Depósitio Sonoro

Nostalgia

Apparat, música electrónica con clase

Ritmos hilarantes, emociones fuertes, atmósferas épicas: Sascha Ring, alias Apparat es uno de los músicos techno más peripatéticos y aventureros de Alemania en la actualidad. Su carrera comenzó a finales de los años 90 con música para clubs vigorosa, antes de recurrir a ritmos emocionales, complicados y a experimentos de sonido electroacústicos. Cuanto más vanguardista se hicieron sus sonidos, más fuerte fue su talento para crear melodías pegadizas y de grandes gestos, abrazando e integrando sonidos imperfectos dentro de su grandiosa música. Sascha Ring nació en 1978 en Alemania, actualmente radica en Berlín, en donde  comenzó su carrera artística en el 2001 de la mano del sello Shitkatapult con Algorhythm, luego continuando con Multifunktionsebene en ese mismo año. Cuenta con cerca de 40 producciones discográficas que van desde el ambient, el broken beat, el deep house y el dub techno, hasta el pop e incluso el post rock. Sasha Ring ha pasado gran parte de su vida estableciéndose como diseñador de un sonido etéreo bajo el nombre de Apparat. Sus trabajos electroacústicos incluyen colaboraciones con Ellen Allien y remezclas de numerosos colegas basadas en una adolescencia impregnada de la arritmia techno post-Detroit y la difusión armónica de Warp Records. A su música nunca le falta sensación de inmediatez y le sobra una calidad igualmente hermética. Una especie de autismo musical que nos hace reconocer fácilmente  sus influencias innegables.  Al saturar sesiones de ritmo deliberado con cliclos de microloops alternos, sonidos reverbeantes granulares y otros modestos beats explosivos, a Ring le quedó una memoria musical que el mismo describe como cadáveres sonoros remanentes que nunca se completaron para el consumo público. En 2008 Ring tomó eso y colaboró con dúo Modeselektor para reanimarlos en un álbum bajo el mismo nombre del proyecto, Moderat.  En el 2011 la banda de Sascha Ring, Apparat Band, lanzó el fantástico de álbum pop orquestral The Devil´s Walk recibiendo respuestas entusiastas más allá de los límites de la escena techno. Un año más tarde, en el 2012, hizo su debut como músico de teatro. Sebastian Hartmann, director de teatro y gerente general del Central Heater Leipzig le encargó que escribiera la música para su producción Guerra y Paz de Tolstói.  Al final, Sascha Ring ha creado música destinada a desplegarse gradualmente. Desde sonidos poseídos por un suave foco de ensueño y una oscura sincopación, hasta ritmos techno que igualan a la música electrónica de los solteros. Anhelos y pensamientos sistémicos que pulsan bajo capas de sonido armónicos que ofrecen un testimonio fugaz de la creatividad y dinámica estética del productor alemán.   

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David Bowie: el hombre que bajó de las estrellas

