Depósitio Sonoro

Lou Reed

Reseña de Hudson River Wind Meditations, el disco Ambient de Lou Reed

Este álbum de 2007 recién reeditado, y a menudo hermoso, muestra la aguda comprensión de la música experimental por parte de Lou Reed. Lou Reed lanzó Hudson River Wind Meditations en 1975, el mismo año de su obra maestra del noise Metal Machine Music, que enajenó a los fans que apenas se estaban acostumbrando a la idea de Reed como estrella de rock. En realidad, Reed lanzó este álbum de música ambiental de drones para tai chi y relajación hasta 2007. Esto fue en lo más profundo de su mandato como decano emérito del rock alternativo, durante una época en la que se podía perdonar más fácilmente a Reed por lanzar música así en lugar de intentar mantener una carrera Pop. Reed disfrutaba produciendo música experimental; en retrospectiva está claro que solo estaba haciendo algo que le gustaba escuchar y disfrutar. La idea de que un artista importante produzca música más experimental y de mayor riesgo en paralelo con su carrera convencional es más aceptable ahora. Hudson River Wind Meditations comienza a parecerse a un clásico perdido. Es astuto por parte de Light in the Attic reeditar el álbum en este momento, especialmente porque gran parte de la responsabilidad del resurgimiento de la New Age recae en su propia compilación de 2013,l I Am the Center, que ayudó a artistas como Laraaji y Iasos a encontrar el último momento. En este contexto, no importa mucho que este álbum haya sido hecho por el mismo Lou Reed que dirigió Velvet Underground, como tampoco importaba que el flautista de Los Ángeles André 3000, cuyo New Blue Sun es el renacimiento del New Age. Esta música no es tan bonita como, por ejemplo, la de Laraaji, y no parece interesada en transportar al oyente a otro lugar. Se siente más como un acompañamiento a la práctica privada de un hombre, sin reconocimiento tácito o no del trabajo pasado de su creador. Uno imagina a Reed desapareciendo, una figura diminuta entre muchos practicantes de tai chi en el parque, entre el murmullo de millones de personas. Con información de Resident Advisor.

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Columna Estoy Escuchando: Berlin, de Lou Reed

Por Abraham Garcí[email protected] Defenestrado por la crítica musical de su tiempo, el tercer álbum del cantautor apodado “El Rey de Nueva York” trasciende su formato auditivo y se expande a formas de expresión literaria, teatral y hasta cinematográfica con solo reproducirlo. En el siglo pasado, los años 70 fueron la década de moda para los álbumes conceptuales. Lo que comenzó en un vago y hasta cierto punto infantil intento que no termina por cuajar, por hilar la secuencia narrativa de un grupo ficticio dando un concierto en Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band por parte de The Beatles en 1968; y culminó en 1979 con el grandilocuente, mastodóntico y biográfico hasta la obsesión, The Wall, con Roger Waters como dictador en Pink Floyd; Lou Reed estableció los Qué’s y Cómo’s para crear álbumes conceptuales en 1973, capaces de contar perfectas historias con el estilo narrativo crudo, directo y sencillo que caracterizó a sus letras, generando un Magnum Opus al tiempo que, de nuevo, tiraba su carrera musical al bote de basura. En 1972, con “Walk On the Wild Side” de Transformer, que a la postre fue el mayor hit radial en toda su carrera como solista, Lou Reed se convirtió en promesa de estrella, pero había un problema, el buen Lou tenía un ego y, otra vez, mucha heroína en el cuerpo; no podía ser la mascota ni el protegido de su productor David ‘Ziggy’ Bowie, menos luego de que el británico se hubiese reconocido pupilo a distancia de la Velvet Underground; y no hacía falta repetir una experiencia similar a la del mecenazgo de Andy Warhol. Con las valijas llenas de éxito y un contrato con RCA, Reed se dijo una vez más “ahora sí, me la juego solo”; con el ánimo de quitarse la espina del fracaso que tuvo la recepción de su debut homónimo, se apartó de la gente que con facilidad le pudo mantener en la palestra por más tiempo con la fórmula del glam rock. Imagino que tendría pretensiones menos fantasiosas, ya que mientras la disquera le pedía una continuación de Transformer, Reed quiso hacer un paréntesis en ese estilo para después retomarlo. Berlin no fue compuesto o escrito de un tirón, ni en un proceso creativo continuo y delimitado, ya rondaba en el aire que respiraba Reed incluso desde los últimos tiempos de la mítica Velvet Underground, cuando el grupo grabó, pero no usó para ninguno de sus álbumes, las canciones “Stephanie Says” (que devino en “Caroline Says II”), “Oh Gin” (a la postre “Oh Jim”) y “Sad Song”, el cierre de Berlin, con letras menos trabajadas. Cuenta el biógrafo Mick Wall en Lou Reed – The Life, que Reed comenzó a tomar consciencia de lo que quería hacer para su tercer álbum cuando una escucha tardía de “Mother” de John Lennon le impactó por el realismo de su letra. Con su experiencia como cronista en canciones acerca de las personalidades y (¿por qué no?) personajes que conformaban la fauna de la Factory en su época Velvet, no sería tan complicado dotar de realismo a la historia de la pareja imaginaria Caroline y Jim; de hecho, se le ocurrió que la directriz del álbum sería hacer “una película para los oídos”. Dispuso del dinero de RCA para contratar como productor a un incipiente Bob Ezrin (hasta entonces más conocido por trabajar con Alice Cooper y otros proyectos de rock duro), quien armó un ensamble con 14 ejecutantes de sesión, entre ellos Jack Bruce (de Cream), Steve Winwood (de Blind Faith), B.J. Wilson (de Procol Harum), Aynsley Dunbar y Tony Levin, entre otros jazzmen. En retrospectiva, era un supergrupo desperdiciado por la campaña publicitaria del álbum. “Berlin”, el tema que nombra al álbum originalmente apareció en el debut de Reed. Aquí, con tan sólo el primer verso y un nuevo arreglo de piano, es la apertura de la historia, nos sitúa a una cafetería junto al muro de Berlín, tal vez en Zimmerstrasse, o por Unten den Linden, cerca de una cercada Puerta de Brandenburgo, donde Caroline celebra su cumpleaños; el flechazo con Jim es inminente en “Lady Day”, luego que la viese cantar. Se siente la promesa de un romance memorable. “Men of Good Fortune”, un tema que también llegó a ser interpretado en vivo por The Velvet Underground, según documenta Mick Wall, en apariencia se desconecta de la trama, pero bien nos adentra de manera ambigua en el perfil de Jim, tal vez es un chico buena onda, de buena cuna, sin más necesidad que ocuparse de su aburrimiento, o quizá es un luchador con carencias, que se la ha tenido que jugar cada día y la vida le ha hecho madurar con precocidad. Lou Reed entra en escena con el papel de narrador activo para señalar su indiferencia ante las clases sociales. Si bien, la canción señala, al punto de exageración, los estereotipos diametralmente opuestos entre el varón rico y el pobre desde sus crianzas, y lo que ya sabemos, que es poca la gente que dirige empresas y gobierna países, que puede ser hipócrita, cínica y aprovechada de su posición, mientras la gran mayoría tiene que vivir al día o (tratar de) subir como pueda la escalera social; vislumbra ese ese brutal e injusto mundo dominado por los hombres, hasta para los propios hombres. “Caroline Says I” es una canción preciosa, nos mete en la piel de Jim, al momento en que no puede estar más enamorado de Caroline y con su devocional mirada acepta todo de ella como un absoluto, aunque Caroline pueda ser una pesada y se burle de él. “¡Aun así es mi reina alemana!”, clama Jim en la voz de Reed. “How Do You Think It Feels” lleva al escucha a uno los momentos más íntimos entre Jim y Caroline, ya como pareja, donde se nos revela que no todo es perfección en el nidito de amor. Ambos se han convertido en junkies hasta la médula y queda patente su dependencia, a la pareja y al

