La Soledad de la Chica Cometa: la nueva música electrónica de los ochenta
.documento, el trío mexicano de techno-pop lanzó su disco La Soledad de la Chica Cometa.
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All Them Witches, el cuarteto de psicodelia y stoner, se presentó en el festival Vive Latino 2022.
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Mark Lanegan, cantante, compositor y poeta del grunge y el stoner murió recientemente en su casa sin que la causa haya sido revelada. ¿Cuál es su legado musical y escrito?
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El cineasta, escritor y artista gráfico residía en la CDMX, falleció por problemas del hígado y cáncer. Murió el cineasta Nick Zedd en la Ciudad de México a los 63 años. Zedd era un artista 360º, además de su obra en el cine underground fue autor de seis libros, dibujante, pintor y editor de fanzines. En 1985 creó el movimiento post punk “Cine de transgresión” y a lo largo de su carrera escribió, dirigió y actuó en cientos de películas, cortometrajes y series que influyeron a otros cineastas, como los polémicos Gus Van Sant y Lars Von Tiers. Zedd vivía en la CDMX con su compañera Mónica Casanova desde 2011. Se sentía muy arraigado en México, desgraciadamente su salud mermaba y falleció el 27 de febrero por complicaciones debidas a las enfermedades que padecía: cirrosis, cáncer y hepatitis. El cine shock y lo esencial en la obra de Nick Zedd Rastrear la obra completa de un artista multifacético y underground es casi imposible. Él creaba bajo el principio punk de hacer las cosas uno mismo, el DIY (Do It Yourself), por lo que existe demasiado material disperso que se fue quedando a su paso y del que no se tiene un registro formal. Pero sí podemos acercarnos a lo esencial, empezando por el movimiento que bautizó como “Cine de transgresión” en el que se agruparon diversos artistas radicales de los años ochenta en Nueva York: Lydia Lunch, Richard Kern, Tommy Turner, Tessa Hughes y Lung Leg, entre otros. Su propuesta audiovisual retaba al espectador con el fin de shockearlo, como ya antes lo había hecho el rock de Iggy and the Stooges y Alice Cooper, que se metían con el público incorporando recursos teatrales, violencia y destrucción. Los cineastas transgresores utilizaron recursos como la música experimental, humor suicida, horror crudo y gore, sexo y drogas, personajes freaks, cine mudo y película blanco y negro. Esta visión de Zedd y compañía fue la versión hard core del cine entre los años ochenta y los noventa. 10 películas favoritas de Nick Zedd En su carrera fue director, guionista, actor y director de fotografía. Entre su extensa filmografía destacan en su mayoría películas de bajo presupuesto y cortometrajes que ya son clásicos del under: They Eat Scum (1979) Geek Magot Bingo (1983) The Wild World of Lydia Lunch (1983) Whoresgam (1988) War Is Menstrual Envy (1992) La serie Electr Elf (2002-2008) NYC/MEXICO (2011) El Manifiesto Extremista (2013) Demonica (2017) The Reckoning (2019) Artista y editor de libros y fanzines Otra faceta de Zedd era la edición de fanzines legendarios dedicados al cine y al arte. Entre 1984 y 1990 escribió y publicó el Underground Film Bulletin, en el que dio a conocer a los artistas del movimiento transgresor. También publicó los zines Odio el Capitalismo, Manifiesto Extremista y el Zine Invisible, material que se expuso en la fanzinoteca del Museo Universitario del Chopo. Como artista de la palabra, Zedd escribió guiones, narrativa y ensayo. Sus libros más importantes son relatos autobiográficos y ensayos críticos sobre cine, arte y sociedad: Bleed (1992) Up Is Up So Is Down (1994) Totem of the Depraved (1996) From Entropy to Ecstasy (1996) Low Rent (2018) Se fue un artista subterráneo que siempre mantuvo la coherencia ética respecto a su forma de pensar y crear. Zedd is dead.
Murió Nick Zedd, artista punk y creador del ‘cine de transgresión’ Leer más »
La marca se despidió y se fue del país por problemas logísticos. Desde 1967 son las botas de la rebelión musical contra el sistema.