A 400 metros de distancia del Muro de Berlín, se cocinaba en “Hansa Studios” uno de los álbumes más emblemáticos del músico y compositor David Robert Jones, mejor conocido en la historia como David Bowie, uno de los músicos más grandes que han existido. Heroes es considerado por los críticos de la música como uno de sus mejores aportaciones dentro del Art Rock, aunque para otros sobresalgan obras maestras como el “The Rise and Fall of Ziggy Stardust” o el “The Man Who Sold the World”. Algunos datos curiosos que hay alrededor de la grabación, es que Bowie desembarcó en la vieja Alemania en el momento que sufría una de sus peores crisis contra la cocaína, se alejaba de la locura pero la rozaba con los dedos y mantenía una disputa legal con su ex esposa. Aunque a simple vista no parecía muy buena idea hospedarse en el mismo piso del toxicómano Iggy Pop, estos hechos inspiraron a Bowie para la composición del disco, el cual engloba un virtuosismo instrumental idílico, y no es para menos, pues fue elaborado en colaboración de leyendas de la talla de Robert Fripp, Tony Visconti y Brian Eno. Durante este proyecto, Brian Eno llegó a usar sus estrategias oblicuas, una serie de aforismos en forma de cartas que él mismo realizó con Peter Schmidt, las cuales aplicaba cuando requería de una perspectiva fresca durante momentos de poca creatividad. Aquellas sesiones de grabación berlinesas, captaron el espíritu del tiempo que se vivió durante los años setentas: un contexto decadente a finales de la guerra, donde guardias soviéticos se escabullían vigilantes en edificios, mientras la vida de noche era iluminada a través de las luces de neón de cualquier bar. La interminable vida bohemia, los efectos de las drogas y el alcohol, llevaron a Bowie y a Visconti a recorrer los cabarets y bares de la ciudad, lugares en los que descubren a Antonia Mass, una cantante de jazz. Esta es la historia que hay detrás de la canción “Heroes”, una fotografía que registra Bowie desde su habitación: el beso que se llevó a cabo en las cercanías del Muro del apasionado romance que se mantuvo en secreto por mucho tiempo entre Visconti y Antonia Maas. La influencia de este disco fue tan grande que, incluso, se reflejó en la canción “Trans Europe Express” del grupo alemán de música electrónica Kraftwerk, en la que susurran: “From station to station back to Dusseldorf city/ Meet Iggy Pop and David Bowie/ Trans Europe Express, Trans Europe Express…”. Otros datos que valen la pena mencionar es que de la serie de discos que conforman la Trilogía de Berlín: Low, Lodger y Heroes, este último fue el único que en realidad se grabó completamente en dicha capital alemana. Y que a pesar de que Bowie fue conocido por su capacidad histriónica y por su necesidad de incursionar en caminos inexplorados, en este disco no hubo alter-egos, sólo estaba él y su talento. Después de diez años de la grabación, Bowie dio un concierto para toda una generación de berlineses divididos por los conflictos sociales, políticos y económicos del momento, por lo que “Heroes” se convirtió en un himno que representó la unificación, inclusive la cancillería alemana llegó a espetar: “Ahora estás entre los héroes. Gracias por contribuir a derribar el Muro”. Se trata de un álbum que trascendió el pensamiento de toda una época, por lo que héroes como Bowie hoy siguen vivos y recordados en la memoria de la colectividad.

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Bauhaus en México, su primera visita en 1998, entre darks y punks

Un 12 de octubre de 1998, sucedía lo impensable para la escena oscura en México, llegaba el día en que Bauhaus tocaría en nuestra ciudad con todos y cada uno de los miembros originales de la banda. La cita era en el ahora extinto Cine Ópera, que en esa época ya estaba prácticamente abandonado y lo que adentro quedaba lo hacía el venue perfecto para esa gran fiesta oscura. Aproximadamente una hora antes empezamos a entrar, mientras decenas y decenas de darks y punks se quedaban afuera porque, como era de esperarse, los boletos se habían agotado. Ya adentro el calor subía conforme el Cine Ópera se empezaba a llenar y se dejaba ver lo que nos esperaría cuando eso estuviera a su máxima capacidad. Llegó el momento que tanto y tantos habíamos esperado, salía Bauhaus al escenario para iniciar con “Double Dare”, desde ese momento eso fue la locura en su máxima expresión. Ellos tocando impecable cada canción, Peter Murphy cantando tal y como se le escuchaba en los discos y alcanzando notas que hoy ya no logra, era un orgasmo tras otro. La quinta rola sería “Kick in the Eye”, nos volvíamos aún más locos sin saber que para ese momento la banda punk que se había quedado afuera ya había empezado a dar el portazo, al que se sumaron darks y no darks en cuando se dieron cuenta que sí era posible lograrlo… y así fue. Los que estábamos adentro empezamos a ver a mucha banda abriéndose paso a empujones, para llegar lo más adelante que pudieran, pues huían de la gente de seguridad que fue absolutamente insuficiente. Lo que hizo aún más memorable ese momento fue ver a 2 punks cargando un trompo de pastor que se habían robado de un puesto de tacos que estaba afuera del Ópera, algunos le daban mordidas mientras lo rolaban, hasta que no se supo más de él. Eso no fue una leyenda urbana, les juro que yo lo vi. Para cuando sonaba “Dark Entries” eso se convirtió en una escena, de cierta forma, apocalíptica. Los que se subieron a un segundo piso que había en el lugar, y que por supuesto también ya estaba a reventar, brincaban a tal grado que empezaron a caer pedazos de techo y agua, al parecer de alguna tubería que se rompió. A casi 2 horas de haber iniciado el concierto seguíamos esperando “Bela Lugosi’s Dead”, que decidieron guardar para el final. Definitivamente fue el mejor cierre, después de haber escuchado también covers de T. Rex, David Bowie, Iggy Pop y para mi sorpresa, hasta de Dead Can Dance. Fue un concierto perfecto e irrepetible, y hasta con final feliz, todos habíamos felizmente ilesos. Texto por Juan Sordo. 

