A mediados de 1983, The Birthday Party, una caótica, perversa, drogy y espasmódica banda de swamp-rock australiana se disolvía. Dos de sus integrantes deciden ponerse en contacto con un tal Christian Emmerich, un artista alemán autodidacta, obsesionado con el dadaísmo y con derrumbar edificios, al que ya habían contratado meses atrás para que fungiera de guitarrista en una de las últimas grabaciones del ya extinto grupo. Nick Cave, Mick Harvey y Blixa Bargeld se juntaron provisionalmente en Londres a fines de ese mismo año para dar forma al nuevo proyecto, después de atender algunos asuntos pendientes y compromisos contractuales e intentar con varios nombres, terminan por darse a conocer como Nick Cave and the Bad Seeds: lo de malas semillas deciden recuperarlo del EP final de TBP. Pasaría poco tiempo para que Barry Adamson, bajista de Magazine y Hugo Race completaran la causa; el compromiso estético era claro: trascender los encorsetamientos del post-punk y la onda gothic del momento, con una propuesta en la que el versátil registro vocal, las letras y el universo simbólico de Cave hicieran de columna vertebral, mientras que el talento de la pandilla de secuaces que le respaldaba configurará el resto del esqueleto. Desde entonces, “cambio” es probablemente el adjetivo más certero para describir la música de esta, una de las agrupaciones más influyentes en la escena alternativa de las últimas tres décadas. El testimonio de ese (permanente) cambio se refleja en una nueva compilación en la que se han reunido por primera vez todos los universos sonoros posibles en el catálogo de Nick Cave and Bad Seeds. Esta selección de canciones es el primer bocado para todo aquel que aún sigue aplazando el privilegio de escucharles, y la posibilidad de comprender y argumentar, especialmente para los que presumen de mucho conocerles, cómo es que los distintos cambios de formación, -si aceptamos que en este caso se trata menos de un simple acompañamiento instrumental y más de una inteligencia colectiva- también han sido determinantes en su estilo y su música, llevándoles por una senda evolutiva en la que cada disco supone siempre un paso adelante. “Lovely Creatures” se ha lanzado en varios formatos , siendo la opción de 4 discos (3 CD´s y 1 DVD) y un libro con memorabilia la más recomendada, sobre todo si se considera la relación cantidad-calidad-precio. En el primer volumen el oyente se sumergirá en las oscuras y profundas aguas de los primeros años del quinteto, años en los que Bargeld y su trabajo paralelo con el industrial juegan un papel importante; así nos encontramos de entrada ya con un rabioso y ansioso ritmo de piano que sustenta la esquizofrenia hecha canto de Nick, enfrentada a una serie de intervenciones de música concreta, ruido y líneas de bajo, en el track que sirve de título al primer LP: “From Her to Eternity”. La contra-parte puede buscarse en la dramática y melódica “In the Ghetto”, tema que hiciera famoso Elvis Presley y que en manos de NC & TBS´s adquiere un tono más sombrío, ó incluso en otras composiciones como “Sad Waters” ó “Straight to you”. Por otra parte, el explosivo blues-rock inspirado en la América profunda y la temática religiosa , otra característica de esta etapa, tiene en cortes como “Tupelo”, “Papa Won’t Leave You, Henry”, “Scum”, “Up Jumped the Devil”, “I’m Gonna Kill That Woman” y en el garage rock de “Deanna” más que suficientes ejemplos. Una faceta experimental y bizarra podrá disfrutarse en “The Carny”, “The Mercy Seat” y “Stranger than Kidness”. Palco de honor merecen tanto la colorida y bella “ The Ship Song” como el diálogo mediterráneo – fraterno de “ The Wepping Song”, igualmente disponibles en el disco uno. El segundo disco reúne en su primera mitad, los que podrían considerarse los temas más populares y comerciales, aunque no por esto merecen menos atención, más bien su inclusión se justifica por sí sola, al tratarse de la etapa más exitosa y recordada del proyecto. Difícilmente algún neófito dudará de su valor artístico y el acople de cada uno de los integrantes balanceando sutileza y combustión. Desde el momento en el que pulse play, la secuencia: “Do You Love Me?” – “Nobody’s Baby Now”- “Loverman” – “Red Right Hand”- “Stagger Lee”- “Where the Wild Roses Grow”, con su peligrosa y burbujeante mezcla de historias de amor, odio, obsesión, sexo, asesinatos, surrealismo y humor negro, se convertirá en su sección favorita de la colección. Adicionalmente, para aquellos que ya la han incorporado en su cancionero particular, les sorprenderá la cantidad de detalles y fuerza que han ganado, gracias a un minuciosa tarea de remasterización. La segunda mitad del volumen tampoco tiene desperdicio, ya que se completa con muchos cortes incluidos originalmente en otra de sus grandes grabaciones, el delicado y más emotivo. El último compendio presenta en su primera media hora un estilo más salvaje y rockero y otro folk y acústico, ambos tomados del maravilloso y bi-polar “Abattoir Blues/The Lyre of Orpheus”. Dignos representantes de este larga duración son “Hiding All Away”, “There She Goes, My Beautiful World” y “Nature Boy” de un costado y “Breathless” y “O children” del otro . Más adelante, la experimentación, el garage y el flanco alternativo vuelven a tener cabida gracias a “ “Night of the Lotus Eaters” “Dig Lazarus, Dig” ó “We Call Upon the Author”, esta es una fase en la que la influencia de Warren Ellis (líder de Dirty Three) , fue fundamental al otorgarle un acento más vanguardista y contemporáneo al sonido del colectivo, una actualización que daría muchas pistas sobre la fantasmagoría presente en el disco posterior: “Push the sky away”; de esta obra ambient y madrigal se extraen “We No Who U R”, “Jubilee Street”, “Higgs Boson Blues” y “Push The Sky Away”. El escucha atento se convencerá de que el siguiente escalón creativo en la avanzada de NC & TBS será el de juntar a Leonard Cohen con Radiohead. Destacan en este disco la contemplativa y contenida interpretación de “God is in the