Depósitio Sonoro

Crónicas y Reseñas

“Don’t worry about me”. A 18 años de la muerte de Joey Ramone

Lo siguiente que van a leer lo escribo no como periodista musical o como colaborador de Depósito Sonoro, no, en esta ocasión lo hago como un gran admirador de la música de los Ramones y en especial de lo que representa la figura de Joey Ramone. Justo hoy que abría mis redes sociales salió en mis recuerdos una publicación de hace ya varios años, 7 para ser exactos, donde comunicaba a mis contactos la salida de un álbum póstumo del ex vocalista de los Ramones : Ya Know. Cada 15 de Abril me es inevitable ponerme melancólico y poner una rola de los Ramones o de Joey en Solitario. Sin duda es una de las voces que han marcado mi vida y sé que la de muchos de ustedes que nos leen también, y me/nos lamentamos tanto de no haberlo podido ver en vivo. Quizá estas líneas hablan mucho de mí pero lo hacen justo por la relación que Joey tuvo conmigo y seguramente alguien se identificará también, es decir, su voz, su energía, sus gritos y su grito de “Hey Ho, Lets Go”. Cuando adolescente, me sentía un amigo de él, coreaba sus rolas, rompí mis pantalones, vaya, quería cantar como él.   Joey jamás representó al punk como lo concebimos, nunca fue ese agresivo-anarquista rabioso en el escenario que escupía al público o que lanzaba consignas, él representaba curiosamente todo lo contrario, fuera del escenario. Joey representó al nerd que sobresale, al chico retraído, al introvertido que lleva a un súper héroe escondido. Hablar de Joey Ramone en mi opinión, es hablar de dos personas, Joey debajo del escenario y Joey con su banda. Joey fuera de los escenarios era justo lo antes mencionado, introvertido, divertido, nerd, vaya, hasta medio tonto, tan tonto y noble que su guitarrista Johnny le dio baje con la novia, noble porque, a pesar de ello, siguió en giras y giras con el tirano que le robó a la chica, con el peor de los enemigos y aún así siempre mostró esa “buenaondéz”. Pero si hablamos de Joey dando un show hablamos de una persona distinta, ahí él representaba poderío, energía, contundencia, aun con su cuerpo larguilucho y escuálido, se imponía en el escenario, valía madre que fuera el feo de la banda, el raro, el “fricky”. Él era una especie de dios (y no dicho por mí, sino por  muchos).   Ya son 18 años sin la voz de los Ramones, sin la voz de ese alguien que, sin su banda y sin un tal Hilly Krystal el punk no hubiera existido, y muchos dirán “estás diciendo estupideces”, pero no, sin la voz de Joey Ramone y compañía, el punk no hubiera existido. Ya son 18 años sin un icono. No pudo ver su inducción al “Rock and Roll Hall Of Fame”, el cáncer acabó con su vida. No quise introducirme en su música, en su legado porque eso está ahí, tangible y alcanzable con sólo un click. Si me preguntan qué disco recomendar de él, sin duda el último que se editó, ese “Ya Know” con su portada en blanco y negro con la foto de él de la cintura hacia abajo en aquella postura característica, muy de él cuando cantaba. “I Couldn’t Sleep” es mi tema favorito, escúchenlo, víbrenlo y brinquen en donde quiera que estén. Joey, así de largo y desalineado fue un gran líder de una gran banda y una gran influencia si no, pregúntenle a Faris Badwan de The Horrors.   Van a pasar los años y seguiré recordando a Joey como hoy y como cada día pues en mis bocinas de donde esté siempre, cada día sale la voz de él en alguna de sus rolas con su banda Ramonezca o de él en solitario. Se fue, como muchos grandes en 2001 pero siempre nos quedará un “HEY, HO, LETS GO!” para gritar a todo pulmón.

