Depósitio Sonoro

Nostalgia

El temple sónico de Koyaanisqatsi, una obra maestra de Philip Glass

Phillip Glass acaba de subir a Spotify para el deleite de nuestro aislamiento su obra maestra de 1982, el soundtrack de Koyaanisqatsi. Koyaanisqatsi es deslumbrante, ya que combina la cinematografía del único e inigualable Ron Fricke, quien goza de una visión extraordinaria a la que Philip Glass le supo dar un toque sublime en términos de composición.     Koyaanisqatsi es un viaje sónico y visual que nos lleva en un abrazo hacia el mundo natural, un mundo de paisajes de nubes, de pinturas oceánicas, y de momentos desérticos, llenos de calma pero también de intensidad, esa intensidad que se vive en la vida diaria, en casa o con los amigos o con el depredador mundo laboral. Disfruta en el video de aquí abajo esta obra maestra del cine-experimental en su totalidad:

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1970 – 1980: la década de oro de Tangerine Dream

Tangerine Dream posee una discografía prolífica, e intentar estudiar su obra, se convierte en una tarea difícil pero interesante, pues su carrera transita por diferentes facetas que van de lo electrónico, el progresivo, krautrock y el new age. Por esta razón hacemos una parada en la década de los setenta, pues  fue una época donde sus trabajos tuvieron un peso importante para el desarrollo de la música experimental. La agrupación alemana que surge en paralelo de Kraftwerk, Neu!, Can y Faust, se fundó a finales de los sesenta por Edgar Frose; un personaje que fue estudiante del pintor Salvador Dalí y que incursionó en el mundo de la música concreta y  fabricó sus propios generadores de sonidos. De la alineación clásica también forman parte Christopher Franke y Peter Baumann, quienes nos dejaron obras musicales que fueron un referente para la historia del arte y el cine.     El álbum con el que inauguraron la década de los setenta fue Electronic Meditation (1970), un trabajo que se diseñó con instrumentos acústicos y que logra ambientaciones electrónicas, sin embargo, este sonido se define más claramente en Zeit (1972), un disco en el que colabora Florian Fricke de Popol Vuh y donde se utiliza por primera vez el sintetizador; o en Atem (1973) cuyo fundamento técnico se direcciona hacia el krautrock.     Phaedra (1974) y Rubycon (1975) son dos obras maestras que estuvieron bajo la firma de la disquera Virgin Records, de las cuales hicieron uso de sintetizadores (Mini Moog, EMS synthi, VCS3), secuenciadores y el teclado Mellotrón; maquinas que le dieron identidad y forma al género electrónico pero también al progresivo. Estos dos trabajos contaron con sesiones de estudio largas, que estuvieron acompañadas por errores de grabación y daños en los equipos por la complejidad de las frecuencias sonoras; pues los alemanes se introducían a un escenario no explorado, en donde incluso la tecnología de última generación ignoraba su propio alcance.     Después de aquél visionario trabajo lanzan Ricochet (1975), un álbum en vivo que se grabó en distintas iglesias de Reino Unido y Francia con un set totalmente espontáneo. El álbum es recordado por la atmósfera que se generó ante el público, el equipo analógico utilizado y, desde luego, por nivel de improvisación. Por otro lado, Stratosfear (1976) es un trabajo más ordinario, en donde se distinguen las texturas de guitarra y sonidos de un órgano, que hace referencia al estilo musical barroco.     Sorcerer (1977) es la banda sonora de la película con el mismo nombre dirigida por William Friedkin; mientras Encore (1977) fue otro álbum en vivo que fue criticado por la prensa musical, ya que en el track titulado “Monolight” se hallan fuertes verosimilitudes con la polifonía que distinguió a Pink Floyd, y no es ninguna sorpresa, porque el trabajo del outsider de Richard Wright fue una gran influencia en la carrera del proyecto alemán, sobre todo en discos como el Ummagumma, Meddle y el Dark Side on the Moon.     La década remató con Cyclone (1978) un disco con un concepto totalmente distinto e inusual a los anteriores, pues está totalmente volcado al progresivo, hay instrumentos de viento y es cantado. Esta nueva propuesta se debe a la salida de Peter Baumann, lo cual representó una ruptura a lo que se habían desarrollado musicalmente hasta entonces. Después de algunos conflictos, lanzaron Force Majeure (1979) y Tangram (1980) en los que abordaron otros lenguajes musicales bien diseccionados y nuevas estructuras compositivas, pero que desde luego anunciaban el fin de un momento cúspide dentro de su carrera.     Sin duda esta temporada es recordada por su innovación técnica y por acercar la música electrónica al espectro público, pues aunque después sacaron piezas interesantes y desarrollaron la banda sonora de varias películas, hubo un inevitable declive por los cambios de alineación y la transformación del concepto nuclear que, en la década de los noventa, llevaría a Tangerine Dream a adquirir un formato empresarial porque reeditaron materiales en serie cual si fuese sistema fordista e incluso, sus nuevos materiales musicales repitieron fórmulas sonoras ya conocidas y después de la muerte del Edgar Frose en 2015 se lanzaron álbumes sin mucha relevancia y sin ningún miembro original, lo cual deja claro que nada volverá a parecerse a aquella década de oro.

