Depósitio Sonoro

Reseña de Libro

Lo que en el 20-21 se esfumó: recomendaciones de literatura y música

Por: Rogelio Garza e Ivan Luna Luna Rogelio Garza: El 2020 se llevó mucho de muchas personas. Como en la canción “Breakdown” de Tom Petty, yo perdí amigos, perdí el trabajo, perdí a mi novia, perdí mis ahorros y, al final, también perdí el sueño. Todos perdimos algo. Y, sin embargo, seguimos con nuestras vidas en la “nueva normalidad” que no es más que la misma de antes pero más jodida. El estado de ansiedad que traigo puesto me despierta todas las madrugadas a las tres. Minutos más, minutos menos, hago una escala involuntaria que a veces dura hasta las seis. Extraño las noches en las que dormía sin escalas. He leído que ese insomnio de las tres es el que le pega a media humanidad. Aunque en mi cabeza no dejen de girar los temas de estrés personal como ratón corriendo en rueda giratoria, a esa hora del aquelarre me pongo a leer. 1.- LO QUE EL 2020 SE LLEVÓ (2021), varios autores Por: Rogelio GarzaY le llegó la hora a Lo que el 20 se llevó (Cal y Arena), el libro coordinado por el escritor Carlos Velázquez y el editor Alonso Pérez Gay en el que veinte autores dan testimonio de lo que perdieron durante el año de la pandemia. Crónicas, ensayos, relatos y elucubraciones desde el encierro y la reflexión. Lo mismo escriben Guillermo Fadanelli, la novelista Ligia Urroz, el cronista Adrián Román y la editora Valeria Villalobos-Guízar, que la cantante Amanditita, el actor y conductor de radio Sergio Zurita, la periodista de televisión Mariana H y la neurocientífica Fernanda Pérez-Gay Juárez. Es precisamente en su texto, “Estrés crónico leve”, en el que nos compara con las ratas de laboratorio con las que experimentó sometiéndolas a un estrés crónico similar al que sentimos durante el encierro. Respondemos como ratas de un experimento masivo. Además, en ese texto encontré una clave natural contra el insomnio: melatonina. La falta de sueño se debe a los bajos niveles de esta hormona. A la mañana siguiente fui a la farmacia a comprarla en cápsulas. Y funciona. Por eso digo que Lo que el 20 se llevó es un manual para surfear la cuarta ola de contagio que se avecina. 2.- SESENTA SEMANA EN EL TRÓPICO, Antonio Ascohotado (2003)Por: Rogelio Garza El 21 de noviembre murió Antonio Escohotado, el filósofo, escritor, historiador, defensor de las drogas y agitador cultural que se hizo célebre por una obra monumental ensayística, histórica y filosófica. Pero sobre todo por los tres tomos del clásico “Historia general de las drogas” y sus extraordinarios apéndices “El libro de las drogas”, “Aprendiendo de las drogas”, “Historia elemental de las drogas” y “La cuestión del cáñamo”. Lo sorprendente no es lo profunda que resulta su investigación, documentación, experimentación y divulgación, sino que gran parte de lo que escribió lo hizo en la cárcel de Cuenca, donde pasó un año por tráfico de cocaína. Cayó en una trampa que le puso la policía por ser un personaje incómodo: rockero, fundador de la discoteca Amnesia en Ibiza, agitador contracultural, comunista radical convertido en liberal demócrata y crítico rabioso del comunismo. Le cayó pesado al gobierno y a la izquierda. Sesenta semanas en el trópico es un libro atípico en su obra, se vende como su única novela, pero en realidad en una gran crónica de viaje donde le da vuelo a la pluma narrativa. Escohotado pasó el año 2000 en Tailandia, explorando Bangkok, Vietnam, Birmania y Singapur. Un año sabático, al terminar su segundo matrimonio, durante el cual se dedicó a viajar por el país, a conocer sus costumbres, su clima, la estructura familiar y el entramado social, a estudiar su desarrollo, a probar sus drogas y a filosofar sobre los sistemas socioeconómicos de Asia, Europa y América, la pobreza y la riqueza. Cuando parece que se clava en cavilaciones teóricas su inquietud e itinerario lo llevan a descubrir nuevos sitios y personajes que, por momentos, pueden parecer inverosímiles pero que siempre han estado ahí. Escohotado escribió la crónica de su viaje por el sudeste asiático en entradas breves, con una prosa que fluye como la brisa entre las palmeras, pero fiel a su estilo agudo, observador, erudito y crítico que siempre lo distinguió. Un estupendo viaje al extraño país asiático con un guía de turistas radical. 3.-BALDEMAR, de Antonio Loza (2021) Por: Ivan Luna Luna Sin duda estos años 2020 y 2021 han sido años vaporosos, de enseñaciones; en los que imaginamos, re-imaginamos y nos hemos reinventado en medio de sueños y en ocasiones también de pesadillas. Baldemar nace a partir de un sueño irregular que tuvo su autor Antonio Loza. Una novela ilustrada y libro de literatura fantástica que nos puede remontar a clásicos como Momo, de Michael Ende. Sin meternos en todo el valor editorial y artístico que hay alrededor de esta publicación impresa y el esfuerzo de las editoriales independientes, la trama se centra en la vida que transcurre en Vallescondido, brebajes milagroso, muchos personajes mágicos y exóticos, encanto, naturaleza mágica, Baldemar y Consuelo y olores que a través de la imaginación podemos percatar con los sentidos. ¿Qué pasa cuando mezclas el miedo y las esperanzas? Esta historia como sacada de un sueño y que recordarás por siempre, lo hace, además de combinar la belleza y la atrocidad, la supervivencia en donde conviven la luz y las sombras, donde los más hermosos colores se abren paso entre la temible oscuridad. Como dicta la frase: “La mayor aventura que puedes pasar es vivir la vida de tus sueños”. Aquí lo tienes, un libro que recomendamos ampliamente para estas vacaciones de cierre de este año 2021 de ensueño. 4.- EL DÍA QUE APAGARON LA LUZ, Camila Fabbri (2021) Por: Ivan Luna Luna El encanto de las novelas de no ficción es saber que lo que estamos leyendo es algo que en realidad sucedió y no algo que se desprende del imaginario del autor. “El día que apagaron la luz” es una novela testimonial y narración del antes, durante y

