Depósitio Sonoro

Grunge

Houdini de Melvin, disco influyente que cumple 30 años

Este mes celebramos 30 años de uno de los discos más importantes para la cultura alternativa de la década de los 90: Houdini de Melvins. Un material demasiado pesado para ser grunge y demasiado grunge para ser metal. Cualquier intento de clasificar a los Melvins queda descartado conforme pasa cada disco, e incluso Houdini, el álbum más popular de una banda que no se considera tan popular es una mezcla de sonidos, géneros y experimentos. Un gran porcentaje (si no es que todas), de bandas cuyo su sonido se desenvuelve alrededor del stoner, doom, sludge y sus variantes tienen una fuerte influencia de la banda. Incluso aquellos que no conocen a Melvins, de alguna u otra manera ese sonido y está impregnado en todas ellas, esa tensión que logran por medio de desacelerar los tiempos de las canciones, una herramienta que desde el principio la banda fue perfeccionando. Estoy seguro que antes de haber escuchado a esta banda vi primero la portada, del mítico Fran Kozik, el rey Midas del art poster, de las portadas alternativas y lo gráficamente subversivo (al menos para esos tiempos). La portada sugiere una cosa y suena completamente a otra, y para ser sinceros ese es un truco difícil de lograr con elegancia. Una combinación perfecta entre arte y música. A pesar de su popularidad el disco únicamente contó con tres sencillos: Hooch, Lizzy y Honey Bucket, que ha sido sin duda alguna el sencillo más sonado de la banda en MTV, en aquellos lejanos ayeres en los cuales la cadena aún había música. Sin embargo canciones como Night Goat o Goin’ Blind, son clásicos entre los seguidores. Es curioso que Melvins hiciera un cover a KISS en uno de sus momentos menos afortunados de la banda liderada por Gene Simmons, quien al escuchar el cover de Melvins pensó que la cinta que había llegado estaba descompuesta ya que la canción sonaba demasiado lenta a comparación a la original.También algunas versiones de este disco (la the Third Man Records siendo de todas la más fácil de conseguir), incluyen un cover a MC5, Rocket Reducer No.62. Lo cual habla de las amplias referencias que Melvins ha utilizado como inspiración. Houdini forma parte de la trilogía Atlantic Records, la primera y única vez que la banda trabajó con una disquera grande. Atlantic Records en 1993 apostaba por el nuevo Nirvana, sin darse cuenta de que en Melvins sólo encontraría la parte menos comercial de esa oleada. El disco fue producido por la banda, Garth Richardson y el mismo Kurt Cobain, quien debido a un problema de drogas fue despedido por la misma banda, participando sólo en una parte de la producción, grabando guitarras para Sky Pup y complementando baterías en Spread Eagle Beagle. Mismo caso para Lori Black, mejor conocida como Lorax (quien no sólo aparece en los créditos si no en el arte del disco), bajista de la banda quien no tocó casi ninguna parte de bajo en el disco, prácticamente todo fue hecho por King Buzzo y Dale Crover. A 30 años de su lanzamiento sigue siendo un disco con mucho misticismo alrededor, el momento “más comercial” de la banda, no por ello malo pero sí el que dio más popularidad a Melvins y un estandarte para buena parte de la música contemporánea. Pensemos en todas las cosas que no habría sin este disco o peor aún sin Melvins.

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Documental: Hype! La historia de Seattle, Pearl Jam, Melvins, Soundgarden y más

Hype! retrata y encapsula de cierta manera la unión en Seattle de bandas como Alice In Chains, Pearl Jam, Soundgarden, The Melvins, Screaming Trees, Mudhoney, 7 Year Bitch y evidentemente, Nirvana, quienes en el documental aparecen por primera vez tocando en vivo “Smells Like Teen Spirit” antes de que todo explotará. Al igual que muchas otras presentaciones poco conocidas de las otras bandas que fueron parte del movimiento grunge.     Lo interesante de este documental, estrenado en los 90, son los testimonios de los integrantes de las bandas que fueron protagonistas y que vivieron los pros y los contras como lo recuerdan, como nació de lo más genuino de algo en que todos creían hasta que la industria hizo de ellos un negocio.   Mención especial a Jonathan Poneman y Bruce Pavitt Johnson, los fundadores del sello Sub-Pop, quienes hacen apuntes increíbles y que deberían ser más reconocidos, no sólo por esa etapa; sino por lo que la disquera sigue proyectando aún. ¡Altamente recomendable!  