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Los terraplanistas y los antivacunas ya tienen competencia: los que declaran la muerte del rock a la menor provocación. Se viene declarando desde que murió trágicamente el rocanrolero chicano Ritchie Valens en 1959… hasta hoy, que tal aseveración se haconvertido en meme y mame con sabor a reguetón. Parafraseando a Lavoisier, los géneros musicales no mueren ni desaparecen, sólo se transforman como ha sucedido con el jazz, el blues y el reggae. Es decir, evolucionan fuera del mainstream. All The Rage Inside es un ejemplo de esa transformación. En las corrientes del metal subterráneo existe el rock brutal y quirúrgico, en este caso orquestado por un quinteto de enrabiados que se reunieron en 2016 para tocar metal core. Los guitarristas Mayk y Antonio, el bajista Cristian, el baterista Erik y el vocalista Jesús. Su pesadez, precisión y actitud son una madriza cantada frente a la liviandad que campea en las plataformasmusicales. El panorama musical no parece muy alentador, ¿qué los llevó a tocar un estilo extremo en un mundo cada vez más liviano y políticamente correcto?El momento en que descubrimos el metal core. Fue el mismo momento en que nos estábamos acercando a nuestros respectivos instrumentos como músicos (todos tienen antecedentes en otros grupos y estudios musicales), que era también la época cuando estaba en su apogeo, por ahí del 2005. Fue ahí donde nos dimos cuenta de su versatilidad musical, el contraste entre la agresividad del género y sus líneas melódicas, a las que podríamos recurrir al momento de componer. Recientemente reaparecieron los agoreros de “el rock está muerto”, ¿qué opinan de esta sentencia y de quienes declaran semejante cosa?El tema es que los gustos van cambiando con las modas. Y actualmente parece que está de moda no tener criterio propio ni compromiso con tus propios gustos. Si el rock en realidad estuviera muriendo, no habría tantos festivales tan grandes a nivel mundial.Al final todo es un ciclo que tarde o temprano regresa. All The Rage Inside se puede escuchar en Spotify, Apple Music, Amazon Music, Pandora y Deezer, ¿cuál ha sido su experiencia con las plataformas musicales?Como banda independiente, desde siempre ha sido un reto auto producirse, financiarse y publicitarse. Las plataformas nos han permitido llegar a más lugares en menos tiempo. Es más barato. Y lo más importante es que nos ha permitido compartir nuestra propuesta con muchas más personas alrededor del mundo, con un par de clicks desde nuestras casas. ¿Han ido a la radio comercial?No, pero nos encantaría y trabajamos todos los días para poder estar en alguna estación. Hasta el momento han grabado varios sencillos, “Cor Impetum”, “Atropos” y “Why Do We Fall” entre ellos, ¿sus grabaciones sólo se pueden escuchar en formato digital?Hasta el momento si, por que creemos que es la manera más eficiente de difundirlos. Y nos permite destinar nuestros recursos de tiempo, dinero y esfuerzo en otros aspectos como publicidad, marketing, instrumentos, producción, etcétera. ATRI tiene un sonido extremadamente duro, sólido y nítido, ¿en dónde graban y quién los ha producido? ¿Tienen planes de hacer discos físicos, sacar compactos o vinilos?En la trayectoria musical de nuestro proyecto hemos tenido la oportunidad de colaborar con muchas personas que han creído en nuestra propuesta, entre ellos el exbajista de Here Comes the Kraken, Geovany de Cathleen, y muchos más con quienes hemos crecido. Actualmente la producción de todo nuestro material es de manera in house con ayuda de los nuevos recursos digitales, lo cual nos ha permitido crecer tanto como banda, como individualmente. Un ejemplo es Mayk, guitarrista, multi- instrumentalista, compositor y productor que ha tomado la batuta al momento de grabarnos. Claro que queremos sacar nuestros discos en formatos físicos, pero creemos que por el momento las herramientas digitales son las que nos ayudarán a crecer. Han tocado en vivo y recientemente participaron en un festival en línea, ¿qué diferencias a favor y en contra observaron en la experiencia digital?La ventaja de los formatos digitales es que dan una mayor oportunidad a muchos proyectos de salir a la luz con un sonido e imagen increíble. Lo malo es que no existe