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Kurt Cobain: el último suspiro

A 26 años de su repentina muerte, el 5 de abril sigue siendo un duro golpe a la memoria de millones de fans de Nirvana que año tras año continúan recordándole. Quise retomar un extracto del último capítulo de ‘Heavier Than Heaven: ‘Un final a la Leonard Cohen’ en donde Charles R. Cross intenta recrear de forma metódica las últimas horas del ícono de la Generación X. “En las horas previas al amanecer del martes 5 de abril, Kurt despertó en su propia cama, con las almohadas impregnadas con el perfume de Courtney, una fragancia que había percibido por primera vez cuando ella le envió la caja de seda y encaje en forma de corazón hacía tan solo tres años. Hacía frío en la casa, así que había dormido con la ropa puesta, incluido el abrigo de pana marrón. En comparación con las noches que había dormido a la intemperie en cajas de cartón, no era para tanto. Llevaba su cómoda camiseta de Half Japanese (un grupo de punk de Baltimore), sus Levi’s favoritos y, al sentarse en el borde de la cama, se ató los cordones del único calzado que tenía: un par de tenis Converse. La televisión estaba encendida, con MTV sintonizado, pero sin sonido. Se acercó al equipo de música y puso Automatic for the People de R.E.M, con el volumen bajo para que la voz de Michael Stipe sonara como un agradable susurro; Courtney encontraría posteriormente el equipo encendido aún y el cd puesto. Kurt encendió un Camel y se recostó en la cama con una libreta tamaño oficio sobre el pecho y un bolígrafo rojo de punta fina. Por un momento se quedó embelesado ante la blanca hoja de papel, pero no por culpa del llamado bloqueo del escritor, sino porque llevaba semanas, meses, años, imaginando aquellas palabras. Se quedó parado solo porque hasta una hoja de papel tamaño oficio le parecía sumamente corta, finita a más no poder. “Sabes que te quiero -había escrito en aquella carta- Quiero a Frances. Lo siento. Por favor no me sigas. Lo siento, lo siento, lo siento.” Kurt había seguido escribiendo lo siento hasta llenar la página entera. “Ahí estaré -proseguía la carta-. Los protegeré. No sé adónde voy, simplemente no puedo seguir aquí.” Escribir aquella nota le había supuesto un gran esfuerzo, pero sabía que aquella segunda misiva revestía la misma importancia, y debía ser cuidadoso con las palabras que iba a elegir. La remitió “A Boddha”, el nombre de su amigo imaginario en la infancia. Con una letra deliberadamente diminuta, escribió un texto corrido sin atender a las normas de la gramática, extremando al máximo la redacción de su contenido con el fin de garantizar la comprensión de todas y cada una de las palabras. Mientras escribía, la iluminación de la tele en MTV le proporcionaba gran parte de la luz que necesitaba para ver, pues aún no había amanecido del todo. Cuando dejó de escribir, le faltaban cinco centímetros para llenar la hoja por completo. La redacción de la nota le había costado tres cigarros. No tuvo tiempo de reescribir aquella carta veinte veces como había hecho en muchas ocasiones en sus diarios; se hacía de día y necesitaba actuar antes de que el resto del mundo despertara. Para concluir la carta puso: “Paz, amor, empatía,  Kurt Cobain”, prefiriendo escribir su nombre completo a estampar su firma. Subrayó la palabra empatía dos veces, un término que había empleado en cinco ocasiones a lo largo de su carta suicida. Añadió una línea: “Frances y Courtney, estaré en su altar”, y se metió el papel y el bolígrafo en el bolsillo izquierdo del abrigo. Kurt se levantó de la cama y entró en el armario, donde retiró de su sitio un tablón de la pared. Dentro de aquel cubículo secreto había una funda de escopeta de nailon color beige, una caja de cartuchos y una caja de puros Tom Moore. Volvió a colocar el tablón en su sitio, se metió los cartuchos en el bolsillo, tomó la caja de puros y se cargó la pesada escopeta sobre el antebrazo izquierdo. De un armario situado en el pasillo sacó dos toallas; él no las necesitaba, pero harían falta después… Bajó despacio los 19 escalones de la amplia escalera. Había pensado en todo, lo había planeado todo con la misma previsión con la que concebía las portadas y los vídeos de sus discos. Habría sangre, mucha sangre, sería un asco, y no quería que su casa acabara así. Al entrar en la cocina pasó por delante de la puerta donde Courtney y él habían empezado a marcar la altura de Frances a medida que crecía. De momento solo había una señal, una rayita en lápiz con el nombre de su pequeña a 79 centímetros del suelo. Kurt no vería nunca marcas más altas en la pared, pero estaba convencido de que la vida de su hija sería mejor sin él. No vería jamás a Courtney, a Krist, a Dave o a Pat. No volvería a ver su madre Wendy, ni a su hermana menor Kim, no volvería a tocar la guitarra, no volvería a grabar un disco, ni una canción. Jamás volvería a gritar a través de un micrófono. Una vez en la cocina abrió la puerta de la nevera y tomó una lata de cerveza Barq, sin soltar en ningún momento la escopeta. Con tan inconcebible carga encima (una lata de cerveza, un par de toallas, una caja de heroína y una escopeta, objetos que posteriormente se encontrarían formando una extraña asociación), abrió la puerta que daba al jardín trasero y atravesó el pequeño patio. Despuntaba el amanecer y la bruma del alba se cernía sobre la tierra. Así eran la mayoría de las mañanas en Aberdeen, húmedas y frías. Nunca más volvería a ver Aberdeen, nunca más treparía a lo alto de la colina Think of Me, nunca compraría la granja con la que había soñado en Grays Harbor, nunca más amanecería en la sala de espera