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Venas Rotas Discos publica su primer libro: Fuera de Tiempo, Música y Activismo

Fuera de Tiempo: Música y Activismo de Jorge Tadeo es la primera publicación editorial de Venas Rotas Discos realizado con el objetivo de abrir distintos caminos de entendimiento del rock y los géneros alternativos como vehículo de expresión de diversas inconformidades sociales. Desde nuestra apertura como tienda de discos enfocada en subgéneros alternativos asumimos que así como el rock no es un mero producto de entretenimiento nuestro deber debiera implicar no solo aumentar las ventas si no explorar diversas formas de amplificar el discurso contenido en los productos que ofrecemos. Jorge Tadeo es un activista anticapitalista que ha publicado libros de ensayos sobre diversas luchas en defensa del medio ambiente. Si bien este es su primer libro sobre temática musical desde hace años ha colaborado en diversos medios digitales, incluyendo el blogzine de Venas Rotas. Como también ha sido cliente y por lo tanto sustento de la tienda, nos pareció buena idea proponerle la edición de este libro como dispositivo para ampliar los campos de llegada de nuestra marca. El libro consta de 12 ensayos que en clave biográfica y analítica recorren el impacto y la interacción política, social y cultural de géneros de fenómenos musicales como el American Hardcore, el Grunge, el Riot Girrl y sucesos políticos como el altermudismo y las llamadas “Primaveras Democráticas”. El libro cuenta con dos prólogos de personajes emblemáticos en el desarrollo de diversos géneros alternativos: Tatiana Soberón, vocalista del grupo de horror punk Bloody Benders y fundadora del foro Gato Calavera así como Miguel Tajobase fundador de una de las primeras bandas de ska two tone en México: La Revuelta Propia, así como productor de múltiples conciertos y eventos importantes de dicha escena en nuestro país. El libro puede obtenerse escribiendo directamente al correo: [email protected] o por mensaje directo en cualquiera de las redes sociales de la tienda: Venas Rotas Discos.  

