Depósitio Sonoro

9 junio, 2020

Ecosistema Personal: discos, canciones y anécdotas con Ulises Avath

  Mi nombre es Ulises Avath, nací en 1988; Inmerso en la comunicación y la gestión cultural, funde la plataforma: El Arte de los Ruidos, locutor en Grita Radio en el programa EALR (El Arte de los Ruidos), periodista cultural en medios digitales e impresos, y miembro del proyecto social-cultural de la alcaldía Iztapalapa, integrante del dúo de punk anal sintético: Virgen Siamesa y ente híbrido de experimentación sonora en Nucaraquet. En esta nueva serie platicaremos con personajes clave en el desarrollo de la música en nuestro país, desde promotores, músicos, periodistas, gente de la radio y desde cualquier punto y situación que sacuda el ambiente musical de México. En esta ocasión platicamos con Ulises Avath, una gran agitador de la cultura sónica subterránea de la CDMX, como periodista  al igual que músico. Ulises respondió a nuestras siguientes preguntas.   1- ¿Qué artista o banda arraigó un amor muy grande por ti en la música? El bagaje musical con el que crecí, fue enseñado por mi padre, en mi infancia me alimentaba el psique con discos, casetes, VHS, libros o revistas, me presentó a T-Rex, Roxy Music, David Bowie, The Velvet Underground, Neu!, Can, The Ramones, The Sex Pistols, The Cure, Chris And Cosey, Fad Gaget, PIL, Cabaret Voltaire, The Smiths, y mi madre con sus gustos bonitos por Laurie Anderson o Minimal Compac, hicieron que prevaleciera el gusto por la música, prestando atención con lo que me rodeaba y lo que escuchaba en casa.         2-Artista nacional más emocionante actualmente… La modificación sonora se decreta en diversos artistas asignados en tiempos establecidos, para mí Rawbot, dúo conformado por Natt y Sahlvader, decretan la liberación de la pseudo máquina binaria de la mediación sonora del Avant-Pop a la textura Industrial, su E.p: 1 fue editado en vinilo y producido por Alexander Hacke (Einsturzende Neubauten) escúchenlos que me hacen sentir esa extraña mutación del Blue Sunshine, The Glove.     3-Disco que marcó un antes y un después en tu vida. La vibración es un placer fuerte que perturba o materializa las alucinaciones de cada uno y el mío fue Mechanical Animals de Marilyn Manson, en 1998, en ese tiempo viví por un tiempo en Ixtapa Zihuatanejo. Mi amigo Carlos Santiago lo llevo a la primaria, sentía que era prohibido, la funda de cartón me dejo intrigado y al sacarlo me asombro el azul metálico de la caja, saque el booklet, me fascinó, y el bizarro cómic de Marcus Wild complementaba todo. Era como si vieras por primera vez a Batman o The Power Rangers, era una sensación pre adolescente increíble. CS, me prestó el disco, lo lleve a casa y mi mamá me compro un casete de 90 minutos, lo puse a grabar en mi grabadora sony portátil, personalice mi casete recortando revistas como Switch y La Mosca, e hice un collage de MM. El lunes en la escuela le mostré mi casete a CS; y decidido a quedarse con mi cinta él me dio el disco y extra, me pidió un plato de spaghetti y un refresco pequeña “Lulú”, de la cooperativa. El disco lo conservo, posteriormente regresé al D.F. y no supe más de Carlos Santiago.     4-Disco de música electrónica y disco de rock esenciales en tu formación.   Es difícil poder situar un solo disco, pero habita en mí Musick to play in the Dark. Vol.1 de Coil (1999), John Balance y Peter Cristopherson, crearon un producto espiritual, que está atractivamente contaminado de droga y equilibrio cerebral, un profundo ritual de seres que se transformaron venerablemente al espectro sónico. Hacen de ello un discurso lacerado, lleno de cicatrices y de rupturas psicóticas, son un símbolo de vanguardia, debido a su materia genética existente: animal, humano, se perdían en su música, y creaban un discurso detonante, oculto y de frecuencias bajas, sin el otro no funcionaba, adoptaron a la muerte a manera de vibración y transformación hasta el último día de sus vidas. Brindan calma en mi formación. “Are you shivering?”     Tengo un inmenso cariño y respeto a David Sylvian, el disco que puedo situar es Brilliant Trees (1984) un Art Rock y Avant-pop, de lo más bello. Tiene elementos eclécticos sonoros, armonías e instrumentos tocados de manera poco convencional que leda una extensión y consecuencia de efectos dramáticos con sus palabras. Con este disco inicia esa línea esotérica que abarca una serie de fascinantes colaboraciones con: Ryuichi Sakamoto, Danny Thompson, Jon Hassell, Bill Nelson, Robert Fripp, Holger Czukay, Evan Parker, Otomo Yoshihide, Christian Fennesz, o Ingrid Chávez, por mencionar. David Sylvian es la eterna nostalgia entrañable. “The voice of compassion inside the man”.     5-. Disquera que amas, amarás y que la gente debería de conocer. Son varias: Mute, Crammed Discs, Industrial Records, At At Records, pero le tengo cariño al sello 4AD, por ser mi primer descubrimiento. 4AD es la música independiente que se volvió expresiva y devota, agregando el diseño de las portadas que creaba Vaughan Oliver. 4AD llega a mí con In The Flat Field de Bauhaus, (1980) a los 12 años, revisando los vinilos de la casa y me sorprendió el desnudo de la portada, saqué el disco y lo puse en la tornamesa. “Stigmata Martyr”, me dejo pasmado. Mi papá me hablo sobre la disquera y me mostró los vinilos de Modern English, Cocteau Twins, The Birthday Party, This Mortal Coil, Dead Can Dance, con el tiempo fui descubriendo los discos de Xmal Deutschland, In camera, The Sundays, Piano Magic, Scott Walker o Kristin Hersh, la lista es fiel y cronológica. Esta es mi pequeña aproximación con 4AD: En 2007, Robin Guthrie tocó gratis en El Museo de la Ciudad, fue entrañable y rayo mis discos de Cocteau Twins. En 2012, Peter Murphy y David J, me rayaron In The Flat Field. En 2017, nuestro programa de radio El Arte de los Ruidos entrevistó a John Fryer, charló sobre el proceso técnico musical de 4AD, con nuestra conductora Natalia Montes en L.A. En 2019, Colin Newman