la certeza de que la calidad en vivo sea la misma, ya que pasó por mucha post producción, tanto visual como sonora. Pero estamos contentos de ver la cantidad de propuestas diferentes y llenas de talento que puede ofrecer el país. Es evidente que ATRI no va tras el éxito fácil, ¿qué buscan y hacia dónde quieren ir, hasta dónde quieren llegar con su propuesta?Claro que queremos ser famosos y exitosos. Al final es la culminación de todo artista, pero también somos conscientes que es un proceso de crecimiento en el que lo más importante como banda siempre ha sido y siempre va a ser satisfacer esa necesidad de expresar lo que sentimos y conectar con la gente. El Coronavirus vino a cambiarnos la vida, ¿qué es lo que más extrañan de la “vieja normalidad”, como grupo y como individuos?Para empezar, los shows en vivo, que jamás se van a comparar en nada con el formato digital. El tener al público de frente con la expectativa de saber si les va a gustar o no lo que haces, es ese empujón que te hace dar lo mejor. Como amigos, vernos cada fin de semana y ensayar, platicar, salir de la rutina, desestresarnos del día a día e individualmente hacer lo que nos gusta y que nos lo reconozcan. ¿El Coronavirus y la pandemia son buen material para una canción de ATRI?No. Sabemos bien que la pandemia ha impactado de manera mundial, pero como artistas no sentimos que sea tema para una pieza. ¿Cómo consideran que el Coronavirus cambiará su proyecto? Ya lo hizo, nos jodió con planes ya definidos que teníamos, pero también nos hizo crecer en muchos aspectos como banda. Al final nos adaptamos y seguimos en la pelea por tener un lugar en la escena. Puro metal core enrabiado. Cor Impetumhttps://www.youtube.com/watch?v=S-_cjMfzIy4 Why Do We Fallhttps://www.youtube.com/watch?v=kiJ670FXnXo Atroposhttps://www.youtube.com/watch?v=UPp66fgRZtQ
“Está de moda no tener criterio propio”, entrevista con la banda All The Rage Inside Leer más »
El cine y el rock hacen una gran pareja. Pero aclaremos: una película rockera no necesariamente es un musical de los que se ponen a cantar y a bailar en coreografías, como en Jailhouse Rock de Richard Thorpe o en Jesus Christ Superstar de Norman Jewison. Tampoco es una biopic rosa tipo Bohemian Rhapsody de Bryan Singer ni un documental de los que hoy se producen en formato de peli o serie, como Rompan Todo de Santaolalla. Sino largometrajes que a veces son tan clásicos como los grupos y sus discos: Tommy de Ken Rusell, The Graduate de Mike Nichols, Quadrophenia de Franc Roddman, Rock N’ Roll Highschool de Allan Arkush, The Wall de Allan Parker, La Bamba de Luis Valdez, This is Spinal Tap de Rob Reiner, Wayne’s World de Penelope Spheeris, Leningrad Cowboys Go America de Kaurismäki, Sid & Nancy de Alex Cox, Walk The Line de James Mangold, High Fidelity de Stephen Frears, Scott Pilgrim de Edgar Wright y, mi favorita, la que no me canso de ver y siempre siento que es mi primera vez: Almost Famous de Cameron Crowe. Antes de hacer cine, de escribir, dirigir y producir sus películas Fast Times At, Ridgemont High, la comedia grunge de los 90 Singles, y el drama ético–deportivo de Jerry Maguire, Crowe fue periodista durante los setenta y los ochenta. Y Almost Famous es una historia que escribió basada en su experiencia como reportero, colaborador y editor de Rolling Stone que desde entonces dirige Jann Wenner. RS es la revista que se caracterizó en los 60 y los 70 por publicar a los autores del Nuevo Periodismo y al único Gonzo que ha existido, Hunter S. Thompson. La cinta le sigue los pasos a William Miller, un adolescente rockero que se inicia como reportero cubriendo la gira del grupo Stillwater para RS. El auténtico grupo sureño existió entre 1973 y 1984, cobró una feria por prestar el nombre para bautizar al cuarteto creado para la película: la suma de Allman Brothers Band + Led Zeppelin + Black Sabbath + Lynyrd Skynyrd, personificados por actores y músicos: Billy Crudup en la guitarra, el baterista John Fedevich, Mark Kozelek en el bajo y el vocalista Jason Lee. Las canciones que tocan en la cinta las escribieron en coautoría el propio Crowe, su esposa Nancy Wilson del grupo Heart y Peter Frampton, quien además la hizo de asesor durante la filmación. En la gira de Stillwater, el aprendiz de brujo se sube