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El día cuando The Cramps tocó en el hospital psiquiátrico

The Cramps fue una banda de punk rock / psychobilly estadounidense formada en 1976 y activa hasta 2009. El 13 de junio de 1978, con apenas 2 años de existencia, tuvieron una presentación poco habitual en un hospital psiquiátrico. Lux Interior (1946-2009), vocalista y líder la banda, estando ya en el peculiar recinto se dirigió a su audiencia para decir estas palabras ahora famosas: «Nos llamamos The Cramps, somos de la ciudad de Nueva York. Conducimos alrededor de 5000 kilómetros para tocar». Seguido de: «Alguien me dijo que todos ustedes están locos, pero no estoy tan seguro de eso», Fue uno de los conciertos más memorables que una banda puede recordar. The Cramps, con su sonido atronador, tocaron entregados ante un grupo de personas internadas en el hospital mental de Napa State, en un escenario que habían improvisado un poco antes. El lugar fue bastante inquietante: un patio pequeño ubicado en las inmediaciones del hospital psiquiátrico, de Napa State, fundado en 1875 en California. Sonaron «Mystery Plane», canción con la que abrieron, y seguidamente desfilaron «The Way I Walk», «What’s Behind the Mask», «Human Fly» o «Twist and Shout». El motivo del show fue porque los promotores del show pensaban que la música tendría un efecto positivo sobre los internos. Debido a que no es algo tan común es difícil imaginar que éste patio fue el recinto de un legendario concierto de The Cramps.  El 13 de junio de 1978, The Cramps y también The Mutants tocaron un show dentro de esta institución psiquiátrica, destacaban algunos medios especializados. Las imágenes en blanco y negro sólo son una aproximación de lo que realmente sucedió esa noche. La historia cuenta que el audio no fue muy bueno y que fue un espectáculo aterrador. The Cramps no hicieron ningún esfuerzo por apaciguar a los espectadores mentalmente dañados. “De verdad lo único que resalta de toda esa experiencia, fue la sensación de irrealidad en toda la situación”, el guitarrista de The Mutants relata. “La gente se reía de forma inexplicable cuando decías algo por el micrófono, o las personas no podían mantener ningún tipo de contacto visual por más de un minuto. Algunos tenían problemas que eran bastante obvios. Era como ir a Marte, en términos de la interacción con la audiencia”. “Fue una cosa maravillosa”, recordó Jill Hoffman-Kowal de Target Video. “Lo que hicimos por esas personas fue liberador. Realmente se divirtieron. Pretendieron cantar, saltaron al escenario. Fueron un par de horas de libertad absoluta. No juzgaron a las bandas, y las bandas no los juzgaron”. Antes de la era Youtube el video de este concierto era un video era considerado como un filme de culto. Por eso vale la pena rememorarlo y verlo nuevamente. Hasta este día, varios misterios siguen presentes. La razón por la cuál The Cramps aparece en el video y The Mutants no, sigue siendo de las cosas más comentadas. “Todos los días pensé que el abismo del punk era exactamente eso”, Ray el fotógrafo dice. “Fue un periodo épico”. “Existe una palabra para definir el momento en que fantasía y realidad se mezclan: locura” (Laia Soler).

