Un 12 de octubre de 1998, sucedía lo impensable para la escena oscura en México, llegaba el día en que Bauhaus tocaría en nuestra ciudad con todos y cada uno de los miembros originales de la banda. La cita era en el ahora extinto Cine Ópera, que en esa época ya estaba prácticamente abandonado y lo que adentro quedaba lo hacía el venue perfecto para esa gran fiesta oscura. Aproximadamente una hora antes empezamos a entrar, mientras decenas y decenas de darks y punks se quedaban afuera porque, como era de esperarse, los boletos se habían agotado. Ya adentro el calor subía conforme el Cine Ópera se empezaba a llenar y se dejaba ver lo que nos esperaría cuando eso estuviera a su máxima capacidad. Llegó el momento que tanto y tantos habíamos esperado, salía Bauhaus al escenario para iniciar con “Double Dare”, desde ese momento eso fue la locura en su máxima expresión. Ellos tocando impecable cada canción, Peter Murphy cantando tal y como se le escuchaba en los discos y alcanzando notas que hoy ya no logra, era un orgasmo tras otro. La quinta rola sería “Kick in the Eye”, nos volvíamos aún más locos sin saber que para ese momento la banda punk que se había quedado afuera ya había empezado a dar el portazo, al que se sumaron darks y no darks en cuando se dieron cuenta que sí era posible lograrlo… y así fue. Los que estábamos adentro empezamos a ver a mucha banda abriéndose paso a empujones, para llegar lo más adelante que pudieran, pues huían de la gente de seguridad que fue absolutamente insuficiente. Lo que hizo aún más memorable ese momento fue ver a 2 punks cargando un trompo de pastor que se habían robado de un puesto de tacos que estaba afuera del Ópera, algunos le daban mordidas mientras lo rolaban, hasta que no se supo más de él. Eso no fue una leyenda urbana, les juro que yo lo vi. Para cuando sonaba “Dark Entries” eso se convirtió en una escena, de cierta forma, apocalíptica. Los que se subieron a un segundo piso que había en el lugar, y que por supuesto también ya estaba a reventar, brincaban a tal grado que empezaron a caer pedazos de techo y agua, al parecer de alguna tubería que se rompió. A casi 2 horas de haber iniciado el concierto seguíamos esperando “Bela Lugosi’s Dead”, que decidieron guardar para el final. Definitivamente fue el mejor cierre, después de haber escuchado también covers de T. Rex, David Bowie, Iggy Pop y para mi sorpresa, hasta de Dead Can Dance. Fue un concierto perfecto e irrepetible, y hasta con final feliz, todos habíamos felizmente ilesos. Texto por Juan Sordo.