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This (Is What I Wanted to Tell You) de Lambchop, un humilde triunfo del barítono de Wagner

Lambchop, la banda alt-country de Nashville liderada por Kurt Wagner ha lanzado 14 álbumes incluido el reciente This ((Is What I Wanted to Tell You), en los cuales Kurt utiliza de exclusiva su barítono, una especia de tótem construido en lo alto de arreglos exuberantes de guitarra, ritmos desenfadados y peculiares melodías de sintetizadores. Género: Alt-country | Chamber-pop | Label: Merge Records ★★★★ Escuchar el nuevo disco de Lambchop es algo parecido a meditar mentiras el mundo se vuelve loco al rededor. Música que requiere un esfuerzo mínimo por parte de oyente en la que Wagner y sus colegas hacen todo por ti. Estas canciones, que en los últimos 25 años han permanecido en una línea similar, pero en última instancia han progresado y además impresionado, irradian melancolía.  Sin embargo, Wagner canalizar su espíritu descaradamente melancólico por algo más sombrío y solitario, distorsionando su voz una y otra vez con parches y efectos electrónicos fallidos. Sin lugar a dudas, es un movimiento extraño para Lambchop en el que otros pueden caer en el cliché de la experimentación, pero Wagner y compara prevalecen y en este proceso creado música utópica e incómodamente atractiva.  This (Is What I Wanted to Tell You) no es de ninguna manera un álbum de presentación para quienes no conocen a Lambchop, incluso para los fanáticos de larga evolución se trata de una exploración bastante curiosa de un veterano de la composición experimental que hace que su icónico barítono, acompañado de un puñado de instrumentos y sonidos sea si no excelente, al menos altamente atractivo.   

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LP5 de Apparat, una clase magistral en el arte de la música electrónica

Apparat regresa como solista después de seis años con un álbum que resume su talento y es quizá el mas completo de toda su trayectoria. Género: Ambient | Electrónica| | IDM | Techno Label: Mute ★★★★ El músico alemán Sascha Ring es un artista con muchas facetas; por un lado ha producido música electrónica pretenciosa y extremadamente cuidada que combinaba con Modeselektor en Moderat hecha tanto para los auriculares como para la pista de baile, pero también tiene una capacidad destacable para producir ambient e IDM encantadoramente simple bajo el nombre de Apparat y es ahora, después de seis años que reaparece como solista con un álbum que cae claramente en el sonido clásico de Apparat y retoma esencia de cada uno de sus álbumes anteriores. Este último álbum lanzado bajo esta denominación llamado LP5 es un álbum definido por la moderación, música con una exactitud de reloj que funciona casi a la perfección y que ve a Sascha desplazarse entre momentos de claridad melancólica y grandeza triunfante. En casi todos los temas de este nuevo disco, la voz vacilante de Sascha Ring levita sobre los resultados sonoros de las intercepciones electrónicas punzantes de instrumentos acústicos intervenidos, procesadores y computadoras.  El talento sobresaliente de Apparat le ha servido para crear música amorfa y caleidoscopica a lo largo de su vida, siendo LP5 el máximo exponente de su talento que resume el trabajo de Sascha Ring por casi 20 años y proporciona al oyente un espacio para respirar entre paisajes musicales tejidos con notas acústicas y electrónicas que funcionan en conjunto para crear uno de los álbumes más completos de Apparat hasta la fecha y quizá, aunque es temprano pensarlo, uno de los discos del año. 