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Soft Machine: los pioneros del jazz fusión

A cincuenta años de su debut, Soft Machine es íntegramente recordado por sus experimentaciones en la escena del jazz y rock progresivo. Formado en 1966 por Kevin Ayers, Robert Wyatt, David Allen y Mike Ratledge en Canterbury Inglaterra, fueron los pilares que originaron la escena del “Sonido de Canterbury”. Llamada en honor al libro “The Soft Machine” de William Burroughs, la agrupación de Canterbury fue muy inestable y cambió su alineación numerables veces. Se les podría relacionar como los exploradores del Jazz fusion por su mezcolanza entre el jazz y rock progresivo. Sin embargo, Soft Machine se mantuvo siempre en un perfil bajo dentro de la escena Underground de Londres, a finales de los sesentas. Su primer álbum maneja un sonido mucho más primitivo y psicodélico con tintes de jazz. Es también su único trabajo con la alineación original. Se puede ver cómo coexiste una variedad de influencias (como Frank Zappa) y sonidos que fueron explorados más a fondo mientras la agrupaciòn iba avanzando. Con su tercera entrega de estudio, “Third” (1970), fue que realmente encontraron su propio sonido, que oscilaba entre el jazz y rock experimental y progresivo. En éste álbum, Soft Machine presentaba un sonido que marcaba una distinción considerable con todo su trabajo anterior y fue su primer álbum completamente instrumental. Un álbum con drásticos cambios de tempo y ritmo, melodías complejas en saxofón y flautas, una eufórica y libre batería, bajos juguetones y sintetizadores que remiten a sonidos más psicodélicos y difieren de sus bien establecidas pinceladas de jazz. Su siguiente àlbum, “Fourth” (1971) fue el sucesor con un estilo ya definido. De esta forma, la agrupaciòn britànica fue saliendo de una escena en la que ya no pertenecìan y creando la suya. Paulatinamente, muchos otros grupos se fueron también envolviéndose en ésta mezcla de jazz y rock experimental (como Caravan, Egg, Matching Mole, etc). Soft Machine siguiò creando nuevas formas de expresarse mediante el jazz fusion y el rock experimental en los años siguientes, cambiando constantemente tanto de sonido como de alineación con más de diez proyectos de estudio durante la década de los 70.

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25 años del Laid de James, una perla producida por Brian Eno

James fue alguna vez uno de los grupos más grandes de Inglaterra. Claro que se remontaban más allá de eso, siendo la banda un tanto pasada de moda mientras que otros colosos de Manchester como The Smiths, The Stone Roses y Happy Mondays vinieron y se fueron, y en última instancia implosionaron, pero dejaron huella.   Esta es mi perspectiva del Laid de James: Fue después de un par de álbumes que rompieron el mercado con su tema “Come Home” de los años 90 y finalmente explotaron con el indie disco pop de la bellísima “Sit Down” cuando se relanzó en 1991. El resultado: sus discos finalmente se vendieron más y su carrera se volvió decente y atraída. James era, y sigue siendo, una banda que a mucha gente le gusta mucho. El Laid es probablemente su disco de culto, esto gracias a la llegada de Brian Eno como productor: Laid es la primera de varias colaboraciones entre él y la banda. Su presencia quedó perfectamente clara cuando el sexto álbum de James, Wah Wah, recopiló piezas de textura ambientales e improvisaciones justamente de las sesiones de la grabación del disco que en conjunto era uno de canciones sólidas, mostrando a James en su máxima expresión, relajándose en sus propios ideales y sonido. Un cálido y sutil álbum en tono, precursor de la camada britpopera que explotaría en los 90, con canciones como “Dream Thrum” “Sometimes”, “Out to Get You” y “Lullaby” podrían verse como precursores de un sonido original y hasta melancólico. A pesar de todo, James no siempre ha tenido una visión optimista del amor y eso queda mega reflejado en “Five-O” que cesa, luego el coro que es una punzada al corazón (“Si dura para siempre espero que sea el primero en morir”). En “P.S.”, una siniestra figura de guitarra en movimiento impulsa el motor de la canción, ya que describe una relación desintegradora. Por otro lado, “Say Something”, el segundo sencillo del álbum y un hit que celebra el primer amor con los sintetizadores y la percusión británica, Brian Eno lo había hecho de nuevo, quien mejor que él para incluir el toque de su instrumento predilecto perfectamente explotado en una balada excepcional, algo de Roxy Music se respiraba y respira ahí. La portada puede hacer que tus ojos se pierdan, la banda viste de gala y come algunos plátanos, pero los contenidos de Laid comprenden lo que probablemente sea la verdadera obra maestra de la banda. Sin duda alguna ni remota el Laid es un disco que nos deja aprendizajes, memorias de refugios y de salvaciones, de palpitaciones y suspiros cuando aterrizas la idea de que dar no es la antesala de recibir, sino que dar sólo puede ser dar y querer. Felices 25, feliz medio siglo de existencia.  

