canciones que retratan a las sociedades industriales más maltratadas de Francia, pero que también hablan, en voz de Phillipe “de emociones que expresan cada parte de nuestras vidas”. -Pienso que “The Last Song” es una icónica de 1984 que definió a toda una generación, ¿cómo vivieron el espíritu del post punk de aquel tiempo? Hervé: Es difícil hablar de “The Last Song” porque es una canción muy vieja. Para nosotros han cambiado las cosas desde el “Chapter IV, le je ne sais quoi et le presque rien” al “Elegance Never Dies”. Phillipe: No podríamos decir que vivimos el espíritu del post punk. No escuchábamos esa clase de género, sólo hacíamos la música que queríamos. Hervé: La gente generalmente dice que Trisomie 21 es una banda de post punk, pero para nosotros eso no es una realidad. Phillipe: No sabemos ni lo qué es el post punk (risas). – Se trata de aquel mito de la clasificación musical ¿no es así? Phillipe: Claro. Yo creo que todo esto del “post punk” es una invención de los medios, es una forma de vendernos una idea de lo que es nuestra música. Habitados por la idea anti rockstar y los falsos ídolos, la música de T21 se convierte en un refugio, en un universo basado en un incendio personal. De esta manera, el lanzamiento de cada uno de sus álbumes se convierte en una tarea que se evapora y resurge por largos periodos de tiempo. -Después de 8 años de ausencia en 2017 lanzaron su último álbum de estudio “Elegance never dies”, ¿cómo fue el proceso creativo de este material? Hervé: Phillipe y yo nos juntamos para hacer el álbum, junto al nuevo guitarrista. Queríamos crear nuevas canciones y sonidos, intentando representar toda la obra de Trisiome 21. -¿Es difícil trabajar entre hermanos? Phillipe: Algunas veces sí. Vivimos en países diferentes, entonces sólo nos vemos cuando vamos a realizar un nuevo material o estamos en el escenario. Fuera de eso nos vemos 2 veces al año. No somos gemelos. Hervé: Al principio de la historia de la banda sí lo hacíamos. Ahora es algo muy especial, porque cuando trabajo en una canción lo hago solo y él también. Es un proceso por separado. Jamás nos vemos al principio de cada proyecto. Para los hermanos Lomprez persistir en un mundo donde la industria musical favorece las ventas y no la creatividad del artista, marca una diferencia entre las bandas que buscan definir su sonido a través de su sello particular y de quienes producen en serie fórmulas auditivas ya establecidas. Hervé: No nos gusta trabajar como si esto fuera una fábrica musical. Trabajamos en lo que queremos y cuando queremos, hemos descubierto que esto es de la mejor forma de hacerlo. Para nosotros esto no es un trabajo, no hicimos T21 para enriquecernos, hicimos T21 porque nos gusta la música, para hacer canciones con actitud. Phillipe: Esto es música independiente y esto es de lo que se trata, es la meta. Creamos nuestra propia escena o eso intentamos. De cierta forma para nosotros hacer música es una necesidad. Para finalizar la entrevista les pregunto ¿qué nos espera para el show de la noche del 2 de marzo? Phillipe: Placer, placer para ustedes. Verán un T21 muy feliz, es muy especial para nosotros estar aquí. Hervé: Trataremos de tocar cosas que la gente quiera escuchar. Y bueno, quienes pudimos tener la oportunidad de verlos tocar en vivo el sábado por la noche confirmamos aquella sentencia, pues Trisomie 21 entregó un show impecable, en el cual hicieron bailar a su público más oscuro de la Ciudad de México a través de los ritmos más misteriosos con canciones como Breaking Down, La Fête Triste, The Last Song y Jakarta.