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Reseña del libro A Girl in a Band, sobre las memorias de Kim Gordon de Sonic Youth

Las memorias son una de las cosas más preciadas que tenemos como individuos. Se trata de poner en papel todo aquello que hemos vivido, en lo que hemos creído y por lo que hemos crecido. El libro es sobre las memorias de Kim Gordon, bajista de Sonic Youth, la legendaria banda de Noise-Rock que abrió nuevos espectros musicales y que también estaba acompañada por dos guitarristas, Thurston Moore, esposo de Gordon durante 27 años, y Lee Ranaldo. El libro en vez de empezar con la niñez de Gordon, comienza con una escena en la lluviosa São Paulo, mientras la banda tocaba su último show juntos y finalmente el matrimonio de Gordon y Moore ya estaba completamente desenredado. Comenta: “Mi-ahora-ex-esposo y yo nos enfrentamos a esa masa de brasileños mojados, nuestras voces juntas revisando la ortografía de las viejas palabras, y para mí fue una banda sonora entrecortada de energía cruda surrealista, ira y dolor: Hit it.. ”, escribe Gordon. “No creo que me haya sentido tan sola en toda mi vida”. Después de aquí lleva al lector a su infancia. La organización del libro es tan poco convencional como se esperaría de un artista como Gordon (el primer capítulo es el final). Después toma la ruta y se va por orden cronológico línea de capítulos cortos, no más de tres o cuatro páginas, lo suficientemente cortos como para llamarlos canciones. Saltan un poco pero corren aproximadamente cronológicamente. Gordon recuerda haber crecido en Rochester, Nueva York, y haberse mudado a Los Ángeles cuando su padre, sociólogo, tomó un trabajo en U.C.L.A. Pinta un retrato claro de su madre, que se quedó en casa y luchó por mantenerse creativa. Recuerda a su hermano mayor carismático y enfermo mental, Keller – “brillante, manipulador, sádico” – su compañero más cercano en la infancia, “la persona que más que nadie en el mundo moldeó quién era yo y quién resultó ser. ” Cada tema de los 53 capítulos se maneja con cuidadosa introspección, detalle y sentimiento real. Estamos en la cabeza de Gordon mientras descubre el mundo que la rodea. Sonic Youth no aparece hasta casi la mitad, después de un extenso elogio por la Nueva York de los años 80, en todo su esplendor vanguardista: “Esa ciudad que conozco ya no existe, y está más viva en mi cabeza que cuando estoy allí.” Cuando aparece Sonic Youth en el libro, Gordon altera ligeramente la forma del libro. Nos ofrece una visita guiada por algunos de los discos que recuerda y cómo fue su composición o historias alrededor de éstos. Los capítulos están encabezados por títulos de canciones o álbumes. Hay algunos chismes: Lydia Lunch tratando de seducir a Thurston Moore. Hay algunos riffs con tintes sociológicos, como uno que compara a Madonna en los años 80 con Lana Del Rey, más adelante inevitablemente aparece Kurt Cobain y Nirvana, incluso Courtney Love, a quien no le tenía nada de aprecio. Durante un tiempo, el libro parece más un collage. El problema se aclara cuando Gordon regresa a la vida familiar, específicamente con el nacimiento de su hija, Coco. Describe su obra de arte, maternidad y matrimonio: el primero, familiar y reconfortante; el segundo, desafiante y gratificante; el tercero, desgarrador. Después de 27 años juntos, Gordon sospecha que Moore la engañó, que le fue infiel y estaba teniendo una aventura. Resulta que tiene razón. Estos son algunos de los pasajes más crudos del libro, y no sólo porque sean algunos de los más recientes, a principios de la década de los años 2010. Cuando ella dice que siente compasión por él pero que no puede perdonarlo, se siente como si estuviera escogiendo sus palabras como armas. El matrimonio termina y la historia de Sonic Youth termina después de 30 años. También concluye ahí el libro. No tiene una gran escena final, no después de la enojada y triste explicación de la ruptura. Se trata de supervivencia, como persona y como artista. Da clic aquí para comprarlo en Amazon o también se encuentra a la venta en algunas librerías.