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Señor Coconut y Balanescu Quartet, 2 grandes tributos a Kraftwerk

Todos sabemos que Kraftwerk tuvo un gran impacto en la música, pero no solamente en la electrónica, te llevamos por un oasis musical con los tributos que Señor Coconut y Balanescu Quartet, sacaron en su momento, uno con ritmos latinoamericanos y otro con tendencias orquestales de cuerdas que abraza la música clásica. Señor Coconut – El Baile Alemán   Uwe Schmidt, también conocido como el Señor Coconut, convirtió en una obra maestra su disco El Baile Alemán, en donde disfrutamos de la música de los robots pero en versiones desde merengue, hasta el famoso cha cha cha. El resultado final de las versiones es realmente sorprendente y con un cierto sentido del humor impecable, una gran característica del disco, es que, aunque no estés muy apegado a estos sonidos, simplemente los disfrutarás. ¿Otro punto excepcional? Claro, su magia también radica en que no se enfoca en un disco en específico, si no en varias canciones de toda la discografía, desde Autobahn hasta Tour de France.  La escucha constante de principio a fin de este tributo, desafiará el temple propio y el de cualquier entusiasta musical más allegado que conozcas, es realmente brillante, increíblemente sexy y con una picardía absoluta. Kraftwerk para Latinoamérica. Uwe Schmidt, genio. Balanescu Quartet – Possessed   Balanescu Quartet dando cátedra en lo que es quizá uno de sus trabajos más pulcros que grabaron, acercándose a la música de kronos a través de sus cuerdas. Desde que el disco inicia con “Robots”, uno puede sentir ese extraño pero satisfactorio palpitar de que algo especial está a punto de suceder, desarrollarse, y quedarse en nosotros permanentemente, se trata de una orquestación perfectamente sincronizada como solo Kraftwerk se merece y como siempre fueron e inspiraron, a través de esa perfección y arquitectura musical.   Tan hermoso y tan clásico, un tributo en donde todas las transcripciones funcionan sutilmente en todos los niveles. Cabe aclarar que no es un disco en su totalidad dedicado a Kraftwerk, también incluye tres canciones originales de la autoría de Balanescu Quartet y cierra con una dedicatoria a David Byrne y su composición a “Hanging Upside Down”. Impecable todo.