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Lorelle Meets The Obsolete explora los límites del sonido con su quinto álbum de larga duración De Facto

Hablar sobre la industria musical mexicana resulta una tarea complicada, sobre todo cuando se piensa que esta antepone la mercantilización y se enfoca en explotar ciertos géneros, o que al situar bajo los reflectores al machote de artistas que año con año se instalan sobre los mismos escenarios y repiten fórmulas sonoras ya probadas, depende de lo piden y consumen los escuchas. Fuera de ese embrollo, lo que es cierto es que el riesgo, el ingenio creativo y la diversidad sonora en nuestro país existen, tan sólo basta hacer un close up para registrar en el encuadre a algunas bandas como El Shirota, Los Mundos, Tajak, Sailawway, Car Crah Sisters, Terror Cósmico, Cabezas de Cera, Vinnum Sabbathi, entre otras. Dentro del circuito también se encuentra Lorelle Meets The Obsolete (LMTO), un dúo originario de Guadalajara, Jalisco, que ha captado la atención del público a nivel nacional y en el extranjero en los últimos ocho años con su propuesta que transita entre la psicodelia, el garage y el shoegaze. A principios de enero LMTO lanzó su quinto álbum intitulado De Facto, que se editó bajo el sello británico Sonic Cathedral y su nueva marca de grabación El Derrumbe, con la cual pretenden apoyar a proyectos emergentes. De Facto es un álbum totalmente consistente, sin miedo a explorar los límites de su propio sonido, que refleja distintos estados de ánimo y que logra introducirte a un estado hipnótico. De la paleta sonora de este trabajo se desprenden guitarras distorsionadas, sintetizadores eléctricos, percusiones altamente magnéticas y, a diferencia de discos pasados, intercambian las voces fantasmales en inglés por unas hispano parlantes. Quizá estemos lejos de saber si De Facto sea uno de los mejores lanzamientos que se darán a lo largo del año, pero lo que sí es verdad es que la música de LMTO representa una oportunidad para desprejuiciar nuestros oídos acostumbrados a sonidos mono temáticos y para rescatar una de las tantas propuestas nacionales que están listas para ser escuchadas.

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Después de un largo silencio Death in June estrenó Essence!

Death in June es una banda que inició a principios de los 80 en la escena del post punk; sin embargo, su sonido evolucionó a lo que hoy se define como neo-folk, un género que se asocia al tradicionalismo, misticismo, paganismo y al ocultismo europeo. La alineación se ha caracterizado por utilizar máscaras, trajes bélicos e iconografía relacionada al nazi-fascismo, inclusive por hacer referencias líricas sobre operaciones de guerra, al himno oficial del Partido Nacionalista Obrero Alemán y a literatos defensores acérrimos del militarismo como Yukio Mishima y Jean Genet. Douglas Pearce ha explicado la influencia del Tercer Reich en el concepto de la agrupación, asimismo, ha mencionado que el uso de la simbología germánica antigua como el Sol negro, la Runa de la Vida y el Totenkopf se debe a su provocativo valor político, lo que ha llevado a distintas personas a convertirse en fieles adeptos como detractores. Las tensiones se suavizaron cuando Pearce fusionó la bandera multicolor debido a su preferencia sexual; sin embargo, Death in June no deja de ser asociado a todo aquel discurso de odio, purismo, xenofobia, etc. Tomando en cuenta el coqueteo con aquella postura política y los viejos trucos de marketing, hoy, después de 8 años de ausencia, la banda originaria de Gran Bretaña da un paso más dentro de su repertorio musical con la entrega de su nuevo álbum Essence! que se editó en noviembre del año pasado por la casa productora New English Recordings. Si bien no es un álbum que posea un sonido que nos haga explotar la cabeza hasta dejar residuos cerebrales desperdigados en las paredes, Pearce fusiona con maestría distintos episodios musicales que logran englobar sus 38 años de carrera con un armazón instrumental sencillo, con acordes de guitarra acústica, melodías adherentes, sonidos post industriales que recuerdan a The Guilty Have No Pride (1983) o al Peaceful Snow (2010). En la porta del álbum hay una figura que porta un capirote rojo, que usaron las personas durante la Inquisición en señal de serían castigadas o ejecutadas, que más tarde hermandades católicas se apropiaron para los días de asueto de Semana Santa. Con todas estas vertientes quizá estemos ante un nuevo episodio de la banda que en su momento se reveló crudo y extremista, ya que deja atrás los tambores militaristas y las trompetas que anuncian la guerra, para convertirse en un proyecto más maduro que encarna nuevos simbolismos y dedica, y eso se deja al criterio del lector, una que otra copa a una suerte de penitencia.