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Punk: la teoría del caos, esto no es otro artículo de los Sex Pistols

El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo. Proverbio chino.  Si el aleteo de un insecto puede provocar un tsunami en otro continente. Si un virus puede paralizar al planeta tierra, ¿Cómo incide un concierto de punk en el mundo? El 4 de junio de 1976, el perturbador revoloteo de algunos disonantes riffs incitó una rebelión que haría explotar conciencias y, liberaría perpetuados juicios. El transgresor recital puso en el escenario a cuatro londinenses recién llegados a los veinte años, quienes con anárquicos óleos, bautizaron a su pandilla con el nombre de Sex Pistols.     El efecto mariposa y la teoría del caos, inspiradas en el batir de alas de una palomilla, argumentan que inestabilidad e imprevisibilidad genera cambios sustanciales en la evolución. ¡¿Qué más inestable e imprevisible que una función de los Pistols? ¿Cómo estos agentes infecciosos no iban a fundar alteradas transformaciones en la evolución del rock and roll?   Hace cuarenta y cuatro años las Pistolas Sexuales fraguaron El concierto que cambió el mundo. Se mostraron sin recato y exhibieron que la actitud lo es todo.  La ceremonia del levantamiento, a la que solo asistieron cuarenta inadaptados mancunianos, se conjuró en el Lesser Free Trade Hall, el más impropio de los sitios para dar voz, gritos e improperios, al cuarteto de las perturbaciones.   Algunos aducen que en esta sala de mediados del siglo XVIII habían tocado David Bowie y Pink Floyd, encumbrados actos que sucedieron en el Manchester Free Trade Hall, en el de los Pistols, el Lesser Free Trade Hall, se conjuraban huelgas o, albergaban conciertos de música clásica.   De los amplificadores brotaron mariposas nocturnas, surcaron encrespadas las detonaciones sexuales. Tras polinizar a la desenmascarada audiencia germinarían Joy Division, The Smiths, The Fall, Buzzcocks y un disímil etcétera. Prosperaría también la escritura, la fotografía y el diseño entre decenas de incalculables episodios por devenir.   Si ya había unas Pistolas Sexuales: ¿por qué no unas zumbantes? En realidad, no estamos en la música, estamos en el caos. Después de leer esta detonadora línea en una reseña de New Musical Express, para algunos las sagradas escrituras del rock, los Sex Pistols fueron expuestos a un par de imberbes, Pete McNeish y Howard Trafford. Después de asimilar la nota, enardecidos, elucubraron un plan tan llano como su situación, asistir a los foráneos conciertos de los recién descubiertos al día siguiente. Las ignominiosas fechas, 20 y 21 de febrero de 1976. ¡El sábado veinte, mientras fotocopiaban la revista Time Out buscando indicios de la caótica banda, leen el encabezado de un artículo, It’s the buzz, cock! La frase les reveló el nombre de su grupo, aún en gestión. Sin pistas de los inmorales apóstoles llaman a la revista NME. Neil Spencer, el autor de la turbulenta nota, informa a Trafford que al agente de la banda, Malcolm McLaren, lo podrían encontrar en su tienda, que resultó ser de ropa, también inquietante. Al llegar al tendajón textil, que estaba por cerrar, Pete y Howard se encuentran con McLaren, que les informa de los actos sexuales musicales de ese día y del siguiente. Delirantes, piden un auto prestado, manejan más de doscientos cincuenta kilómetros. Frenéticos, avistan la locura. Al día siguiente repiten la dosis. Tras atestiguar las alborotadoras funciones, en sus mentes solo deambulaba una palabra, caos, lo cual era insostenible cuestionar. El título de la revista desvirtuó en Buzzcocks, el dúo juvenil regresó con apellidos igual de desconocidos, Shelley para Pete y Devoto para Howard, los alias que pronto revelarían al mundo un inusitado advenimiento.   Hace más de novecientos años también hubo un relevante concierto Tuvieron casi cuatro meses para organizar la disonante sesión de una pub-rock band, qué podía salir mal. El boleto impreso mostraba dos insignificantes imprecisiones, señalaba Buzzcocks, banda en ciernes y quienes abrirían la incitadora gala, acto que no sucedería y, como año del evento, el de 1076, fecha tan imprecisa como todo lo que resultaría después. Los autores intelectuales de los fútiles errores estarían entre la venida del punk, Peter Oldham, Jon the Postman y Allan Hempsall. El claroscuro cartel promocional que anunciaba a las forasteras pistolas, fue creado por Jamie Reed, quien también sería el artífice de la portada del Never Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols.     El solsticio olvidado Con relucientes sobrenombres a cuestas, Pete Shelley y Howard Devoto decidieron que su banda sería la encargada de preparar la velada de los representados por McLaren. Buzzcocks tuvieron su debut, desastroso, el 1 de abril de 1976, tan pronto ejecutaron tres canciones fueron desenchufados. Posteriormente dos de sus miembros se disgregaron del naciente zumbido. Sin reemplazos ni clandestinos remedios, llegado el 4 de junio cedieron su lugar a Solstice, La tercera banda de rock más grande de Bolton. El solsticio tuvo lugar entre treinta y cuarenta minutos con soleadas versiones de Santana, Uriah Heep y algunas propias, gracias a que Geoff Wilde, su líder, trabajaba en un molino con Howard Devoto, quien, sin opción, arregló que, pasado el cénit de Bolton, arribaran los liderados por Rotten a tocar bajo un cielo gris, desesperanzador y frenético.   Y en el quinto día el punk dividió al átomo del rock Malcolm McLaren, ataviado en ostentoso cuero negro, como anfitrión en el circo de las excentricidades, anunciaba con bombo y platillo afuera del Lesser Free Trade Hall, Los Sex Pistols, son grandiosos, son fantásticos, son realmente famosos.  Según la inscripción en el ayuntamiento de Manchester, una hoja a rayas con escasos datos escritos a mano, se registraron catorce libras por concepto de entradas. El costo de cada boleto, cincuenta peniques. Veintiocho boletos vendidos, irrisoria cantidad para las centenas que afirman legitimaron la gala. El concierto juro que ahí estuve, sería también el primero de los Pistols fuera de Londres. Sobre el escenario, acometiendo al no futuro, Paul Cook atizó tambores, bombos y platillos, que retumbaron en los ofuscados rincones de los juicios de la concurrencia, su comparsa, Steve Jones, más diestro en