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Sumo: la banda que resignificó el rock argentino

“(…) Yo vivo en una casona del barrio histórico de San Telmo. Toda rota la casa, y así me gusta. Es como todo: como mi campera, como mis zapatos… y también como, a veces, la música de Sumo; pero a la gente le gusta porque, por lo menos, es verdad”, Luca Prodan Desde el presente es fácil reconocer la importancia de los desordenados años 80 para el desarrollo tan acelerado y polifacético que experimentó el rock en el mundo. Pero en ese momento, en una Argentina de constante transición, que vivía los últimos años de la Guerra Fría, no fue tan obvio. El rock argentino se caracterizó desde un par de décadas antes, por forjar su propio camino, y, al igual que en otros lugares del mundo, no se detuvo. Podemos afirmar que el sonido que constituyó la Argentina de los 80 no podría explicarse igual sin el nombre de: Sumo. Hablar de Sumo, obligatoriamente, nos dirige a la historia de su mítico líder Luca Prodan. Nacido en Roma de 1953, Luca resaltó por su inteligencia tanto como por su rebeldía. Durante su vida fue protagonista de innumerables conflictos y habitó en distintos países hasta que, finalmente, se ubicó en el Reino Unido de los años 70. Este país tuvo múltiples padecimientos como el desempleo, la desigualdad y la heroína; pero también vio nacer una gran explosión musical que fue desde el complejo rock progresivo hasta las aristas más desalineadas del punk rock.   Luca parecía haber encontrado su sitio, pero el suicidio de su hermana y un coma le implantaron la necesidad de huir de su profunda adicción a la heroína, reubicándose en Argentina. Impulsado por un viejo amigo que vivía en ese país, Timmy McKern, Luca llegó a Córdoba en 1980, durante los últimos años de la dictadura cívico-militar conocida como El Proceso, que desde 1976 se había distinguido como una de las más violentas en la historia del país. Durante El Proceso, el terrorismo de Estado fue parte de la cotidianidad y muchos artistas; entre ellos, figuras del primer rock nacional como Litto Nebbia y León Gieco fueron censurados, amenazados o perseguidos, y en los casos más lamentables, desaparecidos y asesinados. Sin embargo, Luca se dedicó a seguir explorando la música, conoció más personas y, de manera casi espontánea, se creó Sumo. La alineación estuvo conformada por amigos y músicos locales que se unieron genuinamente a conjugar sus mejores habilidades con los novedosos aportes de Prodan, formando un sonido nunca antes aterrizado en la Argentina. Con Germán Daffunchio (guitarra), Alejandro Sokol (bajo), Stephanie Nuttal (batería), Ricardo Curtet (guitarra) y Luca Prodan (voz), Sumo debutó en los bares de Buenos Aires en 1982. Aunque no se enfrentaron a los años más duros de la dictadura, Sumo alcanzó a vivir las tensiones de la guerra de las Malvinas y sus consecuencias. En 1982, la Junta Militar de Argentina “recomendó” no difundir la música en inglés debido al conflicto bélico, lo cual se interpretó como una orden, al igual que todas las “sugerencias” de ese entonces, y así se ejecutó. Precisamente Sumo tenía una primera particularidad: gran parte de su repertorio estaba en inglés, aun cuando el rock argentino ya tenía un fuerte arraigo en la lengua española. Pero la prohibición de la música en ese idioma no impidió que la banda continuara su propuesta, si acaso le generó más popularidad dentro del circuito underground en el que se instalaron rápidamente. La segunda y más importante peculiaridad de Sumo fue la mezcolanza de sonidos que manejaron, en la que confluyeron especialmente el post punk y el reggae, hasta entonces poco explorados en Argentina. Y esto está indudablemente enraizado a los conocimientos de Luca. La inmigración de jamaiquinos en Reino Unido fue constante aún después de la independencia de la isla caribeña, y en los años 70 generó una amplia presencia de los ritmos de Jamaica en Inglaterra, en donde ya se vivía la gran explosión del punk. Como consecuencia, a finales de la década se fundaron movimientos artísticos significativos que recuperaron diferentes tradiciones y aprovecharon el intercambio cultural. El bohemio Prodan vivió directamente estas escenas. Por un lado, se gestó el multifacético post punk, el cual, dentro de su atmósfera artística, profunda y experimental adoptó algunos elementos de la música jamaiquina, principalmente del reggae y el dub. Por otro lado, el surgimiento de la escena two tone, un movimiento interracial que reivindicó no sólo al reggae, sino a su predecesor el ska y que fue conducido por exponentes como The Specials, Bad Manners o The Selecter. Durante su estancia en Reino Unido, Luca admiró de cerca a grupos como Ian Dury & The Blockheads, Public Image Ltd, Wire y Joy Division, quienes influyeron posteriormente en el estilo musical de Sumo. Asimismo, colaboró con New Musik, cantando un par de frases de la canción Living By Numbers. Él mismo perteneció a The New Clear Heads, su primera banda, en la que se publicaron apenas unos demos. Durante ese periodo, conoció a Stephanie Nuttal, quien antes de ser la baterista de Sumo, fue miembro fundador de una de las bandas del post punk de Manchester: Manicured Noise. Sumo contribuyó fuertemente a que estos sonidos se extendieran en Argentina. Respecto al reggae, formaron un proyecto paralelo llamado Hurlingham Reggae Band, el cual puso mayor énfasis en este ritmo. Ellos y otras pequeñas bandas como Alphonso’s Entrega fueron de las primeras del circuito under de Buenos Aires en incorporar ska y reggae, lo que significó un referente para las generaciones cercanas que, poco después, desenvolvieron esta música con mayor amplitud. “Yo era fanático de Sumo. Nunca volví a ver a un grupo argentino que me pusiera la piel de gallina como esa base de reggae, ese humo. Luca sabía de qué iba. Lógico: cuando vivía en Inglaterra, mientras acá recibíamos un disco por mes, él veía bandas todas las noches”, Naco Goldfinger, ex integrante de Los Fabulosos Cadillacs. La hostilidad hacia lo inglés no desposeyó a Sumo de sus cualidades, pero sí hizo que