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Matmos regresa con un arsenal de sonidos plásticos

El dúo de música experimental regresa después del exquisito Ultimate Care II con un álbum enfocado a los diversos sonidos que los materiales plásticos pueden generar Género: IDM | post-industrial | ambient-techno | glitch | experimental | Label: Thrill Jockey ★★★★ Desde su inicio en 1995, Matmos ha estado en una búsqueda constante para unir la música electrónica con la música “música concreta”. En su disco debut Quasi-Objects el dúo hizo uso de objetos comunes obteniendo sonidos fascinantes. En su cuarto álbum, A chance to cut is a chance to cure, el dúo utilizó muestras de sonidos grabados durante procedimientos médicos, una vez mas, para construir temas de música electrónica inteligente. Esta noción de utilizar una única fuente de sonido alcanzó su punto máximo con Ultimate Care II, que desplegaba temas con sonidos grabados en su totalidad dentro de una lavadora. El resultado de esta investigación de larga duración ha sido un asombroso registro de música electrónica experimental que va desde el IDM irregular hasta música con tintes post-industriales.  El dúo regresa con otro concepto, uno que golpea mucho más: el plástico. El nuevo álbum de Matmos es un himno a una de las principales causas de contaminación del planeta en todas sus diversas formas. Así que aquí vienen en forma de sonidos, las tuberías de PVC, el plástico en burbujas y la espuma de poliestireno. Eso eso no es todo, en este álbum Matmos exploró el sonido de implantes mamarios de silicona y grasa sintética humana. Todos estos “instrumentos” conforman la estructura de nuestra realidad.  Materiales que se usan en la vida diaria y es así como Plastic Anniversary puede llegar con una tonalidad familiar.  Hay momentos en el álbum que Matmos adopta un enfoque casi clásico de la música electrónica. Las muestras de sonido procesadas y las diversas fuentes de sonido trabajan juntas para llevar a cabo una revisión de las tradiciones musicales pasadas con ritmos ceremoniales sin dejar la experimentación sonora compleja, llevando a Matmos a mostrar sus intenciones artísticas de un nivel superior.     

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Fyre Festival, el festival más fraudulento y sus promesas incumplidas

¿Qué buscamos hoy en día en un festival? Buena música, experiencias o aparentar en nuestras redes sociales que llevamos una vida de influencer.   Uno de los eventos más mediáticos en los últimos años, y no precisamente por su éxito, fue el Fyre Festival, el festival fallido que en 2017 se hiciera viral a través de la foto de un sándwich poco apetitoso publicada en redes sociales por uno de los asistentes. A casi 2 años de lo ocurrido, el Fyre Festival revive nuevamente debido al éxito de dos documentales sobre el tema, que asaltaron las plataformas de streaming a principios de este 2019. Por su lado Fyre Fraud, dirigido por Jenner Furst y Julia Willoughby Nason y que puede verse en el servicio de suscripción de videos bajo demanda Hulu, es un documental que hace un acercamiento al desastre a través de entrevistas a gran parte de los responsables, incluido Billy McFarland, el joven empresario que orquestó este aclamado fraude. Cuatro días después, Netflix estrenó Fyre, del director Chris Smith, en donde hace una impresionante narración que poco a poco te va llevando a vivir, y a sentir, lo que sucede cuando llevas una gran mentira hasta el último momento.    Trailer Fyre Fraud, por Hulu: Trailer Fyre, por Netflix: El Fyre Festival fue diseñado para que fuera una de las experiencias más impresionantes jamás vistas en algún otro evento de esta especie: una fiesta exclusiva en una isla privada en las Bahamas, con las Top models e influencers más codiciadas del momento, alojamientos de lujo para los asistentes y un line up que incluía artistas como Major Lazer, Blink 182, Migos, Disclosure DJ Set, entre otros. El documental también muestra cómo realizaron esta costosa y exitosa campaña de publicidad, que fue quizás lo único que realmente existió de la idea del Fyre Festival: supermodelos, influencers y celebrities lograron que el exclusivo evento fuera sold out sin importar el costo, pues algunos de los asistentes defraudados llegaron a pagar más de 3,000 dólares por entrada supuestamente VIP. Con todo eso tan prometedor, ¿qué podía salir mal? Y es que, justo nada salió bien. Según el documental, la isla no contaba con la infraestructura necesaria para un evento como tal y desde ahí les empezó a llover sobre mojado, literal, pues incluso a escasas horas del inicio del festival una tormenta cayó sobre la zona empapando los alojamientos de lujo, que no eran más que casas de campaña procedentes de la ayuda humanitaria de un huracán. Fyre: la fiesta más exclusiva que nunca sucedió, termina en demandas, cárcel y posturas de los involucrados en este gigantesco fracaso. Sin tanto spoiler más te invitamos a verlo en el enlace de aquí abajo. Link para verlo en Netflix, aquí.