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Dinosaur Jr. en proceso de sacar un nuevo álbum

Dinosaur Jr. ya se encuentra grabando música para su próximo disco de estudio publicado en el 2020   La agrupación dio a conocer esta noticia gracias a que Lou Barlow publicará en su cuenta de Instagram una imagen de una conversación entre él y el mánager Brian Schwartz en la que se confirma que el nuevo disco está en camino. Aunque todavía no se sabe la fecha exacta de su publicación, parece indicar que el sucesor de Give a Glimpse of What Yer Not, su último disco que salió en 2016 será en el magnífico 2020. También hay que recordar que Dinosaur Jr. acaba de reeditar toda su discografía.

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Se viene “Man in the Box”, documental de Layne Staley de Alice In Chains

Ya está en proceso el documental Man In The Box de Layne Staley, quien fue un vocalista sobresaliente  de la generación de bandas de grunge nacidas en Seattle en los años 90   Layne Staley gozó de varias glorias por su paso en Alice In Chains, le dio voz a todos aquellos marginados que encontraron un sentido en sus letras, la música de su banda también era distintiva y diferente a las de Nirvana o Pearl Jam. Layne grabó con Alice In Chains cuatro discos de estudio y un MTV Unplugged hasta el año 2000, dejando el Dirt como uno de los discos más influyentes de la agrupación. Dos años más tarde, en 2002, falleció después de mucho tiempo luchando contra su adicción a las drogas.

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Del underground al mainstream: 25 años del MTV Unplugged de Nirvana

Han pasado 25 años desde el lanzamiento del más exitoso y popular Unplugged de MTV, nos referimos al de Nirvana   Si bien todos conocemos el desenlace de la banda y de Kurt Cobain, y cómo después de salir de una escena underground y sucia entraron a un mundo dominado por las grandes corporaciones musicales, destacamos los puntos, influencia y trascendencia que ha tenido esta grabación. Desde la ambientación y los fallos que la banda tuvo durante la interpretación de varias de las canciones, hasta cómo las convirtieron en míticas. Es un disco que alguna vez te acercó al rock and roll y que algunos decidieron, probablemente, seguir el camino de la música y devoción por la banda y, otros simplemente lo recuerdan o conocieron, con el paso del tiempo y se despidieron de él.   Lo que nosotros queremos recordar y, destacar al mismo tiempo, es que Kurt era un gran escucha musical de gustos geniales y lo-fi, no por ello en el Unplugged se incluyeron covers a los Meat Puppets, The Vaselines, Leadbelly y “The Man Who Sold The World”, de David Bowie. Una cosa hay que aceptar: ¿cuántas personas que conocemos piensan que es canción original de Nirvana? La hicieron suya. Y en ti, ¿qué cambió después de escuchar este disco?

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Kurt Cobain: el último suspiro

