Depósitio Sonoro

25 abril, 2018

La recopilación de Pere Ubu: Les Haricots Sont Pas Salés

Pere Ubu es reconocida por ser una banda representativa del post punk de finales de los 70. En esta última reedición nos encontramos con un periodo en donde la agrupación encontró un sonido más extendido hacia el avant-garage, pero que en cierto modo marcó un cambio para ellos. Los tracks seleccionados van desde un rock explosivo,  estribillos, pantanos de tonos sintetizados, pop romántico y honesto dirigido por un acordeón,  sin olvidar el espíritu del que fueron parte después del punk.  El título de la reedición: Les Haricots Sont Pas Salés, es una referencia a los tiempos difíciles, lo que significa que las personas ni siquiera tienen lo suficiente para condimentar su comida o ingerir alimentos. Quizás estos fueron tiempos difíciles para David Thomas y Pere Ubu, pero es difícil ver eso. Al final, nos quedamos con su música. Por lo pronto así luce la portada.

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Datos Duros//El aprendiz de todo.

    Alameda Central, 17:15 pm. Finaliza  la intervención de Arturo Rodríguez, precavidamente baja las escalinatas de un escenario y se dispone a caminar junto con su familia. Alrededor de 8 o 10  chicos con una edad promedio de 22 a 26 años abordaron a Arturo. Los chicos ríen y emocionados preguntan, un intercambio de ideas que a simple vista se ve ante propios y extraños, como una muestra de interés mutuo sobre los temas importantes abordados, mientras otras personas intentan  acercarse a saludarlo o intentan escuchar. Un niño tomaba fotos en distintos ángulos capturando aquel momento.     Días después, 12:15 pm en alguna parte de la ciudad de México. Decido poner REC para guardar nuestra pequeña charla. Arturo, originario de Saltillo Coahuila es un periodista, músico, documentalista radiofónico, esposo y padre de familia. Suele huir de la especialización, de ahí sus constantes ganas de involucrarse en diversos proyectos.   Le gusta ser universal en sus gustos, Arturo es una persona que si soñara que por un instante pudiera  tener el poder jurídico de ser presidente, cambiaría el modelo económico para que fuera más incluyente, más justo, que propiciara condiciones de  igualdad. Pero lo que sí es real es que es un hombre que a través de su trabajo busca evidenciar los hechos y ser el puente de comunicación para tomar mejores decisiones. Arturo es fanático de la lectura y la  exploración musical. Le cuesta trabajo decir cuales son sus grupos favoritos pero coincide en que es clave el estado de ánimo y considera que  cuando en realidad te gustan las expresiones artísticas es difícil comparar y tomar una absoluta decisión de la mejor. Su verdadera  prioridad es darle voz y seguimiento a las causas, sus constantes cuestionamientos le han permitido indagar y crear un universo entre el lector y/ó el escucha de situaciones nada ajenas. Su narrativa no deja misterios entre el mensaje y receptor, basta hablar con él de cualquier tema para que te des cuenta que está dispuesto a detallar cada palabra de tal manera que no tengas ninguna duda sobre lo hablado.   “Me llama la atención cuando a los políticos les preguntan sobre sus tres libros favoritos y suelen atropellarse porque en realidad no son lectores.”                                                     Es válido que un hombre como Arturo busque la forma  de desapegarse de su naturaleza periodística, una dosis de  Netflix de su catálogo comercial ayuda ó bien algún evento en la Sala Nezahualcóyotl con piezas de la OFUNAM pueden ser actividades que ayudan apaciguar esa mente con tan ajetreada agenda.     Arturo estudio guitarra en la  Escuela Superior de música de Saltillo, sede del festival internacional de la guitarra.  Nos cuenta que no fue un buen estudiante pero siempre tuvo un gusto por la historia, no obstante su verdadera pasión fue la que le llevó a conocer todo el norte del país: el periodismo. Proceso es la revista que desde hace más 15 años lo ha respaldado y le resulta bueno contar con libertad editorial, esto le ha permitido respetar sus ideologías y su interés de mostrar la verdad dentro de la noticia.   “Estar expuesto al riesgo y al horror  permanente de las coberturas y periodismo en campo sobre todo en el  Norte del país, puede ser cansado por lo que busqué una oportunidad en la redacción central de Proceso.”     Es interesante escuchar que un periodista   busca constantemente la esperanza ante todas las adversidades , tal es caso de Arturo que nos platica que  considera que el arte popular ó el arte callejero es clave para encontrar dicha esperanza. Es ahí donde encontramos la rebeldía, las iniciativas para la paz y la justicia, y de ahí surge la idea de hacer un podcast llamado Ritmo de la calle, programa que documenta grupos musicales donde tienen como foro las calles de la ciudad de México. Actualmente este programa puede ser escuchado en la plataforma de audio Convoy Network creada por el locutor Olallo Rubio. El proceso de búsqueda de músicos callejeros empieza analizando las horas en las que se les puede encontrar. Moverse en el transporte público ha sido un beneficio y le ha facilitado el traslado de un punto a otro en la ciudad. Caminar, buscar y encontrar para después con una grabadora captar sus obras y con esto,  complementar y dejar evidencia en un audio todo lo visto durante el día. Acepta que seleccionar a la banda ó al músico es muy arbitrario ya que si le gusta, lo graba para posteriormente entrevistarlo.  Arturo, considera que es esencial para la sociedad que la gente tenga las ganas de expresar su sentir a través de las artes, ya sea a través de la música, fotografía, teatro, etc. Lo importante es decir algo.     “La policía y algunos grupos delictivos  extorsionan a varios músicos de la calle , los golpean, los amenazan con meterlos a la cárcel, les quitan el dinero, no es fácil para ellos. Yo he sido testigo de eso.” Arturo Rodríguez     El argumento gubernamental  dice Arturo, es que muchos de ellos invaden la vía pública evitando el fácil acceso a los peatones, pero las autoridades han abusado y hay una constante persecución. Él recuerda un caso de un personaje llamado “El Vaquero Galáctico”  un chico que solía ponerse en el paseo Santa Lucía cubierto en pintura plateada, haciendo un acto de pantomima para sacar dinero y poder pagar sus estudios y ayudar a su familia. Durante un año eran constantes sus detenciones pero el vaquero insistió, incluso en una entrevista en la televisión de Monterrey dice ‘no tener rencor contra los policías’. Luego de algún tiempo después de su última detención sufre una  desaparición forzada por parte de las mismas autoridades policíacas de Monterrey. Es ahí donde su padre Melchor Flores (mismo nombre que tenía su hijo) comienza una búsqueda que dura años, incluso

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