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Nick Cave y la devoción magnética de su obra

Nick Cave & The Bad Seeds son una banda que inspira un tipo de devoción inmortal entre sus admiradores, quizás de manera única entre sus contemporáneos, Cave se convirtió en una especie de estandarte para la cultura oscura y gótica por mencionar solo un par de clasificaciones, porque lo de Nick va más allá, sin duda. ¿Estamos por ver al mejor Nick Cave en directo de todos los tiempos? Iba a escribir “en vivo” pero eso es un hecho, Nick está vivo y cargando un proceso de sanación que se nota en cada presentación en donde está dejando el corazón en cada show y teniendo intimidad con sus fans dentro del recital como nunca antes se le había visto y sentido. A primera vista, parece un desajuste espectacular ver en grabaciones como se ha venido manejando durante la gira que lo trae de vuelta a CDMX, un desajuste que se va acoplando con una intimidad que sobrepasa la pantalla, el lente o cualquier medio que lo documente. El mundo sonoro de Nick Cave es una obra notable y potente incluso según sus estándares, pero que parece ser especialmente inadecuada para sonar en el tipo de grandes escenarios que suelen albergar los grandes grupos de rock que llenan estadios, la intimidad es importante y más por el triste capítulo reciente de la muerte de su hijo. A pesar de todo eso Nick sigue tan inspirador como desde sus inicios, ya sea por porte o desenlace escénico, y gracias a eso logra que la gente conecte con sus canciones. Tan abstracto e ingobernable a su manera como su vieja banda The Birthday Party, una masa de bucles electrónicos, voces irregulares, ritmos que repiquetean fuera del tiempo con el resto de lo que un artista de su magnitud significa, canciones que se desvanecen por debajo del ruido, por debajo de la noche, para mí siempre ha sido ese el espíritu de Nick Cave. Está tan alejado del tipo de música creada para despertar al público extremadamente valiente o suicida. Las canciones son cosas extrañas, son pacientes, y esperan el significado, y el significado cambia a través de los años. Y así lo demuestra la discografía de los Bad Seeds al lado de Nick. Es difícil pensar en otra banda y otro artista como él, que pueda cambiar sin interrupciones, desde la elegancia y el control hasta el manicomio de letras depresivas. Sin duda la música de Nick Cave será recordada siempre por ser un regalo al mundo por la razón que se sueña, un temblor interno cuando algo anda mal pero que sale a flote, pensamientos que van demasiado lejos y episodios de nuestras vidas acertando escogiendo errores por más pequeños que sean, canciones para perdonar a quien alguna vez te hizo inmensamente feliz pero ya no está o sí, como él con PJ Harvey. Hace falta recordar lo andado y abrazarlo antes de seguir. Su espíritu permanece y permanecerá tan magnético y presente como siempre en la memoria de sus fans. Bienaventurados todos aquellos que verán al mejor Nick Cave de todos los tiempos el 2 de octubre en el Pepsi Center, seguramente nunca lo olvidarán como lo dicta esa fecha en los registros históricos de éste país.