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Reseña del libro: Improvisando, la libre creación musical

La improvisación como forma de expresión y de desarrollar ideas y conceptos. Un libro que a manera de ensayo habla sobre la improvisación como proceso básico en la creación artística. La improvisación ayuda a entender mejor actividades artísticas y sociales. Este libro explora diferentes procesos. Improvisando, la libre creación musical, se divide en 4 partes, la primera se ocupa de la libre improvisación en el concepto más amplio de la creación musical, con el propósito de llegar a una comprensión de esta práctica; la segunda explora las relaciones entre la libre improvisación y otras prácticas, como la composición, la improvisación dirigida, el free jazz y la libre improvisación electroacústica. La tercera trata algunos elementos constituyentes de la libre improvisación y propone algunas manera de concebiros para facilitar su entendimiento. Mientras que la cuarta parte aborda actividades no musicales directamente relacionadas con la libre improvisación y con la comunidad de improvisadores, tales como la programación u organización de conciertos y enseñanza. En este libro la palabra componer se utiliza para referirse a la creación en tiempo diferido. Aunque podemos decir que el compositor es el que hace composiciones, mientras que improvisador es que el que crea música mediante la improvisación. Aunque, ¿puede hacer alguien las dos cosas a la vez? La respuesta es sí, y no sólo en la música, sino también en otras ramas como la pintura o la escultura. En este sentido, existe una delgada línea o al menos una apreciación entre la improvisación y la gente que realmente no sabe de música; podemos mencionar a creadores como el compositor Paco de Lucía (1947-2014), quien llegó a afirmar “no saber de música”, cuando en realidad significaba solamente no sabía de escritura musical. La improvisación también puede ser llamada como: música en tiempo real. Para John Zorn hay que prever incluso las maneras de desobedecer las reglas. Como menciona el autor en este libro, en el proceso de creación el compositor mezcla actos de concepción y de percepción, igual que un pintor aplica pinceladas, luego se retira una cierta distancia para observar el resultado, luego pinta un poco más, para así decidir dejar para más adelante la finalización de su pieza. Para el improvisador su contexto es el proceso, no el producto. Comparte su proceso creativo creando su música en ese preciso instante y lugar, y los elementos: público, momento y lugar, repercuten en el resultado final. John Baily, experto en la improvisación rubàb de Afganistán, distingue entre la improvisación de rutina y la inspirada. Improvisar es términos generales es componer, es saber leer el lenguaje corporal. Este libro ahonda en diversas aristas en cuanto al tema, aunque el ensayo se siente de repente un poco repetitivo resulta muy interesante y lo recomendamos para todos los interesados en la libre creación y el desarrollo libre de las ideas. Actualmente el libro lo puedes conseguir en Amazon, en este link: https://www.amazon.com.mx/Improvisando-creaci%C3%B3n-musical-TURNER-M%C3%9ASICA-ebook/dp/B00B84BJSO Autor: Wade MatthewsNúmero de páginas : 244 páginasEditorial : Turner (enero 2013)

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Reseña del libro de Keith Morris: My Damage, The Story of a Punk Rock Survivor

