Depósitio Sonoro

Dave Brubeck

Cómo el disco Time Out, de Dave Brubeck, cambió la música jazz

Recordamos el innovador álbum de jazz de Dave Brubeck, Time Out (1959). Este es un álbum que regularmente encabeza las listas de los mejores, se reedita constantemente y es tan omnipresente en algunos círculos que es difícil escuchar con oídos frescos. Sin embargo, eso no le quita su grandeza. Time Out, merece un ensayo completo. Brubeck se unió a Benny Goodman, Louis Armstrong y Dizzy Gillespie en una gira musical que llegó a muchos países detrás del Telón de Acero y pudo criticar la historia racista de Estados Unidos al mismo tiempo que promovía su cultura musical. Fueron los polirritmos y la música folclórica que escuchó mientras viajaba por países como Turquía (de donde desarrolló “Blue Rondo a la Turk”) lo que se quedó con él a su regreso. Time Out fue el decimocuarto álbum de Brubeck para Columbia Records, pero su gran avance fue notable. Hasta ese momento, él y su cuarteto habían lanzado varios álbumes en vivo grabados en universidades (que promovían un tipo de jazz seguro pero moderno y estudioso) y varios álbumes de versiones de jazz, como Dave Digs Disney. Pero Time Out era una especie de álbum conceptual completamente formado: una exploración al jazz que aun nadie había tocado. El baterista de Brubeck, estaba bien versado en compases complicados de su formación clásica como violinista. Fue Morello quien experimentó con un ritmo en 5/4 que se convirtió en la columna vertebral de “Take Five”. Brubeck supo algo bueno cuando lo escuchó y le regala a Morello uno de los mejores solos de todo el LP. Lo mejor de todo es que Time Out es uno de esos álbumes clásicos por cómo mezcla lo experimental con lo comercial, una hazaña difícil en cualquier época, pero aún más impresionante en el mejor de todos los años del jazz, en 1959. Brubeck continuó explorando en la secuela de este álbum, Time Further Out, de 1961, que también recomendamos, aunque sinceramente no al nivel del Time Out, que es único.

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Anthony Braxton, saxofonista y compositor que cruza la línea entre la tensión y la liberación musical

Dedicamos esta nota a Anthony Braxton, saxofonista infatigable que va más allá de los estándares, al cruzar la línea entre la tensión y la liberación musical El estándar es un concepto por excelencia en el jazz. Una composición canónica re-interpretada y desensamblada tanto por los nuevos intérpretes como por los viejos establecidos: obras que consolidan su lugar en la tradición en virtud de su capacidad duradera para transformarse y mantener la esencia de su identidad. Definido así, el saxofonista y compositor Anthony Braxton es algo así como un estándar. Con más de 350 obras a su nombre, ha sido anunciado como una luminaria del jazz libre (free jazz) con influencias como John Coltrane, Paul Desmond o Eric Dolphy; así como un compositor radical de ópera y piezas orquestales en el linaje de experimentadores como Karlheinz Stockhausen. Su música, a menudo, encapsula lo que podría verse como “difícil” en el jazz: vibraciones explosivas de energía, armonía mareada e impredecible, ruido gutural directo, pero siempre mantiene una mano guía en la melodía, manteniendo su identidad sonora inefable. Nacido el 4 de junio de 1945 en Chicago, comenzó a tocar el saxofón alto en su adolescencia y continuó haciéndolo en una banda del ejército de Estados Unidos. En 1966, se unió a la innovadora Asociación Cooperativa de Free-Jazz para el Avance de los Músicos Creativos (AACM, por sus siglas en inglés) y se convirtió rápidamente en un músico original. Experimentador incansable, fue el primero en grabar un álbum completo de solos de saxofón no acompañados (For Alto, 1968). Se trasladó en 1969 a Francia y ganó rápidamente reputación internacional. Realizó una gira y grabó como solista en flauta, saxofón y clarinetes, así como con sus cuartetos, que incluyeron (en la década de 1970) al bajista David Holland y al trombonista George Lewis y (en la década de 1980) a la pianista Marilyn Crispell y al baterista Gerry Hemingway . También trabajó con los pianistas Dave Brubeck, Muhal Richard Abrams y Chick Corea; la Orquesta Globe Unity; bop músicos; e improvisadores de jazz libre con sede en Europa. Braxton también compuso, inspirado por John Cage, Karlheinz Stockhausen y otros, piezas escritas en gráficos de colores y tituladas usualmente con diagramas. Algunas de sus obras incluyen For Two Pianos (1982); Creative Orchestra Music 1976, un álbum importante de partituras de grandes bandas de jazz; For Four Orchestras (1978) con 160 músicos y cuatro directores; y una serie de óperas titulada Trilium, que funciona para configuraciones de cámara, para 100 tubas y para 4 palas amplificadas y una pila de carbón. A lo largo de su carrera, Braxton ha desarrollado diferentes sistemas musicales, especialmente Ghost Trance Music, que describió como “melodía que no termina“. En la década de 1990, Braxton también actuó como pianista y ya en el siglo XXI lo podemos encontrar de gira por el mundo. También es conocido por ser padre de Tyondai Braxton (1978), compositor, cantante y guitarrista estadounidense de rock de vanguardia, improvisación libre y jazz contemporáneo, conocido ampliamente por su presencia como fundador del grupo Battles, en el que tocó únicamente en la etapa inicial de la banda. Hasta a la fecha tiene publicado alrededor de 9 discos como solista.

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Mira el documental: “1959, el año que cambió el jazz”

“1959 fue un año trascendental para el jazz, cuando la complejidad del bebop dio paso a nuevas formas, otorgando a los músicos una libertad sin precedentes para explorar y expresarse. Fue también un año clave para Estados Unidos, en tiempos en que la democracia y la riqueza comenzaron a sufrir levantamientos sociales y raciales, con el jazz como fondo urbano que no escapaba a las controversias. Ese año se editaron cuatro grandes discos de jazz: “Kind of Blue”, de Miles Davis, “Time Out”, de Dave Brubeck, “Mingus Ah Um”, de Charles Mingus, y “The Shape of Jazz to Come”, de Ornette Coleman. Raras imagenes de archivo y de actuaciones en vivo contribuyen a revivir la época y a develar la importancia vital de estos discos en 1959 y en los años posteriores. A estas se suman entrevistas con artistas relevantes como Lou Reed, Dave Brubeck, Ornette Coleman, Charlie Haden, Herbie Hancock, Joe Morello y Jimmy Cobb, además de personalidades del jazz de los 50s y de la actualidad”.

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