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Nirvana y el poder catártico del Nevermind a 29 años

¿Qué más se puede decir de un disco como el Nevermind? Más allá de lo que ya todos sabemos de este enorme portento musical: millones de discos vendidos; Smells Like Teen Spirit como la rola que definió a una generación; el trabajo de Butch Vig como productor; la escena emergente de Seattle y la importancia de MTV como catalizador de la escena grunge, etcétera, preferí abocarme a escribir lo que realmente significa para mí el Nevermind de Nirvana, que el día de hoy cumple 29 años.  Una solitaria criatura de apenas 4 meses flota desnuda en una piscina, sin ninguna complicación aparente y frente a ésta flota de manera tentadora el símbolo de poder más grande de la civilización occidental: un billete de un dólar fijado a un anzuelo de pesca. Tal vez, fue una metáfora de lo que significó la llegada de Nirvana a la industria musical y al consumo masivo: un grupo ingenuo y retador al mismo tiempo.   La primera vez que vi la portada tenía 5 años y fue gracias al tío rockero, que en ese entonces estaba tan metido en el grunge que decidió comprar los discos de Pearl Jam, Alice in Chains y Nirvana. La sola imagen del bebé desnudo era todo un escándalo para la moral de una familia católica de clase media mexicana. Obviamente yo no sabía nada de eso y básicamente me valía madre.   Sin embargo, esa poderosa imagen regresaría a mí durante la adolescencia para acompañarme en mi primer fracaso amoroso, la primera gran discusión con mis padres y la subsecuente salida de mi casa para vivir con mi abuela, mis primeras borracheras en la Voca 11, mi primer relación sexual, mi acercamiento con algunas drogas, el sentimiento de fracaso, el miedo de no saber qué hacer con tu vida a los 16 y algunos sinsabores más de la vida y del amor que se vieron envueltos entre canciones como Lounge Act, In Bloom, Lithium y Come As You Are; mientras que Territorial Pissings, Breed, Stay Away y Smells Like Teen Spirit, se convirtieron en mis mejores amigos al momento de querer romperle la cara a alguien y liberar toda esa energía contenida durante años. Los momentos más depresivos llegarían, por supuesto, de la mano de Drain You, Polly, On a Plain y Something in the Way de manera tan visceral y acertada que pereciera que las canciones me hablaban directamente a la cara. Resultaba muy fácil identificarse con el sonido y las letras, aun cuando se tratase de una banda norteamericana con otro nivel de vida (aparentemente) y otras raíces culturales. Al final, no éramos tan diferentes. Y a pesar de los detractores de Nirvana, (quienes siempre vieron una banda punk muy simplona a nivel musical) lo que queda como legado aparte de lo obvio, es un mensaje muy claro: No necesitas ser un virtuoso de la música, no necesitas maquillaje, ni pantalones de cuero, no necesitas ser un símbolo sexual, ni tener un mensaje político-social para ser un rockstar; lo único que necesitas es un poquito de actitud y un mensaje claro, contundente: Cualquiera puede tocar una guitarra y gritarle al mundo que está hasta la madre de todos y de todo. Saber eso cambia totalmente la perspectiva de un género dominado por personajes inalcanzables e intocables. Es ahí donde el discurso de Nirvana toma fuerza y se convierte en un momento crucial para la historia del rock: Todo el mundo estaba hasta la madre de Guns and Roses, Michael Jackson y Madonna. Era el momento de algo nuevo y Nevermind llegó en el momento preciso para cambiarlo todo. Larga vida a los poderes catárticos del Nevermind y al trabajo de Kurt Cobain.  

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