A sus ahora más de 60 años de edad, Keith Morris escribió un libro de memorias sensato, una recopilación de vida que muchos quisiéramos transcribir algún día. My Damage, The Story of a Punk Rock Survivor, es un libro de memorias narrado en plano secuencia. Un mismo riel de tiempo. Este libro es un transcurso de 40 años de carrera de Keith Morris con Black Flag, Circle Jerks y en años recientes con OFF! Keith Morris es un verdadero ícono punk. Pocos encarnaron el sonido del hardcore del sur de California como él; y vaya que es mucho decir, ya que California siempre ha sido la meca del punk rock. En poco menos de 300 páginas narra su vida comenzando con su niñez y sus padres en Hermosa Beach, California. Cuenta cómo se envolvió en el skate y el punk tras conocer a Ramones, The Clash, Iggy Pop y Velvet Undergroud. My Damage revela la historia de las calles de Morris, su escena y su música, ya que solo él puede contarla. Keirh Morris, además de una vida de música también ha luchado contra la diabetes, su adicción a las drogas y el alcohol, y a la misma industria discográfica, de la cual siempre formó parte pero también se sintió ajeno. Junto con Greg Ginn, fundaron Black Flag en 1976, una de las bandas pioneras en su estilo, que se caracterizan por el uso frecuente de guitarras atonales, cambios de tempo y letras intensas y sugerentes. Ya es bien conocida por muchas la historia sobre el conflicto por temas ideológicos que tuvo con Greg y que lo llevó a abandonar el grupo unos pocos años después de su formación, lo que por un lado llevó a Black Flag a tener una serie de vocalistas que lo reemplazaron hasta llegar al más importante en la banda: Henry Rollins; y a su vez hizo que Keith Morris creara Circle Jerks junto con Greg Hetson (guitarrista y fundador de Bad Religion) en 1979. Así, la banda abanderó, junto a Dead Kennedys y a los mismos Black Flag, la escena musical hardcore californiana de finales de los años 70 y principios de los 80. Fue una escena tan interesante y prominente que personalidades como David Bowie le llamaba la atención y en ocasiones asistía a sus conciertos. El hecho de haber sido parte de Black Falg y de Circle Jerks a Keith Morris le abrió la puerta a infinidad de experiencias, desde salir en películas y documentales a también conseguir algunos empleos como productor y manager musical. El libro atraviesa 40 años concluyendo con una historia desastroza cuando sufrió un coma diabético en Noruega tras ser invitado por Turbonegro a cantar en uno de sus conciertos. Pero también nos habla de lo satisfecho que siente de tener actualmente a la banda OFF!, con quien revive viejos sonidos, memorias y aprendizas y las plasma en una de las bandas que Epitaph Records calificó como una de las mejores de la década de los 2010. My Damage no sólo es un libro honesto y sobre los altibajos de una leyenda del punk rock, también es una historia desde la perspectiva de alguien que ha compartido el escenario y vivencias con casi todas las figuras importantes de la industria de la música, y ha aparecido en películas de culto como The Decline of Western Civilization y Repo Man. Actualmente el ibro se puede conseguir en Amazon, dando clic aquí.

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Reseña de Adiós a Dylan, la novela ganadora del premio Maurcio Achar 2016