A 26 años de su repentina muerte, el 5 de abril sigue siendo un duro golpe a la memoria de millones de fans de Nirvana que año tras año continúan recordándole. Quise retomar un extracto del último capítulo de ‘Heavier Than Heaven: ‘Un final a la Leonard Cohen’ en donde Charles R. Cross intenta recrear de forma metódica las últimas horas del ícono de la Generación X. “En las horas previas al amanecer del martes 5 de abril, Kurt despertó en su propia cama, con las almohadas impregnadas con el perfume de Courtney, una fragancia que había percibido por primera vez cuando ella le envió la caja de seda y encaje en forma de corazón hacía tan solo tres años. Hacía frío en la casa, así que había dormido con la ropa puesta, incluido el abrigo de pana marrón. En comparación con las noches que había dormido a la intemperie en cajas de cartón, no era para tanto. Llevaba su cómoda camiseta de Half Japanese (un grupo de punk de Baltimore), sus Levi’s favoritos y, al sentarse en el borde de la cama, se ató los cordones del único calzado que tenía: un par de tenis Converse. La televisión estaba encendida, con MTV sintonizado, pero sin sonido. Se acercó al equipo de música y puso Automatic for the People de R.E.M, con el volumen bajo para que la voz de Michael Stipe sonara como un agradable susurro; Courtney encontraría posteriormente el equipo encendido aún y el cd puesto. Kurt encendió un Camel y se recostó en la cama con una libreta tamaño oficio sobre el pecho y un bolígrafo rojo de punta fina. Por un momento se quedó embelesado ante la blanca hoja de papel, pero no por culpa del llamado bloqueo del escritor, sino porque llevaba semanas, meses, años, imaginando aquellas palabras. Se quedó parado solo porque hasta una hoja de papel tamaño oficio le parecía sumamente corta, finita a más no poder. “Sabes que te quiero -había escrito en aquella carta- Quiero a Frances. Lo siento. Por favor no me sigas. Lo siento, lo siento, lo siento.” Kurt había seguido escribiendo lo siento hasta llenar la página entera. “Ahí estaré -proseguía la carta-. Los protegeré. No sé adónde voy, simplemente no puedo seguir aquí.” Escribir aquella nota le había supuesto un gran esfuerzo, pero sabía que aquella segunda misiva revestía la misma importancia, y debía ser cuidadoso con las palabras que iba a elegir. La remitió “A Boddha”, el nombre de su amigo imaginario en la infancia. Con una letra deliberadamente diminuta, escribió un texto corrido sin atender a las normas de la gramática, extremando al máximo la redacción de su contenido con el fin de garantizar la comprensión de todas y cada una de las palabras. Mientras escribía, la iluminación de la tele en MTV le proporcionaba gran parte de la luz que necesitaba para ver, pues aún no había amanecido del todo. Cuando dejó de escribir, le faltaban cinco centímetros para llenar la hoja por completo. La redacción de la nota le había costado tres cigarros. No tuvo tiempo de reescribir aquella carta veinte veces como había hecho en muchas ocasiones en sus diarios; se hacía de día y necesitaba actuar antes de que el resto del mundo despertara. Para concluir la carta puso: “Paz, amor, empatía,  Kurt Cobain”, prefiriendo escribir su nombre completo a estampar su firma. Subrayó la palabra empatía dos veces, un término que había empleado en cinco ocasiones a lo largo de su carta suicida. Añadió una línea: “Frances y Courtney, estaré en su altar”, y se metió el papel y el bolígrafo en el bolsillo izquierdo del abrigo. Kurt se levantó de la cama y entró en el armario, donde retiró de su sitio un tablón de la pared. Dentro de aquel cubículo secreto había una funda de escopeta de nailon color beige, una caja de cartuchos y una caja de puros Tom Moore. Volvió a colocar el tablón en su sitio, se metió los cartuchos en el bolsillo, tomó la caja de puros y se cargó la pesada escopeta sobre el antebrazo izquierdo. De un armario situado en el pasillo sacó dos toallas; él no las necesitaba, pero harían falta después… Bajó despacio los 19 escalones de la amplia escalera. Había pensado en todo, lo había planeado todo con la misma previsión con la que concebía las portadas y los vídeos de sus discos. Habría sangre, mucha sangre, sería un asco, y no quería que su casa acabara así. Al entrar en la cocina pasó por delante de la puerta donde Courtney y él habían empezado a marcar la altura de Frances a medida que crecía. De momento solo había una señal, una rayita en lápiz con el nombre de su pequeña a 79 centímetros del suelo. Kurt no vería nunca marcas más altas en la pared, pero estaba convencido de que la vida de su hija sería mejor sin él. No vería jamás a Courtney, a Krist, a Dave o a Pat. No volvería a ver su madre Wendy, ni a su hermana menor Kim, no volvería a tocar la guitarra, no volvería a grabar un disco, ni una canción. Jamás volvería a gritar a través de un micrófono. Una vez en la cocina abrió la puerta de la nevera y tomó una lata de cerveza Barq, sin soltar en ningún momento la escopeta. Con tan inconcebible carga encima (una lata de cerveza, un par de toallas, una caja de heroína y una escopeta, objetos que posteriormente se encontrarían formando una extraña asociación), abrió la puerta que daba al jardín trasero y atravesó el pequeño patio. Despuntaba el amanecer y la bruma del alba se cernía sobre la tierra. Así eran la mayoría de las mañanas en Aberdeen, húmedas y frías. Nunca más volvería a ver Aberdeen, nunca más treparía a lo alto de la colina Think of Me, nunca compraría la granja con la que había soñado en Grays Harbor, nunca más amanecería en la sala de espera