al autobús del grupo para hacer una serie de entrevistas entre conciertos, sostener largas conversaciones telefónicas con Lester Bangs, y escribir el artículo de portada. Identificado como “The Enemy” por el grupo, en esas correrías es guiado a través del mundo del rock y el periodismo por los legendarios periodistas Ben Fong–Torres, editor de Rolling Stone durante los setenta, y el santo patrono del periodismo rockero, el gran Bangs, quien entonces era editor de la revista Creem, interpretado por el fallecido Philip Seymour Hoffman. Por si este coaching fuera poco, Miller es iniciado en el amor y el sexo por un harem de groupies encabezadas por Penny Lane, Kate Hudson inolvidable. Además de construir una comedia inteligente y vibrante, el director tira cátedra de periodismo puro y duro, con rigurosa confirmación de los hechos y las declaraciones. Logra tres perfectas radiografías de su tiempo: 1) La transición entre los sesenta y los setenta. El paso de un mundo luminoso, prometedor y de colores, a otro nocturno, pesimista y oscuro con la caída de la psicodelia después de Altamont y Charles Manson. El rock perdió la inocencia. 2) El periodismo, sus estrellas –por ahí se atraviesa también el Gonzo en la redacción– y los modos de operar en aquellos días, con sus vicios y virtudes. Muestra la influencia que tenía la prensa y sus presupuestos envidiables para cualquier editor y periodista de hoy. 3) El llamado mainstream musical, cuando la industria del entretenimiento tomó por completo las riendas del rock. Recursos sin fin y cuentas abiertas para los músicos y artistas del momento. Pero también los problemas internos que suelen brotar en cada grupo, el tutorial para cooptar a los músicos, manipularlos y mal pagarles. Encima tienen que librar la peor de las batallas, eterna e inevitable, la batalla de los egos, los derechos y los billetes. La película se estrenó hace poco más de veinte años, verla en el cine fue espectacular. Toda una era musical y periodística que ya desapareció. Por algunos momentos recuerda la teleserie The Wonder Years de Neal Marlens y Carol Black, por la música, el color, la moda y la iluminación de la época. En Almost Famous, además, se percibe el cambio de la década y lo que siguió en los setenta. Por supuesto, eso también se escucha en la música. La pista sonora incluye a The Who, The Beach Boys, The Seeds, Jimi Hendrix, Black Sabbath, MC5, The Stooges, Neil Young, Yes, The Allman Brothers, Led Zeppelin, David Bowie, Elton John y Cat Stevens, entre otros. Una película tan clásica como todos estos grupos. Lester Bangs en Almost Famous: Stillwater:
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Existen antros que marcan la vida nocturna de una ciudad. En la de México existió un pequeño bar entre los 80 y los 90 donde se armaba el aquelarre los fines de semana: el Tutti Frutti. Hoy los documentalistas Laura “Loretta” Ponte y Alex Albert buscan producir un documental con Danny Yerna y Brisa Vázquez, los artífices del también llamado “templo del underground”. En ese tembloroso año de 1985, cuando la ciudad bailó, quienes la atravesábamos hasta el extremo norte para llegar al Tutti en realidad formábamos lo que hoy se llama una “comunidad musical”. Porque los asistentes al Tutti Frutti íbamos esencialmente a escuchar y a bailar la música que sólo sonaba entre las tornamesas de Danny y su colección de vinilos. Esa colección traída desde Bélgica y engrosada con los años ya era considerada patrimonio del under: garage, punk, new wave, psycho, glam, hardcore, cold wave, straight edge, dark, techno, cyber, rockabilly, gothic, grunge, noise… Por supuesto, caía pura fauna fina de las faldas urbanas, era un enclave de tribus subterráneas, la gente que vivía bajo el asfalto y que se enteraba del Tutti por un pitazo, por uno de sus míticos flyers, o porque algún amigo lo había iniciado. No cualquiera llegaba a la bodega del restaurante Apache 14 en Avenida Politécnico Nacional, un antro sin nombre exterior porque nunca hubo un letrero que indicara su existencia o ubicación. Llegabas por instrumentos, entrabas por la puerta de atrás y subías unas escaleras: de pronto la música te pateaba hacia un rincón psicodélico con una barra ilegal, una pista-escenario diminuta, la cabina de sonido