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El legado que ha dejado Pete Shelley, cantante y guitarrista de Buzzcock

Pete Shelley, cantante y guitarrista de la legendaria banda Buzzcocks falleció el día de ayer a la edad de 63 años por un supuesto ataque de corazón en una localidad al norte de Estonia, confirmó su manager a la cadena BBC. Shelley, cuyo nombre real era Peter McNeish, formó junto a Howard Devoto en 1976 la banda Buzzcocks, uno de los grupos fundamentales del punk rock británico formada en Bolton, en el área metropolitana de Mánchester. Para ser precisos Shelley y Howard Devoto formaron Buzzcocks e iniciaron su carrera con el lanzamiento de su EP “Spiral Scratch” en 1977 y su álbum debut “Another Music In a Different Kitchen”, que se editó un año después; la banda dejó una huella importante en la escena del punk británico con sus reconocidos éxitos  Ever Fallen in Love (Whit Someone You Shouldn’t ve  y  What do I get?. El nombre para el grupo salió a partir de la revista Time Out que decía: “It’s the Buzz, Cock!”. La palabra “buzz” se utiliza para describir la emoción de tocar, mientras que “cock”, en Mánchester, se refiere a un compañero o amigo. Entonces, el nombre para la banda, creían, capturaba la emoción del movimiento punk emergente. Inspirados en una generación que creció bajo el descontento y valores contrarios a los establecidos, Buzzcocks junto a bandas como Sex Pistols, The Ramones y The Clash definieron un sonido que se ligó con aquel relato, se trataba de acordes simples y temáticas políticamente contestarías. Aunque contestatario, su punk por azares se convirtió en mainstream y su música en un gran legado que prevalece hasta nuestros días. Dicho legado de Shelley es precisamente su agresividad rítmica y su cinismo lírico como resistencia al conservadurismo de una época que intentaba opacar a una juventud naturalmente inconforme y sin oportunidades. Buzzcocks se separó en 1981 y desde entonces y hasta 1989 Pete Shelley se centró en su carrera como solista. El músico inglés también tuvo así su carrera de la cual nos dejó un acervo de 5 ingeniosos álbumes con tintes futuristas, de los que destacan “Homosapien” (1981), Haven & The Sea (1986) y XL-1 (1983). Desde 1989 y hasta la actualidad, Buzzcocks había vuelto con giras y discos. Sin duda, estamos de luto ante la pérdida de un personaje clave de la escena del punk, pues Shelley representa la esencia de aquel irrepetible movimiento de lucha musical que ha influido por décadas a generaciones de músicos.

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Dead Can Dance estrena “Dionysus”, material que hace referencia al Dios del vino y el éxtasis

