Depósitio Sonoro

Ecosistema Musical

The Chameleons: añoranza y recuerdos del Script Of The Bridge

Hace 15 años mientras estaba re descubriendo bandas que me han marcado en cada momento de mi vida, me percate que tenían una canción con tintes de un post punk armonizado con unas guitarras y una voz que resaltaban, por un momento llegue a pensar erróneamente que era U2 por el sonido similar y no tarde en preguntar en la tienda de discos y la persona encargada me miró de re ojo y me dijo que eran The Chameleons, en cuanto se percató de mi interés me mostró un LP en donde la portada muestra la cara de un infante viendo hacia un paisaje totalmente desolador y surrealista a la vez.   En cuanto llegue a mi casa puse el LP mientras miré fijamente el nombre del disco Script Of The Bridge y empezaron los acordes del primer track “Don’t Fall”,  a veces es un poco complicado describir ese justo momento en que una banda te vuela la cabeza desde el primer momento en que suena el tocadiscos, y eso paso con The Chameleons.  El disco de principio a fin sonaba una y otra vez y no podía entender como esta banda de post punk de principios de los 80 no recibió la atención y el mainstream que merecían, “Up The Down Escalator” son de esas rolas que inmediatamente piensas que fueron un himno en aquellas épocas, la letra desesperanzadora del vocalista y bajista Mark Burgess me hacen evocar recuerdos en que el new wave y post punk se fusionaron para crear nuevos sonidos que venían de un Manchester  con mucha propuesta musical, “Second Skin” creo que este track es mi favorito del disco, ya que me muestra cómo se pueden manejar diferentes tiempos de melancolía y atmósferas de un new wave lleno de guitarras atmosféricas.   La segunda parte del LP es bastante interesante ya que rolas como “Less Than Human” hace recordar un post punk más estilizado y puro, mientras llega otro momento álgido y lleno de nostalgia con “Thursdays Child” que evoca un comienzo con unas guitarras un tanto emotivas  terminando con la lírica “Creciendo lentamente avejentado”. Para cerrar el disco “View From a Hill” te invita a reflexionar sobre si los últimos tracks deben ser lo mejor del disco porque la voz de Mark Burguess está en un tono bastante pasional. No cabe duda que The Chameleons tuvo mucha influencia para bandas que vinieron después, como Interpol por mencionar un claro ejemplo en el cual Paul Banks comenta que su sonido es similar a esta gran banda.

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Reseña de Song for Alpha de Daniel Avery, misterio y magia

Daniel Avery ha sabido superar el éxito arrasador de Drone Logic, quizá en popularidad  Song for Alpha no lo alcanzará, sin embargo, ahí radica el misterio y la magia, el escalón que lo eleva, no se repite ni se vuelve una caricatura de sí mismo. Es un artesano extrovertido pero en realidad tímido. Los tracks que ha venido construyendo para esta nueva placa son hambrientos y bombásticos pero también reflexivos internamente. La autenticidad es el platillo fuerte, están los beats pero también están los pasajes reflexivos y clavados a lo Brian Eno. Los 14 temas impulsivos de este nuevo disco  te estremecen la médula ósea y trasplanta el latido de tu corazón, pero no te deja tranquilo de esas posesiones demoníacas comandadas por sintetizadores modulares. Se convierte tema a tema en la gran excepción del techno actual jugando con dichos impulsos, sus reflujos y contornos completamente a placer, sin pretensiones y determinismos, es por sobre todo robóticamente gratificante saber que inclusive se puede jugar con el sonido acid del 303.

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Broadcast, o sucumbir ante la escritura automática de los botones tiernos

Es un tanto llano el día de hoy buscar la casilla para definir una música como la de Broadcast, desde lo más amplio y abstracto como sería denominarle Indie Rock, hasta clavadeces más estilizadas como pudo ser electropop experimental. Ambas definiciones un tanto válidas… un tanto escuetas. Para robustecer esta mirada por el retrovisor apelamos a uno de sus álbumes más exitoso, y no por ello menos denso: Tender Buttons (Warp, 2005). Un disco en el que hay que estar preparados para escuchar sintetizadores saturados, comprimidos, electrostáticos, corto-circuitos y demás ruidos relacionados con aparatos que emiten sonidos provenientes de la electrónica de bulbos. En tiempos donde Audiogalaxy y su básico sistema de algoritmos nos llevaban de una banda a otra esperando horas (quizá días) para bajar algún disco que parecía interesante, cierta vez me topé con este material que me atrapó de manera permanente y merecía la pena utilizar todo el internet de conexión telefónica posible. Las letras nos llevan por caminos ambiguos basándose en el método de escritura automática, Trish Keenan nos lleva por de resonancias y psicodelias de corte más bien pop que se quedan como una goma de mascar con muchas tonalidades en sabores y colores a explorar mientras se van degustando. I found the F, es el tema que abre el disco con una especie de escala básica de acordes de sintetizador y una batería que recuerda a algunos fills del clásico Starr. Todas las piezas conservan esta estructura verso-coro- verso que; sin embargo, nos remontan a música experimental. Un tanto por la saturación de los efectos y ruidos armónicos, un tanto por las letras en aparente irracionalidad. Tears in the typing pool nos frena y nos da un respiro del ambiente fuzzy previo. Es una canción de corte casi acústica y tonos nostálgicos en cuya letra no encontramos más que atmósferas de situaciones: The letters are sighing // The ink is still drying // I told you the truth // And now I sigh too. Escenas efímeras, nada explícitas porque no hay mucho que explicar. ¿Para qué? Tender buttons es un disco que merece escucharse tanto para crearse imágenes oníricas en la cabeza, como para dejar que esos ruidos exploren diferentes partes a las que nuestro cerebro no está acostumbrado… o no tanto.