Cada relación amorosa tiene uno o varios soundtracks; el de Omar, evidentemente, es Bob Dylan. Este solitario joven de 19 años actúa en torno a los aprendizajes y letras de su ídolo Bob Dylan, las usa para entender mejor qué está pasando con su vida, cómo superar las amarguras del desamor y de lo cotidiano Sara, Sara, Sara. Resuena el nombre miles de veces en la cabeza de Omar, el protagonista de esta novela ganadora del premio Maurcio Achar 2016, Literatura Random House Achar. Los personajes de Adiós a Dylan son muchos, que como fantasmas llegan y desaparecen, pero en primer plano, son Sara, novia de Omar, quien vive de hacer porno por internet, engañarlo todo el tiempo y romperle el corazón; y, en segundo plano, tenemos a la sombra de un hermano muerto tiempo atrás, un papá ensimismado, una mamá de bajo perfil y muchos familiares. El libro se desplaza por lugares comunes de la Ciudad de México, el Chopo, la colonia Juárez; entre otros un poco más distantes como es el puerto de Acapulco. Conformado de un léxico que rompe formalismos: es claro, ordinario, común…, pero basto e inteligente. Una marioneta llena de inesperadas expresiones. En este libro se riegan “olas de placer y tristeza”, el protagonista “se cae y llega al fondo para transformar su propio dolor”. Una pluma que evoca a la generación beat y que rescata lo mejor del humor en la literatura mexicana. Después de 6 años de escritura, curiosamente la novela salió en 2016, mismo año en que Bob Dylan ganó el premio Nobel de Literatura. Cada capítulo tiene el título de una canción del músico estadounidense, cada capítulo es una epopeya. Dejar de lado simplezas y viajar hacia esas cosas que nos hagan sentir más vivos, ser auténticos, eso se descubre siguiendo a Omar, ésa es una de las grandes reflexiones de Adiós a Dylan. Como dice el autor: “el libro habla de lo importante que pueden llegar a ser los ídolos durante la adolescencia”, para moldear nuestra forma de ser y encontrar nuevas verdades. Alejandro Carrillo publicó una novela que tardó seis años en resolver, una encrucijada que él mismo señala que le dejó grandes aprendizajes. De repente se dio cuenta de que Omar sabía más sobre Bob Dylan que él mismo, por ejemplo. Para Carrillo este es un libro que está vivo, siente y respira. Adiós a Dylan está de venta en librerías (Gandhi, Sótano y Porrua). Puedes también obtenerlo en formato digital, dando clic aquí. Y lo puedes acompañar oyendo la canción de cada capítulo en el sitio web oficial de la novela. Por último, el premio Mauricio Achar, cada año, desde 2015, se entrega a autores que editan su primera novela; así que, si te gusta escribir y estás por terminar la tuya, checa las bases aquí.

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Reseña del libro “Vives en las cintas que me grabaste”, de editorial Blackie Books