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Isao Tomita, el legado nipón vanguardista de la electrónica

El virtuoso Isao Tomita nació en Tokio el día 22 de abril del año 1932, se sabe que sus primeros años los vivió en China; años después, ya en Japón comenzó su andar como un gran visionario al estudiar historia del arte en la prestigiosa Universidad de Keiō y concluyó sus estudios en 1955. A partir de ese momento, la vida lo puso en el mundo de la televisión, cine y teatro En 1956 sería un año crucial para él ya que sería un reto componer la música para el equipo de gimnasia olímpica japonés para los Juegos Olímpicos de Australia de ese año. Terminando la década de los 60, Tomita volvió su atención hacia la música electrónica tras escuchar álbumes de Walter Carlos, quien después sería Wendy Carlos, en los que interpretaba música clásica con un sintetizador Moog. En ese momento Isao Tomita, trastornando con ese sonido de aquellos sintetizadores que no dejaban de girarle una y otra vez en el interior de su cabeza, decidió comprarse un sintetizador Moog, el  Modular III C,  comenzando a montar su propio estudio doméstico. En 1974 comenzó arreglando piezas de Claude Debussy para sintetizador y publicó el álbum Snowflakes are Dancing, convirtiéndose en un éxito mundial. Su versión del Arabesco #1 se usó como el tema principal para las series de televisión de astronomía Jack Horkheimer’s Star Gazer (titulada originalmente Star Hustler) emitida en la mayoría de los canales en abierto, realizando una serie de interpretaciones basadas en composiciones de Debussy. Tiempo después, desarrolló un sonido ambiental con instrumentos acústicos a los que llamó “poemas de tono”, esta técnica fue usada para ambientar el show de ciencia ficción japonés: Mighty Jack. Es muy notable la aplicación de la técnica ‘Klangfarbenmelodie’, usando voces sintetizadas se puede decir que es su sello característico. Años más tarde, continuó publicando álbumes, de los cuales los más conocidos son sus interesantes arreglos de clásicos, como “The Firebird” de Ígor Stravinski, “Pictures at an Exhibition” de Modest Mussorgsky y “The Planets” de Gustav Holst. Su partitura para sintetizador incluyendo solos acústicos tales como “Tasogare Seibei” (que se traduce como: El Samurái del Crepúsculo) ganó el premio de la Academia Japonesa por sus logros destacados en música en 2003. El ya virtuoso y legendario pionero de la música electrónica falleció a la edad 84 años, el 6 de mayo del 2016 a causa de un problema cardíaco. Su legado musical ha quedado para la historia siendo el parteaguas de un antes y un después del género electrónico avantgarde, ¡vivirá para siempre en el corazón de muchas personas!