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#Estreno, Belle and Sebastian y su último material cargado de brebajes efervescentes

El último material de Belle and Sebastian, “How To Solve Our Human Problems”, huele, sabe y se escucha como ellos pero adaptado perfectamente al contexto musical actual. Un disco de 15 tracks que se presentó de manera diferente, en 5 temas acomodados en conjunto a través de su respectivo EP, llegando a 3 que fueron lanzados uno por mes desde diciembre de 2017 hasta febrero de 2018. Aquellos que han seguido a la banda de Glasgow desde el principio recordarán el mismo proceso desde 1997, convirtiéndolo en una especie de espiral ascendente que regresa al formato más corto de las entregas en estudio. El concepto tiene sentido, especialmente en la atmósfera actual donde los amantes de la música están inundados de material, pues, ¿quién tiene tiempo para escuchar una hora de nuevas pistas en esta época que se mueve de manera turbulenta? Cada uno de estos EPs llega a los 20 minutos, lo que facilita la asimilación de los escuchas, además de los coros melódicos melodiosos como sello distintivo y el sonido del Reino Unido de los años 60, un disco que avanza en Technicolor, a veces vertiginosos con manchas psicodélicas que gradualmente se hace resonar con la dulzura suficiente como una pastilla efervescente. Las acogedoras voces del líder de la banda, Stuard Murdoch, junto con el sonido espumoso de la cantante Sarah Martin, hacen una mezcla maravillosa. La alegría desenfrenada aquí muestra que no decae la actitud de éxtasis que el líder ha estado produciendo en las últimas dos décadas, proporcionando en esta entrega un entusiasmo vibrante y sin prisas que se vuelve contagioso. Cada pista se mejora gracias a los músicos invitados que periódicamente contribuyen con instrumentos de viento de madera, cuerdas e incluso cuernos franceses y carillones. Así que a saltar en ese campo de colores que siempre propone Belle and Sebastian, porque estas canciones renovarán los ánimos hasta al más grinch del rock. Y para quienes se encanten por primera vez, buenas noticias, existen otros nueve álbumes y un puñado de EPs, singles y one-offs para buscar, por lo que los nuevos públicos estarán encantados no sólo con, How To Solve Our Human Problems volumen 1, 2 y 3, sino con sus otras obras.

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3 discos despojados de voces

Es un placer poder detectar una variedad de ideas, convicciones y temores dentro del espectro musical. Es un fenómeno que toda persona con receptividad, paciencia, atención y criterio definido puede experimentar día a día y así abrirse paso a una experiencia individualizada y personalizada que aumenta su percepción de la vida y sus diversos alcances tangibles e intangibles. Un puñado de artistas, con intenciones compositivas y estéticas que distan entre sí pero que los agrupa la característica de no ofrecer una voz humana al escucha, han logrado comunicar con éxito el sentido del ser y del estar en distintas situaciones de la experiencia humana con sus ofrecimientos honestos y pasionales que considero no deben pasar inadvertidos.    SANNHET – So Numb Este trío en constante proceso de madurez sonoro, vuelve con la que es quizás su más paradójica colección de composiciones ya que al intentar llenarnos de melancolía y crisis existencial, descubren nuevas capacidades para elevar el ánimo debido a la enorme euforia concentrada en cada canción. DO MAKE SAY THINK – Stubborn Persistent Illusions En definitiva, este puede ser uno de los lanzamiento más concretos y cohesivos dentro del repertorio creativo de DMST. Por momentos contemplativo, en muchos otros llamativo y bombástico. Encontraran que el sol jamás se pone mientras esto suene.. EX EYE – Homóninom Bienvenidos sean todos al terreno puro de la música holística. No me viene a la mente una forma más precisa para conceptualizar esta banda que al conjuntar talentos de virtuosos como Greg Fox, Colin Stetson, et al. Se logre formar una sistema tan atípico y complejo y distinto a la suma de sus partes como pasa con este grupo. Intrincados y exactos movimientos musicales para abandonarse de lleno.  