Las historias de amor son como la vida misma: con altas y bajas, con victorias y derrotas. La de Rob Sheffield es una pérdida tan profunda que lo llevó a escribir parte de sus memorias sobre René, su ex novia fallecida. Editorial Blackie Books Lanzamiento: Mayo 2018 ★★★★★ Vives en las Cintas que me grabaste, es un libro profundamente personal y con un historia conmovedora. Cada capítulo de este libro cuenta con un mixtape, una serie de soundtracks que ayudan a sentirlo más cercano y a interpretarlo de mejor manera. Porque también en los amores sucede así, se viven momentos que cuentan con canciones de fondo. En total son 23 capítulos y 23 mixtapes.  Una de las primeras frases del libro es: “me sirvo otro café y dejo que la música haga conmigo lo que se le antoje. Es una cita. Estamos solos, René, las canciones que ella eligió y yo”. Ambos personajes se conocieron cuando tenían 23 años, brindaron con bourbon y con música de fondo. Desde la noche en que se conocieron comenzaron a grabarse cintas el uno al otro. Un año después se casaron rodeados de canciones y crónicas personales. Renée falleció el 11 de mayo de 1997, 9 años después de que se conocieron. Su historia le dejó a Rob demasiados recuerdos y una caja llena de las cintas. Escucharlas y escribir éste libro es una forma de recordarse juntos. Pero en éste libro, su autor también nos traslada al inicio de su vida, a su niñez y pubertad: “lo único que sabía era que la música haría que las chicas se enamoraran de él”, aseguraba siendo jóven. Se rodeo de la música de The Beatles, y tuvo varios héroes, entre ellos Lou Reed, Bob Dyla y David Bowie. Al ir creciendo su gusto se fue sesgando más hacia Sonic Youth, Pavement, Sugar, REM, Simply Red, Janet Jackson, Blondie, The Cars, Motley Crüe. Como ahora sucede con las playlist, el autor nos dice cómo hay cintas para todo: para ir al trabajo, para la fiesta, para el baño. Hay millones de canciones y millones de formas de conectarlas a través de una mezcla.   “Cada cinta de mezcla cuenta una historia. Ponlas todas juntas y tendrás una historia de vida”. A su ex René le gustaba coser, además de la música. Les tocó beber alcohol desagradable y barato y vivir en pareja la muerte de Kurt Cobain, quien para ellos representaba parte de lo que estaban viviendo sobre “amores maduros”, esa vida en pareja que si no saber sobrellevar te puede aprisionar.  Ellos se conocieron como la vorágine y la fuerza de juventud. Viajar, vivir, carreteras, caminos, creando historias,romper todo y volver a pegarlo. Poco más tarde habla de su boda. Vale la pena mencionar a manera de spam que René falleció de manera súbita e inesperada mientras estaban juntos en casa, de una embolia pulmonar a los 31 años.  Tras su fallecimiento Rob nos transmite sus recuerdos, su soledad, su pesadez por la vida. Al tratarse de la vida real la historia se permea de mayor sentimiento. Rob Shieffield (1966)  es un columnista que desde 1997 ha ejercido como columnista de la revista Rolling Stones. Y como él mismo lo señala: ha construido toda su vida alrededor de su amor por la música.  El libro se encuentra actualmente en venta en librerías, o en este enlace lo puede comprar en línea.    Algunas citas interesantes del libro: El amor me obliga a hacer tonterías. Tuve suerte de aprenderlo tan pronto.   La vida real era una canción country mala. Vivíamos una edad dorada y tirados en la nada. A veces sentía que los glaciares se desplazaban por mi interior. Lo que no te mata te deja mutilado, lisiado y más débil. Hay canciones que aparecen en un mal momento, y cuando ese momento pasa, no todas las canciones logran seguir adelante contigo. La respuesta es muy sencilla: el amor es una cinta recopilatoria.

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Kurt Cobain: el último suspiro