y la cabina de tatuajes donde el Piraña tatuaba ocasionalmente. Esa barra era atendida por Brisa, que despachaba las Victorias y las bebidas con mano dura, golpeadora, la mano que hoy tunde la batería de Los Esquizitos. El nivel del encerrón era un reto y le quitaba lo fresa a cualquiera, a veces la atmósfera se ponía tan densa que se respiraba a mordidas. Iluminado por el estrobo del gran ojo en el techo, el Tutti le abrió sus entrañas lo mismo a los punks hardcore de Massacre 68 y Atoxxxico, que a Caifanes, Santa Sabina, Café Tacuba, La Lupita y Café de Nadie (que introdujeron la corriente estridentista), cuando arrancaron sus carreras en ese epicentro. Fueron cientos de grupos nacionales los que pasaron por ahí y otros del más allá como los Monomen de Seattle, los Bayou Pigs de Texas y los Ultra 5 de Nueva York, quienes grabaron el disco Live in Mexico City, un vinilo de colección. Música extraña y contracultura, gente fuera de lo común, grupos extremos, sustancias legales e ilegales, bebidas golpeadoras, tatuajes a la medianoche, sexo en los baños y peleas relámpago. Cuando las cosas se ponían rudas el Danny tenía que poner orden y empezaba a sonar el reggae que surtía su efecto pacificador. Las sesiones musicales del Tutti eran esa experiencia nocturna que dejó una marca. Pero terminó sus noches en 1992 y se convirtió en una entidad musical nómada. En esa época existieron otros antros como el Bar 9, Rockotitlán, el L.U.C.C. y Rockstock, que también tienen sus historias y merecen ser contadas. La del 9, por ejemplo, se cuenta en el libro Tengo que morir todas las noches de Guillermo Osorno. El Tutti no era el mejor de los antros, sino el único en su tipo, era el templo del underground. Treinta y dos años después de su inicio la ciudad se volvió a sacudir con otro slam el 19 de septiembre de 2017, pero en esta ocasión no había Tutti para salir de las ruinas y encaminarse a bailar con otros muertos vivientes. En vez de eso, Laura Ponte se conectó con Danny Tutti, abrieron la página de Facebook Tutti Frutti: el documental y la cosa empezó a cobrar vida. En la página se convocó a todas aquellas personas que hayan pisado su pista a subir sus recuerdos, fotografías, los flyers que se diseñaban a mano cada semana, recortes de prensa, fanzines, anécdotas y toda la música que sonaba en esas noches. Laura Ponte, tres veces Premio Nacional de Periodismo, ha producido los documentales “Pronóstico Reservado”, “A poco estás tan buena” y “Mujeres de Arena”, y fue co-productora de “Son duros los días sin nada”, “Otra forma de ser mujer” y “El mejor momento”. Integró un equipo de producción con Alex Albert, cineasta y documentalista que dirigió “La revuelta de las batas blancas”, “Construyendo sobre el aire”, “Pronóstico Reservado” y “Me llamaban King Tiger”. Les acompaña una tripulación de 11 destacados y destacadas personalidades del cine documental, como el productor Felipe Haro, el fotógrafo Nacho Prieto, el músico Gerry Rosado y la productora musical Lynn Fainchtein. Arrancaron los trabajos con una serie de entrevistas a Danny y Brisa. La página hoy tiene casi 2,000 miembros, algunos viven en otros estados y países, y se convirtió en un punto de encuentro que culminó con el primer gran reventón en El Imperial. Se recaudaron fondos, se filmó la fiesta con el grupo The Dragulas y Danny poniendo la música. La fiesta se llenó. Y los asiduos al Tutti nos reencontramos. Entonces descubrimos que todo lo que hicimos en los 80 y los 90 por escuchar esta música tuvo un sentido más amplio. El 14 de abril se realizó el segundo reventón en otro lugar con gran personalidad y lleno completo, El Bizarro Café. En esta ocasión no tocó grupo, pero en las tornamesas alternaron Danny y Ernesto Fuzz On, otro personaje y productor del underground nacional que merece un texto aparte. Fue un reencontronazo antológico. Ahora se trabaja en el fondeo de un documental que retratará lo que fue el Tutti Frutti. El propósito del documental es rescatar una parte de la historia de la cultura mexicana que quedó olvidada. No existen documentos por varios factores: en 1985 todavía quedaba la estela de la prohibición decretada por el presidente Echeverría contra el rock y en general cualquier manifestación cultural que aglutinara a la juventud,