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Escucha el nuevo disco de THOU, tributo a Nirvana y los juicios inalterables del Grunge

Nirvana le habló a una generación de inadaptados cuyos sentimientos estaban perdidos buscando una identidad. Era necesario reinterpretar su legado sonoro para hablarle ahora a una nueva generación. La banda de Sludge metal y Doom THOU, nos ha entregado a lo largo de su carrera álbumes, LPs divididos, sencillos con o sin un concepto general, exploraciones acústicas y compilaciones con su sello distintivo. Esta vez sorprendieron a muchos con el compilado llamado “Blessings Of The Highest Order“, una colección de 16 covers de canciones de Nirvana reitenpretadas a su manera y con su toque Sludge Metal, que ya habían sido presentadas en distintas compilaciones, shows en vivo y lados b. Se sabe que los metaleros originarios de Baton Rouge, Louisiana, son fanáticos de las retorcidas creaciones de Kurt Cobain. Para THOU, Cobain fue una especie de gurú que los llevo a descubrir el lado oscuro de una composición usando elementos que evidenciaban el desapego social que sufría. En una entrevista del 2011, Bryan Funck, vocal de THOU, decía: “La sensación de alienación, melancolía y desesperación que encuentro cuando escucho canciones de Nirvana se ha reafirmado…”  Blessings Of The Highest Order es un homenaje a Nirvana con sonidos más pensados, densos y distorsionados, llevando las canciones a otro nivel sin que las canciones se pierdan en esa transición; es llevar a la realidad el sentimiento que provocaban los tres músicos y únicos álbumes de la banda de Washington. Este material se encuentra disponible en todas las plataformas de streaming y puede ser adquirido en formatos físicos vía Bandcamp a través de Robotic Empire.

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