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Nirvana y el poder catártico del Nevermind a 29 años

¿Qué más se puede decir de un disco como el Nevermind? Más allá de lo que ya todos sabemos de este enorme portento musical: millones de discos vendidos; Smells Like Teen Spirit como la rola que definió a una generación; el trabajo de Butch Vig como productor; la escena emergente de Seattle y la importancia de MTV como catalizador de la escena grunge, etcétera, preferí abocarme a escribir lo que realmente significa para mí el Nevermind de Nirvana, que el día de hoy cumple 29 años.  Una solitaria criatura de apenas 4 meses flota desnuda en una piscina, sin ninguna complicación aparente y frente a ésta flota de manera tentadora el símbolo de poder más grande de la civilización occidental: un billete de un dólar fijado a un anzuelo de pesca. Tal vez, fue una metáfora de lo que significó la llegada de Nirvana a la industria musical y al consumo masivo: un grupo ingenuo y retador al mismo tiempo.   La primera vez que vi la portada tenía 5 años y fue gracias al tío rockero, que en ese entonces estaba tan metido en el grunge que decidió comprar los discos de Pearl Jam, Alice in Chains y Nirvana. La sola imagen del bebé desnudo era todo un escándalo para la moral de una familia católica de clase media mexicana. Obviamente yo no sabía nada de eso y básicamente me valía madre.   Sin embargo, esa poderosa imagen regresaría a mí durante la adolescencia para acompañarme en mi primer fracaso amoroso, la primera gran discusión con mis padres y la subsecuente salida de mi casa para vivir con mi abuela, mis primeras borracheras en la Voca 11, mi primer relación sexual, mi acercamiento con algunas drogas, el sentimiento de fracaso, el miedo de no saber qué hacer con tu vida a los 16 y algunos sinsabores más de la vida y del amor que se vieron envueltos entre canciones como Lounge Act, In Bloom, Lithium y Come As You Are; mientras que Territorial Pissings, Breed, Stay Away y Smells Like Teen Spirit, se convirtieron en mis mejores amigos al momento de querer romperle la cara a alguien y liberar toda esa energía contenida durante años. Los momentos más depresivos llegarían, por supuesto, de la mano de Drain You, Polly, On a Plain y Something in the Way de manera tan visceral y acertada que pereciera que las canciones me hablaban directamente a la cara. Resultaba muy fácil identificarse con el sonido y las letras, aun cuando se tratase de una banda norteamericana con otro nivel de vida (aparentemente) y otras raíces culturales. Al final, no éramos tan diferentes. Y a pesar de los detractores de Nirvana, (quienes siempre vieron una banda punk muy simplona a nivel musical) lo que queda como legado aparte de lo obvio, es un mensaje muy claro: No necesitas ser un virtuoso de la música, no necesitas maquillaje, ni pantalones de cuero, no necesitas ser un símbolo sexual, ni tener un mensaje político-social para ser un rockstar; lo único que necesitas es un poquito de actitud y un mensaje claro, contundente: Cualquiera puede tocar una guitarra y gritarle al mundo que está hasta la madre de todos y de todo. Saber eso cambia totalmente la perspectiva de un género dominado por personajes inalcanzables e intocables. Es ahí donde el discurso de Nirvana toma fuerza y se convierte en un momento crucial para la historia del rock: Todo el mundo estaba hasta la madre de Guns and Roses, Michael Jackson y Madonna. Era el momento de algo nuevo y Nevermind llegó en el momento preciso para cambiarlo todo. Larga vida a los poderes catárticos del Nevermind y al trabajo de Kurt Cobain.  

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