30 años del disco Siamese Dream
“Siamese Dream” de Smashing Pumpkins cumple sus primeros treinta años y es innegablemente uno de los discos más importantes de su generación así como una pieza clave para entender la música “alternativa” de la década de los años 90. Un cliché popular que el segundo disco para cualquier banda es uno de los más difíciles y para los Smashing Pumpkins lo fue en términos de tensión y dificultades en la grabación, pero resultó ser un éxito ante la crítica y el público en general. El 2º material de estudio de la banda vino acompañado de cuatro sencillos: “Cherub Rock”, “Today”, “Disarm” y “Rocket”, el último quizá el menos popular de los cuatro, pero probablemente el de mejor video. Más allá de los sencillos este es un álbum que puede (o mejor dicho debería), disfrutarse de principio a fin para entender la obra completa, sus momentos agresivos, melancólicos, enojados y los pocos esperanzadores que vienen a lo largo de un material que en el cual fácilmente cualquier track podría ser un gran sencillo, incluso canciones como “Geek U.S.A” o “Mayanoise” se han vuelto canciones emblemáticas de la banda a pesar de que nunca figuraron como sencillos estrictamente. Para este disco Billy Corgan tenía muy claro el sonido del álbum por lo que en diferentes tracks, grabó overdubs de instrumentos como bajo y guitarra. Se dice que algunos tracks como “Soma” incluyen más de 100 guitarras apiladas, también existen dos ingredientes claves para el sonido de este disco, ambos con nombre y apellido. El primero de ellos es el trabajo de mezcla, ingeniería y co-producción de Butch Vig y el segundo es Alan Moulder quien fue reclutado por Corgan gracias a su trabajo en “Loveless” de My Bloody Valentine. Tanto Corgan como Vig no participaron en la mezcla de “Siamese Dream” debido al exhausto emocional que la grabación les dejó. Alan Moulder tardó alrededor de 36 días en terminar la mezcla del disco, el cual se salió por mucho de presupuesto bajo los estándares de otros materiales populares de la época. Quizá las nuevas generaciones no estén familiarizadas con este segundo disco de la banda pero muy probablemente han visto la icónica portada de dos niñas abrazadas y sonriendo tomada originalmente por Melodie McDaniel quien ya había trabajado con artistas como Suzanne Vega o Mazzy Star. Es difícil explicar por qué esta es una gran portada, pero se alinea completamente con el concepto del disco y con la dualidad que él mismo maneja. Más fotos de esta sesión se pueden ver en el interior del álbum así como en otras ediciones especiales y extendidas que han salido recientemente. Hay quienes aseguran, de una manera muy tajante y hasta cierto punto desproporcionada que es el último gran disco de Smashing Pumpkins, ya que “Mellon Collie & The Infinite Sadness” es un álbum concepto en el cual la banda tenía otro enfoque, otro objetivo y fue el material que los llevó a una popularidad global, dando a conocer por medio de un disco doble todas las posibilidades que en ese momento la banda podía lograr sónicamente. Demasiado esto, demasiado el otro para algunos fans que se enamoraron del sonido de los primeros dos discos: Gish siendo el más psicodélico de ellos. Si tú estás familiarizado con este disco quizá es buen momento para volver a escucharlo completo, con más bagaje emocional, cultural, tratando de imaginar que es 1993 y Smashing Pumpkins aún era una banda joven y no tan diferente a lo que se presenta hoy en día. Si tú nunca has escuchado este disco o mejor aún a Smashing Pumpkins te vas a encontrar con una pieza increíble.
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