Bajo el sello discográfico [PIAS] Recordings, Dead Can Dance entrega en noviembre de este año “Dionysus”, un álbum ambicioso que explora el misticismo europeo y la polifonía instrumental más sofisticada del World Music. En este trabajo, la banda más notable de la cultura Goth y el Dark Wave de los años 80, representa en 2 actos y en 7 movimientos las diferentes facetas del dios griego de acuerdo a las obras seculares del siglo XVI. En la mitología griega, Dioniso es uno de los considerados dioses olímpicos, es el dios de la vendimia y el vino. Hijo de Zeus y Sémele, nieto de Harmonía y bisnieto de Afrodita, si bien otras versiones afirmaban que era hijo de Zeus y Perséfone. La primera parte es una especie de festividad pagana donde se rescatan  grabaciones de diversos ecosistemas del mundo los sonidos de la naturaleza y de la fauna, esto se acompaña de repentinos cánticos y progresiones orientales, que dan como resultado una experiencia auditiva misteriosa. La segunda parte es más esotérica, en ella se simboliza en pequeñas dosis y en un idioma que la banda suele llamar “language of the heart” el nacimiento de Dionysus en el Monte Nisa, su preparación en rituales para la prosperidad de las cosechas, su abandono de la vida material e iniciación espiritual y su papel de guía en el Hades. Dada la cosmovisión musical que ha caracterizado a Dead Can Dance a lo largo de todas producciones sonoras, este disco carga con una vena intelectual en tanto nivel creativo y conceptual que, sin duda, han logrado profundizar al romper los esquemas convencionales del sonido a lo largo de sus 34 años de carrera.  

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The KVB lanza su sexto álbum llamado “Only Now Forever”.

Después de dos años de ausencia, The KVB lanza su sexto álbum de larga duración: “Only Now Forever”; un material grabado en Berlín en los que sobresalen ritmos del Minimal Wave, el Pop Psicodélico y el Shoegaze.   Bajo el sello discográfico Invada Records que lidera el multinstrumentalista Geoff Barrow, el dúo audiovisual nos presenta una secuencia armónica poderosa en la que a través de una caja de ritmos se disparan percusiones misteriosas y señales eléctricas de sintetizador ininterrumpidas, así como también provocativas distorsiones de guitarra que se sincronizan al unísono de la voz de Nicholas Wood y Kat Day. Para la creación de este álbum no hubo restricciones sobre el uso de instrumentos, lo cual permitió que la improvisación musical llegara a sus límites para edificar la arquitectura de piezas como Afterglow; asimismo, para recrear algunos demos originales dando como resultado la rola Live in Fiction. La mayoría del disco mantiene una ambientación sombría y la letra de la canción Only Now Forever viene a complementar aquella nebulosa sonora, pues está inspirada en el trabajo del poeta Keston Sutherland, escritor que se ha caracterizado por declamar sobre la fatalidad de la vida moderna y la ansiedad que provocan las relaciones humanas. Pero tampoco se trata de una tragedia griega, porque también hay fragmentos auditivos melódicos como Violet Noon, una rola con reverberaciones noir y dreamy que versa sobre los afectos que se gestan entre dos individuos frente a un mundo que se desmorona. Los elementos visuales en este trabajo fueron una parte importante para The KVB, de esta forma y para llevar a cabo el proceso de animación de la canción Above Us, lograron colaborar con el diseñador Alden Volney, quien también ha desarrollado algunos gráficos para el excéntrico Iggy Pop. En resumen, este es un trabajo cautivador, dada la creatividad y nivel de experimentación aplicado en cada uno de los tracks, en el cual han logrado definir su estilo y fortalecer su sonido desde que la banda surgió.

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This Will Destroy You está de regreso con New Others Part One

“New Others Part One” es el quinto álbum de estudio de This Will Destroy You (TWDY), se trata de un material que fue producido y diseñado por John Congleton en septiembre de este año, junto a los miembros principales de la banda: Jeremy Galindo y Christopher King, con la incorporación del baterista Robi González. Bajo la firma Dark Operative Records TWDY cultiva en sintonía de la mirada del post rock un camino sensorial cubierto de conmovedoras piezas que revindican su espíritu cáustico, las cuales son dignas de apreciar para esta temporada de otoño. El álbum da la bienvenida con “Melted Jubilee” una rola que, en medida de que avanza, aumenta discretamente la intensidad de las percusiones de batería. “Syncage” rompe con la estructura general del álbum, pues nos introduce a una suerte de epopeya traducida en épicos clímax que hacen reminiscencia a los primeros discos de la banda estadounidense. “Allegiance” “Weeping Window” y “Like This” tienen un efecto melancólico y meditabundo que evocan al sonido de “Another Lenguage” (2014), mientras “Go Away Closer” hay una ambientación instrumental atonal y más emotiva. “New Others Part One” es un álbum que posee cualidades estéticas elevadas, atributos armónicos que, muchos de sus escuchas, buscarán encontrar en el posible lanzamiento de una segunda parte.

