Depósitio Sonoro

ambient

Music Has The Right To Children de Boards of Canada cumple 23 años. Un álbum que reinterpreta la nostalgia

Alguien tiene que alzar la voz y hacer el eco suficiente para darnos cuenta de la magnitud de lo que significa el aniversario 22 del disco Music Has The Right To Children de Boards of Canada. Una obra magistral y enorme creada por dos mentes musicalizando un concepto iluminado y de una manera evocadora hacia nuevos pasajes a lo desconocido, quizá comandado por el misterio y la intriga. La obra está compuesta y llena de matices ambientales que diversificaban la propiedad de nuevos géneros hasta ese momento (Intelligent Dance Music, Ambient, Psicodelia, Downtempo). El sonido electrónico ambiental son registros atraídos sorprendentemente de las profundidades de una síntesis atemporal que cuando se llega al nudo de las composiciones, es imposible resistirse al efecto de su encanto melancólico. La magia de este disco es que logra mantener un ritmo constante ligeramente más lento que la mayoría de sus contemporáneos de los años 90, como Autechre, Aphex Twin, Squarepusher o Plaid, crea un punto de referencia sobre hacia dónde se dirigen las cosas. Es como si lograran tipificar rítmicamente las sonoridades de sus percusiones apuntaladas por los lamentos de un mundo en donde los humanos escuchan, sienten, bailan, sufren y aman. Eso puede sonar aterrador y quizá lo es; sin embargo, es extrañamente reconfortante escuchar la música de Boards of Canada. El arte de la portada el arte tiene una familia de los años 70, con los rostros borrados en distintas tonalidades. Entre triángulos, rombos, matices e inflexiones Board of Canada puede llegar de golpe, como un collage con miles de fotografías de viajes y vivencias, como un mantra que busca el trance y la liberación de la mente del flujo constante de pensamientos difusos.   Un disco que te puede atravesar el alma; para degustar, sin prisa alguna, con la calma del campesino que observa su cosecha en temporada fluvial. En un lacónico tiempo este dúo escocés dejó rastros aún inconclusos. Hoy, más allá de ser una banda influyente y de “culto”, Boards of Canada se ha vuelto atemporal. Pueden empapar de nostalgia con su gran misticismo. Music Has The Right To Children nos abraza con mucha profundidad y sutileza, representa una nueva revelación, son espeluznantes, estimulan, atrapan y suavizan el alma de quien los escucha por primera vez bajo un cielo responsable de lo hipnótico hacia un nuevo significado, hacia un derecho que nos pertenece a todos: la música.

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Space Afrika – “Somewhere Decent To Live”

Entornos ambientales mutables en algún lugar entre Jan Jelinek, Huerco S y Lee Gamble. Un disco apasionante para escucharse por la madrugada. Música sutil acechada por las sombras en sintonía con la búsqueda interminable de espacios oscuros y lúgubres. Los temas presentados en este último álbum de Space Afrika son borrosos, manchados y empapados de una perspectiva embriagadora y alucinante. Una vez que los minutos recorren el disco los límites pierden sentido y las frecuencias adquieren una nueva vida y conversación siguiendo las vastas corrientes subterráneas del dubstep, techno ambient y deep house que alimentan la economía nocturna de Manchester, ciudad natal de Joshua Reid y Jeshua Inyang. Las atmósferas y el ambient forman el núcleo del disco suspendidas en oleadas de tensión pero salpicadas de ritmos crujientes y ráfagas de actividad melódica que crean un escenario increible que recuerda los movimientos nocturnos de la gente por la ciudad, ya sea sentado fumando afuera del foro Normandie esperando a que salga el sol, tomando un autobús nocturno a casa sobre Avenida Reforma o haciendo un recorrido en Metrobús a las 5 am por Insurgentes para llegar a la última fiesta. Un álbum que se abre camino en un millón de configuraciones y entornos.   

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Reseña de Song for Alpha de Daniel Avery, misterio y magia

Daniel Avery ha sabido superar el éxito arrasador de Drone Logic, quizá en popularidad  Song for Alpha no lo alcanzará, sin embargo, ahí radica el misterio y la magia, el escalón que lo eleva, no se repite ni se vuelve una caricatura de sí mismo. Es un artesano extrovertido pero en realidad tímido. Los tracks que ha venido construyendo para esta nueva placa son hambrientos y bombásticos pero también reflexivos internamente. La autenticidad es el platillo fuerte, están los beats pero también están los pasajes reflexivos y clavados a lo Brian Eno. Los 14 temas impulsivos de este nuevo disco  te estremecen la médula ósea y trasplanta el latido de tu corazón, pero no te deja tranquilo de esas posesiones demoníacas comandadas por sintetizadores modulares. Se convierte tema a tema en la gran excepción del techno actual jugando con dichos impulsos, sus reflujos y contornos completamente a placer, sin pretensiones y determinismos, es por sobre todo robóticamente gratificante saber que inclusive se puede jugar con el sonido acid del 303.

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