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Mezzanine de Massive Attack cumple 22 años, trip hop atemporal

Mezzanine de Massive Attack cumple 22 años, salió un 20 de abril de 1998 y fue el tercer disco de los músicos de Bristol, tuvieron como invitados en las voces a Horace Andy y Liz Fraser de Cocteau Twins. Mezzanine se alejaba un poco de los dos primeros discos, estaba más oscuro e implícitamente exhalaba también cierta carga sexual dentro de sus letras, se notaba en gran parte la influencia de bandas como The Cure, Siouxsie And the Banshees, Ultravox o la Velvet Underground, a quienes sutilmente samplearon dentro del disco de manera brillante. Es un pilar de alta referencia dentro de la historia del género y de la música. Mezzanine de alguna manera, abrió un panorama aterrador y emocionante a la vez para la música rumbo a finales de los 90, quizá fue el primer disco de trip-hop que produjo atmósferas oscuras e intensas a la vez. Fusionaba o jugaba de alguna manera con la paranoia pero también la calidez, y no cabe duda, hoy, más que nunca; que con el paso de dos décadas y contando, se ha ido inevitablemente adaptando a las visiones creativas que vivimos en pleno 2020. En nuestra lista de esenciales de trip hop comentamos al respecto: De los barrios bajos de Bristol, Inglaterra, surge Massive Attack, un proyecto liderado por Robert Del Naja, Daddy G. y Andrew Vowles. Considerados los padres del trip-hop, estos personajes han electrificado nuestros oídos con producciones insólitas. Es el caso de Mezzanine de finales de los 90, un material atemporal que, después de más 20 años, mantiene su vigencia por la fuerza de su instrumentación y la introducción de beats no convencionales.  Caleidoscópico, intenso y reflexivo, sin duda estamos ante un disco que tuvo una de las más grandes producciones de 1998, pero que también tuvo conflictos internos durante el proceso de su grabación entre los integrantes, lo cual, paradójicamente, trajo una ventaja tiempo después, pues ese espíritu ansioso en Mezzanine, detonó en una obra maestra que seguimos disfrutando después de muchos años,  una obra sumergida en las profundidades del hip hop, el dub, sonidos lounge y la música electrónica con voces inolvidables.

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Liquid Sky, película de culto de 1982 inspirada en David Bowie y la new wave

Disfruta de la película de Liquid Sky, originara de 1982, sci-fi futurista y musical. Liquid Sky está inspirada en la estética de David Bowie, y en los géneros de música como la new wave, el new romantic y la minimal wave, también hace fuertes referencias a la bisexualidad y a las drogas, al arte como la pintura o el cine, así como a las cajas de ritmo para hacer música electrónica que jugaron un papel fundamental en la creación musical de los años 80 . Su trama se centra en un club nocturno de Manhattan en donde llegan aliens del espacio en busca de heroína en subculturas under y grupos de punks. La cinta está dirigida por Slava Tsukerman y la protagonizan Anne Carlisle y Paula E. Sheppard. Disfrútala a continuación activando los subtítulos en español en el vídeo. https://www.youtube.com/watch?v=HJlSfCi9rTY&t=5193s

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Robert Johnson: el bluesman maldito del Misisipi