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Turbonegro, la máquina del deathpunk noruego regresa con nuevo disco

Después de 6 años y algunos adelantos ocasionales Turbonegro vuelve con un nuevo album lleno de nostalgia y riffs para derramar litros de cerveza. Turbonegro, los reyes del deathpunk llevan casi 30 años en el negocio y durante todos estos años han creado música memorable, discos sólidos y clásicos que han marcado a varios fanáticos (como el Ass Cobra, en 1996, o el Apocalypse Dudes, en 1997) la influencia de estos noruegos a la escena underground es tan grande que tiene uno de los clubs de fans más organizados en el globo terráqueo con dos mil trescientos chapters de la Turbojugend predicando la fiesta, la unidad, el no-racismo y el deathpunk tourism en América, Asia y Europa;  este 2018 es motivo de celebración para toda la comunidad de las chamarras de mezclilla, ya que los denim demons soltaron su décimo LP titulado RockNRoll Machine este dos de febrero. La máquina del Rock and Roll es una oda a la nostalgia ochentera, al rock con sintetizadores de Van Halen, chispazos que recuerdan al Scandinavian Leather y en algunos momentos un tributo a los riffs pegajosos de Angus Young y AC/DC, los 11 tracks son un viaje de 39 minutos por un rock pegadizo lleno de sing-alongs e himnos para chocar los tarros y que a pesar de llevar poco tiempo sonando en nuestras bocinas, ya tiene fuertes detractores que anhelan, con justas razones, aquellos viejos tiempos con Hank Von Helvete y su particular sonido crudo e irreverente; RockNRoll Machine es un buen disco que sin duda no compite con los mejores placazos de los escandinavos pero que tiene un espacio aparte por el simple hecho de que Turbonegro lleva poco menos de tres décadas haciendo lo que le pega la gana.    

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Apuntes sobre el disco A Love Supreme, de John Coltrane

Todo artista en algún momento de su carrera sufre una especie de punto de quiebre, o una curva, incluso un bache, un parteaguas. John Coltrane, uno de los músicos de jazz más influyentes de la historia, es uno de los casos más particulares. Éste año se cumplen cincuenta y tres años desde que A Love Supreme salió al aire.  Ésta obra maestra nace del producto de un evidente punto de quiebre de John Coltrane. Se encontraba saliendo de una profunda adicción a la heroína.  Después de “viajes espirituales” y una etapa en la que adoptó creencias espirituales asiáticas, Coltrane estaba listo para algo nuevo. De ser un saxofonista promedio, con dificultad al crear composiciones complejas y fluidas, y ser corrido del grupo de Miles Davis, llegó a ser una de las leyendas del jazz. Fue el trompetista Wynton Marsalis quien definió a John Coltrane con la peculiar palabra Perseverancia. Y poco a poco, después de escucharlo por muchos años, hace completo sentido. John Coltrane no nació hecho una leyenda. Fue su intensa práctica y lucha interna después de su etapa de Miles Davis, la que lo moldeó en una leyenda. Tras éstos cambios internos de ´Trane, todo estaba listo para que naturalmente A Love Supreme se creara. Así entonces, ocurriendo el parteaguas (aunque tardío) en la corta carrera musical de John Coltrane. John Coltrane se compuso a lo largo de 1964 y 1965. En éste álbum, Coltrane dirige un nuevo proyecto, un nuevo grupo, con nuevos ritmos (que se podrían clasificar de origen asiático y africano, cosa que era nueva en el mundo del jazz), nuevas melodías, dando así un enorme salto a lo que el jazz contemporáneo es hoy. Es por eso que A Love Supreme permanece y permanecerá como una obra de infinito valor y mérito.    

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Watain demuestra que el black metal tiene futuro

Cada cierto periodo de tiempo creemos que el black metal ya no tiene nada nuevo que ofrecer, sin embargo, siempre hay que mantener el oído atento ya que las hordas que habitan este territorio sonoro nunca están en calma, cuando creemos que el black tiene ya muy poco para sorprendernos es cuando ataca y nos muerde directo en el rostro.  Este es el manifiesto sónico que Watain quiere dejar en claro con su nueva producción, la banda regresa a sus raíces para ofrecernos esta bomba de disco en el que no hacen mas que acuchillarnos en el rostro una y otra vez, quieren vernos desangrar y nosotros entregamos nuestros oídos al placer de este ataque. La banda nos presenta una colección de riffs que no perdonan, los conjugan con ritmos muy primarios y voces que aúllan como poseídos por alguna locura ancestral.  La combinación es tan efectiva que parece refrescante; sin embargo, son los elementos más básicos del black metal, pero Watain los presenta en un momento en el que es justo lo que necesitamos escuchar. Y es que Watain parecen estar totalmente consientes del momento que vive el género, tanto el estado de la música como de los fanáticos; y en una época en la que los viejos lobos de la manda se han vuelto básicamente inalcanzables, recordemos que Varg es ya un señor que se dedica a subir videos a Youtube con sus opiniones absurdas, Fenriz ha acentuado esa filosofía de “Me importa un carajo el black metal”, Satyr sigue consagrado como el niño bien del género (componiendo discos preciosos y concentrado en su propia marca de vinos), Ihsahn esta mas obsesionado que nunca con consagrarse en el metal progresivo y Abbath… Abbath es el Elvis del Black Metal; Watain toman el papel de líderes y su declaración es simple: ¡Nosotros somos el Black Metal!

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