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David Bowie: el hombre que bajó de las estrellas

A 400 metros de distancia del Muro de Berlín, se cocinaba en “Hansa Studios” uno de los álbumes más emblemáticos del músico y compositor David Robert Jones, mejor conocido en la historia como David Bowie, uno de los músicos más grandes que han existido. Heroes es considerado por los críticos de la música como uno de sus mejores aportaciones dentro del Art Rock, aunque para otros sobresalgan obras maestras como el “The Rise and Fall of Ziggy Stardust” o el “The Man Who Sold the World”. Algunos datos curiosos que hay alrededor de la grabación, es que Bowie desembarcó en la vieja Alemania en el momento que sufría una de sus peores crisis contra la cocaína, se alejaba de la locura pero la rozaba con los dedos y mantenía una disputa legal con su ex esposa. Aunque a simple vista no parecía muy buena idea hospedarse en el mismo piso del toxicómano Iggy Pop, estos hechos inspiraron a Bowie para la composición del disco, el cual engloba un virtuosismo instrumental idílico, y no es para menos, pues fue elaborado en colaboración de leyendas de la talla de Robert Fripp, Tony Visconti y Brian Eno. Durante este proyecto, Brian Eno llegó a usar sus estrategias oblicuas, una serie de aforismos en forma de cartas que él mismo realizó con Peter Schmidt, las cuales aplicaba cuando requería de una perspectiva fresca durante momentos de poca creatividad. Aquellas sesiones de grabación berlinesas, captaron el espíritu del tiempo que se vivió durante los años setentas: un contexto decadente a finales de la guerra, donde guardias soviéticos se escabullían vigilantes en edificios, mientras la vida de noche era iluminada a través de las luces de neón de cualquier bar. La interminable vida bohemia, los efectos de las drogas y el alcohol, llevaron a Bowie y a Visconti a recorrer los cabarets y bares de la ciudad, lugares en los que descubren a Antonia Mass, una cantante de jazz. Esta es la historia que hay detrás de la canción “Heroes”, una fotografía que registra Bowie desde su habitación: el beso que se llevó a cabo en las cercanías del Muro del apasionado romance que se mantuvo en secreto por mucho tiempo entre Visconti y Antonia Maas. La influencia de este disco fue tan grande que, incluso, se reflejó en la canción “Trans Europe Express” del grupo alemán de música electrónica Kraftwerk, en la que susurran: “From station to station back to Dusseldorf city/ Meet Iggy Pop and David Bowie/ Trans Europe Express, Trans Europe Express…”. Otros datos que valen la pena mencionar es que de la serie de discos que conforman la Trilogía de Berlín: Low, Lodger y Heroes, este último fue el único que en realidad se grabó completamente en dicha capital alemana. Y que a pesar de que Bowie fue conocido por su capacidad histriónica y por su necesidad de incursionar en caminos inexplorados, en este disco no hubo alter-egos, sólo estaba él y su talento. Después de diez años de la grabación, Bowie dio un concierto para toda una generación de berlineses divididos por los conflictos sociales, políticos y económicos del momento, por lo que “Heroes” se convirtió en un himno que representó la unificación, inclusive la cancillería alemana llegó a espetar: “Ahora estás entre los héroes. Gracias por contribuir a derribar el Muro”. Se trata de un álbum que trascendió el pensamiento de toda una época, por lo que héroes como Bowie hoy siguen vivos y recordados en la memoria de la colectividad.

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