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Encuentran grabaciones de Lou Reed para Andy Warhol de los 70

El prestigiado periódico New York Times informó que estas grabaciones inéditas de Lou Reed, grabadas a mediados de la década de los setenta, fueron reproducidas y encontradas hace dos años en los archivos del Museo Andy Warhol   Como sabemos ambos artistas tenían una gran relación y admiración desde los tiempos de la Velvet Underground, y Warhol es el creador de aquella y ahora mítica portada de la banana en su disco debut The Velvet Underground & Nico.   En sí las grabaciones fueron demos que Lou Reed había escrito con letras del libro de Warhol de 1975, The Philosophy of Andy Warhol: From A to B and Back Again. Los archivos de The Reed como fue bautizado contienen una cinta con extractos breves de algunas de las canciones de Philosophy dobladas sobre una copia del álbum de The Eagles, One of These Nights, pero los archiveros no sabían lo que eran hasta el día de hoy.   ¡Vaya historia!, habrá seguramente un gran revuelo al respecto. Para más información al respecto y futuros audios de la liberación de estas cintas visita: Cornell University.

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La nostalgia del Pinups de Human Drama que versionaba a Bowie, Joy Division y Lou Reed

En efecto, el título de la nota evoca perfectamente la nostalgia del Pinups de Human Drama que versionaba a David Bowie, Leonard Cohen, Joy Division, Lou Reed y demás compositores de la llamada época dorada de la música Pinups es un regalo en todos los aspectos: las visiones que presentaron al sacudir los clásicos de algunos artistas ya mencionados en la introducción nos deja claro que Johnny Indovina buscó en su caja de pandora a todos aquellos músicos que lo inspiraron: desde Mick Jagger y Keith Richards hasta Pink Floyd, pasando por  John Lennon y Ray Davies de los Kinks y la extraordinaria Nico y el Genesis de Peter Gabriel. Pinups es un oasis que explora entrañablemente los espíritus de décadas musicales que marcaron a muchos melómanos, que fue de lo silencioso a lo potente hasta convertirse en un tesoro que queremos dar a conocer por siempre. ¡Disfruta y difunde!    

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La última entrevista de Lou Reed

Éste es uno de los últimos registros en vídeo que se tienen sobre Lou Reed, en donde comprobamos lo que siempre supimos y percibimos de él. Tenía una manera tan pura, bella y poderosa de decir cosas. Como en la poesía, donde unas pocas palabras suenan como muchas y unos pocos árboles forman un bosque. No podemos afirmar y/o  decir que sea una manera “simple” de hablar, simplemente era elegida correctamente, impecable, lúcida, como una persona que siempre disfrutó de la naturaleza, la música, la comida, las risas.  El tiempo nos golpea y a veces nos hace sentir que se fue demasiado pronto… o tal vez no, pero así es.  

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