En el imaginario popular existen historias de artistas que hacen negocios sucios con el demonio para adquirir virtuosidad, fama y dinero, como respuesta a estos rituales, algunos creadores le rinden culto a este personaje sobrenatural a través de la lírica y algunos actos en vivo, los cuales atraviesan a toda clase de géneros musicales Sin duda Robert Johnson encaja con esta asociación, pues es recordado por su mediocre manera de tocar y su repentina transformación que lo lleva a ejecutar el mejor blues en los bares locales de Misisipi, por un supuesto pacto en donde vendió su alma a un ente que encarnaba al mal a cambio de desarrollar habilidades con la guitarra. En el documental Devil at the Crossroads diversas voces señala que es difícil construir la biografía del músico debido a que su vida data de una época en donde los censos no eran una práctica común, a pesar de esto, señalan que nació en el Misisipi en el año 1911, fue hijo de una mujer descendiente de esclavos, su padre lo abandonó a una corta edad y logró casarse con Virginia Travis, una mujer que murió cuando dio a luz a su primer hijo. Asimismo, aseguran que todo esto ocurrió en un momento en el que el racismo estaba institucionalizado por el sistema de segregación de Jim Crow, cuyo principal propósito era acentuar las desventajas económicas, educativas y sociales para las poblaciones afrodescendientes. Se sabe que después de aquellos eventos, Johnson tuvo una segunda esposa llamada Esther Lockwood y no regresó a trabajar a las plantaciones, pues tenía una fascinante conexión con la música, especialmente tocando la armónica y la guitarra, sin embargo, siempre se mantuvo bajo la sombra de Son House y Willie Brown; personajes que desconfiaban de su talento y usualmente se burlaban de su ineptitud para tocar. Incluso en la canción “Crossroad Blues”, se lee entre líneas como el músico desaparece por un tiempo y le pide ayuda a Dios, pero ante la negativa de este, se encuentra con un hombre que, a cambio de su alma, afina su guitarra en la encrucijada de las carreteras 61 y 49 ubicadas en Clarksdale, Estados Unidos. En realidad la canción refleja el sincretismo entre la religión vudú y cristiana que se dio debido a la migración de esclavos africanos a Estados Unidos, pues en el vudú se narran historias sobre espíritus que fungen como intermediarios entre los dioses y los hombres que están en los cruces de caminos; idea que más tarde se asoció con la figura demoníaca del cristianismo. Asimismo, retrata una creencia milenaria acerca de la “posesión” que, para la danza africana, representa un estado de trance que se genera por el desarrollo de ritmos por medio del tambor: estados que se expresan simbólicamente dentro del gospel, el soul, el blues y el rock, o al menos eso dice Debra Devi en su libro The Language of Blues from Alcorub to Zuzu. Para ir al grano, el verdadero maestro de Robert Johnson fue “Ike” Zimmerman, un músico que le dio clases en los cementerios a media noche para dominar la guitarra de seis cuerdas; lugares que alimentaron los rumores sobre el supuesto pacto. De hecho se piensa que Johnson vivió una larga temporada cerca de Zimmerman y que, de las 29 canciones grabadas que existen, “Walking Blues” y “Dust my Broom” son canciones de la autoría de este último. Aunque Johnson regresó a los bares del Delta, adquirió fama como intérprete y, por su manera de tocar la guitarra, su vida se tradujo a una sucesión de tragedias que, por su mismo contexto, podrían pensarse como maldiciones, las cuales combinó con el alcohol y su gusto empedernido por las mujeres; elementos que lo llevaron a su muerte a los 27 años de edad al ser envenenado por el dueño de un bar que sospechaba que le quitaría a su esposa. En sí lo encantador de su historia es la magia que rodea al mito, y quizá sea mejor recordarlo así; como aquel músico poseído por el mal, pero también por su inquietud creativa, la cual trazó un camino para el desarrollo del rock y dejó un importante legado para los músicos del presente.

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