A 26 años de su repentina muerte, el 5 de abril sigue siendo un duro golpe a la memoria de millones de fans de Nirvana que año tras año continúan recordándole. Quise retomar un extracto del último capítulo de ‘Heavier Than Heaven: ‘Un final a la Leonard Cohen’ en donde Charles R. Cross intenta recrear de forma metódica las últimas horas del ícono de la Generación X. “En las horas previas al amanecer del martes 5 de abril, Kurt despertó en su propia cama, con las almohadas impregnadas con el perfume de Courtney, una fragancia que había percibido por primera vez cuando ella le envió la caja de seda y encaje en forma de corazón hacía tan solo tres años. Hacía frío en la casa, así que había dormido con la ropa puesta, incluido el abrigo de pana marrón. En comparación con las noches que había dormido a la intemperie en cajas de cartón, no era para tanto. Llevaba su cómoda camiseta de Half Japanese (un grupo de punk de Baltimore), sus Levi’s favoritos y, al sentarse en el borde de la cama, se ató los cordones del único calzado que tenía: un par de tenis Converse. La televisión estaba encendida, con MTV sintonizado, pero sin sonido. Se acercó al equipo de música y puso Automatic for the People de R.E.M, con el volumen bajo para que la voz de Michael Stipe sonara como un agradable susurro; Courtney encontraría posteriormente el equipo encendido aún y el cd puesto. Kurt encendió un Camel y se recostó en la cama con una libreta tamaño oficio sobre el pecho y un bolígrafo rojo de punta fina. Por un momento se quedó embelesado ante la blanca hoja de papel, pero no por culpa del llamado bloqueo del escritor, sino porque llevaba semanas, meses, años, imaginando aquellas palabras. Se quedó parado solo porque hasta una hoja de papel tamaño oficio le parecía sumamente corta, finita a más no poder. “Sabes que te quiero -había escrito en aquella carta- Quiero a Frances. Lo siento. Por favor no me sigas. Lo siento, lo siento, lo siento.” Kurt había seguido escribiendo lo siento hasta llenar la página entera. “Ahí estaré -proseguía la carta-. Los protegeré. No sé adónde voy, simplemente no puedo seguir aquí.” Escribir aquella nota le había supuesto un gran esfuerzo, pero sabía que aquella segunda misiva revestía la misma importancia, y debía ser cuidadoso con las palabras que iba a elegir. La remitió “A Boddha”, el nombre de su amigo imaginario en la infancia. Con una letra deliberadamente diminuta, escribió un texto corrido sin atender a las normas de la gramática, extremando al máximo la redacción de su contenido con el fin de garantizar la comprensión de todas y cada una de las palabras. Mientras escribía, la iluminación de la tele en MTV le proporcionaba gran parte de la luz que necesitaba para ver, pues aún no había amanecido del todo. Cuando dejó de escribir, le faltaban cinco centímetros para llenar la hoja por completo. La redacción de la nota le había costado tres cigarros. No tuvo tiempo de reescribir aquella carta veinte veces como había hecho en muchas ocasiones en sus diarios; se hacía de día y necesitaba actuar antes de que el resto del mundo despertara. Para concluir la carta puso: “Paz, amor, empatía,  Kurt Cobain”, prefiriendo escribir su nombre completo a estampar su firma. Subrayó la palabra empatía dos veces, un término que había empleado en cinco ocasiones a lo largo de su carta suicida. Añadió una línea: “Frances y Courtney, estaré en su altar”, y se metió el papel y el bolígrafo en el bolsillo izquierdo del abrigo. Kurt se levantó de la cama y entró en el armario, donde retiró de su sitio un tablón de la pared. Dentro de aquel cubículo secreto había una funda de escopeta de nailon color beige, una caja de cartuchos y una caja de puros Tom Moore. Volvió a colocar el tablón en su sitio, se metió los cartuchos en el bolsillo, tomó la caja de puros y se cargó la pesada escopeta sobre el antebrazo izquierdo. De un armario situado en el pasillo sacó dos toallas; él no las necesitaba, pero harían falta después… Bajó despacio los 19 escalones de la amplia escalera. Había pensado en todo, lo había planeado todo con la misma previsión con la que concebía las portadas y los vídeos de sus discos. Habría sangre, mucha sangre, sería un asco, y no quería que su casa acabara así. Al entrar en la cocina pasó por delante de la puerta donde Courtney y él habían empezado a marcar la altura de Frances a medida que crecía. De momento solo había una señal, una rayita en lápiz con el nombre de su pequeña a 79 centímetros del suelo. Kurt no vería nunca marcas más altas en la pared, pero estaba convencido de que la vida de su hija sería mejor sin él. No vería jamás a Courtney, a Krist, a Dave o a Pat. No volvería a ver su madre Wendy, ni a su hermana menor Kim, no volvería a tocar la guitarra, no volvería a grabar un disco, ni una canción. Jamás volvería a gritar a través de un micrófono. Una vez en la cocina abrió la puerta de la nevera y tomó una lata de cerveza Barq, sin soltar en ningún momento la escopeta. Con tan inconcebible carga encima (una lata de cerveza, un par de toallas, una caja de heroína y una escopeta, objetos que posteriormente se encontrarían formando una extraña asociación), abrió la puerta que daba al jardín trasero y atravesó el pequeño patio. Despuntaba el amanecer y la bruma del alba se cernía sobre la tierra. Así eran la mayoría de las mañanas en Aberdeen, húmedas y frías. Nunca más volvería a ver Aberdeen, nunca más treparía a lo alto de la colina Think of Me, nunca compraría la granja con la que había soñado en Grays Harbor, nunca más amanecería en la sala de espera

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