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Existe una hermosa paradoja en el corazón de The Weigh, el nuevo disco de Weval

El nuevo disco de Weval recorre una delgada línea entre la alegría y la melancolía, con una elegancia suprema, que ofrece tonos de luz y oscuridad en igual medida. Género: Dance | Electrónica| Downtempo | IDM | Label: Kompakt ★★★★ Hay un hermoso conjunto de paradojas inherentes al segundo álbum de Weval, The Weight, que involucra luz y oscuridad, arte y pop, y otras polaridades demasiado numerosas para mencionarlas. Pero para todas las oposiciones diamétricas que esto sugiere, existe una síntesis excelente que finalmente resuelve todas esas polaridades en una secuencia maravillosamente entretejida de música instrumental y voces. Todo esto puede sonar bastante pretencioso, sin embargo, el álbum no lo es; es un disco totalmente accesible y engañosamente fácil de escuchar sin acercarse ni remotamente al territorio de escucha fácil.  Un álbum lleno de experiencias alegres y dificultades personales para los integrantes del dúo durante su creación. De hecho, la secuencia de este hermoso trabajo parece ser de vital importancia para la experiencia auditiva, como si estuviera cuidadosamente curada no solo para satisfacer al escucha, sino también para reflejar una cierta trayectoria emocional que de ninguna manera es teleológica.  Hay muchos giros y vueltas en el sonido y sentimientos a medida que el álbum progresa, y el efecto en general se siente hermético y atractivo al mismo tiempo. Este es un mundo de sonido que, al mismo tiempo, está cerrado y es autónomo,  parece inventar e invitar a una comunidad de oyentes que pueden deambular por la escena que ha creado. De esta manera, también funciona como un álbum que puede ser escuchado solo o en compañía, totalmente hacia afuera o completamente solitario en los auriculares o mientras se conduce. Esta versatilidad es solo uno de los muchos placeres que The Weight tiene para ofrecer.   

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Instalación para piano con AS de corazones microfoneado

Erick Diego nos presenta su nuevo proyecto: instalación  para piano con AS de corazones microfoneado.   Cabe mencionar que el el libro será publicado en Super Ediciones Prisma y esto es un adelanto exclusivo. Obras para piano #54 (dedicada a Unabomber) Piano Bomba cubierto de cartas réplica escritas por Theodore Kaczynski que explote al tocar al unísono “MI” y “Sol”   Obras para piano #57 (Homenaje a Hemingway) sentarse frente al piano con un vaso lleno de Ron en la mano izquierda y una escopeta cargada en la derecha   Obras para piano #56 (homenaje a Friedich Jürgenson) Desmantelar un piano de cola y fabricar tablas Ouija con su madera   Obras para piano imposibles de producir #64 (homenaje a Évariste Galois) cuando los viajes en el tiempo se popularicen y no sean sólo de uso militar (2256 aprox) comprar un piano en el año en que fue fabricado el primer revólver, 1832 caminar 25 pasos a distancia de él y dispararle un total de 21 veces.   Obras para piano #61 (dedicado a todos los cobardes) darle instrucciones a un bailarín de Tap maquillado de mimo a que, con completa inmovilidad (sobre el piano)  repita en voz alta: Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz   Obras para piano #63 (homenaje a David Lynch) convencer a un Pianista virtuoso mayor de cuarenta años de someterse al proyecto Bluebird (http://es.wikipedia.org/wiki/Proyecto_BLUEBIRD) para después ofrecer un concierto con la mente llena de falsos recuerdos.   Obras para piano imposibles# 377 extirpar todas las cuerdas de un piano (con ellas formar la palabra #nocturno sobre la playa) y meter dentro de la caja dos pianistas mujeres de 25 años con vestidos blancos, Enviarlo a la luna

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